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Los pasillos eran amplios y había puertas por todas partes. La luminosidad era increíble, los colores de la madera eran claros y se sentía en el aire la frescura de la mañana.
Leonor sonreía, mientras salía de su habitación y percibía un ligero cosquilleo en el estómago.
Sacó su horario del bolsillo y lo desdobló.
Clase 1. Segunda planta. Puerta 2.
Volvió a guardar el papel mientras giraba hacia la derecha y bajaba por las gigantescas escaleras de mármol crema. Continuó caminando, sin guía alguna más que su instinto, hasta llegar a su clase.
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