Collector
Estaba cansado pero a la vez satisfecho. Frente a aquel cuadro de su esposa, ejecutado al más puro estilo de Klimt, se mantenía estático haciendo el balance de lo acaecido ese día.
Se había enfrentado a sus enemigos y aunque perdió la contienda fue el único ganador al final, haberlos engañados haciéndoles creer que había sido akumatizado fue una jugada maestra, tuvo la oportunidad de hacerse con sus prodigios, consiguió disipar cualquier sospecha que hubiera sobre él y lo más importante recuperó su preciado libro.
Dejando todo aquello de lado le parecía inquietante el ser en que se había transformado gracias a su akuma, el coleccionista. Cada persona que era presa de sus oscuras mariposas tendía a transformarse en aquello que más le afectaba, en un ente de justificada venganza que hiciera temblar a quien o a quienes se habían atrevido a atentar contra él.
Y era por ello que no alcanzaba a comprender del porque se convirtió en el coleccionista. Pero lo que él no sabía es que si era un coleccionista, de aquellos que actúan por incógnito impulso.
Como Hawk Moth era un coleccionista por convicción, era aquel que valiéndose de su oscuras artes hacía suyos los temores, la ira, la indecisión y el dolor de los mártires de su causa, el coleccionaba todos y cada uno de esos malavenidos sentimientos.
Como Gabriel Agreste era mayor su pecado, se apoderaba con abusivo poder de la diligencia y lealtad de los que para el trabajaban. Sin escrúpulos encapsulaba en lo más recóndito de su corazón todo el menosprecio hacia su hijo, le arrebataba cada momento de triste nostalgia, día a día le robaba la dicha de una juventud entre amigos y retenía para sí el más mínimo momento de estar con su padre. Era en su faceta más insana donde residía la corona de su colección, cada día justificaba sus viles actos con aquello que en una urna, a modo de escaparate, exhibía. Se empeñaba en seguir haciendo suyos los suspiros ahora acallados, absorbía en pequeñas dosis el alma de aquel frágil cuerpo inerte.
Así era él, así era Gabriel Agreste, se apoderaba de lo más preciado de los demás para engarzar un nuevo eslabón en su collar de la vergüenza. Así era el coleccionista.
FIN
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top