CAPÍTULO 7

NETEYAM

Pasaron unos días desde el ataque y aunque los ánimos estaban bajos, las cosas podían cambiar en un segundo y después de mucho hablarlo con los Olo'eyktan decidimos que seríamos Ninat't y yo los que acudirían a la reunión con el clan Tayrangi, el pueblo Ikrán del mar de este.

Ninat't representaría a los Tipani y yo representaría a los Omatikaya; nosotros éramos el claro ejemplo de que dos pueblos podían coexistir como aliados y de que en esta guerra lo importante era trabajar juntos en lugar de continuar lidiando con el enemigo cada uno por su lado.

Ninat't no solo era la heredera del clan Metkayina, si no que era la mano derecha del Olo'eyktan del clan Tipani y yo, no solo era el hijo de Toruk Makto, miembro importante del clan Omatikaya, si no que junto a mi princesa iba a liderar el clan Metkayina en el futuro; nosotros éramos el claro ejemplo de que todo era posible.

Antes de partir hacia el territorio del mar del este, pasamos algo de tiempo de calidad con Tekay que estaba más que fascinada por todo lo que mi abuela le estaba enseñando acerca de las tradiciones y ritos de la Tsahik.

Una vez que estuvimos listos y después de escuchar nuevamente todos los detalles que debíamos exponer al representar los intereses de ambos clanes partimos hacia el mar del este, acompañados por un grupo de guerreros que se dividían en dos grupos, unos iban por delante previniendo que el camino fuera seguro y otros iban detrás de nosotros por precaución.

El camino iba a ser largo, pero a la velocidad a la que íbamos, no tardaríamos más de medio día en llegar y eso era lo importante, ya que justo ahora el tiempo era lo más valioso que teníamos y no podíamos darnos el lujo de desperdiciarlo.

Podía ver a Ninat't volando a mi lado, tan concentrada en sus pensamientos que su Ikrán parecía llevar todo el control sobre el vuelo, lo cual aun me parecía sorprendente; ella no había crecido rodeada de Ikráns, no había crecido viendo volar a los demás ni había crecido entre árboles, lianas y todo lo que el bosque podía ofrecer; ella creció en el océano, rodeada de criaturas muy diferentes, ella creció rodeada de arena clara y cálida; ella creció nadando hasta lo más profundo, pero aun así, volaba con tanta naturalidad como si lo hubiera hecho toda su vida.

Cuando estábamos en el bosque Ninat't caminaba tranquila como si conociera todo lo que la rodeaba; cuando volábamos, ella nunca tenía dudas y el vínculo que tenía con su Ikrán era tan fuerte que incluso aunque ella tuviera la mente muy lejos de aquí, su Ikrán sabía exactamente que hacer y entendía a la perfección la voluntad de su jinete.

No podía evitar preguntarme que hubiera sucedido si en verdad hubiera nacido en el bosque; si se hubiera entrenado desde niña en el clan Tipani; si hubiera aprendido a volar a la edad en la que yo lo hice; ¿Sería más letal de lo que ya era? ¿Sería una guerrera aun más peligrosa?

Ella conocía a la perfección el océano, sabía exactamente que hacer y como moverse para cazar; cuando estuvimos en el clan Metkayina me di cuenta la naturalidad con la cual actuaba, pero cuando la veía volar o la veía cabalgar, lo hacía de tal forma que fácilmente podrías pensar que vivió en el bosque toda su vida.

Se veía tan concentrada que no pude evitar preguntarme en que estaría pensando o que nueva estrategia estaría formulando en su mente; Ninat't tenía opiniones muy fuertes y su forma de proceder era parecida a la de Valkay; ella pensaba que luchar era lo más importante y la diplomacia no le agradaba para nada, pero a pesar de eso sabía lo necesario que era buscar aliados y ser paciente; aunque tampoco podía confiar por completo en que mantuviera la calma, en especial teniendo en cuenta que el clan Tayrangi tampoco era muy diplomático.

Ninat't no dudaría en ponerse a la defensiva si se sentía atacada o si por alguna razón sentía que alguien de nuestro grupo corría algún peligro, así que debía mantenerme sereno e intervenir para calmar las cosas en caso de que fuera necesario y para ser honesto, eso era lo que más me preocupaba, porque tranquilizar a Ninat't no iba a ser una tarea sencilla de realizar.

Ninat't era una fuerza la naturaleza, ella era feroz, aguerrida y el nivel de violencia que podía alcanzar era muy alto; no existía nada que no fuera capaz de lograr y aunque ella no lo veía así, todos a su alrededor sí que veían lo poderosa y fuerte que podía ser.

