Nuestra promesa

Él despertaba, no sabía dónde estaba, recordaba poco. En sus recuerdos estaba un pinchazo, bastante dolor y muchas lágrimas.

Volteaba a ver a sus lados, no reconocía el lugar donde estaba ¿Una habitación?
No, parecía más como una especie de laboratorio, bastante improvisado, pues carecía de muchísimas cosas.

Observa delante de él y por fin todo tiene sentido, quizá olvidó muchas cosas, pero olvidar esa cara... Ese cabello... A esa dron, era imposible.

–¿N?...– decía la peliblanca con muchos nervios.

La habitación quedó en un profundo silencio, los presentes temían lo peor, que todo haya salido mal. Si, lo trajeron de vuelta, pero si no recordaba nada ¿Cuál era el caso?

–N... ¿Sabes quién soy? ¿Me recuerdas?...

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–¿Como olvidarte?, V– diría N con una sonrisa, a lo cual ella reaccionaría abrazándolo con todas sus fuerzas.

V empezaría a llorar con todas sus fuerzas. La diferencia a todas las anteriores veces era que esta vez... Era de felicidad.

–Te... ¡Te extrañé tanto!– decía V mientras se enredaba entre los brazos de aquel dron.

–Yo... Creo que les daré un poco de privacidad jeje– decía Robbie para después salir de aquella habitación.

Nuestra protagonista, después de tanta agonía y dolor, por fin podía abrazarlo a él. Sentir su calor tan cómodo, su amor tan puro... Simplemente sentirlo a él.

–Eres un estúpido... ¿Por qué me dejaste sola tanto tiempo?– renegaba V entre los brazos de N–. Te juro que ya no aguantaba más...

–Lo volvería a hacer si eso significara que estuvieses a salvo... O sea, sacrificarme para que estés bien, no dejarte sola... bueno si pero... o sea... aahh, sonaba mejor en mi cabeza

–Jaja, me lo esperaba de alguien que barre con el trapeador...

–Eras más cariñosa cuando me estaba muriendo... Quizá debería volverlo a hacer.

–Si lo haces te mato... Otra vez– dijo V riéndose.

–Te amo– dijeron ambos antes de sumergirse en un tierno beso.

–Por cierto... Bonito gorro jaja– dice N al ver su gorro en la cabeza de V.

–Ah... Jaja, es que... Es de las pocas cosas tuyas que tenía.

–Se te ve hermoso, de hecho... Todo se te ve hermoso.

–Andas muy romántico para ser alguien que estaba muerto hace unos minutos...

–Es que me moría por tenerte entre mis brazos– respondería N.

–Pues, literalmente estabas muerto.

–Cierto jaja.

–Extrañaba tanto tu risa...– diría V para después darle un tierno beso.

–Te prometo que de ahora en adelante, todo estará bien. Sin importar lo que pase, estaremos juntos.

–¿Lo prometes?

–Lo prometo.
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Juntos
Mi pequeña Uzi

Amanece en el ya familiar exoplaneta, lugar en el que conocieron a Uzi, Thad y a todos esos drones obreros.

V despertaba y a su lado estaba... N

-Buenos días amor- dice V acariciando el rostro de N, el cual le devuelve los buenos días.

Ambos se levantan y empiezan a hacer distintas cosas, V voltea a ver y ve a a N cargando una bebé... su bebé.

-La niña te tiene de sirviente jaja- se burla V al ver a N cargando a su hija.

–Me tiene de sirviente la madre, que no me tenga de sirviente la hija...

–Y ambas te amamos, cariño.

–Ay Uzi... Ya estás creciendo– diría N bastante emocionado. V se acercaría y abrazaría por detrás a N.

–Ya quiero verla cuando vaya a la escuela ¿Te imaginas?

–En unos añitos se cumplirá– responde N con una sonrisa.


–Hoy deberíamos ir a visitar a los demás ¿No crees? Hace mucho que no vamos.

–Claro, ¡Vamos!

Tras hacer algunas cosas en su hogar, los tres van a visitar a Robbie, quien de casualidad tenía de visita a Thad.

-¿Como han estado?- pregunta thad bastante alegre al verlos.

–Muy bien, la niña ya dijo su primera palabra... Bueno, letra– diría V bastante alegre.

–¿Cual fue? Jaja– preguntaría Robbie.

–V– respondería N–. No es justo, yo también quería ser su primera palabra... Bueno, letra.

–Fuiste la segunda, amor– respondería V.

–Jaja... La pequeña Uzi... Seguro será igual de valiente que ella– dice Thad mirando a la niña.

–Esperemos, ojalá no saque la inteligencia del papá, jaja- se burla V.

-Ni el caracter de la madre...- dice en voz baja N.

–¿Mande?– preguntaría V mirando de forma amenazadora a N.

–¡Nada!

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Pasaron varios años, hasta que Uzi ya tenía edad suficiente para estudiar.

–Uzi... Ya levántate cariño, hoy es tu primer día en la escuela– diría V a su pequeña hija.

–¡Es cierto!, se me olvidaba ¡Qué emocion!

V ayudaría a su hija a alistarse para su primer día de clases, abajo la esperaba su papá, N. Luego desayunaron aceite que los dones obreros les donaban para evitar que tuvieran que cazar ellos mismos.

–¡Hora de irnos!– diría N, quien junto con su querida esposa llevaría a su hija al colegio.

Al llegar, ambos padres se despedirían de su hija.

–Adios hijita, mucha suerte, ¡Ya verás que este va a ser un increíble día! Te amamos mucho– diría N para después darle un beso en la mejilla a su hija–. ¡Mucha suerte!

Luego de despedirse, V y N se irían a su casa. Hasta que al final irían a recoger a su hija. Platicarían con ella de su día y luego harían distintas cosas como ver películas y comer.

Llegó la noche y llevaron a su hija a dormir. Más tarde, ambos salieron de la casa y empezaron a caminar con el cielo estrellado encima de ellos.

Pasó el rato y llegaron a aquel lugar donde habían aterrizado el día en el que llegaron al exoplaneta. Ya no estaba la nave, pero recordaban a la perfección aquel lugar.

–A veces me pongo a pensar... Lo logramos.

–¿Qué logramos?– preguntaría N.

–Estar juntos, simplemente me sorprende... Pasamos tantas cosas, tanto sufrimiento... Pero aquí estamos– dijo con una sonrisa.

–Todo eso valió la pena por el simple hecho de tenerte entre mis brazos, V.

Ambos acercarían dándose un fuerte abrazo, recordando todos aquellos momentos.

Con el rato regresarían a su casa, en lugar de irse a su habitación se quedarían sentados en un sofá viendo las estrellas.

Con el rato, V apoyó su cabeza en el hombro de N. Una escena bastante familiar para los dos.

Lo habían logrado, fue difícil, pero cumplieron aquella promesa.

La promesa de estar

Juntos
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Tanto tiempo, tantas cosas, tantas personas. Y en todo ese tiempo lo único que buscaban era al otro.

Fin

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