Especial de Papis - 4
Shiva - Padre de Ganeesha
***
- Vamos, vamos... ¿En dónde podría estar?
El dios hindú dio una vuelta por el Svarga, de nuevo no encontrando a su hijo Ganeesha, el dios mitad elefante de la riqueza. Una historia larga y bastante curiosa, pero ese no es el problema en estos momentos (a menos que se agoten las ideas e inspiración y deban leer puro relleno que no vale para una--)
Todo comenzó días atrás cuando Shiva tuvo un pensamiento interesante, estando acostado en su típico cojín flotante con los brazos colgado a los costados y el semblante lleno de aburrimiento.
Su cabeza dio vueltas y vueltas hasta encontrar un pensamiento "nuevo":
- ¿Y si... si paso el día con Ganeesha?
En efecto. Shiva no era tan buen padre para pasar el tiempo con su hijo; esa fue la primera vez que tendrían un momento especial entre ambos.
¿La explicación? En la mitología hay una que satisface la mayor parte: se cuenta que Shiva fue a la guerra contra demonios mientras su esposa Parvati estaba embarazada de su hijo Ganeesha, quien nació y creció sin conocer a su padre; mucho tiempo después, Shiva volvió a su hogar y visitó a Parvati que se estaba bañando. Ganeesha cuidaba de su madre con mucho celo, por lo que cuando Shiva quiso pasar a donde ella estaba él le negó la entrada. Se dio enfrentamiento entre ambos del cual Shiva terminó decapitando a su hijo; cuando se enteró de la verdad de labios de Parvati, Shiva ordenó que se repusiese la cabeza con la de cualquier criatura cercana, siendo la respuesta un elefante. Así nació el Ganeesha que se conoce, y también esto explicaría su relación padre-hijo bastante tensa, o al menos incómoda en muchos momentos.
Pero, en realidad la historia era muy diferente; demasiado diferente; podría ser un relato largo que cuente con detalle todo lo que ocurrió, pero de hecho es corto:
Una vez Ganeesha dijo que el baile apestaba, tal vez en referencia a las danzas que hacía su padre por su extrañeza de canción o de pasos al ritmo del universo, por lo que Shiva dejándose llevar por su enojo le cortó la cabeza. Viendo lo que había hecho, el dios hindú quiso reponerlo con rapidez, siendo lo único que encontró al alcance fue una cabeza de elefante.
Una historia corta y extraña, pero la verdadera versión.
Derivado de ese día, la relación padre-hijo que se desarrolló entre Ganeesha y Shiva fue en pocas palabras bastante mala; no compartían muchas cosas en común, además del amor y afición por tener algún cojín volador en el cual acostarse y flotar en el aire.
Si, Shiva era un mal padre. Pero, eso no significaba que se quedaría de esa manera para siempre.
- Quiero hacer algo con mi hijo... Con mi pequeño elefante... ¡Yo, como el más fuerte de los 1116 dioses de la India, lo lograré! Pero primero... Debo saber, ¿En dónde se encuentra ese niño?
Así comenzó la búsqueda de Shiva por Ganeesha.
***
- ¿Qué? ¿En serio no lo sabes?
El primero con quien fue a investigar fue su mejor amigo y dios de la tormenta, Rudra; sabía que Ganeesha se la pasaba bastante parte de su tiempo con el "tío Rudra", a quien apreciaba en gran manera.
Si alguien sabía el paradero de su hijo, además de Parvati, tenía que ser él. No había ninguna duda.
- De verdad no lo sé... ¡Si tuviera siquiera una pista, lo buscaría de inmediato! ¡Pero no tengo absolutamente nada!
Sin embargo, lo primero que hizo Rudra a escuchar la pregunta de Shiva fue un rostro de confusión y lástima... además de una risa burlona que se liberó al escuchar la última frase de su amigo.
- ¿Estás seguro de que eres el padre de ese niño?
- ¡Por supuesto que lo--! - Shiva recapacitó las palabras de Rudra, que lo hicieron arder en enojo casi como si activase el Tandava Karma - ¡Oye! ¿¡Qué rayos quieres decir con eso!?
- ¡Solo era una broma, idiota! - se volvió a reír Rudra - Bueno, volviendo al punto... ¿De verdad no tienes ni una sola idea de dónde podría estar?
- Pues... - Shiva se rascó la cabeza - Mi primera idea de buscarlo fue... "Seguramente está con Rudra. Siempre se la pasa con él".
- ... ¿En serio? - Rudra levantó los hombros - Parece que después de todo, no eres tan tonto; al menos sabías por dónde comenzar. Aunque... Lamento decepcionarte. Ganeesha no se encuentra conmigo.
