Capitulo 7.


Sentí como una luz golpeaba mi cara y abrí los ojos poco a poco para encontrarme con las cortinas de mi balcón abiertas, suspiré y me estiré al sentir el peso de haber dormido en el sofá, miré hacia todos lados y me senté con una calma increíble, primera vez en mucho tiempo que me sentía tan ligera, respiré y sentí un leve dolor del lado derecho de mi costilla. Cerré los ojos y todo lo que pasó la noche anterior me golpeó tan fuerte que tuve que recostarme en el sofá de nuevo, me cubrí hasta el cuello con la sabana y suspiré.

No podía creerlo, no lograba asimilarlo. Fijé mi vista en la mesa de centró y una nota llamó mi atención, puse de todo mi esfuerzo para estirarme y agarrarla, le di vuelta con mis dedos al no conocer esa letra y la lleve a mi nariz para oler ese perfume que la noche anterior me había atontado, intenté no pensar en nada más y acerqué la nota a mis ojos para leerla.

''Espero hayas podido descansar, te dejé jugo y unas pastillas que debes tomar para el dolor, en caso de que continúe debes ir al hospital, también dejé desayuno para ti y espero que me perdones por tomarme tantos atrevimientos.

Quiero decirte que no eres ninguna basura y que no mereces que nadie te maltrate, no es tu culpa y nunca lo será.

PD: Mi numero está pegado al refrigerador por si llegas a necesitarme, espero te recuperes.

D.H''

Suspiré lentamente hasta volver a sentarme para tomarme la pastilla y el jugo, nunca nadie había sido tan bueno conmigo, además de mis amigas y mis padres, lo había dejado entrar a mi casa y había llorado en su hombro hasta quedarme dormida y todavía se había tomado la molestia de hacerme el desayuno, de ser atento con una completa desconocida. Creo que si me concentraba en todo eso, podría olvidar lo que me hizo pasar Alexis ayer, podría hasta olvidarme de su existencia, había aprendido que mientras más ignoras algo, más rápido se olvida y aunque eso no me ha funcionado en lo absoluto, necesito volver a intentarlo y que esta vez sí de resultados.

El fin de semana siempre es aburrido, debería salir a caminar pero no tengo ganas de levantarme de este sofá, quizás ni siquiera pueda levantarme a tomar el desayuno y solo me quede a pensar en que he fallado o que estoy pagando para que me pasen estas cosas, quizás algún karma por haber rechazado a ese chico en octavo grado o por haberle roto los frenos a la bicicleta de mi horrible vecino, quizás fue por el susto que le di a mi mamá aquella navidad o por haberle robado el auto a mi papá para irme a una fiesta.

Me reí por las tonterías que pensaba y en eso escucho el timbre de la puerta con insistencia, todo mi cuerpo se tensa y solo pienso en el idiota de mi ex, busco mi celular por toda la habitación con la intención de llamar a la policía pero escucho una voz que me hace suspirar.

—Vamos Al, abre la puerta—Laura comienza a golpear la propia puerta y yo me levanto forzosamente, camino poco a poco y verifico que sean ellas, tenía el corazón latiendo con fuerza y casi no podía respirar.

Abrí y sus rostros al verme solo reflejaron tristeza, muy aparte del de Laura que solo reflejaba rabia.

—No puedo creer que el idiota ese te haya golpeado—dijo haciéndome a un lado y pasando a mí casa.

—Gracias al cielo nos enteramos ¿Qué pensabas hacer? ¿Quedarte aquí todo el fin de semana sin ir al hospital? —Dijo Katia pasando detrás de Laura.

—Dominic le dijo a Edward para que me avisara—yo sonreí y asentí, esperaba que lo hiciera—menos mal estaba él por ahí, no quiero imaginarme que hubiera pasado si no—yo cerré los ojos al sentir que me abrazo, de las cuatro Clara siempre es la que consuela de alguna forma, he recibido más abrazos de ella que de las otras dos.

Cerré la puerta con doble seguro después de que me soltara y caminé lentamente hasta llegar a la cocina y sentarme en un taburete frente al mesón, ya que estaban allí me animaría a comer.

— ¿No pensabas decirnos? —preguntó Laura llegando hasta mí.

—Si... pero me daba vergüenza hacerlo—las cuatros suspiramos al mismo tiempo y nos vimos para luego reírnos como tontas.

—No importa lo que sea, siempre puedes contarnos todo, nosotras no te vamos a juzgar de ninguna forma y menos si tú no tienes la culpa—yo asentí.

—Además ese idiota no tenía ningún derecho de hacer lo que hizo, en ninguna de las circunstancias anteriores, nunca te respeto y ahora, después de haber terminado se cree con el derecho de agredirte en la calle, yo creo que debes denunciar eso—yo negué probando un poco la tostada con huevo que me había dejado Dominic.

—No quiero problemas, solo quiero ignorar todo y seguir adelante—Laura negó molesta y posó ambas manos en el mesón.

—No, ya es tiempo de que lo asumas o vas a esperar que haga algo peor como lo de aquella vez—todas contuvimos el aliento y vimos a Laura.

—No tenías que decir eso—se quejó Katia.

— ¿No? Perdóname entonces, no sabía que cuidar de tu mejor amiga es un delito—casi gritó—estuvimos contigo, te vimos pasar semanas deprimida, odiándote a ti misma, vimos cómo te hundías, como se sentías sucia y ahora me pides que me calme, no puedo hacerlo—se alejó para sentarse en el sofá.

Yo hice el plato a un lado, no podía comer.

Miré a Katia y ella bajó la mirada, sabía que las tres pensaban lo mismo pero solo Laura era capaz de decírmelo, porque era la única que tenía la fuerza para enfrentar cosas así, ya habíamos pasado por esto y habíamos tenido una conversación parecida.

—Quiero hacerlo pero me da miedo—dije y las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, tenía tanto miedo que no lo podía explicar y pensarlo me hacía llorar, era un miedo acumulado, un miedo que siempre me hacía temblar pero debía hacer algo.

—Estamos aquí para ti—las tres me abrazaron y lloré, lloré hasta que no quedaron más lágrimas.

—Lo haré—me abrazaron con más fuerzas y entre las tres me ayudaron a cambiarme de ropa, tenía que aprovechar ese momento de valentía, debía hacer algo por mí y alejar a ese hombre de mi vida para siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top