Especial de Papis - 5

Adán - Padre de toda la humanidad
- Canon -

***

Una nueva situación se presentaba ante el padre de la humanidad. Mejor dicho, una nueva situación que hace muchos años era antigua pero la lejanía de tiempos le hacía parecer nueva. Algo que, tan solo escucharlo, le hizo erizar toda su espalda y cuerpo, de pies a cabeza.

- Adán, mi amor... ¡Estoy embarazada!

Un nuevo bebé.

Noticias buenas y excelentes para la primera familia de la humanidad, pero... no tan buenos recuerdos para Adán, quien tuvo que lidiar con las actitudes pesadas y traviesas de sus primeros hijos; tanto se llevaban pesado que incluso estuvieron a punto de matarse uno al otro.

Los meses pasaron y en Eva comenzó a emerger en su vientre el bulto respectivo hasta que nació su siguiente hijo en un parto doloroso pero muy fácil; una nueva sorpresa se llevaron cuando ella identificó entre sus brazos al recién nacido.

- Es... ¡Es como yo, Adán! ¡Es una mujer!

Por una parte, era una mejor noticia; no tendría que lidiar con otro varón que fuera tan problemático como sus hermanos mayores

Pero también una mala noticia; Adán tendría que criar a una mujer, pero... ¿Qué tan diferente era criar a una mujer que a un hombre? ¿Qué cosas sí podría hacer, y que cosas no podría hacer? Preguntas sin respuestas para el hombre que no tuvo padres y tampoco hijas...

La primera vez que Adán educaba a una niña.

- Esto será difícil...

Teniendo la experiencia de Cain y Abel, era de esperarse que la tercera hija de la primera pareja de la humanidad fuera un desastre; revoltosa, traviesa, hiperactiva, con bastantes cambios de humor, etc... Las expectativas respecto a su crianza y primeros años era muy devastadora...

Pero, para la sorpresa de Adán y Eva, no fue así. Al contrario; la niña que habían decidido ponerle por nombre Awa heredó el carácter de su padre: tranquila, calmada, serena y silenciosa. De pocas palabras, siempre con cara seria sin expresión, asintiendo a la mayoría de las decisiones con pensamiento sincero.

Una situación peculiar que sorprendió a los padres como a sus hermanos mayores...

- ¿Crees que le pase algo a nuestra hija?

Un día, estando ambos padres solos en casa mientras sus hijos se encontraban en el campo para cultivar y recoger la cosecha, a Eva se le ocurrió soltar la incógnita que estuvo guardando todos esos años de la crianza de Awa; Adán le miró confundido.

- ¿Por qué dices eso?

- ¡N-No me malinterpretes! ¡No creo que nuestra hija esté enferma! Es solo que... Desde que nació, sabes que ha sido... diferente.

- Si... Es la única hija que tenemos.

- No me refiero a eso.

- Sé de qué hablas, pero... - Adán se pasó una mano por la barbilla - No creo que sea malo.

- ¿En serio?

- Si. Ella solo... es diferente de sus hermanos. En realidad a veces prefiero estar con ella porque sé que será un momento de calma y tranquilidad entre tanto ajetreo.

- ... Tienes razón. Pero... aún así me preocupo por ella... - Eva expuso a la luz sus verdaderos pensamientos - Pocas veces la he visto sonreír, soltar una risa, divertirse de verdad. A mi también me gusta que sea serena, pero... De verdad, me gustaría verla sonreír más seguido. Me gustaría saber que ella es nuestra niña feliz.

- No tienes que preocuparte por eso. Sé que nuestra hija es feliz...

- Yo también lo sé. Pero... quiero verlo en su rostro.

En ese momento los gritos varoniles se hicieron resonar en casa, dando a entender la llegada de sus hijos al hogar: Cain, Abel y Awa. Los mayores iban en la retaguardia cargando enormes costales de trigo y semillas, mientras que la hija se encargaba de traer bolsas de agua para calmar la sed de sus hermanos mayores.

