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Una tal... "Colette"
— Ya lo hablamos, y no tienes que salir del manicomio si no quieres. Pero ya estás listo para volver a la sociedad. Edgar, tú no eres un monstruo, eres la evolución de la raza humana. Una obra maestra.
— Obra maestra dices... —rio con sarcasmo Edgar al oír a Byron.
— El tratamiento que trabajamos aquí para convertir a las personas en su mejor versión, es aproximadamente de cinco a seis años. Tú tardaste seis años, y no me arrepiento del resultado —Edgar lo fulminó con su mirada.
— Seis años de mi corta vida encerrado en este paraíso... —Edgar rodó sus ojos.
— Deja de ser insolente, mocoso... —apretó sus dientes el hombre mayor tratando de calmarse—, ¿no te das cuenta de la oportunidad que te estoy brindando? Eres el futuro, muchacho.
— Ser un fenómeno no es progregar, sino retroceder...
— Estoy seguro que eres un gran psiquiatra, imagínate trabajando con nosotros. Te graduaste para ayudar a los demás, ¿verdad? Demuestra tus conocimientos ejerciéndolos.
— ¿Y para qué voy a trabajar para ti?
— Si quieres seguir viviendo aquí de gratis, puedes empezar a realizar tus maletas.
— ¿Tratas de amenazarme?
— No trato, lo estoy haciendo —Edgar apretó su mandíbula enfadado—. Por tanto, piénsalo. Si al final te decides por la lógica y te quedas, dímelo, así te presento a tu primer paciente. Como tú, está por culminar su tratamiento. Le quedan solo once meses con tres días, están evolucionando sus mayores cambios. Necesito que alguien se encargue de ella —Edgar se recostó en la blanca cama mirando hacia arriba y con sus brazos cruzados detrás de su cabeza. Parecía pensativo, Byron supo que ya estaba por convencerlo al compadecerse de alguien como él—. Se llama Colette, es obediente cuando tiene la camisa de fuerza...
— ¿CAMISA DE FUERZA? —exclamó enfurecido.
— ¿Te interesa?
— Yo... Eh... Agh... —titubeó.
— Si quieres conocer más detalles, toma —dijo sacando detrás de su espalda una bata de médico—. Serás ahora el doctor Edgar para ella —Edgar en cualquier caso, hubiese preferido largarse de ahí, sin embargo, ahora era alguien anormal y debía vivir con ello el resto de su vida.
La otra cuestión era que, una mujer estaba pasando por el mismo maltrato inhumano que Byron le hizo pasar por seis años. Eso lo enfurecía. El pensamiento le hizo apretar los dientes encolerizado y quiso golpear a Byron, pero, el susodicho vio su furia y le dejó la bata en el piso para que la tomara.
— ¿A dónde huyes ahora? —le preguntó Edgar.
— Dejaré la puerta abierta si deseas dar un paseo y dar un recorrido. Busca a Shelly, ella te mostrará todo y cómo trabajamos aquí —con eso dicho, se marchó dejando la puerta sin cerrar tal como dijo. Edgar chasqueó la lengua y ordenó su cama (algo que nunca hacía), acomodó los libros que le habían prestado y suspiró. Tomó su bata de doctor y dio un paso a la salida.
...
— Debes tomarlo con más calma —le decía Colt a Shelly mientras terminaba de servirse una bebida en la cafetera—. Ya has visto a Byron hacer ese tipo de cosas. No son moralmente apropiadas, pero nos sirve para el progreso que estamos intentando alcanzar.
— ¿Cuánto tardaremos? ¿Cuánto deberé aguantar ver cómo torturan a esas personas inocentes? —suspiró Shelly. Colt revolvía el café con azúcar para cuando ella continuó:— confío en Byron plenamente, sin embargo, no puedo confiar en mí misma si sigo actuando de manera que esas preguntas y mis sentimientos tomen el control —Colt le entregó la taza de café caliente y Shelly sonrió de lado por eso—. Gracias...
— Eres humana —respondió el pelirrojo—, no te puedes culpar si dudas o si tus sentimientos te manipulan. Nos vuelve más humanos cometer esos errores.
— Te entiendo, pero aún así... —Shelly dejó de hablar y tomó su café en silencio mientras pensaba. Colt se preparó otro café para sí mismo y también tomó un sorbo, mas fue demasiado rápido y se quemó la lengua.
— ¡Auch! —exclamó dejando la taza en la mesa y Shelly lo miró preocupada. Dejó su taza por un lado junto la de él y dirigió su pulgar al labio inferior de Colt, logrando que la cara de él se tornara al mismo color que su pelo.
— Ten más cuidado... —le murmuró ella y sintió también que se sonrojaba al estar tan cerca—, si te quedas sin labios, ¿qué haré entonces? ¿Empezar a salir con el doctor Brock porque no te puedo besar?
— No digas eso ni en broma... —suspiró Colt tomándola de la cintura y ella se rio a lo bajo. Estando a punto de besarse, escucharon una voz que los hizo apartarse y a cada uno tomar su taza fingiendo que nada pasó estando muy rojos de la vergüenza.
— Uy, traviesos —rio la rubia que los interrumpió—, a Byron no le gustaría encontrarlos en esa comprometedora escena. Tienen suerte que los haya visto yo.
— No sé de lo que hablas, Piper... —susurró Shelly sin verla a los ojos.
— Mm... Está bien, finge demencia, no voy a decir nada —guiñó el ojo Piper y vio en la alacena de la zona de recreación que las cajas con su té favorito se habían acabado. Frunció sus labios y sus cejas un poco por eso—. Debemos ir de compras estos días y rellenar esta alacena que da pena.
