Capitulo 9.

Por primera vez y a pesar del dolor en mi cuerpo, me sentía hermosa y la sonrisa en el rostro de Laura me lo afirmaba, debía ya cambiar la perspectiva de mi misma, debía amarme tal cual soy y aceptarme.

—Te ves hermosa amiga—me voltee y avancé hasta ella para abrazarla—sé que has sufrido mucho pero creo que ya es hora de que te veas a ti, como eres y te ames por eso porque nosotras te vemos y te amamos—me aprieta contra ella—sé que eres fuerte y que esto que pasó solo será algo más que tienes que superar, es momento que Alice resurja como una hermosa mujer que puede con todo—asentí y me alejé de ella para verla.

—Tú también te ves hermosa—ella me sonrió y ambas salimos de mi habitación para encontrarnos con Clara y Kat en la sala—me iba a sentar en el sofá largo para esperar el momento de irnos y en eso el timbre suena, yo me tenso pensando que podría ser el imbécil de mi ex para reclamarme, Laura suspira y camina hacia la puerta para ver.

—N-no abras—le digo y ella observa por la mirilla antes de voltearse hacia nosotras.

—Es Edward—yo suelto todo el aire que estaba conteniendo y me recuesto en el sofá—tienes que dejar ese miedo—me señala para luego abrir la puerta, Clara se levanta de un salto del sofá mientras Laura hace pasar al chico, yo lo miro detenidamente desde el lugar en donde estoy sentada y no se puede negar que es muy guapo, extrañamente genera la misma energía que Clara.

Se siente como si estuvieran hechos el uno para el otro, es increíble.

—Hola—saluda y yo solo le sonrío—Dominic nos alcanzara más tarde—yo desvié mi vista al enfocar mis pensamientos en ese hombre, había algo en él que me atraía de una forma magnética y me asustaba, quería tenerlo lejos pero sabía que mientras la relación de Clara y Edward siguiera, eso sería imposible.

—Hoy nos llevas tú, estoy cansada de conducir—yo me reí porque definitivamente Laura esta cansada de llevarnos a todos lados, siendo la única que tiene licencia, es la única que puede conducir.

—Perfecto ¿nos vamos? —todas asintieron y comenzaron a salir de mi hogar, yo tomé mis llaves y mi teléfono, salí para cerrar y las guardé en mi pequeña cartera que combinaba perfecta con mi look completo.

Caminé hacia el ascensor en donde me estaban esperando y presioné el botón para comenzar a bajar, agradecía todos los días que ese lugar tuviera ascensor porque subir cinco pisos no sería nada agradable para mí.

—Quisiera tener un súper poder—dijo de la nada Katia y todos la vimos— ¿qué? Sería mucho más fácil la vida con uno, lástima que no es posible.

—Eso de ver películas y leer los comics de súper héroes te está afectando, deberías concentrarte en la vida real Kat—ella hizo una mueca ante el comentario de Laura y Edward sonrió.

—No te preocupes, yo pienso lo mismo pero mi gran amigo Dominic, siempre me lanza desde mi nube—ella le sonrió a él y Laura puso los ojos en blanco, esa mujer era demasiado dura para ser una chica de nuestra misma edad pero yo entiendo que es por la vida que le ha tocado llevar con su hermano.

—Ya, olvídense de su nube y salgan del ascensor—este se abrió y Laura salió con los brazos cruzados y yo la seguí.

—Cálmate Lau—la tomé por el codo y ella me miró de reojo.

—Lo siento, tú sabes que me molesta esas ideas fantasiosas cuando la realidad es otra, cuando hay realidades variadas—yo asentí.

—Lo sé y te comprendo pero no puedes limitar a las demás personas a creer en lo que quieran—ella se soltó de mi agarre—todos hemos vividos y sido enseñados de distintas formas—ella asintió y suspiró.

—Lo sé pero tú sabes, sabes que no puedo aceptar la facilidad con que otras personas crecieron cuando mi hermano y yo...—se quedó en silencio.

—Te entiendo peor te he repetido muchas veces que esas personas no tienen la culpa y ustedes tampoco, nosotros no decidimos donde nace ni como crecer pero lo que si decidimos es como cambiaremos el desastre en el que estábamos—ella asiente y ambas nos quedamos calladas cuando se acercan a nosotras.

Dejamos el tema allí y nos subimos a la camioneta de Edward, Clara puso música y yo me olvidé de todo mientras disfrutaba cantando con mis amigas, me desconecté de mis problemas y me concentre en el ahora y en como haría que el desastre de mi pasado, no se convirtiera en mi futuro, sabía que debía cambiar las cosas y lo haría.

Quince minutos después llegamos a ese parque de luces al que Katia nos había arrastrado el otro día y yo sonreí, me bajé del auto y caminé sintiendo la brisa chocar con mi cara, era como sentir un nuevo aliento, como si rozara mi alma y la estuviera sanando.

—Vamos a pasear un rato y de aquí nos vamos caminando a una heladería que está cerca—todas asentimos y yo me separé de ellos para caminar por un hermoso sendero de piedras rodeado de árboles del que cuelgan luces, caminé un rato mientras veía a unos niños jugar a lo lejos y recordaba a mis hermanos que ahora están grandes.

No perdí detalle de nada de lo que pasaba a mi alrededor hasta que mi mirada quedó en aquel puente y luego miré la parte en la que estaba y sonreí, caminé despacio hacia ese hermoso puente y me detuvo tomando la baranda con mis manos, ahora estaba adora nada con una pequeñas flores que formaban una enredadera por todo lo largo y caiga hacia abajo.

—Entonces fue desde aquí—mi cuerpo entero se tensó y no fui capaz de voltear ni un milímetro al sentir esa presencia detrás de mí—con razón ese día había sentido una mirada en mi espalda y decidí no prestarle atención privándome de encontrarme con unos lindos ojos—yo sonreí sintiendo un calor subir hasta mis mejillas—pero el destino se encargó de que nos encontráramos ese mismo día y me concedió conocer sus labios—mi respiración se detuvo y me di la vuelta para apoyarme en el puente.

—Dominic—fue lo único que pude decir y él sonrió.

—Alice, es un placer volver a verte—sentía que mi corazón iba a abandonarme en ese mismo momento.

—Chicos, ya nos vamos a la heladería—nos dijo Katia pero yo no podía dejar de verlo, era magnético. Él sonrío aún más mientras bajaba su cabeza y la sacudía un poco, volvió a mirarme y tomó mi mano para guiarme hacia donde iban mis amigas y Edward.

Yo no lograba pensar en nada más que en su sonrisa y en el calor que sentía mi cuerpo al tener contacto con su mano.

Era increíble y estaba segura que me volvería loca.

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