Siglo XX #2

14 años después...

El gran patriarca gozaba de las aguas purificadores en su baño personal cuando la puerta se abrió lentamente, una hermosa adolescente de cortos cabellos rubios entro a paso calmo, manteniendo sus ojos cerrados y en sus manos una tunica y una copa de vino.


Sabiendo perfectamente el camino, dio algunos pasos hasta que supo que estaba a un lado del borde de la enorme bañera, se arrodillo y tencio la copa al, actualmente, peliazul.

Saga: te lo agradezco querida karui.-dijo tomando la copa

Karui: padre, la purificación ha funcionado?-preguntó con una melodiosa y preocupada voz

Saga: no, siempre es lo mismo querida, ares no se marcha aun, aunque en estos momentos me alegra el que puedas estar en presencia de la parte buena de mi alma.-menciona con una leve sonrisa que ella no puede ver

Karui: tu alma es bondadosa pero esta llena de sufrimiento, desearía poder ayudarte.

Saga: puedes ayudar quedándote a mi lado, querida hija.

Karui asintió y se sentó en el borde de la bañera para comenzar a entonar una melodía.

Miro los días de lluvia con melancolía pura
El recuerdo de aquel día en mi mente aún perdura
Mi corazón no te puede olvidar
Aquella mirada esmeralda me hace soñar

¿Tú piensas en mi? ¿Qué soy para ti?
Acércate a mi ¿Es qué no ves que estoy aquí?
Te veo marchar, me quedo atrás
Reúno mis fuerzas para sonreír sin más

Y no me ves, y no sé, que he de hacer
Pero aún así, no me voy a rendir

Quiero mostrarte mi yo de verdad
Y esta mascara algún día poder retirar
Y al fin lo sabrás.

Saga: una hermosa canción, querida, te felicito.

Karui: he tenido algunos sueños donde curiosamente aparecen unos ojos esmeralda mirándome con adoración. Es extraño, y por alguna razón siempre pienso en ellos.

Saga: aioros...solo son sueños, karui, no dejes que te atormenten.-dice mirando el reflejo del agua

Karui: lo comprendo. Padre..?

Saga: dime.

Karui: algun día la señora atenea volverá?-pregunta aunque inmediatamente se arrepintió al sentir el cosmos del géminis cambiar a uno mas agreviso.

Instintivamente se levanto y retrocedió.
El cabello de saga cambio por un espantoso gris opaco y sus ojos se vieron invadidos por un extraño color rojo.
Se levando y salió del agua dispuesto a golpear a la chica pero inesperadamente su cabello cambio por momentos al azul violáceo de siempre.

Saga: no la lastimes!-grito a su parte interna 

Sus ojos volvieron a ser verde viridian y su cabello igualmente volvió a la normalidad, miro a la joven quien temblaba ligeramente y que aun mantenía sus ojos cerrado, no sabia si por respeto o por miedo.
Con un suspiro tomo la túnica que ella le había traído antes y se la coloco, para después caminar hacia la adolescente y atraerla en un suave abrazo.

Saga: Perdoname.-susurro acariciando su cabello

Karui: prometo que pronto terminara tu sufrir padre, no soporto verte así.-sollozo abriendo finalmente los ojos para verlo.

Saga: eso espero querida hija.

1 mes después...

Ciertamente karui juro acabar con el sufrimiento que acongojaba al caballero de géminis, pero no espero que acabará de esa manera, ella no estuvo presente el día en que los caballeros de bronce invadieron el santuario con esa adolescente que decía ser Atenea.
Su padre, el verdadero saga, la habia obligado a resguardarse en su habitación pero cuando sintió los cosmos de los caballeros de oro apagarse supo que el siguiente seria el peliazul, por ello escapo y salio de templo del patriarca solo para presenciar como este se quitaba la vida con el báculo que de nike.

El cuerpo del ahora peliazul cayo sobre el regazo de la pelilila quien en lugar de apartarlo, comenzó a acariciar su cabello.

Un poderoso cosmos plateado se extendió por todo el santuario, todos, incluso el caballero caído, voltearon a ver a la adolescente quien con lágrimas en los ojos corrió hacia ellos, ignorando a los caballeros que la miraban impresionados.
Se arrodillo a un lado de saga y lo aparto de saori para rescostarlo en sus piernas.

