1.

Geto había tocado fondo en un abismo donde solo hay oscuridad y pensamientos de mierda que lo envuelven. Llevaba ya varios días así desde la muerte de Riko Amanai, quien en poco tiempo le había tomado un cariño especial, ese tipo de sentimiento familiar que tienes por tus hermanos, por tus seres queridos.

La depresión no es nada saludable, y tampoco tiene ganas de contárselo a alguien. Se repudia, detesta enormemente no haber hecho algo más para cambiar el destino de la joven chica. Al final, que él y Gojo la hayan estado cuidando por días no sirvió de mucho ya que terminaron por asesinarla.

Siente asco, un simple mono la asesino pasando por los dos grandes chamanes, Geto quien siempre seguía estrictamente las reglas impuestas por los más altos, quien incluso no prestaba tanta atención a todas las veces en que su amigo Satoru quien sí se cuestiona el que porque deben proteger a los más débiles y el azabache siempre le repetía que para eso están ellos, esos son los ideales que deben seguir, siempre aspiro a ser correcto y quien vela por los humanos, ahora se cuestiona para que sirve preocuparse por ellos si de igual manera sus acciones por protegerlos suelen quedar en el anonimato y aquellas personas que saben de su existencia no agradecen lo suficiente.

Esta harto de comer maldiciones, harto de convivir con los débiles y asqueado de que nadie podrá si quiera tratar de comprender lo. Lo verán como el ser más retorcido por solo desobedecer los ideales y la norma que le han impuesto a él y al resto de alumnos y profesores.

Él ha llegado hasta donde está por su esfuerzo, disciplina, compromiso y duro entrenamiento constante. Él no nació ni viene de ningún clan importante o poderoso, él no nació con el talento, él tuvo que perfeccionar sus habilidades. Por eso cree que sus pensamientos no serán tomados en cuenta, porque no viene de un importante clan ni es el más fuerte de todo Japón.

Cuando cree no tener escapatoria de los pensamientos destructivos que lo acorralan y asfixian, alguien entra a su habitación sin siquiera tocar, sin pedir permiso.

No son sus padres, solo es el imbécil de Satoru Gojo con el uniforme, una bolsa de la tienda y la respiración agitada, como si hubiera corrido todo un maratón para llegar hasta ahí.

No tiene ganas de verlo ni hablarle, y aunque lo asustó un poco al principio, no pude fingir que esta durmiendo porque esté ya lo vio despierto, el azabache se da la vuelta para darle la espalda y se queda en un penumbral silencio.

—No estás solo, Geto.—habla desde aquella escasa distancia de la cama de su amigo.

—¿Qué?—expresa confundido dándose la vuelta, no planeaba hablarle pero, aquellas palabras tan repentinas le llamaron la atención.

En realidad, Geto creía que Gojo podría preguntarle acerca de porqué lleva todo el día echado en la cama, de porque se encierra y no lo ha visto en días, de porque no se ha contactado con sus amigos, de porque tiene esas feas ojeras, pero que le dijera directamente aquella oración, le dejó un tanto sorprendido.

El albino toma una mejor postura dejando la bolsa de chucherías a un costado.

—Lo lamento, siento tanto no haber venido antes, eres mi amigo, y las cosas que sucedieron te han afectado más a ti que a mi, pero quiero que sepas que no estas solo, que jamas te dejare solo y que puedes apoyarte en mi.—habla con seriedad y un sentimiento difícil de descifrar para el contrario.

Suguru toma asiento en la cama, aún con una expresión confundida y pensativa, pesimista. Le parece tan extraño la forma tan seria y profunda en cómo le habla Gojo, incluso madura. Su presencia aquí ha sido realmente desconcertante, pero lo son más sus palabras insistentes sobre no dejarlo solo.

—¿De qué mierdas estás hablando?¿Por qué de repente te vuelvas tan sentimental y leal?—expresa con confusión y evidente duda.

Es cierto que llevan años siendo amigos y hasta cercanos, ingresaron al colegio a los dieciséis años, pero Geto, sobre todo en estos momentos, siente esa diferencia en poder y en familia. Satoru pertenece a uno de los tres clanes más poderosos y por lo tanto, prestigiosos. Su familia está a otro nivel, mientras que Geto no pertenece a un clan tan poderoso, no tiene un linaje atemorizante.

Antes de que Gojo le responda, Geto vuele hablar de inmediato.

