Lealtad
Camino por el pasillo a paso lento, arrastrando su vestido negro por el piso. Jugaba con los anillos de su mano derecha y siguió avanzando hasta llegar al balcón, sintiendo el viento fresco acompañado del cielo nublado.
Acercándose más al barandal de mármol y roca escuchó el sonido de metal chocando entre sí. Bajo la mirada, encontrándo a Jace, Luke, Jeffrey y Rhaena entrenando con su padre y la guardia que seguía las indicaciones de Daemon.
No había nada de nuevo en eso, los niños entrenaban junto a su padre desde que se casaron, siendo su obligación y disfrute de estos. El problema fue que de un día a otro todo se torno tan... violento.
Si, violento era la palabra indicada.
La primera vez que vio un odio irreconocible en sus hijos usando la espada se asustó.
Cuando vio en su adorable Luke fuego en sus ojos se horrorizó.
Sin evitarlo, se llevó el pulgar en sus labios y mordió, bastante nerviosa de lo que veía.
Recordó la noche que su familia se distorciono, por decirlo de alguna forma.
Estaba durmiendo hasta que una mano cálida se poso en su vientre y la acarició. No le dio importancia, reconocía que era la de su esposo quien siempre lo hacía. Lo que realmente la despertó, fue una especie de llanto y el cambio de peso de la cama a su lado. Frunciendo el ceño abrió los ojos y pestaño.
No espero ver a su esposo arrodillado e inclinado a la altura de su vientre. El repentino movimiento de ella acomodándose para sentarse sacó del trance a Daemon, quien levantó la cabeza y la miró con tanto anhelo que su corazón dolió.
- Issa dāria...
Antes de siquiera procesar lo fuerte de sus palabras, el sollozo y susurros paro, haciendo que ella mire para su derecha, encontrándose a todos sus hijos arrodillados en el piso con lágrimas en los ojos.
Aun podía sentir la confusión y preocupación de esa noche.
Fue... Como un juramento de lealtad más allá de lo que ella entendía.
Eran insoportablemente sobreprotectores con ella, como si de un cristal se tratase. Y así, como la cuidaban, la respetaban. Había una especie de tratado silencioso entre ellos, como si ya fuese reina.
- ¿Madre?
La voz delicada de Baela la sacó de sus pensamientos. Se dio la vuelta encontrándose con una mirada de preocupación junto a una criada más alejada. Parecía la única junto a sus pequeños la que actuaba con normalidad, pero no se dejó engañar.
- Tranquila -le sonrió sabiendo que esa respuesta era la que necesitaba. Le devolvió la sonrisa y asintió relajando los hombros, sacando su preocupación.
Dirigió nuevamente su atención hacia abajo cuando la lucha de espadas se detuvo. No sabia como sentirse ante la escena que estaba presenciando.
Sus hijos y esposo la miraban desde el balcón con seguridad y lealtad. Sobre su hombro Baela le dio la misma mirada.
Las nubes empezaron a moverse y le dieron poco a poco paso al sol, quien se asomó, mostrando luz, iluminando a la Heredera.
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Imagínense la confusión de Rhaenyra al ver qué su familia de un momento a otro se le arrodilla Jsjjs xd
Daemon y sus hijos: Mi reina, te protegeré de las vivoras.
Rhaenyra: ¿¿??
Espero que les haya gustado, en el próximo capítulo se centrará en la "rutina" y Alicent.
Bye!
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