II

Pasado

Dos meses desde que Dazai abandono su puesto como ejecutivo de la Port mafia, dos meses desde que le explicaron que tendría que esperar dos años para poder limpiar sus registros y poder trabajar para salvar a las personas, dos meses desde la muerte de su único amigo, dos meses desde que no se ha detenido a pensar en que cuando las personas mueren ya nunca más regresaran.

El pensamiento era algo que simplemente no se lograba quedar mientras estaba bajo el efecto de tres botellas de Wisky, en realidad era un milagro que aún se mantuviera despierto.

- ¿Necesita otra botella? – el bartender aun viendo que el castaño ya había bebido más volvió a ofrecerle otra botella, dinero era dinero, y más con este cliente en específico que no parecía privarse de gastarlo

Dazai asintió, recibiendo la botella. Podía con otra botella, no se sentía tan ebrio como le gustaría.

Mientras bebía otro vaso pensó en los agradable que era este bar, ciertamente había sido expulsado de varios bares por…algunos problemas, en su defensa no recuerda haberse acostado con la esposa del encargado, ni haber golpeado a media cantina, ni siquiera recuerda como termino en prisión por cargos de robo. Estar borracho hace estúpido a cualquiera, y él podía decir que siempre estaba borracho.

Al menos en este bar aun no lo expulsaban, en realidad parecían más interesado en su dinero que en lo que sea que fuera a hacer. Por eso consideraba que era un lugar agradable, no lo molestaban, había alcohol, siempre tenían una banda en vivo a cierta hora, no es que se detuviera a escuchar, pero eso no significaba que no estuviera allí

Observo de reojo el reloj en la pared, 00:00 pm, ese chico ya debería estar llegando. Se sentó de tal modo que pudiera mirar la puerta de entrada

- Si no me equivoco…debería ser ahora – susurro esperando

Tal como lo predijo, un muchacho pelirrojo ingreso en el bar, siempre parecía confiado mientras esquivaba a las personas que bailaban en la pista, en ningún momento mostro interés por nadie que lo estuviera mirando.

Había notado a ese chico desde hace un tiempo, siempre pasaba sin saludar y entraba a la parte trasera del bar. Nadie le decía nada, simplemente lo dejaban pasar como si nada, incluso, los empleados lo trataban con mucho respeto.

Su rutina siempre era la misma. Dazai debería sentirse avergonzado por acosar de ese modo a alguien, pero, estaba ebrio. Los ebrios no piensan, además, no podía evitar sentir curiosidad sobre la razón por la que un adolescente de unos ¿Dieciséis años? Entraba como si nada a un bar plagado de adultos divirtiéndose con un sombrero ridículo que no se quitaba nunca. Aunque, Dazai no podía quejarse al respecto, después de todo, él también era un adolescente de dieciocho años ebrio sin hacer nada más que beber

Aunque, ese día la rutina se quebró como si nada, luego de tres semanas observándolo por curiosidad, por primera vez lo vio enfadarse.

Uno de los empleados lo había detenido antes de que lograr desaparecer por la parte trasera. El chico lo miro confundido, pero se lo que sea que el empleado le explico termino por recibir una sola palabra de parte del muchacho, que incluso sin poder escuchar supo lo que era por la gesticulación de su boca

- Mierda – espeto el pelirrojo enfadado

No lograba escuchar de todo la discusión que estaba teniendo con uno de los empleados, pero no era nada bueno por la expresión de frustración que tenía el pelirrojo

Luego de un minuto de silencio, se quitó el sombrero molesto, entrégaselo al asustado empleado. Dazai observo fascinado como el rostro del chico se mostraba con mayor claridad.

Gracias a que el estorboso sombrero ya no estaba, noto que el muchacho tenía los ojos azules, los cuales, aun cuando estos estaban enfadados, no pudo evitar pensar que eran muy hermosos

Espero a que continuara discutiendo con el empleado, pero, contra todo pronóstico el chico subió al escenario, agarrando el micrófono con seguridad, como si no fuera la primera vez que lo hiciera, luego sonrió al público que ahora lo miraba atento. Seguro tan extrañados como él

Dazai se estremeció cuando este comenzó a cantar, no puede haber sido el único, esa voz simplemente debería ser ilegal.