—Además, si mi madre te permitió entrar a casa, no deberías haber entrado hasta mi cuarto sin siquiera tocar y—, continúa expresándose con evidente enojo, siendo interrumpido.

—No quiero que nos separemos, no quiero que te sigas aislando de los demás. Me duele verte así, Suguru.—le habla con sinceridad y una mirada entristecida que Suguru no puede creerlo. El albino se arrodilla ante él y le toma con suavidad de sus manos para envolverlas con las suyas, un gesto que le parece desconcertante.

—Satoru... tú no puedes entender como me siento ahora.

Sigue confundido con la reacción y las palabras del mas alto, pero nada de lo que le diga le hará cambiar de opinión.

—Tienes razón, no puedo sentir lo mismo que tu y no trato de disminuir o hacer de menos todo lo que sientes, pero aquello no significa que no quiera estar contigo,—explica mientras le mira fijamente, sus ojos azules brillan en la moderada oscuridad del cuarto, Geto permanece callado analizando las palabras de su amigo.—¿Podrías quedarte conmigo y decirme que te hace sentir tan mal?

Suguru esta por negarse, ¿hablar de sus pensamientos y emociones con alguien más? Suena absurdo, pero...

En realidad, en el fondo lo desea, a pesar de que sabe que le dirán que esta mal, que no debe tener esa clase de razonamiento, no hay mejor persona en la faz de la tierra que trate de comprender lo y le escuche que Satoru Gojo. Aún así, le tiemblan sus labios de tan solo decirle la verdad sobre lo que cree ahora mismo, de asco y odio hacia los débiles. El albino nota el largo silencio y como su amigo lo duda demasiado.

Suguru,—la forma en como mencionó su nombre lo hizo sentir escalofríos, agradables y extraños. No entiende que está pasando, porque se siente así, porque Gojo tuvo que venir y porque sus ojos comienzan a picarle. Odia el sabor amargo en su garganta que comienza acumularse por no saber que responder.—No he venido aquí a criticarte o a juzgarte, sino a escucharte, entenderte y si puedo, dejar de que te sientas así.—habla despacio, suave y una leve sonrisa pero una mirada triste al ver a su mejor amigo en dicho estado, toma las mejillas del azabache en un acto totalmente reconfortante, el tacto improvisado provoca un rubor en las mejillas de Geto.—Desahógate todo lo que quieras, yo estaré aquí. Quiero que compartas tu sufrimiento conmigo.

Suguru no pudo soportarlo más, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas de manera incontrolable. No sabe porque su corazón ha sido conmovido, ni porque su vista se nubla mientras sigue llorando y moqueando, lo peor es que Gojo lo tiene que ver todo, pero no se ríe ni lo mira mal, al contrario, le ayuda a limpiarse sus mejillas empapadas. Jamás hubiera imaginado ver a Suguru llorar de tal forma, es fascinante, tierno y despierta en él una sensación de abrazarlo para jamás soltarlo.

—Eres un fastidio, eres tan molesto y...—dice Geto mientras aparta las manos de Gojo de su rostro, limpiándose el mismo y maldiciendo sentirse así. Soportar aquella expresión dolida en su amigo, aquella enorme preocupación le hace reconsiderar muchas cosas.

Odia el hecho de que alguien lo vea llorar, es como si mostrara la parte más débil y vulnerable de él. Pero de alguna forma, sentir el profundo y sincero apoyo de Gojo, lo hace sentir mejor y que realmente no está tan solo como pensó.

El albino se pone de pie para sentarse a su lado, casi pegado a él.

—Todo estará bien, Suguru, no pienso dejarte solo enfrentado tus pesadillas.

Geto sigue confundido por la forma de actuar y aquellas palabras de su amigo, es como si viera a través de sus pensamientos, ¿Acaso tiene telepatía?¿Los seis ojos son así de místicos?

Le da un poco de miedo.

—Yo no te necesito, y tu no me necesitas.—insiste con una voz ahogada en llanto, ya no cree ser suficiente para estar a lado de su amigo.—¿Podrías dejar de insistir tanto y creer que lo sabes todo?

—¿Cómo puedes pedirme que me aparte de la persona por la cual no dejo de pensar día y noche?—cuestiona, dejando pasmado a Geto quien no se espero aquella respuesta.—Suguru, yo jamás te reemplazaría porque eres el único con el que deseo estar hasta el último de mis días. Yo te necesito más de lo que puedas imaginar.—confiesa sin titubeos.