- ¿Eh? ¿En serio? ¡No me digas eso! - Shiva se llevó los brazos a la cara - ¿¡Dónde se supone que lo buscaré!?
Rudra se rió de nuevo, tomando asiento en el pasto donde se encontraba; el mismo monte donde Shiva y Rudra compartieron sus días de juventud, mucho antes de perseguir el sueño por la cima del Svarga. Shiva le acompañó acostándose en el pasto, extendiendo sus brazos a los lados y soltando un suspiro agotador y aburrido.
- ¿Qué haré? Ya no sé a dónde más ir.
- ¿En serio tan poco conoces a tu hijo? ¿Entonces qué se supone que harás cuando lo encuentres, eh?
Shiva se llevó una mano al pecho, con plena confianza y seguridad en sí mismo.
- Honestamente, no tengo ni la menor idea de que podría pasar cuando me lo encuentre. Pero... solo sé que tengo ganas de estar con mi hijo. Disfrutar juntos un momento entre nosotros 2... Tal vez bailando un poco, tal vez sentados en el pasto...
- ¿Bailando, dices? - Rudra resopló por lo bajo - Hasta donde recuerdo de tu hijo, a él no le gusta el baile.
- ¡Ya lo sé! - exclamó Shiva, perdiendo la compostura y poniendo una expresión decaída - ¿¡Crees que no me duele que el hijo del Natajara, el rey de la danza, no le guste bailar!?
- Deberías calmarte un poco; creo que le estás dando demasiado énfasis al baile. Un padre debería estar de acuerdo con su hijo, sin importar cómo sea, ¿No?
Shiva se quedó en silencio por un rato; Rudra fue el primero en levantarse del suelo y, tras sacudirse el polvo de su ropa, se dirigió a su mejor amigo.
- ¿Sabes? Se nota que eres el tipo de padre capaz de olvidar a su hijo en medio de una Conferencia de dioses y darse cuenta siglos después que lo perdiste.
- ¡Oye, no soy así de ninguna manera!
- Pero... Puedo reconocer que te estás esforzando por cambiar eso. Conozco algo más que no te había dicho y... creo que es buen momento para informarte.
- ¿De qué hablas?
- Que yo no siempre fui el único lugar de refugio para Ganeesha. Por lo menos, la mitad del panteón del Svarga se convirtieron en amigos cercanos de tu hijo - Rudra le extendió uno de sus brazos a Shiva - ¿Qué te parece si vamos contra los 1116 para averiguar en donde está ese niño?
Shiva lo miró por un momento, tras solo cual sonrió ampliamente emocionado; estiró la mano e instantáneamente chico con la de su mejor amigo en gesto confiable para después erguirse del suelo.
- ¡Por supuesto que si!
- ¡Vayamos allá!
***
Así comenzó la carrera de Shiva por el Svarga para completar su misión: Tener un día para él y Ganeesha.
Para su misión, Shiva tuvo que lidiar con los 1116 dioses del Svarga. Así como cuando comenzó su viaje para llegar a la cima, hizo exactamente lo mismo para encontrar a Ganeesha.
Primero enfrentó a los dioses menores que vivían cerca del monte que él y Rudra habían compartido por milenios; entre ellos se encontraban aquellos dioses que cada día molestaban y acosaban a los pueblos en los alrededores. Para esas alturas como señor del Svarga, la pelea fue demasiado sencilla que con solo un par de golpes Shiva consiguió dejarlos en el suelo, pero...
- Tu hijo viene con nosotros para aprender a pelear...
- ¿Para qué lo necesitaría, si ya tiene a su padre? - rió Shiva - Y con semejante pelea... será mejor que se ahorren las clases.
- ¡Oye, eso es ofensivo!
- ¡E-El punto, señor Shiva, es que no está con nosotros!
El dios morado de la destrucción suspiró pesadamente.
- Bueno... Vayamos con el siguiente.
Después siguieron todos esos dioses de los barrios bajos del Svarga; aquellos invencibles mitad animales, con muchos pares de extremidades, tamaños colosales, fuerza inimaginable, velocidad sorprendente, aguante increíble, incluso muchos habiendo entrenado durante sus vidas para conseguir derrotar al actual líder de Svarga...
Pero, todo fue en vano.
Shiva conseguía derrotar inmediatamente a todos los dioses fuertes con los que se encontraba; uno a uno, mientras caían, confesaban tanto la relación que tenían con el hijo, y como respuesta final la única cosa en común entre la multitud:
- Yo era el peluquero de su hijo... ¡Pero no se encuentra conmigo!
