Capítulo 25

Álvaro

-¿Te importaría explicarme qué está pasando?

-No hasta que todo termine.

-¿Que termine el qué!

-Joder, estás nerviosa, chiquilla.

-¡Cállate, Carlos! -gritamos los dos a la vez.

Os lo explicaré mejor: Carlos está conduciendo su coche nuevo, destino: Murcia. Yo voy en la parte de atrás, con Emma, que tiene los ojos vendados. Puede que aún no lo comprendais, pero esto es parte de mi reconquista. Debe ser aquí.

El único problema es que Emma no deja de preguntar y me va a estallar la cabeza. ¿No podría quedarse dormida?

Lo peor de este viaje es escuchar los discos de Carlos, más de la mitad es reggaeton. Me hubiera gustado que me llevara alguien más, pero ni David ni Dani pueden conducir.

Tras unas interminables cuatro horas, paramos en la primera parte de mi reconquista. Carlos se baja y abre la puerta. Me ayuda a bajar a Emma.

-Pasároslo bien, tortolitos.

-No te separes mucho. Recuerda que la tienes que llevar a la segunda parte del plan.

-Ya lo sé... ¿Tú por quién me tomas? Voy a pasarme todo el día con vosotros, me siento como el tercero en discordia. Os juro que cuando volvamos a Madrid, me tiro a Patri con una intensidad...

-Demasiada información -masculla Emma.

Sonrío a Carlos, este chico nunca cambiará. Cojo a Emma de los hombros y la voy llevando por el cementerio.

-Alv, ¿dónde estamos? No estamos en Madrid, y hoy es la competición.

-Estamos en Murcia.

-¿Y qué demonios hacemos aquí?

Se ha puesto tensa al enterarse que está en su ciudad de nacimiento. Sé que ahora me matará, pero que a la vez le encantará.

-Te voy a quitar la venda.

Dicho y hecho, se la quito. Ella parpadea varias veces para acostumbrarse a la luz. Abre la boca al ver el lugar, pero suelta un gemido cuando se da cuenta de las tumbas frente a ella.

Se arrodilla en el suelo, acariciando las tumbas de sus padres.

-¿Por qué me has traído aquí? ¿Querías que me enfadara contigo? ¿Que llorara?

-No -susurro al ver que las lágrimas la están inundando-, ese no es el propósito de esto. Sé que nunca fuiste al funeral porque estabas en el hospital, nunca pudiste despedirte. Así que te he traído aquí para que hables con ellos, te desahogues.

Me mira con odio contenido, tiene los labios y puños apretados. A pesar de eso, tiene la cara cubierta de lágrimas.

Me alejo de ella. Tengo que dejarle su espacio. Veo como vuelve a sentarse entre sus tumbas y las acaricia. Al poco, empieza a hablar con ellos, con sus padres, las personas más importantes de su vida que se fueron demasiado rápido.

Cuando ya ha pasado más de media hora, observo como parece abrazar a las dos tumbas, entre espasmos. Está llorando más fuerte.

Me agacho a su lado y automáticamente, se abraza a mí. Llora muy fuerte, pero yo la mantengo entre mis brazos. Le acaricio el pelo para tratar de tranquilizarla.

-No debieron morir, Em. -Suelta un sollozo al escucharme-. Debiste haber crecido a su lado. Yo solo soy un egoísta.

A duras penas, logra pronunciar unas palabras:

-¿Por qué?

-Porque una pequeña parte de mí se alegra de que murieran. -Me mira, horrorizada-. Porque si no hubiera sido por eso, no te habrías mudado con tu tía, y tú y yo no nos habríamos conocido. Lo sé, soy un egoísta.

Se abraza más fuerte a mí, tanto que no le veo la cara. Parece más tranquila.

-Ya no quiero seguir aquí. ¿Podemos ir a lo que sea que venga después?

Asiento y la ayudo a levantarse. La abrazo por la cintura mientras caminamos. Ella está luchando por librarse de las lágrimas.

-¿Qué tal ha ido? -pregunta Carlos, saliendo del coche.

-Normal. Ahora te encargas tú.

-Lo sé. -Se acerca a ella y le pone la venda-. Vamos al coche, Em.

Me guiña el ojo. Yo me voy a preparar la parte más bonita de la sorpresa.

Emma

Obviamente, con los ojos vendados no veo nada, pero estoy de los nervios. La primera "sorpresa" es llevarme a ver a mis padres muertos y matarme a llorar. Sé que Álvaro no dejaría a Carlos llevarme a un sitio similar, pero no puedo evitar estar inquieta.

