188.
—¿Recuerdas cómo nos conocimos?
—Eh... No.
—Yo sí.
—Refréscame la memoria, maplecito.
—Fue en un viaje. Yo estaba con mi hermano, conociendo una ciudad costera... Y tú estabas comprando algo de comer.
—Suena real.
—Hasta que le pisaste la cola a un perrito y te mordió —rio bajito.
—Sí... Suena como si fuera él —USA se burló antes de pasar de largo a la cocina.
—Qué vergüenza —México se encogió en su lugar—. Qué me conocieras así.
—Fue un alboroto muy grande, después te ofrecí ayuda y te llevé a una clínica. No pude despedirme siquiera porque Ame me obligó a seguir el viaje, pero nunca podría olvidarte.
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