- ¡Ya terminamos! - exclamó Cain con una sudorosa sonrisa - ¡Hoy fue mucho más agotador que la vez pasada!

- ¡Mucha buena cosecha por las buenas lluvias! - sonrió Abel junto a su hermano - ¡Hay que celebrarlo!

- Pero en voz baja... - Awa los fulminó con la mirada - Me duele la cabeza.

Cain y Abel se asustaron de la expresión facial de su hermana menor; Eva acudió de inmediato para recibir a sus hijos en el hogar.

- ¡Hija! - Awa fue la primera en ser recibida por los brazos de su madre - ¿Cómo les fue?

- ... Bien...

Awa respondió de manera indiferente, que para cualquier persona que no le conociera era una respuesta seca para terminar una conversación al instante. Y... para Eva, su madre, a veces también esa era una respuesta fría que no le agradaba mucho. Por ello, apretó su abrazo lo más que pudo para no dejarla ir.

- ¡Vamos, cuéntame! ¿No hubo nada interesante?

- Pues... lo mismo de siempre... Cultivar, arrancar raíces feas, cuidar a este par de hermanos tontos como si fuera su niñera...

- ¡Hija, no seas grosera con ellos!

- ¡No es cierto! - exclamó Cain en respuesta - ¡Nosotros somos los que debemos cuidar de ti!

- ¿Cómo el león que casi se los come, de no ser porque le lance una piedra? ¿O la vez que iban a caer a un acantilado, de no ser porque use hojas para amarrar sus pies?

Tanto Eva como Adán abrieron los ojos en sorpresa al escuchar esas declaraciones.

- ¡Awa...! - Abel le miró con pena discreta - ¡Quedamos que no íbamos a hablar de eso!

- ¿¡Eso es verdad!? ¿¡Todo eso pasó hoy!?

- Bueno... - Awa desvió la mirada - Eso fue solo la mitad...

- Y tú... - Adán se acercó a su hija - ¿Hiciste todo eso tú sola? ¿Golpeaste al león y evitaste que tus hermanos se cayeran, tú sola?

Awa se pensó la respuesta un poco.

- ... No tuve ayuda de los animales que sueles atraer cada vez que tomas asiento, así que si: lo hice yo sola. Literalmente, no hay nadie más aquí que me pudiera ayudar...

- ¡Hija! - Eva se sorprendió de sus palabras - ¡No seas grosera con tu padre! ¡Pídele disculpas!

- No fui grosera, solo dije lo obvio. Fui...

De repente Awa se quedó congelada, con la cabeza ahora envuelta en la disposición de resolver la duda que acababa de aparecer en sus pensamientos:

- ¿Qué fue eso que dije? ¿Fui… qué?

- ¡Fuiste egoísta...! ¡No, no!

Cain y Abel, hasta que se les unió Eva, se pusieron a pensar para darle una respuesta a Awa: acababa de inventar una forma de expresión que todavía no tenía nombre. Se volvió una nueva oportunidad para bautizar un nuevo tipo de comunicación.

Mientras ellos pensaron, Adán se levantó y fue con su hija Awa que se sintió un poco acusada de ese evento.

- ... ¿Perdón?

- No he dicho que hayas hecho algo malo... - Adán paso una mano sobre la cabeza de su hija para acariciar su cabello - Solo quería decirte que no fuiste grosera conmigo. No tienes que disculparte.

Las mejillas de Awa se encendieron en rojo de aprobación.

- Gracias.

- ¿Estás muy cansada? ¿No te gustaría dar un paseo con tu papá?

- ... ¿Por?

- Para pasar un momento juntos, tú y yo. Además, les damos tiempo de pensar en un nuevo nombre... Seguramente esto tardará un montón.

Awa se quedó de pie pensando en la respuesta para la pregunta que ella misma había planteado; después de un rato levantó los hombros y decidió mover la cabeza asintiendo a la petición de su padre.