- ¡Se lo juro! ¡Solamente me he encargado de fabricar sus juguetes! ¡Nunca lo he alojado aquí!
- ¿Está perdido? Le dije que debía comprar uno de mis mapas... ¡No sé en dónde podría estar!
- No se en donde estará... Nunca se encuentra en un solo lugar.
Sus siguientes objetivos fueron los más fuertes contra los que había luchado en su vida, y los dioses secundarios más importantes en toda la India:
Agni y Varuna.
- ¿Perdiste a tu hijo elefante? - Varuna estalló en risa - ¡Típico de ti!
- ¡Cállate! ¡Dime en dónde se encuentra!
Shiva, usando su Tandava, arremetió violentamente sobre el rostro de Varuna, dejándole un montón de moretones antes de hacerlo caer al suelo; Agni se rió de cómo fue derrotado su compañero, hasta que el dios de la destrucción le volteó a ver.
- ¡Tú sigues! ¡Hasta que encuentre a mi hijo!
- Lastima que no sea aquí... - admitió Agni de inmediato - Tu hijo viene con nosotros para aprender un poco de... De esa cosa mágica que no es mágica...
- ¡Ciencia...! - Varuna se levantó del suelo, sujetándose su nariz al parecer rota - ¡Se llama ciencia! Como te dice, viene aquí para hacer experimentos con el agua y el fuego, pero...
- Pero no ha venido con nosotros desde hace algunos días. Suponíamos que estaría con su padre o con otro de sus amigos, pero... Parece que no.
Shiva suspiró con fastidio; se dio media vuelta y dirigió a la salida donde también estaba Rudra a paso lento.
- De acuerdo. Busquemos en algún otro lugar...
- ¡Oye! - Varuna comenzó a reclamarle - ¡Mi nariz y mi cara! ¡Debes de repararlos, ahora mismo!
- ¡No se preocupe, señor Shiva - sonrió Agni - Me encargaré de cauterizar las heridas para que no sangre más.
- ... ¿Cauterizar? Pero no tenemos esos instrum-- ¡Ahhhh, que te pasa!
Indra.
El dios del relámpago estaba de pie junto a un pilar de piedra, fumando su típico cigarro, con un sonrisa ante las palabras del destructor del Svarga.
- ¿Perdiste a tu hijo? Qué sopresa~
- ¡No estoy para juegos! ¡Te golpearé hasta que me digas en donde está!
- Pues es una lástima. Desde hace mucho tiempo he dejado de ser niñera de ese chico elefante. Debes buscar en otro lado.
- ... Está bien. Aquí tampoco está-- - Shiva se percató de unas palabras especiales que había dicho Indra - Un momento... ¿De todos, tu eras el niñera?
- Era eso o dejar que se extraviase en el Svarga. Por cierto, me debes mucho... mucho dinero.
- ¿¡Dinero!?
- ¿Crees que cuidar a tu hijo es gratis? ¡Deberías agradecerme que te cobraré poco!
- ¡Nadie te pidió que lo hicieras! ¡No te pagaré nada!
Brahma y Vishnu.
Ambos estaban sentados entre las formaciones rocosas del Svarga, cuando de repente apareció Shiva con Rudra usando una expresión molesta.
- Ahí viene el jefe... - comentó Brahma por lo bajo - Será problemático.
- Siempre lo es con ese cabeza hueca... - le respondió Vishnu por lo bajo.
Shiva tomó aire profundamente para después expulsarlo todo en la queja que se estaba guardando.
- ¡Quiero que me digan en dónde se encuentra mi hijo Ganeesha, par de idiotas! He estado buscando por todos los rincones del Svarga, incluso me enfrente a todos los 1116 dioses de la India para encontrar una respuesta... ¡Únicamente faltan ustedes 2! ¡Así que todo depende de la respuesta que me den--!
- Perdona Shiva, pero te equivocas.
La respuesta rápida de Brahma dejó helado a Shiva, por lo que Vishnu se atrevió a explicarle todo a su líder.
- Te equivocas. Nosotros nunca fuimos amigos de tu hijo elefante; nunca le caímos bien y, honestamente, no nos cae bien. Así que, si lo que quieres es encontrarlo aquí donde estamos, es una equivocación.
- No lo hemos visto en un largo tiempo...
Shiva de inmediato ardió en furia, casi como si estuviera a punto de usar su Tandava Karma para después golpear a ambos dioses hasta dejarlos inconscientes en el suelo. Pero...
Decidió que ese no sería su estilo.
- De acuerdo... - se dio la media vuelta y se retiró con cara larga.