Cuando escucho el motor pararse, me pongo a la defensiva. Carlos pretende sacarme a la fuerza.

-Entiendo que la primera sorpresa no te haya gustado, pero esto te encantará... Hazme caso.

Me quita la venda, estoy justo delante de una puerta. No lo entiendo. Carlos sonríe cuando pulsa el timbre.

Alguien abre la puerta apresuradamente. Una señora mayor se pone una mano en la boca. Me suena, pero no sé de qué.

-¡Oh, Dios mío! Eres tú de verdad...

Miro a Carlos en busca de ayuda. Él se me acerca y me susurra:

-Es tu abuela.

Me cambia la cara. Creía que mis únicos parientes vivos eran mi tía y mi hermano. La abrazo con fuerza.

-Oh, Emmy... Has crecido tanto... Anda, entra. Conocerás al abuelo.

Con el corazón en un puño, entro en un salón de decorado antiguo. Hay un hombre en un sillón que se levanta cuando me ve llegar.

-¿Emmy?

-Sí, abuelo, soy yo.

Me abraza con mucha fuerza. Mi abuela me sienta en el sillón de al lado, y ella y Carlos se sientan en el sofá.

Pasamos toda la mañana charlando sobre mis padres y nuestra vida antes de su muerte. Resulta que toda la familia me llama Emmy, no solo mi hermano.

-Estás tan guapa, querida... Tu novio no exageraba.

Sonrío, habla de Álvaro. No tengo ganas de explicarle todo, así que asiento. Él ha preparado todo esto para mí, así que tengo que ver qué más pretende.

Carlos recibe un WhatsApp y lo mira furtivamente, evitando que yo lo lea.

-Me ha encantado conocerles, pero tengo que llevar a Emma a la última parte de la sorpresa.

-Oh... ¡Qué romántico! Te va a encantar, cariño. -Me vuelve a abrazar.

Genial, hasta mi abuela sabe de qué se trata.

-Tu abuela no lo dice en broma. Álvaro se ha esforzado mucho por hacer esto, así que piensatelo muy bien antes de rechazarlo -me dice en la puerta.

Asiento. No sé qué se le habrá ocurrido. Como ya me deja tener los ojos descubiertos, me dedico a mirarlo todo por la ventana. No sé a dónde me lleva. ¡No sé nada!

Al final, para en un parque.

-Dirígete al escenario.

-¿No me acompañas?

-No, gracias. No soy fan de lo cursi.

Lo ignoro y voy donde me dice. Cuando me estoy acercando al escenario, empieza a sonar musica.

Me sorprendo al ver aparecer a Dvicio, mi grupo favorito. Empiezan a cantar Enamorate, la canción más romántica del mundo. Al menos para mí.

¿Esto es el final de la sorpresa? Es increíble, ha conseguido que vengan por mí, para declararse. Es lo más hermoso que nadie ha hecho por mí.

Hacia la mitad de la canción, se nota que algo está fallando. El micrófono suelta pitidos cuando llegan a notas más altas, las luces se apagan y se encienden... Y por cómo se miran, se nota que eso no es parte de la sorpresa.

Detrás de mí, veo a Álvaro. Lo mira todo con cara de devastado, él pretendía hacer algo bonito...

Voy hacia él.

-Em, lo siento muchísimo. Casi no han ensayado con lo que yo les he conseguido, y no ha salido bien.

-A mí me ha parecido que estaba muy bien.

-No debería haber sido así. Tendría que haber salido perfecto, es tu canción favorita, de tu grupo favorito, en la ciudad en la que naciste. Todo tendría que haber salido maravilloso.

-¿Cómo si fuera una película? Alv, las cosas no salen perfectas en la vida real.

-¡Pero tenía que haber funcionado?

-¿Funcionado para qué?

Me mira, con los ojos tristes. Es peor que yo delante de las tumbas de mis padres.

Lo abrazo, hundiendo mi nariz en su cuello.

-Puede que no haya salido maravilloso, pero ha funcionado.

Se suelta y me mira, extrañado.

-¿Qué quieres decir?

Este chico no es más tonto porque no nació antes. Pongo las manos alrededor de su cuello y lo beso.

Es un beso tierno, no necesito más. Tenerle a él a mi lado ya es perfecto. Me agarra de la cintura, acariciándola suavemente, como si tuviera miedo de que me escapara. Pero no pienso hacerlo. Le amo, ya lo he dicho.

-¡Chicos!

Nos separamos al escuchar un grito. Carlos...

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