- De acuerdo. Vayamos.

Awa dejó las bolsas de agua en el suelo y procedió a salir de casa, así como Adán le siguió y ambos quedaron en las afueras de su hogar en el mundo exterior, caminando en medio de la naturaleza a paso lento para poder contemplar, tocar y sentir el mundo natural.

Estuvieron en silencio por un rato, siendo que Adán tenía pensado hablar con ella de varios asuntos, entre ellos las preocupaciones de su madre; un momento entre padre e hija para compartir... solo que no sabía cómo hacerlo. Cómo comunicarse con la mujer que era su primera hija.

« Esto es mucho más difícil de lo que pensaba… ¿Cómo comenzamos con esto? »

- Entonces... ¿Qué haremos aquí afuera?

La pregunta de Awa estremeció el interior de Adán; la presión comenzaba a ejercerse desde ese primer instante. Sus pensamientos de hombre no le dejaron pensar correctamente, sino lo primero que le vino a la cabeza.

- Vamos a... a cazar algo.

- ¿A cazar? ¿No se supone que ya tenemos comida en casa?

- Si, si... Pero siempre hay que estar prevenidos... - Adán se rascó la cabeza - ¿Tus hermanos ya te enseñaron cómo cazar?

- ... No creo que sean el mejor ejemplo. Muchas veces ellos tampoco saben cómo cazar.

- Entonces usemos este tiempo para que te enseñe apropiadamente, ¿Si?

- ... Ok...

Bastante extraño para Adán: lidiar con alguien serio, a veces demasiado serio, que dice que sí a la mayoría de cosas que le preguntan y también es honesto con la situación...

Muy igual a él. Casi su copia.

« ¿Así es como se siente lidiar conmigo?… Le pediré perdón a Eva en cuanto regresemos. »

Adán le enseñó de lo más básico para ese día únicamente; aprender a leer el movimiento del viento y del sonido para pasar desapercibido, encontrar rastros de animales y seguirlos, conocer sus hábitats y hogares de refugio, y dar el golpe de manera apropiada para evitar que sufran y matar una presa de un solo golpe. También le enseñó otras cosas muy útiles par ala vida en supervivencia: formar una red para pescar, afilar una piedra, encender una fogata...

Todas esas fueron cosas que en su momento compartió y enseñó a Cain y Abel, cuando eran más pequeños, para que ellos también aprendieran a sobrevivir. Asuntos y pláticas que fueron amenas entre ellos, puesto que el fuerte del hombre es la actividad física para distraer la mente y el cuerpo...

Pero no en el caso de Awa. En todas las actividades que emprendieron ambos, Awa tenía su rostro serio y fijado en todo lo que hacía Adán para aprender; él sabía que estaba aprendiendo, pero el punto era pasar un tiempo de convivencia... Awa aprendió pero nunca dirigió ninguna palabra ni comentario especial a su padre.

Al cabo de unas horas, ambos estaban sentados junto a un riachuelo cocinando un par de conejos que habían atrapado. Awa se estaba encargando de la cocción mientras Adán tenía las manos en su frente en derrota completa.

« Esto es verdaderamente horrible. Ni un solo momento ella me dijo algo bonito, ni un comentario fuera de lugar, ni nada... Mi plan ha fracasado. »

- Ya están listos para comer.

Awa retiró los conejos del fuego y los iba a poner en su regazo, hasta que se dio cuenta que eso le quemaría las piernas. Se dio media vuelta para buscar algunas hojas para usar como platos, cosa que consiguió al instante, y... algo más llamó su atención. Depositó los conejos sobre las hojas, de los cuales Adán tomó uno para empezar a comer mientras Awa se encargó de lo que le llamó la atensión.

« Me parece que soy un fracaso como padre... » Adán seguía pensando y pensando mientras mordía su conejo « Solo he educado a mis hijos, que son hombres como yo, pero con mi hija no pude ni siquiera sacarle una sonrisa... ¡Soy un gran fracaso--! ¿Eh? »

De repente Adán se dio cuenta que su hija estaba con la mitad del cuerpo metido en un arbusto, husmeando entre las plantas con desesperación como si estuviera buscando algo.