El castaño tenía dos teorías sobre él, la primera que era un trabajador del lugar, aunque quito esa opción por la clara edad joven de ese chico, así que paso a la segunda, que básicamente era que ese chico estaba involucrado con el jefe del local de alguna manera

Ahora al verlo cantar en el escenario solo lo hizo inclinarse por la segunda opción.

Bebió un trago escuchando la melodiosa voz. Era realmente relajante. Con ese talento no debió acostarse con el jefe para conseguir trabajo. Seguro alguna disquera le hubiera dado el trabajo con facilidad. Quizás por su juventud no supieron analizarlo bien

Cuando termino de cantar, la gente aplaudió emocionada. El chico se despidió con una sonrisa.

Dazai lo perdió de vista entre la gente. Por primera en vez en mucho tiempo se sentía despierto, ¿Qué acababa de escuchar?

No había hablado con nadie desde que llego a este bar, pero no pudo evitar preguntarle al cantinero

- ¿Quién es el?

El hombre sonrió extrañamente orgulloso por la pregunta, casi como si se estuviera jactando

- Canta increíble ¿Verdad? Es una pena que no lo haga seguido – comento este mientras limpiaba un vaso con un mantel. Dazai lo siguió mirando, esperando que contestara a su respuesta, el cantinero pareció notarlo porque espeto – Se llama Nakahara Chuuya – de la nada alzo la mirada, sonriendo nuevamente – Y hablando del diablo

- Dame una copa de vino, Jean

Dazai miro sorprendido a la causa de su conversación aparecer casi a su lado, este se apoyó en la barra en una postura que demostraba su cansancio.

- ¿Hubo problemas esta noche? Hace tiempo que no te veíamos cantar – comento el cantinero mientras entregaba la copa de vino, Dazai noto que era la marca más costosa que había en la vitrina

- Los bastardos que contrataron para cantar no se presentaron – gruño el pelirrojo bebiendo de golpe la copa de vino

Dazai no podía quitarle la vista de encima, aunque antes de que pudiera decir algo, un sujeto más borracho que él apareció para pedir un trago, aunque se detuvo cuando su mirada se encontró con el ahora ya llamado “Chuuya” en la mente de Dazai

- Tu…cantas increíbles – la voz arrastrada del borracho tenía claro atisbos de lujuria, sobre todo por como miro al pelirrojo - ¿Te gustaría beber algo conmigo?

El cantinero se apresuró a intervenir en obvio intento de ligue

- Le recomiendo que se aleje – espeto el cantinero bastante enfadado por la falta de respeto hacia su conocido

- Estoy bien, Jean – espeto Chuuya con una sonrisa llena de desagrado – Puedo defenderme solo

Dazai bebió un trago mirando la situación, no pensaba intervenir. Esto era lo más interesante que había ocurrido en las últimas semanas

El ebrio no pareció notar la creciente ira del pelirrojo, porque solo sonrió sugestivo pensando que esa interrupción de Chuuya había sido un sí a su invitación

- Tengo mi mesa por aquí, podemos divertirnos juntos – el hombre señalo un lugar en una esquina

Si Dazai hubiera estado más consciente se hubiera dado cuenta de cómo la música había bajado de volumen y la gente los miraba sorprendido por la situación, como si no pudiera creer lo que estaba ocurriendo

Aunque Chuuya solo se encogió de hombros antes de decir

- Vete a la mierda

El ebrio frunció el ceño ante esa exclamación, Dazai solo quería reírse

- ¿Acaso no sabes quién soy? – espeto el ebrio apretando los puños

- ¿Debería? – A Chuuya parecía darle lo mismo

- Soy un miembro importante de la Port mafia – el ebrio decía eso con orgulloso, pero termino por desinflar el pecho cuando Dazai no pudo contener la risa, esto era demasiado divertido

- Disculpen, por favor, continúen – espeto dejando de reír

Los ojos de Chuuya se encontraron con los de él. Dazai solo pudo guiñarle un ojo ante la mirada llena de molestia que estaba recibiendo.

