Extra #2

(N/A: Es ambientado mucho antes del prólogo, tomen en cuenta que es cuando recién comenzaban a tratarse)

Aquel día de entrenamiento Minho tenía otro tipo de planes para cuando Jisung llegó a la hora habitual. Desde días había querido acercarse al modelo, pero este era reacio a todos sus intentos por entablar una conversación más allá de lo necesario en cada uno de sus entrenamientos. Lee sabía la poca empatía que tenía Han sobre los boxeadores, inclusive aún no entendía porqué le había pedido ayuda para su defensa personal si al principio le costó que confiara en que no lo lastimaría, solo estaban ahí para enseñarle, y conforme cada sesión avanzaba comprobaba como el modelo mejoraba sus técnicas.

Minho había desarrollado sentimientos por Jisung, pero no sabía de qué forma podría acercarse si el modelo parecía alejarse al mínimo intento. Pero en ese entrenamiento sería diferente, tenía una proposición por hacerle y creía que el modelo le interesaría saber la recompensa, o por lo menos eso esperaba. Por lo que, tan pronto como el rubio entró a la sala de entrenamiento, el azabache lo saludó con una sonrisa mientras jugaba con sus manos detrás de su espalda.

— Buenos días, Lee. — Saludó el rubio, dejando sus pertenencias en el lugar habitual y se encaminaba hasta las colchonetas.

— Buenos días, Han. — Saludó el azabache de vuelta, ofreciéndole una pequeña reverencia.

— ¿Qué practicaremos hoy?

— La clase de hoy será una evaluación para medir tu progreso, he visto que has podido avanzar de manera significativa y retomas los ejercicios los rápidez, así que quisiera ponerlo en práctica, sin que yo te oriente. — Comenzó a decir, viendo la mirada de sorpresa del rubio.— Y por ello, nos estaremos enfrentando.

Jisung no dijo nada al principio, aún sorprendido por sus palabras. — ¿Dices que pelearé contigo?

— No te asustes, no será como una pelea de las que yo tengo en un ring, solo te mostraré un par de escenarios que podrían ocurrir y tú demostrarás alguna técnicas para escapar del peligro, ¿Entendido?

Si bien el rubio no parecía del todo convencido, asintió mientras se ponía en una posición de ataque, sin dejar que terminara sus indicaciones.

— Para hacer de esto más interesante, haremos una puesta.

— ¿Qué clase de apuesta? — Dejó su posición de combate y arqueó una ceja, interesado en ello.

— El que logre primero derribar al otro podrá pedir lo que quiera, siempre y cuando cumplamos las principales reglas de solo poner en práctica lo aprendido, tiene que ser dentro del espacio limitado y nada de malas jugadas en el proceso. — Mencionó con una sonrisa.

— ¿Lo que quiera?

— Lo que sea que quiera el ganador, sin ninguna objeción.

Jisung lo pensó por un momento, asintiendo al final. — Bien, me parece justo.

— Entonces damos inicio. — Cada uno se colocó en su respectivos lugares.

Minho comenzó con un forcejeo que lo tomó por sorpresa, pero Jisung rápidamente pudo liberarse del brazo que lo rodeaba y tomar distancia, preparado para lo siguiente. El azabache debía de reconocer que el rubio aprendía rápido cada movimiento, ejecutándolo casi a la perfección en sus primeros intentos hasta que lograba acertar, siempre dejándolo anonadado por su precisión. Si bien aún sus golpes no hacían tanto efecto en el azabache como los que acostumbraba en el ring, lograban su propósito de desorientarlo y hacer que ganara segundos vitales para el contrario, al final de cuentas era autodefensa y cumplían con su propósito para atacar y actuar a tiempo.

