Capitulo 1.

Estamos en las recuperaciones de último año.

Tenía que aumentar el promedio de tres materias en las que se me iban fatal. Tenía el promedio tan bajo que me pondría a llorar.

Estaba bastante desesperada y el chico sin camisa estaba ahí. Debe de estar haciendo algo bastante diferente a mi ya que el está en una año por encima.

Me he esforzado muchísimo en sociales. El profesor lo único que dijo fue que no me había alcanzado la nota y que tenía que ir al día siguiente.

Me enoje tanto que le reclamé, pero las cosas quedaron igual. Salí llorando de ahí hasta que me choque con alguien. Lo único que dije fue disculpe y seguí con lo mio.

Volví a casa y solo me acosté con la cabeza en la almohada. Ahora estaba más enojada que antes y cansada.

Salí al balcón de la casa. No es muy grande pero si lo suficiente. Me senté en una de las sillas y vi a la dirección de la casa del chico por qué no sabía donde más mirar. Enfrente ahí una casa más grande que la nuestra asi que ni modo de quedarme mirándola fantasiosa.

Dejé que el viento hiciera lo que quisiese con mi cabello y me relaje. Mañana va a ser un día de infierno y todo por mi irresponsabilidad.

El próximo año procuraré tener notas más altas.

Ahora que me acuerdo, ¿Dónde está el chico sin camisa con la misma pantaloneta del día pasado?.

Debe de estar jugando en la cancha con sus amigos o comiéndole la boca a su novia.

O tal vez le este comiendo otra cosa.



Esto me pasa por no ser irresponsable todo el año escolar.

Llegue al colegio esperando que esta vez sí no tuviera que volverlos a ver otros tres meses de vacaciones.

Esta escuela es demaciado aburrida como para extrañarla. De hecho ahí una chica en mi salón que siempre está diciendo "¡QUE SE QUEME EL COLEGIO!" Y esas cosas.

Teníamos que hacer una especie de examen en el cual podíamos ver en el cuaderno. El salón estaba medio lleno. El resto de estudiantes estaban en el salón del profesor de matemáticas y biologia.

-¿Crees que pasas?- me pregunta un amigo una vez que entregamos la sagrada hoja que dependería si pasábamos el año o no.

- digo que no- yo y mi positivismo.

-Daniela soto- instantáneamente me levanto y camino hacia el profesor que tiene la lista en la mano al igual que el examen.

-¿señor?-me pongo a pensar en todas las cosa negativas que podría pasar si llego a perder el año.

La paliza de mi mamá, más burlas de mis amigos, las comparaciones de los profesor, temas que ya me se...

-paso- dice mirándo la lista y después mi cara de sorpresa.

Mi cara debe de ser de pintura.

-¿Que?.

-paso, paso el año. Puede irse-dice apuntándome la puerta con la barbilla-felices vacaciones- dice volviendo su mirada lista.

Dios existe.

Salí feliz y contenta del colegio que tanto odio. Igual tendré que volver en tres meses.

¡Los disfrutaré hasta donde pueda!.

¿Será que el chico ese también paso?.

Llegue a casa gritando que había pasado el año y me acosté completamente cansada. tengo sueño y no pienso levantarme de la cama dentro de tres milenios.

-¿Me acompañas a la cancha?- no.

-tengo sueño- me volteo dándole la espalda pero el sigue fastidiando.

-vamos- Me dice con voz de niño que quiere que su madre le compré un chocolate. Me sacude en la cama y creo que nunca hubiera querido asesinar a alguien tanto como a mí primo en ese preciso momento.

-¿Me compras lo que yo quiera si te acompaño?- digo abriendo un ojo. El lo piensa por un segundo.

Se que solo me quiere para que le cuide sus cosas mientras el "juega".

Eso no es jugar, es matarse entre sí.

-si, si, pero vamos- me levanto sonriente de la cama y me pongo mis zapatos.

Al llegar a la cancha están todos sus amigos.

- ¿Y el balón?-pregunta Sebastián.

-nuñez lo trae- contesta otro chico quitandose la camisa y mostrando un cuerpo tan espantoso que quería llorar.

No paso mucho tiempo para que Núñez llegara, con balón en mano.
se lo lanzó a mi primo y se sentó a mi lado.

-¿Pasaste?- pregunta una vez se acomoda.

Sólo lo mire. ¿Por qué me pregunta eso?.

-¿Sí o no?- insiste.

-si- digo dudando y entrecerrando los ojos.

El solo empezó a reír. Estoy casi segura de que sufre de alguna enfermedad mental.

-¿Encerio?- dice con una voz clara de "no te creo ni pío".

-ajam- digo levantando una ceja. Confirmado para mongolito.

-¿¡Verdad Sebastián?!- Empieza a gritar apuntándome.

-¿¡Que!?- contesta desde la cancha.

-¿¡Está paso!?- dice con irónica.

-¡Si, Llego gritando y todo!- dice haciendo que le balón rebote en sus pies.

-esta tiene nombre- me cruzo de brazos.

-pues con lo boba que es...- dice apartando la cara. ¿Que sentido tiene su respuesta?.

-repítelo- el alza las manos y yo ruedo los ojos- vallace a jugar mejor.

-¡Ay no! Me va a tocar todo el año con esta boba- se toma el pelo con la cabeza fingiendo miedo.

-¿Por qué, usted no paso?- el niega con la cabeza.

nos quedamos ahí haciendo bromas entre nosotros. Núñez tiene sentido del humor, quien lo diría.

Al final sí paso el año.

Se fue a "jugar con sus amigos golpeandoce mutuamente. Parecen animales.

Bueno, son animales.

Sebastián le grita a todo el mundo, Núñez empuja a todo el mundo y el resto obedecen como perros.

Me duele hasta a mí.

---

Ahora el mongolito cree que puede pedirme favores a su antojo.

Acompáñame hay a la esquina, no nos demoramos nada.

Ve teneme esto aquí mientras juego, no me valla a hacer maldades.

¡Yo no hago maldades! Soy un angelito de Dios.

-ustedes son muy animales para jugar- digo mientras nos dirigiamos a su casa. Íbamos a estar afuera hablando.

-yo lo veo normal. No nos lastima...- la frase se queda en el aire y el se corrige- casi nunca nos lastimamos- lo miro alzando una ceja- bueno solo aveces- vuelvo a hacer lo mismo que hice antes- nos lastimamos casi siempre-admite- pero nos divertimos.

-haciendoce daño.

-aveces es divertido hacerce daño.

-confirmado para mongolito-digo limpiándose mis uñas con la otra uña.

El me toma por el cuello y hace una ligera presión con los dedos haciendo que me enderece y me encoja mucho de hombros.

-sueltame sueltame sueltame-digo tan rápido que creo que ni se entendió. El me suelta y yo solo me río.

Lo miro y veo que también el se ríe, así que no me queda más opción que reírme a mi también pero más fuerte.

Se viene una pelea por ver quién deja a más personas sordas.

Estamos locos.

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