Su abuela le abrió la puerta y le dejó observar a su antojo su nueva habitación. 

Leonor abrió la boca pasmada, trató de decirle algo a su abuela. Incapaz de encontrar las palabras, la abrazó.

Todo era exactamente como lo había soñado. 

El estante de libros al lado del silloncito, el silloncito enfrente de la cama, la cama al lado del armario, el armario cerca del escritorio, el escritorio enfrente de la ventana, la ventana decorada con dibujitos de nubes, las nubes dibujando un camino hacia el techo, el techo dando paso a un cielo estrellado, y en mitad de las estrellas, un cohete.