Mi princesa era capaz de ir contra el mismo viento si lo tenía en contra; nada en este mundo podría impedir que ella alcanzara sus objetivos y quien se atreviera a interponerse en su camino, pagaría las consecuencias; ella era fuego forjado en la batalla, era la tormenta capaz de desatar un gran caos y aunque adoraba esa parte de ella, no podía permitir que se saliera de control.

-          Ya estamos por llegar – me informaron a través del comunicador y Ninat't giró levemente para mirarme

En su mirada se reflejaban las dudas y no la culpaba; este era mi plan, recurrir al clan Tayrangi era el principio, pero si no conseguíamos forjar una alianza, el resto del plan se vendría abajo con rapidez y eso era algo que nos aterraba.

Volamos un poco más y distinguí el clan Tayrangi que se extendía por toda la costa del mar del este y podía apreciar a todos sus Ikrán volando de un lado a otro e incluso algunos de ellos junto a sus jinetes, terminaron de escoltarnos hasta que tocamos tierra firme.

-          Te veo, Ikeyni, Olo'eyktan del clan Tayrangi del Mar del Este – dije en cuanto estuvimos frente a su líder

Ikeyni era una de las líderes más estratégicas y tácticas de Pandora; ella acompañó a mi padre durante la última guerra contra las personas del cielo y era una guerrera importante, además de una jinete extraordinaria, pero a pesar de todo eso, convencerla de apoyarnos no iba a ser una tarea del todo fácil.

-          Te veo, Neteyam del clan Omatikaya – dijo mirándome por un momento y después procedió a mirar a mi pareja – Te veo, Ninat't del clan Tipani

-          Te veo, Ikeyni del clan Tayrangi – respondió Ninat't con respeto

Todos en el clan Tayrangi nos observaban, tan fijamente que cualquiera podría sentirse incómodo, pero en lugar de eso, yo me sentía tranquilo, porque lo que sintiera o no en esta situación no era lo más importante, no con todo lo que estaba en juego.

-          Hablemos – sentenció Ikeyni con dureza y tanto Ninat't como yo asentimos siguiéndola hacia una tienda de reuniones que habían preparado para este momento.

El grupo de guerreros que nos acompañaba se quedó aparte, montando guardia mientras nosotros nos adentrábamos en la tienda de reuniones y a medida que avanzábamos pude notar como la tensión se iba haciendo más profunda.

Ninat't y yo debíamos mantener nuestro papel, debíamos comportarnos como los representantes del clan Tipani y el clan Omatikaya; debíamos mostrarnos como los guerreros imbatibles que éramos y debíamos mostrarle a Ikeyni que a pesar de nuestra edad, éramos guerreros dignos de portar los cargos que ostentábamos.

Una vez que estuvimos dentro de la tienda de reuniones, los tres tomamos asiento, junto a dos generales que se encontraban al lado de Ikeyni y tal como lo habíamos acordado, Ninat't tomó la palabra para exponer la situación sin guardarnos ningún detalle sobre lo que estaban haciendo las personas del cielo y sobre la destrucción que dejaban a su paso.

Ninat't les habló sobre las aldeas arrasadas, sobre la muerte del antiguo Olo'eyktan del clan Tipani; les habló sobre la destrucción del bosque y sobre las nuevas bases de avanzada que estaban construyendo las personas del cielo; además, les habló sobre los ataques en el arrecife, sobre la caza de los Tulkun que ya no solo se encontraba en el sur, si no que había llegado hasta las aldeas del norte; ella les habló de todo, de cada batalla perdida y ganada, de cada noticia que obtuvimos gracias a los científicos y de los planes que pensábamos que estaban maquinando las personas del cielo para adueñarse de Pandora y cuando finalmente terminó de hablar, noté por la expresión de Ikeyni que si bien conocía algo sobre los enfrentamientos contra las personas del cielo y sus naves, desconocía el grado de destrucción que habían alcanzado.

-          No venimos aquí con la intención de hacer exigencias o plantear amenazas – dije rompiendo el silencio – Lo único que pedimos es que nos escuchen, porque esa amenaza, la que enfrentaste con mi padre hace tantos años, ahora es mucho más fuerte y despiadada; no tienen reparos en masacrar a nuestro pueblo y destruir todo a su paso, no tienen reparos en acabar con todo lo que conocemos y no podemos quedarnos al margen por más tiempo – dije con seriedad – Ellos piensan que pueden tomar lo que quieran y nadie los detendrá, pero ya los detuvimos una vez; tú los detuviste junto a mi padre, estuviste ahí hace años y te pido que vuelvas a estarlo, porque tu guía y tu apoyo puede marcar la diferencia para todos nosotros.

