Capítulo 18

ConsequencesCamila Cabello

Después de ese enfrentamiento, no volví a compartir ni media palabra con él. Estaba triste pero no lloré.

Ya había llorado demasiado por él, estaba consciente de que en parte era mi culpa pero no iba a quemarme el cerebro pensando en eso.

Ya nos dijimos todo lo teníamos que decirnos. Nuestro noviazgo terminó, al igual que nuestra amistad.

Es hora de seguir adelante. Con o sin él.

Amarte era joven, y salvaje, y gratis
Amarte era cool, y caliente, y dulce
Amarte era sol, seguridad y sonido
Un lugar estable para dejar bajas mis defensas. Pero amarte tuvo consecuencias – cantaba a todo volumen mientras me duchaba.

Mi querida amiga me había llamado invitándome a salir con ella y Joe. No lo había dicho pero ellos dos están en una clase de relación. Todo empezó después de San Valentín.

Ahora recuerdo porque ella me preguntó una vez sobre que pensaba sobre él. Aunque aún no es oficial, hacían una bonita pareja.

Salí de la ducha, y después me cambie por unos jeans raspados, un hoddie rojo con negro y unos converse negros. A duras penas me hice una trenza en el pelo.

Avisé a mis padres que iba a salir y caminé hacia el Starbucks más cercano, que era donde estaban mis amigos.

— Deberíamos ir algún día... ¿Se imaginan? Todos nosotros perdidos en el bosque ¡que emocionante!

Miré a mi amigo frunciendo el ceño. ¿Cómo sería emocionante perderse en un bosque?

— ¿Y si vamos este fin de semana? Le puedo pedir la camioneta a mi padre

— ¡No! – se negó Laura.

— ¿Por qué no? Sería divertido, excepto la parte donde nos perdemos

— ¿Y si nos sale una serpiente y nos muerde?

— Si te muerde a ti, dejamos que te mueras y punto – le dije divertida tomando de mi té frío.

— Ja ja ja, que graciosa.

— No nos iremos tan lejos, podemos ir al que esta cerca de la playa, he oído que no es peligroso

— Papá nos llevó una vez a mis hermanos y a mi, fue tan divertido. – recordé sonriendo. Teníamos alrededor de unos diez años. — No se como está ahora pero no había peligro cuando fuimos – me encogí de hombros

— Entonces, ¿nos vamos el viernes?

— ¿Tan pronto? No deberíamos planearlo mejor

— Las cosas planeadas no siempre salen como queremos

Seguimos hablando del viaje, nos iríamos el viernes después del colegio. Vendríamos regresando el domingo en la tarde.

— Le diré a los demás... – dice Joe tecleando en su teléfono

— ¿Qué? Creí que eramos nosotros nada más – me quejé. No tenía problema con que vayan más personas pero...

— Quieras o no, Kian es nuestro amigo y esta invitado. Si no quiere ir es otra cosa

— Ya que – me crucé de brazos en mi asiento.

El tercer día de la semana había llegado y de la mejor manera. Hoy teníamos una práctica en el aula de matemáticas y el profesor no asistió, así que teníamos una hora completa libre.

Los únicos que estábamos en esa clase eramos Joe, Ryan, Kian, Laura y yo. Los gemelos por ende tenían otra, los cinco estábamos en nuestro escondite: el campus. Hablando de nuestra improvisada excursión del fin de semana. La verdad era que no estaba prestando atención a lo que ellos decían. Con solo pensar que mi ex mejor amigo iría, se me quitaron las ganas de salir.

— Entonces... ¿Aaliyah?  – sentí una patada en mi pierna, mire el o la culpable y como no, fue mi querida mejor amiga.

— ¿Qué? 

— No preguntaré por qué estás distraída hoy, para variar – dice con sarcasmo  – Kian estaba diciendo que no puede salir este fin de semana

— ¿Qué tengo que ver yo con eso? Si no puede, que no vaya y listo 

— ¡Aaliyah!  – me crucé de brazos lista para escuchar el regaño de mi amiga – Te recuerdo que tú tampoco puedes, idiota

— ¿Por qué no? – Que yo sepa no tengo nada que hacer el fin de semana.

— Le prometiste a mi hermana que irías con ella al concierto de Bruno, tu misma le regalaste las boletas – por primera vez en estos días, Kian me dirigía la palabra y yo lo escuchaba.

