Mayura
En el poco tiempo de estar con él solo había cosechado fracasos, tan grande era su afán por ayudarlo como desastrosas habían sido sus derrotas. Una y otra vez lo intentó pero nunca consiguió vencer a Ladybug.
¿Cómo era posible que una mujer con sus habilidades y competencia fuera vencida una y otra vez por una inexperta jovencita?, había conseguido engatusar a su inocente compañero, Chat Noir había caído completamente en su telaraña con su falsa Ladybug pero ella, ella parecía imposible de engañar.
Debajo del rojo antifaz se escondía una adolescente que al igual que otras muchas estaría llena de inseguridades e ilusiones, de desengaños y secretos amores. Debía encontrar algo, un punto donde fuera vulnerable, una debilidad que la hiciera por fin caer.
Lejos de la estoica imagen de imperturbable mujer su tranquilidad se carcomía al no saber cómo vencerla. Su mente se devanaba en busca del plan perfecto que le diera el triunfo a su jefe y la llenara de orgullo frente a él.
Era media tarde y se disponía a salir en busca de Adrien que pronto saldría de su práctica de esgrima. Al tomar su teléfono no pudo evitar girarse para ver el televisor, en él retransmitían la última hazaña de los héroes de París donde Ladybug sostenía en brazos a un niño que acababa de salvar.
Cual una epifanía sus ojos se abrían fascinados ante el aluvión de ideas que sacudían su cabeza y todas ellas se movían alrededor de un único eje...necesitaba una víctima. Una persona afectada por el ataque de un akumatizado que se ganara la simpatía y el afecto de la heroína y sin que ella sospechara nada se pudiera acercar lo suficiente.
Era perfecto, el plan ideal para llevar a cabo su malévolo cometido. Ahora solo faltaba elegir cuidadosamente a la víctima, para que su estrategia funcionara debía ser alguien a quien ella conociera y a ser posible que ya hubiera salvado anteriormente, alguien por quien estuviera dispuesta a dar su prodigio. Viejas imágenes volvían a su memoria al rememorar como una de las creaciones de Hawk Moth a punto estuvo de conseguirlo al sostener en el vacio a su víctima.
Esa noche en la seguridad de su habitación tomó de la repisa de su librero una foto muy querida por ella. Dubitativa contemplo el pequeño objeto en su mano pero finalmente con convicción prendió el broche del pavo real a su ropa.
- ¡Duusu, despliega mis plumas!
Invocando el poder del prodigio un fulgurante destello azul la recorrió de pies a cabeza, dando lugar a la transformación en Mayura.
Tomando la foto salió de un portentoso salto por la ventana, fue recorriendo los tejados de la ciudad hasta llegar a la torre Eiffel. En su recorrido repasó uno a uno los detalles de su plan, no podía permitirse tener ni el más mínimo fallo.
En la plataforma más elevada del emblemático monumento, dejó que sus ojos se cerraran embebiéndose de la fresca brisa que ligera pasaba despidiéndose de la tarde que comenzaba a caer. Dio una profunda inhalación para después de unos segundos dejar escapar lentamente el aire de sus pulmones.
Colocó la foto en el centro de la plataforma y retrocediendo unos metros se concentró en ella, se notaba la tensión en sus sienes, su dientes se apretaban con fuerza, sus manos alzadas hacia la imagen se comenzaban a mover manipulándola.
Poco a poco de la fotografía una oscura figura comenzaba a tomar forma, era grande el esfuerzo que estaba realizando, la tensión que recorría su cuerpo era tal que había acelerado su pulso al extremo de sentir que su corazón se salía del pecho.
Cayó de rodillas completamente agotada pero había conseguido crear un magnifico ser sin alma que la obedecería ciegamente en todo lo que ordenara. Aun jadeante solo necesitaba unos minutos para recuperarse antes de continuar con la segunda parte de su plan.
Hizo mucho ruido, quería que todos la vieran, tenía que hacerse notar si quería que aquello que había tramado saliera bien. Sus gritos se escucharon en la plataforma inferior que para ese momento estaba repleta de turistas que con cámara en mano se esforzaban por sacar una fotografía del paisaje parisino, ante aquel escándalo todos miraron hacia arriba para con asombro ver como un extraño ser sostenía por el cuello a un joven que pendía sobre el vacio.