Todas las respuestas coincidieron en un par de elementos:
Shiva no conocía ni lo más mínimo de Ganeesha; ni siquiera fue capaz de imaginar que muchos de los dioses de la India eran sus amigos, colegas, compañeros y casi como hermanos. Una familia que su hijo se firmó a si mismo por debajo de sus narices.
La segunda era el paradero de Ganeesha; nadie sabía en dónde se hallaba.
Siguió caminando con Rudra de regreso a... ¿A dónde? Simplemente estaban caminando entre los paisajes del reino de los dioses de la India; ciudades y hogares, montañas, pastizales, etc. Simplemente caminaban en silencio; silencio que Rudra se atrevió a romper con un gesto sarcástico de decepción.
- ¿En serio? ¡¿Tan fácil te rendirás, el más fuerte de los 1116 dioses!?
- No lo entiendes Rudra... No es simplemente rendirme por no querer continuar. Di todo lo que tenía, pero... Parece que sigo siendo un cabeza hueca que no puede pensar demasiado. Además...
Eso último lo dijo con mucha decepción a si mismo.
- Si no lo encontramos, ¿No está más que claro que es porque no quiere estar conmigo?
Rudra ladeó la cabeza; soltó un suspiro y golpeó amistosamente la espalda de Shiva con una de sus palmas.
- Viejo... ¡Se supone que serias el rey de la danza, no de la depresión!
- ¡Hey...!
- Bueno... Vayamos de nuevo a tu hogar. Seguramente encontrarás allí algo de consolación.
- ¿Eso crees? No me siento con ganas de ser consolado.
- ¡Déjate de tonterías tristes! Volvamos allá.
- ... Si tú lo dices... - ambos se dieron la vuelta y fueron caminando directamente al palacio del Svarga, hogar donde gobernaba Shiva. En el camino, Rudra en silencio sonrió de lado sin ser visto por su amigo...
***
Ambos llegaron hasta el palacio, frente al enorme portón que dividía el exterior de su tierra de placeres y lujos. Típicos para los gustos tan excéntricos y especiales de Shiva, aunque en ese momento...
- Quién sabe, supongo que me tumbaré a dormir todo el día. Estoy muerto del cansancio...
- ¿Cansado? Tengo la solución perfecta para ti... - Rudra sonrió y comenzó a mover sus brazos juguetonamente en el baile típico del dios morado - ¡Un poco de baile! Siempre te levanta los ánimos, ¿No es así?
- No lo creo. Hoy no tengo ganas...
- ¡Vamos, no seas aguafiestas! ¡Solo un poco!
Shiva suspiró con un poco de fastidio, pero...
- Supongo... que no tengo opción.
A fin de cuentas, no podía decirle que no a su mejor amigo. Nunca lo hizo en sus peleas "callejeras", ni cuando subieron el Svarga, ni cuando tomó el manto de líder de la India.
Ambos bailaron un poco, subiendo el ritmo lo que hizo sudar y cambiar la cara larga de Shiva por una sonrisa de diversión; al cabo de unos minutos ambos se detuvieron y respiraron agitados.
- Vaya... A pesar de ser dioses, esto se vuelve cansado... ¿Será por la edad?
- ¡Ni que fuéramos humanos! - rió Shiva en burla, para darse la media vuelta hacia su palacio - Supongo que nos vemos después, Rudra.
- Yo no diría eso...
Shiva le miró extrañado al tiempo que abría los portones de su palacio para adentrarse a este; ¿Quién diría que detrás de las puertas estaría eso...?
- ¡Sorpresa!
Un grito que asustó a Shiva, haciéndolo caer de espaldas al suelo; rápidamente los que estaban allí rieron a carcajadas aprovechando el momento para burlarse de su líder de panteón.
- ¡Si que eres un cabeza hueca!
- Lo suficiente para que un simple grito te hiciera caer al suelo.
- ¡Supongo que eso compensará mi nariz rota!
Aquellos eran los últimos dioses con quienes se enfrentó: Agni, Varuna, Indra, Brahma y Vishnu. Además, rápidamente corrieron a auxiliarlo otras personas más que, abriéndose paso de entre los dioses mayores, llegaron hasta el líder de la India.
- ¡Cariño, ¿Te encuentras bien?!
- Señor Shiva, tenga cuidado.
- ¿¡Quién fue el idiota que te hizo caer!?
Sus 3 bellas esposas: Parvati, Kali y Durga. El dios de la destrucción estaba sorprendido en gran manera por la presencia de todos ellos en ese lugar, tanto de los dioses masculinos como de sus esposas.
- Todos ustedes... ¿Qué hacen aquí?
