Llegué a mi casa corriendo, entré y mis padres me miraban preocupados.
—¿Pasa algo? —Preguntó mi papá.
—No, iré a mi habitación.
—Ven a comer.
—De acuerdo.
Comí la cena rápidamente y después subí a mi habitación.
Me acosté en mi cama, pensando en el beso de Dom, tal vez le estaba dando muchas vueltas al asunto, pero no podía dejar de pensar en él.
—Hija, sé que no quisiste contar porque estaba tu padre, ¿Así que dime que ha sucedido?
—Bese a Dom.
Mi madre dio un salto y gritaba: ¡Dam!
—¿Qué?
—Si ya sabes Dai + Dom = Dam.
—Ignorare eso... No andábamos, solo me besó y luego lo bese, pero la segunda vez fue un accidente.
—Bien, ¿Entonces por qué te afecta?
—Es mi mejor amigo y no lo quiero perder.
—Si no te gusta entonces no tienes nada de que preocuparte.
Ella levanto una ceja, después se paró y se fue.