La noticia no se hizo esperar y al cabo de unos minutos dos helicópteros sobrevolaban la torre, uno de la policía y el otro, el que más importaba, de la cadena de televisión. Sonrió taimada al ver las cámaras que la enfocaban, faltaba poco para verla aparecer sería cuestión de minutos en que Ladybug cayera irremediablemente en su trampa.
Y así fue que después de unos minutos a lo lejos vio como la heroína se acercaba en rápida carrera. Al estar cerca de llegar lanzó a su rehén con fuerza contra una de las vigas y saltó al vacío desapareciendo entre la estructura del monumento.
La heroína llegó a la plataforma y de inmediato adoptó una pose defensiva mirando hacia todos lados en busca de la villana, al comprobar que se había ido corrió hacia la víctima.
- ¡Adrien!, ¿estás bien? - nerviosa se agachó y tomándolo con cuidado acomodó su cabeza sobre su regazo.
Con angustia lo veía, el pobre chico había sido tratado con rudeza, tenía una brecha en la frente por donde corría un fino hilo de sangre, varios moretones marcaban su cara y su cuello, y parte de sus ropas estaban rasgadas dejando a la vista marcadas heridas en su piel.
Con paciencia lo dejo descansar, acariciando cariñosamente su rubio cabello. Sus ojos se abrieron encontrándose con la azul mirada de la heroína sobre él.
- ¿La...Ladybug?, ¿do...dónde estoy? - confundido miraba aquel lugar.
- Estas en la torre Eiffel y ya estas a salvo, al parecer por algún motivo Mayura te capturó y te trajo aquí pero ha escapado cuando llegué.
- Eso quiere decir que tú me has salvado, gracias. - le mostraba una cálida sonrisa a la vez que intentaba incorporarse.
- Espera, aun no te levantes, estás herido. - advertía, poniendo la mano en su hombro para evitar que se levantara.
- Estoy bien, se ve peor de lo que es, son solo arañazos y algún golpe. No te preocupes puedo levantarme. - nuevamente le sonreía, tranquilizándola.
Ante aquellas palabras Ladybug le ayudó a que se incorporara con cuidado de no lastimarse más de lo que estaba.
- Será mejor bajar de aquí. - dijo Adrien llevándose la mano al abdomen con una mueca de dolor.
- No puedes ir por esas escaleras, yo te bajare hasta la siguiente plataforma y ahí tomaremos el ascensor. - indicó la heroína acercándolo al borde de la plataforma.
Adrien aun apoyado en ella le mostró una cálida sonrisa e inesperadamente y ante la sorpresa de la heroína puso con sumo cuidado la mano sobre su nívea mejilla.
- Quiero que sepas que confió en ti. - dijo en un dulce tono que consiguió que la heroína bajara sus defensas.
Los azules ojos de Ladybug brillaban con ilusión mientras se mordía ligeramente el labio, pero todo su control se desvaneció cuando Adrien colocó la otra mano sobre su mejilla acunando tiernamente su cara.
Le costó pasar la saliva en cuanto lo vio acercarse a ella cerrando los ojos con la intención de besarla, instintivamente cerró los ojos y sus labios se humedecieron. Un suave cosquilleo se apoderó de ella al notar sus manos acariciar suavemente sus mejillas en un movimiento ascendente.
Contuvo la respiración cuando sintió el roce de sus labios pero a diferencia de lo que siempre había soñado estos eran fríos y ásperos, le lastimaba el contacto con su piel. Cuando quiso separarse solo sintió un fuerte tirón en sus orejas y un destello rojo la envolvió.
Cuando quiso reaccionar solo recibió un fuerte golpe en el abdomen que la lanzó fuera de la plataforma y ahora caía libre con el terror en su mirada y la frustración en su corazón. Su última mirada fue ver a aquel Adrien con sus aretes en la mano y a una sonriente Mayura agazapada bajo la plataforma.
FIN
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