Karui: padre...-llamo en un sollozo lastimero

Dorados: DIJO PADRE!?-gritaron impresionados, tanto que a algunos casi se les caen los pequeños de bronce

Saga: mi querida karui, no llores, no por mi.-susurro con las pocas fuerzas que le quedaban

Karui: eres el único por el que vale la pena llorar, eres mi papá.-dijo dejando caer mas lágrimas

Saga: no karui, por mas que me consideres tu padre, esta joven de aquí es tu verdadera familia.-mira a saori.-ella es la reencarnación de mi señora Atenea, tu hermana, pequeña nike.

Saori: nike?-susurro sorprendida

Karui: mi hermana?-preguntó igual

Saga: prometeme que no la odiaras por esto, esta fue mi decisión, Perdoname por todo el dolor que te hice pasar pero recuerda que...siempre seras mi hija, y te amo.-admitió en su último respiro

Karui: snif..yo también te amo.-sollozo dejando un ultimo beso sobre su cabeza

Los caballeros y Atenea miraban la escena con lastima, aun con toda la maldad que causo el caballero de géminis, ver a una joven inocente llorar su cuerpo era algo que ninguno esperaba presenciar.

2 semanas después...

El funeral de los caballeros dorados caídos fue al día siguiente en que Atenea recuperó el mandato de su santuario, de eso hacia dos semanas.
La recuperación de sus caballeros de bronce se llevo acabo con rapidez así como la reconciliación con su hermana pequeña.
Ni saori ni karui sabían como interactuar la una con la otra pero una vez que dejaron atrás las culpas y penas, pudieron comenzar de cero como siempre lo habían hecho, ambas se compelentaban perfectamente y mas tomando en cuenta que las dos aprendían juntas a dirigir el santuario y a controlar sus inmensos cosmos.
Y por supuesto que hubo una gran celebración por la llegada de atenea, cada caballero se regocijo al ver a su amada deidad por primera vez, aunque justo ese día hubo una persona que no estaba tan feliz.

Mientras todos los caballeros de bronce, atenea, las amazonas y los que quedaban de dorados celebraban, la rubia hija de estigia miraba el firmamento con melancolía, no sabia lo que le pasaba, no entendía el por que se sentía tan vacía.
Sabia, por las historias de atenea y aioria que aioros había dado la vida por su hermana como todo un verdadero caballero pero eso era justo lo que la confundía, por que un hombre que no conocía ponía su mundo tan de cabeza.
El solo pensar que un chico tan joven murió injustamente por salvarla, le daban ganas de llorar.

Karui: porque tu recuerdo me tortura de esta manera? Quien eres?-pregunto en un susurro lastimero

De pronto la chica sonrió una delicada mano tomar su hombro, no se asusto, sabia perfectamente quien estaba detrás de ella.

Karui: hermana...

Saori: aioros dio su vida por nuestro futuro, lo menos que podemos hacer es recordarlo como lo que fue; un hombre justo, noble, valiente y generoso.-dijo regalándole una sonrisa

Aun sin voltear, la rubia poso su mano sobre la de la pelilila, aceptando sus palabras.

Karui: un buen caballero, pero saori...tu crees que tal vez pudimos conocernos antes?-preguntó indecisa

Saori: como diosas hemos reencarnado muchas veces y junto a nosotras las almas de nuestros caballeros, así que puede que ambos fueran buenos amigos en diferentes vidas.-explica algo nerviosa

Karui: gracias saori.

Saori: que te parece si volvemos a la fiesta?

Karui:-niega.-no, me quedare un rato mas aquí sino te molesta.-dice sentándose en el borde de una fuente cercana

Saori: muy bien, si me necesitas, ven a buscarme.-dice volviendo al templo

La rubia sonrió y volvió su mirada al cielo nocturno, las estrellas brillaban de manera hermosa pero a la vez mostraban un mensaje que desafortunadamente en su distracción la deidad no pudo descifrar a tiempo.
Algo se acercaba, algo grande y maligno.

Continuará...

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