Capitulo 6.


Me solté con brusquedad y sentí como mi corazón latía frenéticamente, estaba asustada y sola, a merced de ese imbécil que fácilmente podría hacerme lo que quisiera porque era tan estúpida que no anticipé lo psicópata que es. Traté de respirar, di dos pasos hacia atrás y él los dio hacia mí, quería poder correr y entrar pero es que ni siquiera había sacado las llaves, no me daría tiempo cuando ya me tendría agarrada del cabello. Podía sentir la desesperación correr por mis venas, mi mente buscaba algún escape pero no había forma, no cuando estaba casi sobre mí.

—Te dije que me dejaras en paz ¿no te ha sido suficiente? —lo enfrenté rodeándolo para no sentirme arrinconada.

—Te vi esta noche—lo vi formar puños con sus manos, vi como la vena en su frente se hacía notar, como sus ojos rojos me miraban y retrocedí llena de miedo.

— ¿Con qué derecho? Yo soy libre, tú y yo terminamos hace muchos meses—dije en un hilo de voz.

—Tú eres mía, siempre lo fuiste y siempre lo serás—yo negué—y hoy dejaste que otro hombre te tocara, que te besara—cerró los ojos y yo busqué con rapidez la llave—no lo podía soportar ¿Cómo fuiste capaz? —abrió los ojos llenos de fría hacia mí, yo no lo pensé más y corrí hacia la derecha pero no fui lo suficientemente rápida y me tomó por el cabello haciéndome retroceder.

No podía pedir ayuda, a esa hora no hay nadie a quien le pueda gritar que me salve de ese monstruo.

—Yo no te debo nada, tú hoy estabas en una cita con una chica—le dije sosteniendo su mano en mi cabello—sigues haciéndome daño y todavía te crees con derecho sobre mí—solloce porque no aguantaba más—déjame en paz de una vez por todas—vi una figura masculina cruzando la calle y me arme de valor para gritar— ¡ayuda! ¡Ayúdame por favor! — el hombre volteo y sentí como un golpe cayó en mi columna para después sentir unos pies.

Caí al suelo y me protegí con mis brazos mientras escuchaba los pasos acercarse, respiré con fuerza y me di la vuelta para levantarme pero no pude, el dolor me recorría por completo y solo pude ver como el cobarde de mi ex era sujetado por una espalda que conocía, vi cómo le dio unos golpes y luego lo tiró hacia un lado como la basura inservible que es.

No sabía en que estaba pensando yo cuando acepte salir con él, como después acepté ser su novia y no sé cómo tuve la valentía para salir de entre tanto maltrato.

Dominic se acercó lentamente hacia mí y se arrodilló para ayudarme a sentar, no podía con tanto dolor y las lágrimas comenzaron a bajar por mi rostro sin ninguna contención, había soportado por mucho tiempo sola y mientras más fuerte me creía, menos podía desahogarme y ahora, después de volver a sufrir un maltrato en sus manos, pude dejar salir todo eso que había acumulado por tanto tiempo.

Me sentía la peor persona del mundo, no me merecía nada porque había permitido por tanto tiempo que me trataran como basura, solo merecía malos tratos porque era a lo que estaba acostumbrada, nadie nunca me va a querer de verdad por haber sido usada como un trapo por un hombre.

—Hey, mírame—alcé la mirada y me encontré con esos ojos oscuros delante de mí y me sentí peor, por dejar que me viera en ese estado, por permitir que las cosas llegaran hasta este punto.

Me apoyé en él para levantarme sin decir absolutamente nada, no podía abrir la boca porque no podía pensar en nada coherente para decir, para justificar lo que había pasado. Busqué la llave en mi cartera y la saqué, caminé apoyada en él para abrir la puerta de entrada y las manos me temblaban, no sabía ni cómo es que estaba respirando.

—Déjame ayudarte—dijo y yo le di las llaves para dejar que abriera él, no tenía cara para verlo, no podía.

—E-es en el ter-tercer piso—tartamudee y él solo asintió, pasamos por el vestíbulo y entramos al ascensor para poder subir, no podía verlo y tampoco quería verme a mí en el reflejo a mi alrededor.

— ¿Qué fue eso? ¿Quién es ese? —yo lo miré de reojo y suspiré, sabía que en algún momento me preguntaría y no sabía si era capaz de responder, de recordar.

—Eso fue mi culpa, yo...—él negó y yo me quedé muda.

—No creo que eso haya sido tú culpa, no puede ser tu culpa que te golpeen Alice—lo miré por completo— ¿Quién es? —peguntó de nuevo y yo tragué con fuerza pero me quedé en silencio.

El ascensor se abrió y me dejó que me apoyara en él para caminar por el pasillo hasta llegar al último apartamento de la fila, le dije cuál era la llave y abrió por mí, me llevó hasta el sofá de la sala y se sentó en la mesa de centro, muy cerca de mí.

—No es necesario que me expliques nada, no es mi asunto pero no puedo ver que alguien maltrate así a una persona—yo sentí las lágrimas regresar a mis ojos y me oculté detrás de mis manos, simplemente no podía dejar de pensar en lo que pasó y en cómo me siento.

—Es mi ex, terminamos hace muchos meses por eso que viste hoy—hablé entre sollozos—él hasta...—Dominic negó—fue horrible y luché para salir de todo eso hasta que lo hice y eso fue mucho más difícil pero luego se olvidó de mí, lo evitaba tanto como podía en la universidad hasta hoy que nos lo encontramos en un restaurante y le dejé claro que no lo quería volver a ver en mi vida—subí la mirada y me encontré a Dominic con las manos en puños.

—Que imbécil—yo asentí.

—Me ha dicho que me siguió, que vio... lo que pasó en el club y por eso vino a buscarme, yo intenté correr, intenté hacer algo pero fui una tonta al pensar que podía escapar de un enfermo como él—lloré de nuevo y sentí como el sofá a mi lado se hundía—yo permití que todo esto sucediera, yo dejé que lo hiciera, soy una basura que no merece nada más que desprecio, porque estoy rota y marchita, acabada y nadie va a querer una flor muerta.

Lloré hasta que no quedó más que hipidos y su mano acariciando mi espalda, él no me conocía de nada pero ahí estaba y quizás mi corazón había guardado eso como una esperanza o quizás me quise engañar a mí misma creyendo que un hombre como él podría sentir una conexión de cualquier tipo con una persona marchita.

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