Enferma.

(Los personajes no me pertenecen)

Garu paseaba demasiado extrañado por la aldea de Sooga mirando (disimuladamente) en cada local,  en cada persona que pasaba a su alrededor. 

Se regañaba a él mismo por la tontería que estaba haciendo,  pero sin darse cuenta ya estaba caminando por el pueblo,  buscando a la persona que jamás pensó buscar: Pucca. 

Desde el día de ayer él no sabía noticias de ella,  cuando se dió cuenta de su ausencia en la mañana,  mientras meditaba, se alegró, pues pudo terminar sin ninguna interrupcción. Sin embargo,  al llegar la tarde una vocecilla que siempre ha callado sonaba en su mente con más fuerza. Estuvo enojado toda el resto de ésta, se sentía molesto y ofendido con ella, por no visitarlo aunque ses una vez en el el día. ¿Simplemente se había olvidado de él?  ¿Dónde estaba ese amor que siempre le demostró?

En la noche,  el enojo desapareció junto con otros sentimientos negativos pero abrió paso a la angustia,  desesperación. ¿Él había hecho algo malo? ¿Pucca estaría enojada con él?  Sí era así,  ¿de qué?  Él no había hecho nada fuera de de lo acostumbrado.  El día anterior —el último día que la vio —fue prácticamente normal,  cómo otros días.  Corrieron por todo Sooga,  ella lo atrapó y lo mimó hasta que se cansó.  Después regresó con el pedido de fideos que había echo y se estuvo toda la la tarde acompañándolo hasta que fue muy noche y él tuvo que acompañarla al restaurante para que no le pasara nada. 

Garu se acercaba más al restaurante, en ningún lado había rostro de Pucca. Su preocupación aumentó. Su corazón se aceleraba más, no supo muy bien porque, quizá sea porqué Pucca no estaba tan lejos.  Si la veía, él no sabía que hacer "¿qué estoy haciendo?  Debería estar entrenando ahora mismo.  En cambio,  estoy aquí.  Qué estúpido soy.  ¿Dónde está Pucca?"
Pensó.

Se alejó de la calle principal y tomó un pequeño callejón que daba a la parte trasera del restaurante.  Al llegar, vió que la ventana de Pucca estaba entre abierta. 
Meditando un poco,  intento callar esa voz que lo enloquecía desde ayer.  Más que nada quería callarla porque le gritaba lo que el negaba: preocupación a Pucca.  Esa voz solo le decía algo que ya sabía pero qué no quería pensar en ese momento. 

Miró una vez más la ventana y suspiró.  Sí quería que la vocecilla se callará necesitaba subir. Agudizó más sus sentidos y observando a todos lados asegurándose de que nadie estuviera cerca; dió un salto que lo llevó de inmediato a la ventana. 

Se quedó unos minutos más mirando su reflejo en los vidrios peleándose consigo mismo.  Después de que la voz le derrumbara todos sus argumentos, dió dos golpecitos a la ventana.

Espero hasta oír unos pasos dirigiéndose hacía él.  De inmediato quiso ocultarse,  correr pero se que quedó ahí.  Rojo como un jitomate.

Se abrió la ventana y Garu observó a una Pucca cansada.  Con la nariz roja,  ojeras, pelo suelto y algo enredado.  Esta vez no llevaba su vestido rojo y sus mayas negras,  en cambio,  tenia una pijama negra con algunos corazones rojos.

Ella al verlo,  se sorprendió mucho.  No esperaba que él fuera a verla,  no obstante,  esa expresión duro muy poco pues,  la felicidad de que su amado la visitara le llenaba el pecho de felicidad. 
Pucca tomó la pizarra que estaba alado de ella,  posada en su escritorio y escribió: Estoy enferma.

Garu leyó. En su mente la voz poco a poco se fue callando. Y una tranquilidad lo invadió, no había echo algo malo.  Ella estaba enferma.
Observo a Pucca y ésta le regalo su mejor sonrisa que le permitía la gripa,  aún así,  Garu pensó que se veía hermosa. Se sonrojó una vez más ante ese pensamiento. 

Mirando a Pucca, le pidió permiso a lo que ella se hizo de lado. Dejándolo pasar. 
Él entro muy tímido, nunca había entrado a la habitación de Pucca, le dió un rápido vistazo. Era acogedora, le gustó. 

Pucca regresó a la cama,  se cobijo y palmeó el lado de la cama.
Garu  obedeció,  pues no sabía que hacer.  Se sentó a lado de ella, Pucca se recargó en su hombro y volvió a dormitar feliz de que su ninja estuviera ahí,  preocupado por ella. 

Por su parte,  Garu  se acomodó un poco más.  Sabía que estaría un buen rato ahí,  ya que Pucca lo tenía atrapado y que en parte él sabía que se lo debía, también de que él quería estar ahí.  Cuidando de ella. 

Hola :D
Bueno,  aquí les tengo otro capitulo pequeño.  La dinámica de éste,  se trata de subir capítulos sin una línea tiempo continua.  Sin embargo, todos son parte de una misma historia.  No sé si me doy a explicar, serán partes que no se complementan mucho pero a la vez sí xd

¡Nós leemos pronto!

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