Capitulo 18:
Gracias por leer.❤️
—Míranos a los dos...—susurro con la voz grave y profunda—. Mira que hermosa eres, Elizabeth.
Y ella mira... La visión de los dos desnudos, la diferencia armoniosa entre nuestros cuerpos es perfecta. Somos magníficos juntos. Lizzy se ve hermosa y deseable a través del cristal, es muy excitante contemplar mi imagen apretando sus senos, y luego sus pezones cada vez más intensamente. Ella se contrae y cierra sus ojos olvidando el espejo, levanta los brazos y me rodea por el cuello. Beso la curva de su cuello, mis manos recorren todo su cuerpo hasta llegar a su vagina por encima de su ropa íntima, escabullo mi lujuriosa mano dentro de la única prenda que cubre su cuerpo, y acaricio sus vellos hasta llegar a sus labios suaves y húmedos. Elizabeth arquea el cuerpo queriendo más y yo la acuesto en la cama, ella vacila un poco pero se deja caer en el suave colchón. Acaricio su rostro y deslizo mi mano hasta sostenerla por la nuca, y la beso suavemente.
—Ahora es mi turno para darle placer... Pero no de una manera rápida, mi amor... Fui demasiado egoísta al sentir placer en solitario.
—Yo sentí placer... —ella susurra en respuesta.
—Placer. No alivio —me aparto para ver su reacción y ella se sonroja, la tomo de su mentón y levanto su rostro—. Usted me hace perder el control, hoy yo pensé que moriría de gozo al tener su boca amándome como tanto quería —las mejillas de Elizabeth se ponen aún más coloradas, sonrío encantado y vuelvo a sentir otra punzada en la ingle al recordarla amándome con sus labios. La miro con la respiración acelerada—. Es tiempo de finalizar la plática...—paso mis dedos por su cara—. Ven... Siéntate aquí, preciosa...
Le pido señalando la almohada, ella se sienta medio atravesada para que yo pueda sentarme con las piernas dobladas próximas a su cadera. Mi amada colocada en aquella posición me brinda la visión de su bello cuerpo bañado por la luz que se filtra por la ventana, es hermoso.
—William...—me reclama.
—Eres perfecta, Elizabeth...—confieso bajito—. Perfecta para mí... No quiero que dude de eso nunca más.
No quiero que ella dude de mi amor, y de cuánto la deseo... Igualmente no puede dudar... ¿Cómo es posible? Si estoy erecto y no me preocupo en ocultarlo. Recorro con mi dedo sus labios, me duele el pene endurecido por penetrarla. Desciendo mi mano por su cuello, por sus pechos hasta llegar a su seno y lo cubro apretándolo y soltando suavemente, y de nuevo repito lo mismo... Elizabeth se arquea en dirección a mi mano con los ojos cerrados, circundo su pezón duro, y lo tomo entre mis dos dedos presionando levemente.
—Querido Darcy...—jadea abriendo los ojos febriles.
Desciendo mis caricias hasta su vientre, contorneo el ombligo con uno de mis dedos, llevo mi otra mano para el otro seno que también ansía ser tocado, lo aprieto un poco más fuerte y deslizo mi otra mano hacia la parte baja de su abdomen, la provoco pasando mis caricias rápido por sus suaves vellos púbicos hasta llegar a sus muslos. Elizabeth se encuentra tan húmeda que está toda mojada en la parte interna de sus muslos, y es ahí donde la toco, en el clítoris. Emito un gemido. Dejo de apretar su seno y me acuesto a su lado sin dejar de deslizar mi mano por su entrepierna. Temblorosa ella no puede reprimir sus gemidos, mi pene endurecido se apoya contra su cadera. ¡Ella me quiere ahora! Lo noto en su rostro torturado por el placer. Lizzy arquea su cuerpo invitándome a poseerla, y yo la admiro con ardor todavía torturando su clítoris con mi mano.
—William...—me nombra con una voz tan llena de deseo que casi atiendo su pedido.
—Mi vida yo te amo más que el aire que respiro...—susurro en su oído sin dejar de acariciar su cuerpo.
—Señor Darcy se lo ruego...
—Todavía no, mi amor......
Elizabeth mira mi pene con los labios entreabiertos y eso me enloquece, la beso con un hambre voraz, como si precisara de su beso para sobrevivir. Deslizo mi mano entre sus piernas húmedas y subo hasta su vagina, ingreso mis dedos en sus pliegues húmedos. Ella suelta mis labios, y echa su cuerpo hacia atrás elevando sus senos hinchados con sus pezones duros. Atrapo uno de ellos mordiendo suavemente la punta de su pezón, después me dispongo a lamer repetidas veces, y cuando pienso que ella no puede ser más deliciosa, lo succiono con delicadeza y fuerza. Subo y desciendo lentamente mis dedos, por ahora sólo por fuera de la abertura de su vagina caliente, y empujo dos dedos en su interior hacia arriba arremetiendo contra su clítoris hinchado. Lizzy, que tiene su histeria acumulada, goza de inmediato. Circundo su clítoris más firme y ella se contrae alrededor de mis dedos, a la vez que succiono el otro pezón que ella me ofrece.