- Fue gracias al motivo por el que soy "niñero" - anunció Indra con una sonrisa.
Un barrido de elefante se hizo resonar y, abriéndose paso entre los dioses masculinos y el harem del dios de la destrucción, apareció la última divinidad que debía estar allí presente:
- ¡Papá...!
A quién había estado buscando: Ganeesha. El dios Shiva le miró con gran sorpresa, tanto que incluso sus ojos se sintieron a punto de llorar.
- Ganeesha... Así que, aquí estabas...
- No fue muy difícil mantenerlo aquí adentro... - comentó Rudra - Lo difícil fue que te quedarás tú afuera de tu hogar todo el tiempo que necesitaba...
- Tú... - Shiva volteó a Rudra violentamente - ¡Lo sabías! No, de hecho...
Levantó la mirada dirigiéndose a todos los dioses hindúes presentes.
- ¡Todos ustedes lo sabían!
- ¡No los culpes, papá! ¡Todo fue mi culpa! Todo porque se los pedí.
Ganeesha tragó saliva mientras que Shiva calmó su rabia y le prestó atención a lo que estaba a punto de decir su hijo:
- Yo sé que te gusta mucho la danza y a mi no tanto como a ti... ¡Eso, me niño enojarme conmigo mismo! Así que decidí que aprendería a bailar para poder ser como tu... ¡Pues, para mi, tu eres el mejor dios y padre en todo el mundo y universo!
Shiva abrió los ojos con gran sorpresa.
- ¿Entonces...?
- Le pedí al tío Rudra que te distrajera para que pudiera seguir entrenando y mejorándome en mi danza, y así recibirte con una fiesta como es digna para el líder del Svarga... ¡A-Aunque debo pedir una disculpa...! - Ganeesha bajó la cabeza en vergüenza - Solo he aprendido un tipo de danza, y no sé si te vaya a gustar... ¡Pero ha sido mi mejor esfuerzo, te lo prometo!
Shiva se levantó del suelo y, sin dudarlo, abrazó a Ganeesha, acto de sorprendió bastante al pequeño dios elefante.
- Ganeesha... ¡Estoy orgulloso de ti, hijo!
- ¿Eh...?
- No podría estarlo más... Te has hecho amigo de todos los dioses de la India, algo que incluso fue un problema para mi, y has hecho todo un plan solo para sorprenderme... ¡No me importa el resultado de tus esfuerzos, sino que de verdad te esforzarte! ¡Me hace sentir orgulloso de ti, hijo mío!
Ganeesha atinó a soltar un barrido de emoción, sintiéndose en verdad feliz de las palabras de su hijo. Poco después Shiva se separó del abrazo que mantenía con el pequeño dios, para entonces pasar a lo importante:
- Muy bien... ¡Muéstrame tu danza!
Entonces se dio una fiesta en el palacio del Svarga con todos los dioses presentes: las esposas de Shiva; Agni, Varuna, Indra, Brahma y Vishnu; Rudra; Shiva y Ganeesha.
La situación se volvió un tanto descontrolada con la mucha bebida que se dio, incluso al pequeño Ganeesha que terminó bastante borracho. Ese día, en medio de la diversión de todos los dioses, entre Ganeesha que apenas recordaba las coreografías que había aprendido y Shiva que se dejaba llevar por el ritmo del cosmos, surgieron los 2 apodos con que ambos dioses también serían conocidos en el futuro:
Shiva, dios de los festivales.
Ganeesha, rey de la montaña.
***
Ilustración especial de Shiva, padre de Ganeesha.
***
Nota de autor: ¡Muy buenas gente!
El nuevo capítulo de esta serie fue publicado a la par que la continuación de la quinta ronda, ¿Será coincidencia? ¿Azares del destino, o una planificación que conlleva a algo más grande?
Además, justamente poco después de San Valentin, ya que... ¿Quién dice que el amor y la amistad no es también para los padres con sus hijos? ¿Acaso algún padre necesito algún motivo para amar a sus hijos?
(Yo, tratando de justificar que no he continuado estos especiales desde hace 5 meses xdnt)
Primero que nada, créditos de historia a levi5672, ¡muchas gracias por la idea!
Con esto estamos cerca del final, para después pasar a los siguientes especiales One-shot. Si tienen alguna idea para el próximo especial, me gustaría leerla en los comentarios para tomar inspiración y terminar este especial lo más pronto posible, que yo se aun ustedes lo quieren UwU.
Sin más que decir, ¡Los estaré leyendo en el siguiente capítulo!
Fecha de publicación: 16/02/23
ASFD
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top