- ¿Hija? - Adán se le acercó cauteloso - ¿Qué estás haciendo?

Awa no respondió al momento sino que siguió hurgando, aunque ahora con más rapidez por la presión que apareció de parte de Adán, hasta salir por completo con la cabellera llena de hojas y ramas... y ambas manos llenas de pequeñas flores.

- Esto... - respondió Awa con el mismo rostro - Estaba buscando esto...

- ... ¿Ah, si?

Ese momento fue una segunda oportunidad para Adán:

En primer lugar, pudo notar que la respuesta de Awa había cambiado: Aunque sus palabras y su rostro facial eran exactamente igual a como siempre los tuvo, la tonalidad de su voz fue... diferente. El tono le recordó mucho a su madre, Eva, encontrando comida después de haber jurado que no había más. La segunda cosa que notó fue...

- Tienes el cabello lleno de hojas y ramas... - Adán acercó sus manos hacia ella y su cabellera... pero Awa se lo impidió.

- ¡N-No! ¡No lo hagas!

Awa reaccionó al instante ante las manos de Adán, cosa que sorprendió al primer padre; él entonces recapacitó lo que dijo y se aclaró la garganta.

- Me refiero a que tu cabello... Se parece mucho al de tu mamá.

Awa volteó a su cabello por un momento para verlo y se dio cuenta de este; una pequeña duda le invadió, que le hizo bajar un poco la mirada.

- ¿Se me ve mal?

- No, no... Para nada... - Adán volteó a las flores en sus manos - ¿Vas a ponerte eso en tu cabeza?

Awa parpadeó un par de veces y volteó a las pequeñas flores en sus manos para después asentir; Adán sonrió.

- Toma asiento, déjame ayudarte.

Awa obedeció y se sentó en el suelo, mientras que su padre quedó a sus espaldas y comenzó a arreglar la cabellera de su hija: primero quitándole todas las ramas que se habían trenzado y las hojas de mala apariencia, aquellas rotas o de color marrón que no iban bien con los mechones. Después procedió a usar sus dedos para alaciar su cabello, acomodarlo de manera armónica y entonces insertar las flores, que Awa sostenía en sus manos, sobre su cabellera de manera aleatoria; una arriba del fleco, otra a la altura de su cuello, bastantes en la nuca para formar una especie de flor grupal, y así sucesivamente.

Después de largos minutos de trabajo, Adán terminó su trabajo y dio una sonrisa de satisfacción.

- Ya está terminado... ¡Te ves muy linda!

Awa tomó uno de sus mechones de cabello para verlo por su cuenta; después volteó al riachuelo para usar el reflejo y verse a si misma por completo. En cuanto tuvo la imagen de su nueva apariencia, un sonrojo de emoción invadió sus mejillas y...

- Es cierto... ¡Me veo tan linda como mamá!

También sus labios se orientaron en una comisura especial: una sonrisa.

Ver por fin una sonrisa en Awa agitó el corazón de Adán, que también lo orilló a soltar a risa de alivio como si acabara de escuchar un chiste. Esa reacción de parte de su padre consternó a Awa.

- ¿Qué pasa? ¿Hice algo gracioso?

- No, no es eso... Es que... - Adán pasó una mano por su cabellera - Lo siento, es que... tu mamá no tenía toda la razón.

- ¿Razón en qué?

- Verás... - Adán suspiró por lo bajo - Tu madre ha tenido muchas inquietudes sobre ti en estos días. En especial porque casi nunca sonríes... ella se preocupaba porque nunca mostrabas ser feliz por medio de las sonrisas... Ella creía que no eras feliz, pero... es solo que tu no eres así.