Elizabeth se arquea más para atrás, lo que hace que mis dedos presionen más fuerte su clítoris, froto y acaricio más rápido y más profundo. Ella solloza de placer, su cuerpo convulsiona, detengo el movimiento de mis dedos pero los mantengo en su interior, ahora medio doblados, acaricio continuamente en el punto hinchado de su carne interna. Con el pulgar circundo lentamente su clítoris, mi pene rígido late junto a su cadera, son estímulos muy deliciosos, y mi amada estalla en el placer del deleite alrededor de mis dedos mojándolos con su elixir. Sus contracciones son más intensas, se retuerce emitiendo sonidos que me obligan a gemir junto a ella. Por Dios, su olor me embriaga y está muy húmeda... Necesito probar su gusto. Ella aún gime cuando me levanto en un impulso, aturdida por los espasmos no se da cuenta de mis lujuriosas intenciones. Recojo las almohadas que cayeron próximas y las dejo encima de la cama, tomo a Elizabeth por las piernas, y la empujo cerca del borde de la cama.
—Coloca tu cabeza sobre la almohada... —Elizabeth obedece, en esa posición aprecio mejor su silueta. Ella presiente lo que voy a hacer, y sus muslos se contraen en expectativa, me arrodillo frente a ella—. Levanta las caderas...
Lizzy obedece de buen modo cada segundo más excitada, con mis manos temblorosas quito la única prenda que me impide admirar su cuerpo desnudo por completo, y coloco una almohada debajo de sus nalgas, elevándola. Inmediatamente coloco sus piernas abiertas dobladas con los pies sobre el colchón, contemplo su rosada y poblada vulva palpitante, y contengo la respiración. Ella es tan delicada, suave, hermosa... Respiro profundo, y el olor de su excitación me obliga a ponerme erecto dolorosamente. Paso mi mano sobre sus vellos suaves y oscuros, mi amada jadea desenfrenada. Miro su rostro, está toda colorada con los labios entreabiertos, sus ojos preciosos entrecerrados desconcertados por el placer.
—Eres mi amor... Eres mi vida... Eres mi mujer...—estoy tan deslumbrado por ella que la emoción me invade el cuerpo.
—Te amo, William... Soy tuya...Toda tuya... —me confiesa cada vez más emocionada.
Cierro los ojos, y respiro profundo controlando la emoción. Los abro tocando nuevamente su vagina sin dejar de mirar su rostro, ella abre más la boca, jadeando, sus ojos son ahora los que reflejan el dolor de la excitación, y cuando paso mi dedo entre uno de sus pliegues ella echa la cabeza hacia atrás, rendida. En esta posición Elizabeth está totalmente a mi merced, ¡y es completamente maravilloso! Una lágrima de amor desciende por su mejilla, sus pezones están muy rígidos, elevo una mano acariciándolos. Bajo la cabeza y comienzo a lamer su vagina húmeda, pasando mi lengua entre sus pliegues de abajo para arriba, y su gusto me enciende. Lizzy se retuerce... En ese momento empiezo a gemir al contornear la abertura de su vagina con la lengua, ella responde con un gemido de éxtasis y se olvida de los prejuicios. No existe nada para mí más allá de la percepción de su gusto, y de mi amada gimiendo de placer. Y como si se tratara de un sueño malo, Elizabeth se abre más para mí, suelto un rugido bajo... Penetro con la lengua sus pliegues iniciales y succiono con delirio. Ella emite un gemido hambriento.
—¡Oh señor Darcy! ¡Señor Darcy...! —Gime la desvergonzada, me aparto de sus labios vaginales por un momento.
—¿Está lista para mí de nuevo...? —Estoy más firme y sorprendido por la manera cómo ella consigue ponerme erecto tan rápido. Estoy duro y listo para ella y pierdo el control, aprieto su pezón y lo acaricio circularmente con mi pulgar.
—¡Oh señor Darcy! ¡Señor Darcy por favor...!
Lizzy quiere que toque el punto más sensible de su feminidad, beso su vagina rosada y recorro con mi lengua en todos sus pliegues, menos donde ella tanto late. El dolor del deseo es un tormento delicioso, ella está tan cerca de llegar. Tan cerca... La provoco por más tiempo y me detengo.
—Pídeme, amor. Dime lo que quieres...—deseo que ella rompa todas las barreras del decoro.
🔴NOTA:
Mis amores estoy feliz porque esta historia ganó con tan pocos capítulos. ¡Celebren conmigo!🎉
Gracias por su apoyo.👏
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Ya saben a donde ir para leer las partes suculentas.🚶
Os quiero.❤
↗ME.GA.🎈
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