El pelirrojo chasqueo la lengua, regresando su mirada a la del ebrio

- No tengo tiempo para perder aquí – comento finalmente, dejando la copa en la mesa para intentar alejarse, siendo detenido por el brazo por el ebrio

- Los niños no deberían visitar estos bares – Ese fue el primer argumento de despecho que salió de la boca del ebrio.

Dazai en ese punto no podía quitar la mirada llena de diversión de sus ojos, él había pensado lo mismo.

- Tienes tres segundos para soltarme, imbécil – el pelirrojo tenía su mandíbula fuertemente apretada

- Si te acuestas con tu jefe, también podría hacerlo conmigo, te pagaré bien - murmuro con la voz siendo arrastrada

Se escucho un jadeo colectivo ante eso. Hasta algunos del público dieron un paso atrás.

Dazai subió una ceja por lo ofensivo del comentario, es decir, él también lo había pensado, pero no lo dijo

- ¿Por qué no lo repites? - dijo el pelirrojo con una sonrisa suave

El ebrio fue abrir la boca para hacerlo cuando sintió como una patada lo tiraba al suelo. Antes de que siguiera un puñetazo.

Para ser un supuesto miembro importante de la Port mafia, sí que se noqueaba rápido

- ¡Prefería acostarme con cualquiera de los presentes que contigo, escoria! – grito Chuuya dándole una última patada, era puro sarcasmo, cualquiera lo hubiera sabido

Cualquiera menos Dazai, quien debía decir que lo que hizo fue gracias al alcohol, no se imaginaba haciendo lo que hizo sobrio.

Para sorpresa de todos los presentes se levantó solo para agarrar a Chuuya de la cintura para atraerlo a un beso.

Aunque fue un beso que no duro unos segundos antes de que la sonrisa irritante en el rostro de Dazai apareciera

- ¿Cuento como uno de los presentes?

Si Chuuya entes estaba enojado, ahora estaba furioso. Parecía que una cuerda de cordura se había roto en algún punto, primero lo acosaba un ebrio y ahora otro ebrio lo besaba

Nadie pudo culparlo por como reacciono.

Dazai termino en el suelo con más de una costilla rota

Realmente el alcohol vuelve imbéciles a las personas

Chuuya lo miro limpiándose la boca, antes de entrar de desaparecer por la puerta trasera a la que siempre iba

Uno de los meseros se acercó y levanto a Dazai del suelo. Mientras lo hacía silbó con aprecio, hasta parecía admirarlo

-No puedo creer que le haya hecho eso a Nakahara-san - le comento sin salir del shock de lo que había ocurrido – Eres el héroe de los que lo han intentado y fallado, me sorprende que aun estés vivo

- ¿Quién es él? - pregunto Dazai que por el golpe había salido de su estado de borrachera

- ¿Has venido las últimas semanas y no lo sabes? - el mesero se vio sorprendido - Es Nakahara Chuuya, el dueño de este bar

- ¿Es el dueño? - ¿Un niño de unos dieciséis años?

El camarero pareció leer esos pensamientos porque le sonrió

- A pesar de su apariencia, en realidad tiene 20 años

Dazai parpadeo sorprendido, era mayor que el por dos años. Nunca lo hubiera imaginado.

Supongo que se daba por expulsado del bar, completamente sobrio miro hacia la puerta por donde había desaparecido Chuuya ¿Quizás debía disculparse?

Luego de que alguno de los empleados le vendaran sus costillas rotas, Dazai calculaba unas tres, se dignó a ir hacia la puerta por donde el pelirrojo había desaparecido.

Golpeo la puerta, haciendo una mueca por el dolor en su cuerpo

- Entre

Dazai miro uno segundos la puerta antes de entrar.

Debía admitir que Chuuya no parecía el típico dueño de un bar, estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo, rodeado de varias pilas de papeles. Ahora traía puesto unos lentes y su cabello estaba atado en una cola alta.