» Así como tampoco eres como tus hermanos, un par de hombres bruscos con quienes puedo tener un momento de convivencia masculina, sino que eres mucho más feliz tan solo arreglando tu cabello para que sea como el de tu madre... Así también tú eres especial y feliz incluso sin que sonrías todo el tiempo...

De tan solo escucharse a si mismo decir todo eso, provocó la vergüenza en el padre de la humanidad.

- Parece que me falta mucho que aprender de mis propios hijos...

Awa se había quedado en silencio para escuchar el discurso de su padre, aunque una sola cosa le quedó en la cabeza. Para responder a ello, Awa utilizó de nueva cuenta una sonrisa, aunque esta vez tal fue como las de su padre: una línea cúrvea tranquila y de confianza.

- Papá... Yo soy la hija más feliz del mundo. No podría pedir más de lo que ya tengo: a mis hermanos y a ustedes, mis padres...

Adán respondió de regreso con una sonrisa del mismo modo; un momento de felicidad tranquila entre ambos que se vio interrumpida por la respuesta de Awa.

- Además, no puedo pedir más. Ustedes y mis hermanos son los únicos humanos que conozco y existen.

Adán parpadeó un par de veces ante esa respuesta y procedió a sonreír de nuevo, aunque esta vez soltó una risa ligera de diversión, siendo que ahora sí acababa de oír un chiste.

- ¿Qué pasa papá? ¿Te diste cuenta de otra cosa?

- No, no... esta vez si me rio de lo que dijiste. Tu comentario fue gracioso porque es verdad... un sarcasmo, ¿No?

Los ojos de Awa se iluminaron ante esa nueva palabra.

- ¿Sarcasmo? ¿Lo que acabo de decir, y lo que dije cuando estaba con mamá y mis hermanos... se llama "sarcasmo"?

- Pues... si ella ni tus hermanos tienen otra respuesta, supongo que si. Así es como le llamaremos a esos comentarios...

- ¡Papá, eres asombroso cuando se trata de poner nombres a cosas nuevas! - Awa se interesó bastante en el don especial de su padre - ¿Me puedes enseñar cómo poner nombres adecuadamente?

Adán rió ligeramente de lado.

- Otra cosa que puedo hacer por mi querida hija... Bien, comencemos de una vez...

Adán y Awa se quedaron comiendo sus conejos mientras él le explicaba cómo llevar al cabo esa tarea de poner nombres; en un mundo recién nacido, donde los humanos comenzaban su expansión, había muchas cosas que existían en el presente y otras tantas para el futuro que no tenían nombre todavía. Gracias al primer padre y a la primera hija, esa tarea podría llevarse a cabo con mayor facilidad.

Ambos siguieron hasta que cayó la noche, siendo que se quedaron dormidos y sentados uno junto del otro. Adán despertó de improviso y, al ver a su hija aferrándose a uno de sus brazos para estar acogida a él y tener calor para la noche, despertó ternura en él. Le depositó un suave beso en su frente, y después tomó las pieles de los conejos que habían comido para cubrir el cuerpo de su hija y que no pasara frío...

***

Ilustración especial de Adán, padre de toda la humanidad.

***

Muy buenas querida gente. Y con esto por fin doy por terminado el especial de padres que ha estado pendiente desde el año pasado... ¡Un hurra por haber terminado esta sección que tanto me costó comenzar y siquiera continuar...!

Ahora toca comenzar los especiales de San Valentín, continuar las preguntas a Líf y Lífthrasir, y planear el especial de madres. Ayuda xdn't.

Hablando de one-shots especiales; pronto les tendré noticias para el futuro de esos proyectos, pero hablaré de eso en cuanto termine los primeros especiales...

Otra cosa es la votación para el especial de madres; si todavía no han votado o les gustaría recapitular sus votos... ¡Todavía tienen tiempo! ¡Corran antes que se cierren!

¡Muchas gracias por haberme acompañado en esta carrera de especiales! ¡Los leo en el siguiente especial!

Publicación: 16/05/23
ASFD

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