No es que Satoru este acostumbrado a sincerarse tanto con alguien, nunca lo ha hecho. Pero Suguru es esa persona especial y tan importante para él, saber por sus otros colegas y el profesor que ha estado días deprimido y nunca se acercó a él para decirle que pasó, por supuesto que le preocuparía demasiado.

Los pensamientos destructivos rompen a uno mismo, si quiere que Geto se sincere, tiene que hacerlo primero él.

Suguru siente a Gojo recostar su cabeza de manera suave sobre su hombro, Geto no puede ignorar el echo de que recién estaba llorando, que su amigo se arrodillo, le tomó de las manos y luego de sus mejillas, ha sido demasiado raro y sospechoso, por lo que, de manera calmada pero seria y sin pensarlo más, hace la siguiente pregunta en voz alta:

—¿Acaso eres gay y te gusto?

Gojo normalmente hubiera reaccionado a la defensiva, tal vez incluso indignado o con burla, pero en vez de ello, el albino le responde de manera tranquila y ligeramente divertida:

—¿Pensarías que soy raro, Suguru?

Geto no espero aquella respuesta por parte del contrario, ni siquiera se escucha burlón. Debe admitir, que se siente sorprendido, y aunque aquella respuesta en tono de interrogación no significa una afirmación, tampoco es una negación absoluta.

Suguru queda perplejo, ¿realmente le importa que su amigo sea gay? No, realmente no, no lo discriminaria, todo lo contrario, seguiría tratándolo igual solo que con la nota mental de cuales son sus preferencias y tal vez eso explique porque Gojo nunca le ha contado sobre haber tenido alguna vez novia o porque nunca responde cuando le pregunta cual es su tipo de mujer ideal.

Por otro lado, Gojo ni siquiera está seguro de porque contestó de aquella forma, Geto realmente se lo está pensando, debería decirle que no se lo tome enserio.

—Deja de pensar en eso, Suguru, solo lo decía para animarte y distraerte, hombre.—se pronuncia Gojo entre risas, Geto realmente creía que su amigo se le estaba confesando por todo el ambiente sincero y sentimental. Además que el albino no es una persona que juegue con los sentimientos de esa forma.

Antes de decir cualquier otra cosa, la madre de Suguru llama a la puerta y les avisa que ambos pueden bajar a comer. Gojo se siente afortunado de formar parte de la familia y asiente sonriente, animando a su amigo a bajar con él y tratando de que cambie su humor.

Luego de comer y pasar algunas largas horas charlando sobre aquellos pensamientos destructivos de Suguru, Satoru haciendo todo lo posible para hacerlo sentir mejor y que no vaya por el camino del mal, Geto le agradece profundamente por estar ahí con él y no dejarlo solo.

Cuando pregunta porque Shoko no vino, Satoru solo responde que vino hacia acá de manera instintiva, olvidándose por completo de avisarle a la chica de acompañarlo, pero que de alguna forma, deseaba hablar con él a solas.

—Sea broma o no sobre si eres gay, solo quiero decirte que jamas pensaría que eres raro, Satoru.—afirma Geto con una media sonrisa, aún tiene pesadez en los ojos y una mirada algo desconsolada, pero hablar con Gojo y pasar tiempo juntos lo han hecho sentir más unido a él.—No me iré de tu lado, solo necesito dormir.

Aunque Geto le prometió a su mejor amigo no caer en el pesimismo ni tener pensamientos sobre genocidios, Gojo no quiso apartarse de su lado, no todavía. Así que decidió pasar la noche con él para vigilar lo, y de cierta forma, que ambos estén en paz como profunda calma en la presencia del otro.

Dormir los dos abrazados en la misma cama, es normal entre amigos.








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Palabras: 2,116
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Jueves 13 de junio del 2024
Fandom: Jujutso Kaisen
Nota del escritor:
No se cuantos capítulos tendrá esta historia ni su final, simplemente quise escribirla. Me nació de repente hace unos días.
Estaba entre:
¿Qué pasaría si Gojo se hubiera hecho malo en vez de Geto?
Y;
Que pasaría si Gojo se da cuenta de lo que le pasa a Geto y evita que esté se haga malo?
Al final opte por la segunda idea y así quedó.

Cuando actualizo? Quien sabe.
Hasta la próxima

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