Lo que no esperaba el azabache era ser sorprendido por detrás, recibiendo un golpe en la pantorilla que lo hizo caer, para luego ser girado con brusquedad sobre la colchoneta con Jisung encima suyo, aprisionando un brazo contra su cuello para no hacerlo que se moviera. La sonrisa sobre su rostro reflejaba el orgullo que sentía por haberlo derribado en un momento de vulnerabilidad, pero cuando giró su rostro para verse en los espejos y notar un detalle, soltó una pequeña risa que desconcertó al rubio.

— ¿De qué te ríes? Gané, ahora cumple con lo que pediré. — Frunció el ceño, esperando
una respuesta.

— Jisung, parece que no te enseñé bien. — Hizo un gesto hacía el espejo. — Cruzaste el límite establecido, tu pie se encuentra fuera de la zona de combate, ¿Sabes lo que significa eso?

— Oh, mier... — Cuando el rubio se dió cuenta del detalle, no alcanzó a reaccionar a tiempo antes de ser tomado por los costados de la ropa e invertir posiciones, ahora teniendo la gran musculatura del azabache sobre su cuerpo, una sonrisa divertida asomándose sobre sus labios.

— Gané. — Murmuró con emoción antes de levantarse, tendiéndole la mano para ayudarlo.

Jisung aceptó de mala gana, había saboreado la victoria tan rápido que fue descuidado con el resultado final, provocándole una mueca.

— Realmente estuvo bien, si fuera una situación real claramente no interferiría ningún límite siempre y cuando logres estar bien, pero aquí no es una situación real y tenemos parámetros que cumplir. — Explicó, dirigiéndose por su botella de agua.

— ¿Y qué es lo que vas a pedir? — Cuestionó con una ceja arqueada en su dirección.

— ¿Tienes libre este domingo que viene?

Minho había alquilado todo un autocinema para poder salir con Jisung. Si bien Jisung nunca le había dirigido una palabra más allá de lo necesario, se dispuso a divagar por las redes de sus fanáticos en busca de información que le pudiera ayudar para su cita, y claro que lo logró. Encontró entre sus curiosidades las películas favoritas del rubio, y teniendo toodo un autocinema a su disposición, la cartelera se basaría en sus gustos.

No le había informado al rubio respecto a todo ello, él seguía creyendo que irían a un lugar público, por lo que se resguardaba en su asiento mientras el azabache conducía hasta el lugar. Un par de autos se encontraban estacionados mientras las personas compraban, siendo un par de conocidos por el boxeador y que les sonreía en modo de saludo de manera discreta mientras encontraba un buen lugar para ver las funciones.

— ¿No está muy solo? Es domingo, debería de a ver más gente. — Murmuró con un deje de curiosidad, mirando a su alrededor.

— Probablemente prefieran ir a los cines en lugar de los autocinemas. — Mencionó con un encogimiento de hombros. — ¿Quieres ir a comprar algo en dulcería mientras empieza la película?

Jisung asintió, siendo sorprendido cuando Minho le abrió la puerta y lo ayudó a bajar del auto antes de dirigirse a la dulcería. El rubio rompió el contacto tan pronto como no lo necesitó, desconcertando un poco al azabache pero caminando detrás suyo.

Una vez que llegaron, Jisung se dispuso a pedir cuando una señora de mediana edad lo atendió, fingiendo no emocionarse al reconocer al modelo. Minho siguió ordenando, cada quien estaría comiendo por aparte así que se limitó a pedir solo lo necesario, pagando mientras Jisung acomodaba las cosas sobre sus brazos.

— Disculpe, ¿Cuál es la cartelera de hoy? — Cuestionó antes de irse, mientras la señora le entregaba el cambio al boxeador.

— Tengo entendido que van a pasar oseam, call me by your name y diario de una pasión. — Contestó con una sonrisa, agradeciendo por su compra.

Jisung se quedó perplejo por las películas, entrecerrando los ojos cuando notó demasiada coincidencia que se transmitieran sus películas favoritas, justamente las tres juntas. Dió una mirada rápida a Minho, sin que este lo mirara, y caminó de regreso al auto mientras analizaba su alrededor.

