Extra Jordan
Una vida, un poco extraña.
Me gustaba su forma de mirarme, me gustaba la forma de su boca, lo suave que era su tacto, su risa escandalosa cada vez que yo decía o hacía alguna estupidez, su cuerpo era atlético, su espalda ancha era muy atractiva y el sexo era increíble, entonces, ¿por qué quería dejarlo? ¿Por qué siempre quería dejarlos?
Era una horrible persona, lo sabía, al principio era intenso, responsable, cariñoso, atento, pero cuando lograba que se enamorarán de mí, todo se volvía tan repetitivo, aburrido, estaba mal, sabía que había algo mal en mí, porque desear el drama, el peligro, el dolor, desear tanto lo tóxico no estaba bien.
Y lo intentaba, iba a terapia, lo hablaba, siempre le decía todo, a veces sentía que hasta aburría a mi psicóloga, siempre con el mismo tema, él no me había dañado, yo mismo lo había hecho al permitir que llegara tan lejos, sabía que estaba mal intentar un romance cuando no habías sanado, pero todos tenían a alguien y yo quería lo mismo.
¿No lo merecía? ¿Tan mal había sido para no merecer enamorarme una vez más?
Lina siempre me recordaba que sí lo merecía, que era suficiente, que algún día podría, pero ya habían pasado años y yo seguía exactamente igual.
—Vuelve a la cama, bebé.—dijo Leo, lo ignore, empecé a vestirme rápidamente con las prendas que ahora estaban en el suelo.—¿Te irás?
—Tengo algo importante que hacer.—mentí.
—Son las dos de la mañana, no creo que se pueda hacer algo importante a esta hora.—murmuró, su voz sonó apagada y yo me giré un poco para verlo.
—Te llamo luego.—respondí, él apenas asintió y me dio la espalda envolviendose entre las sabanas.
Me coloqué mis tenis, metí mi celular en el bolsillo de mi pantalón, caminé hasta la salida de su apartamento, puse las llaves que él me había dado sobre la mesa del comedor y seguí, apenas estuve en la calle, hice un leve estiramiento de piernas y empecé a correr, solo serían unos pocos kilómetros desde aquí.
Mi cuerpo se sentía frío a pesar del sudor, a la distancia pude ver la casa de los York, probablemente Olivia y Lina estarían durmiendo juntas, sentí algo de culpa, invadir su privacidad como tantas veces ya lo había hecho durante tantas noches, detuve mis pasos a solo tres casas, mire el cielo, apenas se podían divisar algunas estrellas, probablemente Lina creería que soy un estúpido por detenerme, después de todo ella había dicho que siempre estaría para mí.
Ni siquiera podía tener una relación normal con ella, después de todo me sentía tan celoso de que ella tuviera a alguien más que la apoyara, no me malentiendan, me caía bien Olivia, me alegraba que Lina tuviera a alguien como ella junto a ella, simplemente aunque sabía que nada había cambiado entre nosotros, me sentía algo solo.
Me senté en la acera que estaba frente a esa casa color crema, demasiado simple para mi gusto, apoyé mis codos sobre mis rodillas y solté un largo bostezo, era tan frustrante ser yo, mi casa quedaba muy lejos de aquí como para irme caminando, era muy tarde para llamar un taxi de confianza y siendo sincero no me arriesgaría a que me llevara cualquier desconocido, cerré mis ojos unos pocos segundos deseando dejar de ser tan impulsivo.
Siempre tomaba decisiones estúpidas.
Ni siquiera me asusté cuando vi al chico que caminaba tambaleándose de un lado a otro, caminaba justo hacía mí, se veía molesto, probablemente estaba ebrio y por un segundo desee estar como él, la inconsciencia no me hacía sentir tan miserable, me levanté de la acera y esperé que acortara los pocos pasos.
—¿Qué haces en mi acera?—preguntó, fruncí el ceño.
—¿Tu acera?
—Sí, mi acera.—dijo totalmente serio, se cruzó de brazos y me escaneo con la mirada.—Quitate.
—¿Hablas en serio?—Él asintió y yo bufé, las personas de ahora eran tan extrañas, sin dudarlo me bajé al asfalto, una ventisca hizo que me abrazara a mi mismo, definitivamente esta sería una madrugada muy fría.
—¿Quién sale a correr a estas horas? ¡Eres un raro!—exclamó, rodé mis ojos.
—¿A quién se le ocurre andar alcoholizado a estas horas y en este barrio?—contraataqué.—Y no es raro, no hace tanto frío o calor, casi no sudas.
—Pues parece que te estás cagando de frío.—murmuró, si ya el chico se me hacía extraño lo fue aún más cuando prácticamente se tiró al suelo como si fuera una cama de lo más suave.—¡Y no estoy borracho!
—No grites.—me quejé.
—¿Sabes abrir ventanas corredizas?—preguntó de repente, yo ya estaba apunto de seguir mi camino y entrar a la casa de Lina.—Mi madre seguramente cerró por dentro y necesito entrar a mi habitación.
—¿Cuantos años tienes?
—Que te importa, solo hazme el favor, te pagaré si quieres.—apenas lo escuché.
Siendo sincero sentí pena, parecía que el chico ya no podía más, además no podía dejarlo durmiendo ahí, si se enfermaba o lo robaban me sentiría muy culpable, así que volví a subir a la acera, lo ayudé a levantarse, en balbuceos me dijo que la casa color crema era la suya, lo intenté soltar mientras caminábamos, pero él se apoyó en mí, no mentiré, olía asqueroso, una mezcla de alcohol, vomito y sudor, apenas llegamos a la ventana que supuse era su habitación, usé mis habilidades de rebeldía de adolescencia, corrí la ventana, hice que el apoyara sus manos sobre esta.
—Listo, solo tienes que entrar.—dije, no entendí lo que dijo, él intentó pasar una pierna sobre el borde y falló.
Me harté, tenía poca paciencia la verdad y ya me estaba muriendo de frío, así que lo ayudé, no con mucho cuidado ya que se dio de bruces contra el piso y probablemente se quebró porque escuché algo romperse, iba a cerrar la ventana y irme, pero su voz me hizo detenerme, fue como un "oye" mal formulado.
—¿Puedo saber el nombre de mi salvador?
—Jordan, Jordan Marsons.—dije, esperé una respuesta, pero luego de unos segundos de absoluto silencio me rendí.
Probablemente se había quedado dormido, pero al menos ya estaba en su habitación, así que era una preocupación menos.
No esperaba que estuvieran despiertas, pero apenas entré por la ventana ambas se levantaron de la cama y se me tiraron encima como si no me hubieran visto hace meses.
Me sentía en casa.
Pero sabía que esa sensación era pasajera, como todo en mi vida, todo llegaba a un fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top