Capítulo 5-María

Hemos quedado en la cafetería frente a mi edificio. Emma viene de mala leche, y más después de lo que ha pasado.

-Menudos humos llevas...-Blas mira a su hermana como si estuviese loca.

Emma lo mira, enfadada y colorada, y se sienta a su lado de morros.

-¿Y a esta qué mosca le ha picado?

Cuando me preguntan, no puedo evitarlo y empiezo a descojonarme viva. Emma se pone aún más roja y aparta la mirada.

-Pues ha debido de ser bueno, porque como estáis las dos...

Ignoro a Carlos y me sigo riendo.

-Por cierto, ¿Álvaro no ha salido con vosotras?

Me entra la risa floja y me empieza a doler la barriga de tanto reírse.

-¡Vale ya!, ¿no?-salta Emma-. Si hubiera sido el padre de Dani no te reirías tanto.

-¿Qué ha pasado?

-Que esta mañana fuimos las dos a despertar a Álvaro.

-Y estaba desnudo-completo yo, dejándola roja.

-Y entró su padre y creyó que estábamos haciendo...-baja la voz-un trío.

Salvo Blas, todos empiezan a reírse, casi más de lo que yo me reía.

-Es bastante probable que Álvaro no salga de casa hasta que no tenga cuarenta años-admito yo.

-¿Y por qué estaba desnudo Álvaro?-Blas pone mala cara.

-¿En serio no lo imaginas?-mete baza Isabel.

Emma sigue roja como un tomate y tiene la mirada agachada.

-Así que supongo que al final sí "celebrasteis" el aniversario.

Ella asiente.

-Siempre se acordó, era para darme una sorpresa.

-¿Y estuvo bien?

-Sí...

-Oye, deja en paz ya a la chiquilla... Bastante mal lo está pasando porque no va a volver a verle en la vida.

-Tampoco creo que vaya a ser tan duro.

-Patri, no conoces a su padre. Por su cara... Álvaro es hombre muerto.

-La parte buena es...

-¿Cuál?

-Que ese tío ya te odiaba. Ya no puede ser peor.

Emma se cruza de brazos, frustrada por nuestros amigos.

La puerta de la cafetería se abre y entra Álvaro, enrojecido y enfadado.

-¡Estás vivo!-sonríe Patri.

-De milagro... De todo esto hay algo bueno y algo malo. ¿Cuál queréis saber primero?

-La buena, alegrame el día-susurra Emma.

-Que mi madre y mi hermana me han defendido y no estoy castigado, ni piensan que hicimos un trío.

-¿Y el lado malo?

-Que mi hermana estaba anoche durmiendo en el piso y está totalmente segura de que solo había una chica.

Emma lanza un gemido de horror y se da contra la mesa, frustrada. Carlos hace que se levanta, pero David lo vuelve a sentar.

-Ni se te ocurra.

-Necesito detalles. Necesito reírme, David, entiendelo.

-Normalmente ni me importaría, pero esto es serio. Seguro que en tu casa nunca ha habido nadie cuando te tiras a Patri.

Con eso, Carlos enrojece y se mantiene callado. Emma le dedica una mirada agradecida.

Seguimos un rato hablando de treinta mil cosas distintas, cuando mi madre me manda un WhatsApp.

Tenemos que hablar contigo. Sube a casa.

¿Tenemos? ¿Mi padre y ella? ¿Qué querrán decirme? Me disculpo ante mis amigos y salgo de la cafetería.

Casi al salir, me estampo contra alguien. No... Él no...

-Lo siento mucho, llevaba prisa y... ¡Hombre, hola!-me mira pícaramente.

Si aún no os habéis dado cuenta de quien es, yo os lo explico. Se trata de Marcos, el mismo tío que anoche me manoseaba y que tiene un rasguño en la mejilla por el puñetazo de mi novio.

-Alejate de mí, ¿quieres? Tengo prisa.

-Aún no me has dicho tu nombre, ¿te habías fijado?

-Sí que me he fijado. No acostumbro a darle mi nombre a desconocidos.

-No soy un desconocido... Soy Marcos, el chico de ayer-me dice con resplandeciente sonrisa. ¿Qué acabo de pensar? Se me ha ido la cabeza.

-Vale, señor desconocido, te voy a explicar una cosa. Mi novio y mis amigos están dentro de la cafetería. Puedo entrar ahora mismo y decirles que me estás molestando, cosa que es cierta. Puede que mi novio sea algo flojo, pero te aseguro que David va al gimnasio y Álvaro ha hecho boxeo, así que yo me lo pensaría.

-Me encantan ariscas-arquea una ceja.

-Me largo.

Paso a su lado, justo cuando mi madre grita por la ventana:

-¡María, sube de una vez!

¿Podría haber algo más humillante? Ten madre para esto.

-¡Ya sé tu nombre! ¡María!-me grita el idiota rubio justo cuando voy a entrar a mi piso.

Resoplo y doy al botón del ascensor. Subo cruzando los brazos y apoyada en la pared. Al pitar el ascensor, me bajo y cojo la llave de mi casa, pero mi madre me abre directamente.

-Te estábamos esperando.

Esto me da mala espina. Mi padre sentado en el sillón y mi madre se sienta en uno de los brazos del mismo sillón, acariciando el brazo de mi padre.

-Hemos estado hablando mucho tiempo, meditándolo muchísimo. Vamos a volver, María.

Me quedo en shock. Sé que debería estar emocionada, pero el hecho de no haber tenido madre... Va a ser raro que sean una pareja perfectamente normal, así de repente.

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