Abrí los ojos sorprendida por haber olvidado eso. En el cumpleaños número quince de Kathia, que fue a principios de diciembre, le regale cuatro boletas para ir al concierto de Bruno Mars, cortesía de mi madre quien a través de su amiga que trabaja en una plaza de New York. Mi madre solo tuvo que pagar dos — las boletas estaban en preventa cuando las compró —, y las otras dos, se las dio su amiga. Le dije a Kathia que vaya con sus amigas pero me dijo que iría conmigo y que ya pensaría a quien mas invitaría.

— Me olvidé por completo de que era para estas fechas, lo dejamos para el próximo ¿no?

— Pueden irse ustedes – le dice Kian a Laura, Joe y a su mejor amigo – Si ella no puede, que no vaya y listo

Lo fulminé con la mirada, él solo sonreía. Estúpida sonrisa.

— No pueden negar que son el uno para el otro, aunque no se hablen – opina Ryan

Mi teléfono vibró en mis piernas, desvié la mirada y lo tomé. Fruncí el ceño al ver un mensaje de la anteriormente mencionada hermana de Kian.

¿Estas en clases? Necesito hablar contigo 

Le di una mirada rápida a su hermano y conteste. Estoy libre, dime ¿pasó algo? 

— ¿Quién es? – pregunta mi mejor amiga.

— Siempre estas atenta a quien me escribe

— Tengo que saber quien te escribe, y si no me dices lo averiguaré de todas maneras

— Eso es ser chismoso ¿sabes? – se encogió de hombros restándole importancia – Es Kathia

— ¿Kathia? ¿Qué quiere mi hermana contigo? 

— No sé.

Mi teléfono comenzó a sonar, el nombre de Kathia aparecía en la pantalla. Contesté de inmediato.

Hola

Su voz se oía baja, como si estuviera apenada o escondiéndose de algo.

— Hola, Kathia. ¿Estás bien?

Kian me hizo señas para que lo pusiera en alta voz. Yo negué.

Si. Estoy bien. ¿Mi hermano esta contigo?

— Si. ¿Quieres hablar con él?

¡No! Quiero hablar contigo, no con él. ¿Puedes alejarte? No quiero que escuche lo que te voy a decir

— Ok. Espera un segundo – alejé el teléfono de mi oído y le di un golpe a Ryan, quien estaba muy tranquilo durmiendo en mi regazo.

— ¿Qué quieres, Aaliyah? Eres muy cómoda ¿sabías? Ahora entiendo porque Kian...

— Cállate y muévete. Necesito pararme

— Gruñona – se levantó y fue a buscar refugio en el regazo de mi amiga. Él necesita una novia, enserio.

Me levanté pero alguien me agarró los pies. — Kian, suelta – hablé sin siquiera mirar hacia abajo

— ¿Por qué Kathia quieres hablar contigo y no conmigo?

— Cosas de chicas. Suéltame

— Aaliyah

— Suéltame, Kian. – le miré esperando, se quedó unos segundos mirándome luego me soltó. Caminé unos metros, alejándome. —¿Kathia?

Sigo aquí

— Bien. Tu hermano no está escuchando. ¿De qué quieres hablar conmigo?

Pues verás... Aún tengo las boletas del concierto y pues estaba pensando en invitar al alguien

— Ok. En eso quedamos...

Si pero resuelta que ese alguien es él chico que me gusta

— Eso es genial, ¿cuál es el problema? No me digas que tiene novia... O no le gusta la música de Bruno Mars

No, no. Según no tiene novia, y si le gusta la música de Bruno.

— ¿Entonces?

Es que no se como pedírselo, no puedo ir y decirle: "Hey, Gabe, la novia...

— Kathia

Para mi siempre serás su novia... Como te decía, no puedo ir y decirle; Hey, Gabe, la novia de mi hermano me regalo boletas para ir a ver a Bruno, ¿quieres ir conmigo?

Del otro lado de la línea se escuchó un me encantaría.

Mierda

— Me dices que tal te fue con tu chico, adiós – me despedí sonriendo

Ahora entendía porque ella no llamó a Kian, se trataba del chico que le gustaba, no creo que a su hermano le guste escuchar eso.

Volví con mis amigos y al sentarme el perrito de Ryan, volvió acomodarse en mi regazo.

— No te preocupes, hermano, es toda tuya, no te la robaré – le deja en claro a su amigo al recibir una mala mirada de su parte.

Vuelvo y repito, Ryan necesita una novia.

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