Capítulo 13-Emma

Con el barullo, las gente pisoteando nerviosa y la música no se puede, por eso existen los camerinos. Para aislar de todo a la gente que necesita tranquilidad.

Hoy es la presentación, la última presentación que daré con el instituto, porque en mayo me gradúo. Y por primera vez, estoy verdaderamente nerviosa. No nerviosa como los demás, que se la pasan caminando de un lado a otro. Yo estoy temblando de terror.

Creía que estaba nerviosa cuando tenía que besar a Álvaro en el dueto. Eso no era nada comparado con lo que se me viene encima. Me estoy asfixiando de los nervios.

Me dedico a mirarme al espejo, pasando suavemente el colorete por mis mejillas. Llevo el pelo suelto y perfectamente peinado. Me lo han alisado, dejándolo con pequeñas ondas que quedan bastante bien. Llevo bastante maquillaje, me empiezo a preguntar si Effie era exagerada comparada con esto.

Escucho unas voces de chicos, pero estoy demasiado concentrada en mis nervios controlados que en eso, así que no me doy la vuelta.

-Hola.

Esa palabra hace que pegue un respingo. Adiós a mi tranquilidad. Por no mencionar que se trata de la única persona capaz de ponerme realmente nerviosa.

-¿Emocionada por nuestra última presentación? -se sienta a mi lado.

Hago una pequeña mueca con la boca.

-No demasiado la verdad.

-¿Y eso? ¿A estas alturas tienes miedo?

-No lo sé, es solo que... Puede que salga mal, o que alguien se caiga, como yo.

-Ni tú ni nadie se va a caer. Y nada saldrá mal. Nunca ha salido mal, ¿por qué iba a ser diferente?

Arquea una ceja, colocando su mano encima de la mía. Siempre me ha hecho mucha gracia las expresiones de sus muecas. Es gracioso, porque eso hace sus ojos verdes aún más brillantes. Y son más brillantes cuando se ríe.

Debería pegarme a mí misma por pensar esto. Me puso los cuernos, solo tengo que acordarme de eso. Pero es tan tierno, siempre tratando de ayudarme, pasara lo que pasara entre los dos...

Idiota, debe de pensar eso sobre mí. Lo miro demasiado fijamente. Debajo de los ojos está la nariz, que está contraída, como si estuviera extrañado. Pero la verdad, tampoco me apetece fijarme en eso. Llevo un buen rato desconectada.

Bajo mis ojos hasta sus labios. Tiene esa manía de pasarse la lengua cada poco por sus labios, lo que hace que me entren más ganas de besarle. ¿Eso sintió More cuando le besó? Porque entonces la entiendo perfectamente.

-¿Emma?

Niego con la cabeza, despertándome.

-¿Sí?

-¿Estás bien? Llevo un buen rato hablando contigo, y es como hablar solo -me mira mal-. ¿Qué mirabas con tanto interés?

-Nada -me noto enrojecer.

-Bien, pues creo que deberíamos ir...

La puerta se abre de golpe y aparece Isa con su móvil en la mano.

-Tenemos un problema gordo, chicos.

-¿Qué pasa? -preguntamos a la vez.

Da la vuelta a su móvil. Está en una videollamada con Patri. ¡Patri! ¿Por qué no está aquí?

-Estoy mala, chicos -la escucho toser, está fatal-. Lo siento, pero no voy a poder ir.

-¿Y tu dueto con Carlos? -acierto a decir.

-Hazlo tú.

-¿Yo? ¡No!

-Emma, la canción fue compuesta para ti, te la sabes mejor que nadie. Además, tu ropa para la actuación sigue ahí, puedes usarla.

-Para esa canción hay que tener mucha química y yo hacia Carlos siento asco, más que otra cosa.

-Emma, os saldrá bien. Confío en los dos. Buena suerte.

Tosiendo, apaga su pantalla. Isa y Álvaro me miran.

-Tienes que cantar tú.

-No sé si...

-Hazlo -esta vez es Álvaro-. Te sabes la canción, te irá genial.

Asiento lentamente, justo cuando me doy cuenta de que el dueto va al principio.

-¿Por qué curso van?

-Primero de Bachillerato.

Entro en pánico. Los echo a los dos del camerino y busco mi ropa para esa actuación. Me quito mi vestido del baile y lo sustituyo por un pomposo vestido. El pelo ya no lo puedo arreglar, no tengo tiempo. Odio mi vida.

-En unos minutos empezamos, Em -Álvaro aporrea la puerta.

Me pongo las tacones y abro la puerta. No son minutos, sino segundos. Carlos ya está preparado, con pinta de no saber que voy a cantar con él.

Él empieza la canción y yo se la sigo. Si las miradas mataran, yo ya estaría a cuarenta metros bajo tierra. A mí tampoco me hace mucha gracia, pero en fin...

Trato de sonreír, pero cuesta. Sobre todo teniendo en cuenta que esa canción fue escrita para mí por un chico, que no es la persona que me dedica con los ojos la letra. Mismos ojos verdes, distinta persona.

Cuando termina la canción, salgo corriendo. Tengo que volver a mi ropa anterior, toca el baile en grupo. Con Álvaro. Menudo día llevo.

