«4»
les fils du passé
El día amaneció con una bruma ligera que envolvía el campus del instituto, creando una atmósfera casi irreal. Jeon se detuvo por un momento en la entrada principal, observando cómo el sol comenzaba a disipar la neblina, iluminando los edificios con una luz suave y dorada. Un escalofrío recorrió su espalda, un sentimiento que no podía explicar. Había algo en el aire, algo que le hacía sentir que ese día sería diferente.
Desde hace un tiempo, Jungkook había notado una extraña sensación cuando estaba cerca de Taehyung, una familiaridad que no podía ignorar. No era sólo la atracción superficial que muchos sentían por el carismático Park; era algo más profundo, algo que parecía arraigado en un lugar distante de su memoria. Cada vez que sus miradas se encontraban, un eco del pasado resonaba en su mente, como si hubieran compartido un momento significativo que él no podía recordar. Algo que jamás había notado, algo que recientemente se presentaba en él.
Entró en el edificio, con pensamientos distraídos por la sensación persistente de que algo importante estaba tratando de salir a la superficie de su memoria. Caminaba por el pasillo donde solían reunirse los estudiantes antes de clase y se detuvo en seco al ver a Taehyung hablando con Jimin. Los dos hermanos reían juntos, y por un momento, Jungkook sintió una bruma. No era celos, sino más bien un anhelo, como si estuviera fuera de lugar, observando desde una distancia emocional que no podía cruzar.
—Kook, ¡buenos días! —la voz de Jimin lo sacó de sus pensamientos.
—Ah, buenos días, Jimin, Taehyung —respondió forzando una sonrisa.
Mientras hablaba con ellos, sus ojos no podían dejar de buscar los del castaño. Había algo en su mirada que le resultaba tan familiar, como si en algún lugar profundo de su mente, esos ojos ya hubieran sido testigos de una historia compartida.
Intentó concentrarse en la conversación, pero las palabras se sentían huecas, como si no importaran realmente. Todo lo que podía sentir era ese tirón inexplicable hacia Taehyung.
Después de unos minutos, decidió excurarse, sintiéndose abrumado por las emociones que no lograba comprender del todo. Se dirigió hacia el campo de fútbol, esperando que el ejercicio físico despejara su mente. Sin embargo, mientras corría por el campo, cada zancada parecía llevarlo más lejos de la claridad que buscaba. Los recuerdos seguían escapándole, como si estuvieran al borde de su conciencia, pero nunca lo suficientemente cerca como para atraparlos.
Entre tanto, Eunwoo observaba desde la distancia, su mirada fija en ese chico. Durante años había albergado en secreto un profundo afecto por el hermano de su mejor amigo, una llama que nunca se había apagado. Aunque siempre había sido el amigo leal y comprensivo, la realidad del pelinegro se vió irrumpida por Jungkook; por los sentimientos de Jimin, empezado a sacudir su mundo interior. Ver cómo se obsesionaba cada vez más con el chico de cabello cereza y ojos profundos era como una herida que no dejaba de sangrar.
Eunwoo siempre había estado allí para el menor, en los momentos felices y en los tristes, apoyándolo. Pero ahora, la situación estaba empezando a tomar un giro que lo preocupaba. Más que por sus sentimientos no correspondidos hacia su amigo; era también por el conflicto que veía formarse entre los hermanos. Podía percibir la tensión en Taehyung, el cambio sutil en su comportamiento cuando Jungkook estaba cerca. Y aunque Jimin no parecía notarlo, Cha temía que todo se desmoronara si esos sentimientos ocultos salían a la luz.
Él había notado cómo su mejor amigo se mostraba cada vez más distante, como si estuviera luchando contra algo dentro de él. Cada vez que se encontraban los tres juntos, Eunwoo sentía la incomodidad creciente en el ambiente, una incomodidad que solo él parecía captar. Sabía que la situación era peligrosa, que los sentimientos de Taehyung hacia Jungkook, si eran reales, podían causar un daño irreparable entre los dos hermanos.
Una tarde, mientras caminaban juntos hacia la salida del instituto, Eunwoo decidió abordar el tema de manera sutil.
—Tae, te noto un poco raro últimamente. ¿Estás bien? —cuestionó, tratando de mantener un tono casual.
Taehyung se detuvo un momento, mirando a Eunwoo con una expresión que mezclaba sorpresa y fatiga.
—No es nada, solo estoy un poco cansado, eso es todo —respondió, aunque su tono no fue lo suficientemente convincente.