— A lo que íbamos en nuestra conversación... —dijo Colt aclarando su garganta—, Byron sabe lo que hace, Shelly. Que tuvieras un ataque de pánico es muy normal. Yo los tuve en su momento, no te sientas mal por ello, ¿verdad, Piper?
— ¿Qué? —le preguntó Piper sin prestarle mucha atención, ya que ahora buscaba comida en el refrigerador—. No hay casi nada para cocinar... —murmuró moviendo una caja de leche casi vacía.
— Que todos tuvimos ataques de pánico cuando vimos actuar a Byron —suspiró Colt rodando sus ojos.
— Ah, sí. Algunos lo superan, y otros como yo, no. Oigan, ¿quién se comió todo el pastel frío que preparé ayer? Juro que si fueron Fang y Buster de nuevo, los voy a matar...
— ¿No lo superaste? —le preguntó Shelly.
— ¿Por qué crees que le pedí a Byron que me transfiriera de área? No soportaba ver cómo Byron pasaba de ser un viejo rabo verde "común" (si es que a eso se le puede llamar así), a un desquiciado medio masoquista y casi bestia. Soy fuerte en muchos sentidos, pero en ese no lo fui.
— Tal vez pida que me transfieran a tu área... —suspiró decepcionada Shelly—. No apruebo los métodos de Byron.
— Cariño, nadie los aprueba —se encogió de hombros Piper—. Byron poco a poco se va convirtiendo en lo que llamamos un lunático.
— De no ser por él... —defendió Colt dudando un poco de lo que iba a decir—, dos de los nuestros no estarían con nosotros.
— ¿Te refieres a Emz y Poco? —levantó sus cejas con incredulidad la rubia—. Solo míralos, y dime si ves algo normal en ellos dos —Piper al final, se decidió por tomar una lata de soda. Colt y Shelly se miraron el uno al otro sin saber qué decir —. No me largo de aquí porque no pago renta y el sueldo es mejor de lo que me podría imaginar —concluyó abriendo su lata de soda y yéndose de ahí bebiéndola.
— ¿Por qué a veces... —preguntó Shelly luego de unos segundos de silencio desde que salió del lugar Piper—, Piper puede sonar tan fría si parece ser alguien adorable?
— Creo que es su especialidad —se encogió de hombros Colt.
— Y tiene razón —escucharon una voz nueva. Colt se quedó boquiabierto viéndolo acercarse a ellos. Las plantas que estaban enrolladas en su cuello se movían de una forma escalofriante y sus ojos amarillentos se veían aún cuando el cuarto estaba algo obscuro. Shelly comprendió en ese instante que tenían un nuevo compañero.
— Hoy concluye tu internado, ¿verdad, Edgar? —le preguntó la pelimorado cruzando sus brazos.
— Estás en lo correcto —respondió Edgar y miró a su alrededor—. Me imaginé un poco más linda el área de recreación.
— ¿Byron —le murmuró Colt a Shelly muy aterrorizado— está al tanto de esto? ¿Se puede confiar ya en él sin que nos preocupemos?
— Eso me lo tendrías que decir tú, Colt —le dijo Edgar al pelirrojo—. Fuiste mi doctor por mucho tiempo, ¿puedes decirme qué tal está mi cordura? ¿Me haces un test para saberlo? —habló con ironía y rio a lo bajo por ello. Colt tragó saliva en seco, miró de reojo a Shelly entretanto ella terminaba al fin su café.
— Te tengo que dar un recorrido por todo Brawl Stars, supongo —le dijo la única mujer presente en ese momento.
— Sí, órdenes de Byron según entiendo —se encogió de hombros Edgar.
— Muy bien, acompáñame —dejó de lado su taza y quiso irse sola con él, pero Colt la tomó de la mano sorprendiéndola por lo repentino que fue—. Colt, ¿qué haces?
— T-te acompañaré —tartamudeó, ya que su cabeza y su corazón estaban contrariados—. ¿Sabes al menos porqué lo encerraron aquí hace seis años? —le murmuró y Edgar miró hacia la ventana fingiendo que no escuchaba.
— No... Nunca revisé su historial porque no me lo asignaron como paciente —le respondió Shelly de igual manera en susurro.
— Mató a sus padres —Shelly abrió sus ojos de par en par y se estremeció. Edgar, por su lado, sintió que un zumbido se apoderó de sus tímpanos y se le puso la piel de gallina—. Es muy peligroso estar a solas con él.
— En realidad, fue solo a mi madre —les dijo Edgar con una mirada de sádico, eso logró que Colt apretará la mano de Shelly aterrorizado y que Shelly tragara saliva nerviosa—, mi padre se suicidó al enterarse. ¿Tengo bonito historial, doctores? ¿Qué les parece mi actual salud mental?
— E-es su-suficiente, Edgar —titubeó al hablar Colt—. Te vamos a d-dar el recorrido.
— Espero que no se repitan rumores infundados erróneamente por historiales alterados. Eso es todo lo que les pido como su actual colega —les dijo haciendo una espeluznante sonrisa.
Colt y Shelly sabían que los historiales de cada paciente no eran "alterados" y que cada crimen o razón por la que estaban encerrados los pacientes, siempre tenían pruebas como fotos o papeleo que los policías se encargaban de ordenar para Byron y su manicomio. Edgar les mentía al decir que eran rumores erróneos.
De igual manera, parecía ser que a Edgar le daba igual si le creían o no.
— El recorrido empieza en el área de robótica, Edgar —le dijo Shelly comenzando a caminar a la salida del área de recreación—. Síguenos.
— Quisiera empezar en otra parte, de hecho.
— ¿Está bien? —dudó Shelly—. ¿A dónde quieres ir primero?
— Quiero conocer a mi paciente. Byron habló de una tal... "Colette".
Cotinuará...
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