Tengo que concentrarme... Necesito hacerlo. Es probablemente mi último baile en un escenario del instituto y tiene que ser perfecto. Por suerte, el moreno de ojos verdes parece pensar lo mismo. Creo que nunca habíamos bailado tan bien. Es como volver a tener esa química que tuvimos una vez.

Después de este baile, vuelvo al camerino. Me siento y respiro. La última actuación es mía, así que no tengo que darme demasiada prisa. Llevo años sin hacer un solo delante de todos.

-¿Te pasa algo? -es María. Me he quedado mirando la ropa demasiado fija.

-Hoy ha sido un día largo. Estoy deseando volver a mi cama.

-No es por amargarte, pero el lunes empiezan los exámenes finales. De ahí a las próximas dos semanas.

-Lo sé, pero esta es mi noche -aclaro mientras me quito la cremallera del vestido-. Voy a tratar de disfrutarla entera, primero en el escenario y después en mi cama, descansando. Creo que me lo merezco.

-Sí, te lo mereces, Em. Nunca había conocido a alguien capaz de hacerse cargo de tantas cosas a la vez.

La puerta se abre. Álvaro. El mundo tiene ganas de que me estalle el corazón de latir tan deprisa. Sí, ya vuelvo a ser la misma chica que ocultaba sus sentimientos.

-Rubia, las chicas y tú sois las siguientes.

María le da las gracias y sale. Álvaro apoya sus manos sobre mis hombros.

-Te irá genial, estás tensa.

-No lo sé, me van a elevar en el aire y me da miedo.

-Estaré ahí por si te da por caerte, ya que tú no has estado en mi actuación.

-Lo siento, Alv. Necesitaba respirar.

-Lo sé -susurra dulcemente.

Nos quedamos mirándonos al espejo. A la vista parecemos los mismos. Sus ojos siguen atravesándolo todo, su barba recortada sigue siendo totalmente adorable y sexy; y sigue teniendo la misma sonrisa. Es el interior lo que ha cambiado. Especialmente mi destrozado corazón.

-Tengo que irme, actúo ahora con los chicos.

Asiento mientras se va, y vuelvo a quedarme sola. Me levanto y me termino de vestir, me retoco el maquillaje y salgo para ver la canción de los chicos.

-Están siendo un éxito -Alba grita para que se la escuche por encima de la música.

Tiene mucha razón. Ellos consiguen lo imposible. Tienen unas voces que ya quisieran muchos. Estoy muy orgullosa de los cinco, aunque especialmente de mi hermano. Blas tiene la voz más alucinante del mundo.

Cuando acaban, tiemblo. Me toca a mí, sola, cantar delante de todo el instituto. Por suerte, me muevo rápida. Me coloco la cuerda que me hará volar y me preparo.

Mi corazón late furioso en mi pecho, pero consigo olvidarlo todo cuando la canción comienza. La primera estrofa es algo temblorosa, pero voy subiendo el tono hasta ser yo. Es mi canción al fin y al cabo.

Todo va yendo bien. En cuanto consigo soltarme, vuelvo a ser yo. Ni nervios ni nada. Así todo está bien.

A la mitad, me elevan y todos se quedan alucinados. Era un factor sorpresa que preparé con los técnicos. Lo malo es que apenas he tenido un mes para practicarlo, pero yo creo que me va bien.

Ya al final, me quedo mirando a los focos. Hay alguien ahí. He visto a Sofía entre el público, pero tengo un mal presentimiento. Y se cumple.

Caigo con un grito. Cierro los ojos, esperando caer, pero me sujetan. Álvaro.

-No era tan literal lo de que te cayeras. Era broma.

Le hago una mueca y me bajo de sus brazos. Todos nos miran. Menuda vergüenza.

Diez minutos después...

-Yo me voy ya, chicos -sonrío. Mis amigos están haciendo el idiota.

-¡Adiós, Em!

Camino con tranquilidad. Lo que le dije a María era cierto. Necesito descansar. Y más después de que alguien tratara de que me cayera. No sé por qué, pero tengo la sensación de que se trata de More. O a lo mejor solo estoy celosa.

-¡Emma! ¿Podemos hablar?

Definitivamente hoy es el día de encontrarme a Álvaro en todas partes. Me doy la vuelta.

-¿Qué quieres? Ha sido un día largo, Alv.

-Solo quiero que me escuches. Si entiendes lo que pasó...

Ha vuelto a lo mismo. ¿Por qué le gusta echar limón a una herida que cicatriza lentamente?

-No quiero saber nada. Ya dije en su momento todo lo que tenía que decir -aprieto el paso, estoy cerca de casa.

Él me sigue, a mi mismo paso. ¿No se cansa nunca o qué?

-Por favor...

Me coge del brazo, acercándole peligrosamente. Paso mi lengua por los labios, nerviosa. Estamos tan cerca que puedo sentir su perfume, el que se pone para las cosas importantes. Como las actuaciones.

Por Dios, es tan... increíble. Si no estuviera enfadada, le besaría. Aunque parece que él toma la delantera. Cierra los ojos y se dirige hacia mis labios. Respiro con fuerza. Me estoy relajando.

Con la poca fuerza que tengo, lo empujo débilmente.

-Lo siento, pero no.

Entro al piso, dejándolo ahí. Tengo muchas ganas de llorar. En mi habitación, atrancó la puerta y me siento en la pared. Las lágrimas ya salen solas. ¿Se hará más ameno con el tiempo, o siempre va a doler tanto el amor?

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