TEAM SCIFI: Ellos y nosotros
Cuando todos aquellos aviones verdes y grises surcaron los cielos de nuestro planeta, nadie esperaba que fueran extraterrestres.
Iban en grupos de siete y uno a uno, los aeroplanos, fueron aterrizando en todos los aeropuertos secundarios de las ciudades, como si de una nueva compañía lowcost se tratara.
Con una presición quirúrgica, a la misma hora y en perfecta sincronía, se abrieron las puertas de todas las aeronaves y empezaron a salir, en desfile, una serie de criaturas humanoides. Vestidas en azul y negro, tenían unas curiosas cejas y unas orejas picudas.
Los fans de Star Trek se emocionaron multitudináriamente, para ellos estaba claro que eran vulcanianos traídos a la realidad. Por eso, durante un breve tiempo se pensó que quizás eran actores, posiblemente para una campaña de publicidad, una performance bestial o simplemente una broma.
Pero ellos afirmaron ser extraterrestres. De un planeta a diecinueve años luz del nuestro, llamado algo así como Freyijan. Hablaban nuestro idioma mediante un traductor que llevaban integrado en el cuello de la camiseta.
Los ejércitos y las diferentes policías los custodiaron sin dejarles salir de los aeropuertos mientras nosotros decidíamos qué hacer.
Entonces la opinión pública hizo lo que mejor sabe hacer: dividirse. Aceptado que eran extraterrestres, unos dijeron que venían a ser amigos y otros a atacarnos.
Así que, como no nos poníamos de acuerdo, peleamos entre nosotros. Cuando nos quisimos dar cuenta, los freyijanianos ya estaban por todas partes, habían cambiado sus ropas por otras como las nuestras y tapan sus orejas con sus cabellos.
Se mimetizaban muy bien con el entorno. Aunque sus líderes siguieron manteniendo contacto con los nuestros.
No venían para ser nuestros amigos, pero tampoco para ser nuestros enemigos. Ellos querían llegar a un acuerdo. Según sus estudios en genética, mucho más avanzados que los nuestros, había una alta probabilidad de éxito en mezclar los ADNs de nuestras especies; algo que a ellos les interesaba mucho puesto que cada vez nacían más freyijanianos incapaces de concebir.
Como nosotros, sus órganos reproductivos se dividían en dos grupos, aunque ellos los llamaban beta y omega, en lugar de masculino y femenino. Sus procesos reproductivos también eran similares: los beta se introducían en los omega, liberaban la semiente que fecundaba los alfas (óvulos) y tras un embarazo de unos seis meses, nacían las nuevas criaturas.
Pero hacía demasiado tiempo que no nacían nuevas generaciones y no querían extinguirse.
Ante la posibilidad de avanzar con otras civilizaciones, los expertos empezaron a opinar en inacabables debates cada vez más soporíferos y mientras, los humanos nos íbamos emparejando con los freyijanianos ajenos a todo el resto.
Porque no sólo nuestros ADNs eran compatibles, también nos sentíamos irrestiblemente atraídos hacia ellos.
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