La cita fue como se esperaba, con cierta tensión por parte de los dos mientras la primera película comenzaba. Cuando dió la primera escena, todo pareció ser borrado por Jisung, que parecía no importarle o recordar con quien se encontraba tan pronto como se emocionó al revivir la primera película de su niñez, siendo sumergido por la trama. Minho sonreía cada vez que Jisung mostraba alguna expresión o lanzaba cualquier comentario referente a la película, entrando en su propio mundo junto a él y mantenían una convesación ligera que concordaban ciertos puntos.

Las películas, y con ello las horas, se fueron volando cuando la última terminó y se dieron cuenta que era demasiado noche, momento de irse. Se despejaron un momento antes de marcharse del autocinema, aún demasiado ensimismados por las películas, tanto que Jisung parecía tan abierto a él mientras contaba pequeñas anécdotas que vivió con aquellas tramas que Minho escuchó con gusto mientras manejaba de regreso a la casa del rubio. Aunque al inicio había parecido todo incómodo por el simple hecho de verse fuera de los entrenamientos, una vez que regresaban ambos querían seguir ahí, ignorando sus agendas del día siguiente.

— Realmente me divertí hoy. — Murmuró Jisung una vez que el azabache se estacionó frente al edificio donde vivía, sintiendo la necesidad de permanecer ahí.

— Gracias por aceptar ir al autocinema. — Agradeció en cambio, con una sonrisa.

— Minho, sé sincero conmigo. — Cuando giró su rostro para verlo, percibió una tensión en el boxeador. — Tenías todo planeado, ¿No es así? Por eso sugeriste ese día una evaluación, realmente lo tenías planeado.

— Jisung... — Cuando intentó hablar, el rubio siguió hablando.

— Así como lo tenías planeado el autocinema, supongo que lo alquilaste y por ello no había personas, ¿Las que estaban ahí son conocidos tuyos? Solo los de la dulcería parecían sorprendidos, pero todos los demás estaban absortos de nosotros. Y ni hablar de las películas, ¿Realmente fue una casualidad o adivinaste mis películas favoritas?

— Lo siento, por si te incomodé con todo esto. No era mi intención hacerte sentir así, solo quería que te sintieras cómodo y pudieras disfrutarlo, quería salir contigo pero no parecías interesado, solo pensé en esa alternativa.

— ¿Por qué te disculpas? No ví nada malo en esto, en cambio, te lo agradezco. — Sonrió en su dirección. — Al principio pensé que sería incómodo por el simple hecho que no sabemos nada del otro, pero realmente una parte de mí ansiaba conocer esta parte tuya, fuera de toda tu zona de confort que es el boxeo. Gracias por tomarte el tiempo de hacer todo esto, disfruté de esta salida y fue gracias a todas las atenciones que tuviste conmigo, no debes de disculparte.

— ¿Lo dices en serio? — Parecía desconcertado con ello, no esperaba escuchar nada de ello.

Asintió. — Agradezco tu gesto, me alegra que lo hayas pensado en todo esto. Debo de irme, pero nos vemos en el siguiente entrenamiento.

— Buenas noches, Jisung. Una vez más te agradezco por todo esto. — Quitó el seguro de la puerta, viendo como el rubio la abría.

Lo que no esperaba fuera que, antes de salir, se inclinara para besar su mejilla, saliendo rápidamente de ahí. — Gracias a ti, Minho. Buenas noches, regresa a salvo a casa. nos vemos mañana.

El boxeador lo vió alejarse, sintiendo aún el beso ardear contra su piel mientras una sonrisa boba se instalaba en su rostro. La cita había salido mejor de lo que esperaba, dándole una pequeña esperanza a todo lo que podría venir después.

Gracias a las todos los que leyeron la historia, muchas gracias por su apoyo los amo <3

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