Levantó la mirada de los papeles que evaluaba cuando noto al castaño. Hizo una mueca de desagrado

- ¿Que mierda quieres? - gruño molesto regresando a escribir en los papeles, parecía estará sacando un cálculo de presupuesto

- Me quería disculpar - Dazai suspiro, hasta él se avergonzaba de su actitud- pero como me rompiste 3 cotillas diré que estamos a mano

Chuuya lo miro con una ceja alzada

- Juraría que golpee para quebrar 6, debo estarme volviendo más débil- analizo unos segundos a Dazai antes de asentir- Bien, estamos a mano bastardo, ahora vete tengo trabajo que hacer

El castaño parpadeo sorprendido ¿Fue tan fácil?

- ¿En serio?

Chuuya asintió concentrado subrayando una fecha en el calendario

- De todos modos, eres el mejor cliente desde hace unos meses, pero si vuelves a intentar tocarme, te quebrare cada hueso de tu maldito cuerpo, Dazai – decía cada palabra completamente en serio

Dazai por otro lado no pudo evitar pensar algo

- Tú ¿Me conoces? – comento sorprendido, que el recuerde no había hablado con él ni una sola vez

El pelirrojo lo miro molesto

- Soy el que llama a un taxi para que te lleva a casa cada vez que no puedes levantarte, bastardo – la ira era clara en su mente

- ¿Eh?

Dazai no salía de su asombro, no recordaba esa parte de su noche

- Si, imbécil – Chuuya siempre era el último en marcharse así que el bastardo de los vendajes quedaba a su cargo, pero desde ahora pensaba dejarlo tirado en algún callejón. Ha tenido que aguantar sus malditos constantes coqueteos, y más de una petición para un suicidio doble. Si no fuera por que dejaba dinero ya lo hubiera tirado por algún barranco- “Me llama Osamu Dazai, preciosa dama, ¿Te gustaría hacer un suicidio doble conmigo?” – Chuuya repitió cada palabra como se las había dicho el castaño

La mirada de Dazai fue seria cuando dijo

- ¿Y quieres?

El lápiz en la mano de Chuuya se rompió en dos ante esa repuesta. Dazai se rio divertido antes de levantar ambas manos en señal de paz

- Es una broma, una broma , eres un chico, mi suicidio doble tiene que ser una chica– Por primera vez en mucho tiempo se sintió…feliz. Aun sí, fue por un segundo

- Vete de aquí, bastardo – espeto el pelirrojo agotado, sacando otro lápiz, la maldita contabilidad no se iba a hacer sola. Tenía que darse el tiempo de contratar a alguien, pero eso no sería hasta el próximo mes

Dazai no se movió de su lugar, no quería regresar afuera, era más interesante mirar a Chuuya. Su mirada de concentración al usar la calculadora era fascinante, aunque este ya cansado le espeto

- ¡No te quedes ahí mirando, imbécil! ¡O te vas a gastar tu maldito dinero en mi bar o te vas de este lugar! – lo dijo señalándolo con el lápiz, como si fuera un arma

- Es 874.949 no 769.045

Chuuya miro consternando la respuesta que recibió

- ¿Qué?

El castaño señalo el documento

- El cálculo que sacaste está mal, en realidad es 874.949

El pelirrojo frunció el ceño molesto, aunque para su sorpresa el cálculo si era ese. Casi pierde una buena cantidad de dinero, aunque no pensaba agradecerle

- Entonces ¿Puedo quedarme? – Dazai lo dijo con una sonrisa mientras, sin invitación se sentaba al lado de Chuuya en el suelo

- ¡Aléjate!

- Si, si, te ayudare a hacer los cálculos, soy más rápido que esa calculadora tuya, perchero

Recibió otro golpe por su ultimo comentario, pero al final Chuuya termino dejándolo ayudar, después de todo, avanzaba más rápido de ese modo.

Fue una noche interesante y la más extraña para Dazai de los últimos meses.

Sin duda la primera peor impresión para su futuro esposo

Gracias leer ❤️❤️❤️❤️

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