-          Cuando la guerra empezó, me marché de casa – dijo Ninat't con un tono muy suave que me sorprendió – Dejé a mi familia y a mi pueblo, dejé mis costumbres, mi lugar en el clan y todo lo que conocía, porque sabía que luchar era lo correcto; porque la guerra no había llegado a nosotros aun, pero sabía que iba a hacerlo y no podía quedarme quieta esperando a que vinieran a atacar cuando podía atacar primero y salvar a todos los que lo necesitaran – dijo y tuve que frenarme para no tomar su mano – Pese a todo lo que sacrifiqué, no me he arrepentido de mi decisión y sé que nunca me arrepentiré de pelear por lo que creo que es justo.

-          No soy mi padre – continué llamando su atención – No soy Toruk Makto destinado a reunir a los clanes, pero soy un guerrero dispuesto a darlo todo para que ellos no se adueñen de nuestro mundo; estoy dispuesto a todo para ganar esta guerra y estamos aquí porque esperamos... - dije con firmeza – Porque creemos que volverás a pelear a nuestro lado, así como lo hiciste en el pasado.

El silencio volvió a alzarse, pero al contrario de otras veces, este silencio estaba cargado de tensión, porque la respuesta que esperábamos determinaría nuestros siguientes pasos.

-          La guerra es difícil y no debe tomarse a la ligera – comenzó a decir Ikeyni – La guerra puede cambiar el alma de todos los que han pasado por ella y deben saber que una vez que acabe esta guerra no serán quienes son en este momento.

-          No todos los cambios son malos – intervino Ninat't con seguridad y me miró por un segundo antes de sonreír

-          Ambos son jóvenes, tienen mucho que vivir y mucho que conocer, pero a pesar de su edad, hablan con madurez y sé con certeza que sus intenciones son puras; ninguno ha venido aquí con soberbia o altanería, no han intentado obtener poder o alzarse sobre los demás, a pesar de que podrían hacerlo – dijo con seriedad y nuevamente tuve que hacer uso de toda mi fuerza para no acercarme a Ninat't – Han venido a solicitar apoyo y eso es admirable; no todos los guerreros son capaces de pedir ayuda o consejo, no todos los guerreros son capaces de admitir que necesitan guía y eso de por sí debería hacerlos sentir orgullosos – me sentía nervioso y ansioso, pero aun así permanecí totalmente quieto – Te pareces mucho a tu padre, Neteyam, tal vez mucho más de los que en realidad quieres admitir y te comportas como un líder, aunque el camino que tienes que recorrer aun es muy largo – dijo con calma y después pasó su mirada a Ninat't – Tú por otro lado, has conocido el dolor de la perdida en más de un sentido y aun luchas por controlar esa rabia que puedo ver claramente en tus ojos; pero ambos tienen un gran potencial que puede elevarlos o hundirlos; ambos todavía tienen decisiones duras que tomar y la guerra no lo hará más sencillo, pero sé que es cierto cuando dicen que están dispuestos a todo con tal de proteger a otros y eso es admirable, así que lo que vinieron a pedir será aceptado – dijo y por fin sentí que podía volver a respirar – El clan Tayrangi ya peleo una vez y volverá a hacerlo; la alianza entre los Tipani, los Omatikaya y los Tayrangi será una realidad, porque tienen razón al decir que esta guerra al final nos alcanzará a todos y tampoco pienso quedarme esperando a que eso suceda

-          Gracias... - murmuró Ninat't con respeto e hice lo mismo

-          Pero espero sean conscientes del precio que ambos van a pagar, porque esta guerra no será como la anterior, por lo que me han contado la brutalidad de los ataques es cada día mayor y solo se puede enfrentar al enemigo con la misma clase fuerza; ¿Están listos para ello? ¿Están listos para los grandes sacrificios de pelear en una guerra? – cuestionó y me tensé ligeramente

-          Lo estamos – dije con seriedad y Ninat't asintió

-          Espero que sea cierto – respondió Ikeyni con un tono que no supe reconocer – Les esperan grandes cosas a ambos, pero el camino que han elegido nunca será sencillo.

Tal vez en otro tiempo hubiera tenido dudas, quizá incluso hubiera sentido miedo, pero ya no lo sentía más, porque pelear era nuestra única opción si queríamos tener un futuro y era cierto que después de la guerra no volveríamos a ser los mismos, pero Ninat't y yo podíamos soportar cualquier peso con tal de salvar a quienes nos importaban y estábamos dispuestos a pagar el precio que fuera para obtener la victoria.

Estábamos listos para lo que viniera y estábamos preparados para luchar cuantas batallas fueran necesarias; estábamos listos para esta guerra y no daríamos marcha atrás.

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