Eunwoo no insistió, pero no pudo evitar sentir una creciente preocupación. Sabía que Taehyung no estaba siendo completamente honesto, y esa falta de sinceridad solo lo hacía sentirse más inquieto. Mientras caminaban en silencio, el peso de lo no dicho se hizo casi palpable.
Jimin, que caminaba unos pasos adelante, giró hacia ellos, interrumpiendo el incómodo silencio.
—¿Qué les parece si mañana después de clases vamos a la cafetería? Quiero pasar más tiempo con Jungkook, y si ustedes están allí, no me sentiré tan nervioso —sugirió con una sonrisa brillante.
El castaño asintió, aunque su expresión reflejaba algo más que simple cansancio. Eunwoo, por su parte, forzó una sonrisa, pero por dentro estaba destrozado. Sabía que su papel en esta historia era ser el apoyo de Jimin, el amigo que siempre estaría allí, aunque su corazón anhelara algo más. Sin embargo, ver a Jimin tan ilusionado lo llenaba de temor por lo que estaba por venir.
El día siguiente fue una repetición de las mismas emociones encontradas para Jeon. A medida que pasaban las horas, la sensación de familiaridad con Taehyung se hacía más intensa, casi abrumadora. En clase, su mente vagaba hacia recuerdos fragmentados de su infancia, tratando de encontrar alguna pista que explicara esa conexión inexplicable. Recordaba vagamente haber tenido un amigo cercano cuando era niño, pero los detalles se le escapaban, como arena entre los dedos.
Durante el almuerzo, Jungkook optó sentarse solo en una mesa cerca de la ventana; algo no tan habitual para él, casi siempre estaba con sus compañeros de equipo. Mirando hacia el patio exterior. Necesitaba un momento para organizar sus pensamientos, para intentar descifrar lo que su subconsciente estaba tratando de decirle. Mientras observaba a los estudiantes moverse de un lado a otro, un destello de memoria surgió en su mente. Se vio a sí mismo corriendo bajo la lluvia, riendo con alguien, pero la imagen se desvaneció antes de que pudiera captar el rostro de la persona.
—¿Qué es lo que estoy olvidando? —murmuró para sí mismo, frustrado por la evasividad de su propia memoria.
Taehyung, que había notado a Jungkook sentado solo, decidió acercarse. Sentía que debía hablar con él, aunque no sabía exactamente qué iba a decir. Había algo que lo empujaba hacia Jungkook, como si una fuerza invisible estuviera tratando de reunirlos. Al llegar a la mesa, su contrario levantó la vista y, por un breve instante, sus ojos se encontraron.
—¿Te importa si me siento aquí? —preguntó Taehyung con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
—Claro, adelante —respondió, intentando sonar relajado.
Ambos se sentaron en silencio durante unos minutos, el ambiente cargado de palabras no dichas. Finalmente, el mayor decidió romper el silencio.
—¿Alguna vez has sentido que conoces a alguien desde hace mucho tiempo, pero no puedes recordar cómo o por qué? —preguntó Taehyung.
Jungkook lo miró, sorprendido por la pregunta, y asintió lentamente.
—Sí, de hecho, he estado sintiendo algo así últimamente. Es como si... hubiera compartido algo importante con alguien, pero no logro recordar los detalles.
Taehyung sintió un nudo en la garganta al escuchar la confesión de Jungkook. No sabía si alegrarse o preocuparse por el hecho de que ambos estaban experimentando lo mismo. La posibilidad de que esos recuerdos compartidos pudieran llevarlos a una verdad que cambiaría todo lo que conocían era aterradora.
—Tal vez... solo necesitas tiempo para recordar —sugirió, tratando de sonar optimista.
Jungkook asintió, aunque la incertidumbre seguía pesando sobre él. Sentía que estaba en el umbral de un descubrimiento importante, pero también sabía que ese descubrimiento podría complicar las cosas aún más. Mientras miraba a Taehyung, una nueva emoción comenzó a tomar forma en su pecho, una mezcla de esperanza y miedo, como si el pasado y el presente estuvieran a punto de chocar.
Esa tarde, los tres amigos se reunieron en la cafetería del instituto, tal como Jimin había sugerido. La atmósfera estaba cargada de tensión no verbalizada, aunque el rubio parecía ajeno a ello, demasiado emocionado por la perspectiva de pasar más tiempo con Jungkook. Mientras hablaban, Eunwoo observaba cada interacción con cautela, sintiendo cómo las piezas del rompecabezas empezaban a unirse sin algún sentido.
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