53
CAPÍTULO 53
El regreso de Camila.
Lina.
Fiorella se volvió a dormir después de desayunar, papá se fue demasiado temprano y ni siquiera lo vi al despertar, me había dicho que tenía muchos pendientes en el trabajo, yo estaba apurada, como casi siempre, me agradecí mentalmente por haber repasado antes para este último examen de la semana, al menos ya estaría librada de eso y tendría algunos días libres en las tardes, no tendría que arriesgarme en las noches y poner en peligro la vida de Olivia o a la mía, aunque ella vivía en un barrio muy bueno, la delincuencia seguía existiendo y no quería que nada malo le pasara.
Apenas entro al aula me quito mis audífonos, el profesor de educación física me sonríe y me entrega mi examen, me siento en el único lugar libre, saco el lapicero que tenía listo en el bolsillo de mi pantalón, escribo mi nombre en el frente y empiezo, agradezco que la profesora no salga con sus sorpresitas de temas nuevos o preguntas que no tienen ni respuesta, por primera vez hizo el examen de la forma correcta y no tengo ni una sola queja.
Apenas termino entrego mi examen y salgo del aula, Olivia salió antes que mí, pero no la veo en el pasillo, camino hasta la primera banca desocupada que veo y me siento allí, saco mi celular y decido escribirle, pero antes de que pueda hacerlo Charlie aparece y se sienta a mi lado.
—Hola. ¿Cómo te fue?—preguntó.
—Creo que bien.—respondí, no quería sonar cortante, pero siendo sincera mi voz no sonó muy amigable.
—¿Olivia ya salió?
—Sí.
—¿Y dónde está? Se me hace extraño que no esté contigo, últimamente son muy amigas. ¿No?—Asentí con mi cabeza y él jugó con sus manos en su regazo.—Camila si presentó el examen hoy.
—¿Les habló?—pregunté y él negó con su cabeza, suspiré.—Seguramente no les volverá a hablar hasta que reaccione y entienda que Armando es un mal tipo.
—Eso espero, no me gustaría que discutieran entre ellas, Olivia la quiere muchísimo, no quiero que sufra, no lo merece.—mencionó, se levantó de la banca y caminó hacía Álvaro que acababa de salir del aula.
—No, no lo merece.—Susurré.
(...)
A veces nos toca soportar cosas que no merecemos, por personas que queremos, porque aún no estamos advertidos de lo que podría hacer una persona molesta, diré que quizás le advertí a Olivia que podría ser una mala idea, parecíamos historia cliché por lo que había pasado en la cafetería hace apenas unos minutos, Olivia le había comprado un batido de fresa a Camila y se había acercado a ella, al principio al ver la sonrisa de Camila creí que no iba a pasar nada, pero en cuestión de segundos el batido terminó sobre Olivia y incluso un poco menos en Susan, las insultó y claramente no se fue a sentar con el grupo, se largó de el lugar totalmente limpia, me arrepiento de no tirarle mi café hirviendo encima la verdad.
—Estoy bien, tranquila.—murmuró ella y yo negué con mi cabeza mientras seguía limpiando su camisa con servilletas.—Lina, en serio.
—Es una malagradecida, tras de que la ayudas te trata así, la odio.—me quejé, Susan soltó una leve risita.—Bueno, la desprecio, odiar es mucho sentimiento para ella.
—Creo que debemos darle tiempo, recuerda que Camila es algo dramática.—comentó Susan mientras revisaba su celular.—Álvaro está afuera, me trajo su abrigo para que me cambie.
—Que considerado, ¿Charlie no trajo uno para Olivia por casualidad?—pregunté y rodé mis ojos.
—Sí, voy a buscarlos.—comentó y yo solté un leve bufido.
—¿Sabes que si pudiera quitarme mi abrigo lo haría, verdad?—le pregunté y Olivia asintió, besó mi mejilla y luego la acarició con la yema de sus dedos.—Me encantaría besarte en estos momentos.
—Y a mi me encantaría que lo hicieras. —contestó, iba a responder, pero justo Susan entró de nuevo al baño.
—Ten.—le dio el abrigo a Olivia y ella empezó a quitarse la blusa.
—Nos perdimos el receso de almuerzo por esto, ahora moriré de hambre.—murmuró Olivia.
—Debo ir a hacer una llamada. ¿Estarán bien sin mí?—les dije a ambas, Susan asintió.
—Nos vemos en clase.
Salí de los baños y caminé hacía la cafetería, saque mi celular en el camino y fruncí el ceño al leer el mensaje de Harold.
Harold: ¿Podemos hablar?
Harold: En persona, es importante.
Lina: No puedo saltarme clases. ¿Después?
Harold: Te paso a recoger, ¿te parece?
Lina: Sí. ¿Es malo? Pareces serio.
Harold: No, tranquila.
Okay, estaba asustada ahora sí, parecía como si no estuviera hablando con mi Harold, ni siquiera había enviado un sticker o lo que sea, apenas estuve cerca de María, le pedí un sándwich para Olivia, tendría que comer en clase porque ya solo quedaban como cinco minutos para entrar, pero por lo menos no moriría de hambre como había dicho, reí, apenas tuve lo que quería, pagué y me dispuse a salir de la cafetería.
—Armando tiene razón, siempre que estás cerca lo arruinas todo.—escuché su voz detrás de mí, me giré para mirarla y fingí un bostezo, genial.
—Dime. ¿Qué arruiné, Camila?—pregunté.
—La relación de su hermano con Jordan y ahora mi relación, si hubieras mantenido tu boca cerrada nada de esto hubiera pasado.—mencionó y no pude evitar reír al escucharla.
—Necesitas ayuda.
—No necesito tu ayuda, no me hace falta.
—Me refería a ayuda profesional, cariño.—Me acomodé mejor mi bolso sobre mi hombro y solté un suspiro.—Si crees que fui la que arruinó esa relación entonces debes estar muy mal, porque créeme jamás quise que mi mejor amigo terminara yendo a terapia y que enfrentara un episodio de depresión tan fuerte como el que tuvo. Amate más, Cam.
Me di la vuelta y seguí mi camino, volví a reír sin poder evitarlo, si fuera protagonista de alguna historia juvenil eso hubiera sido de las mejores escenas donde salía victoriosa, dejando callada a la villana, pero Camila no era mala, solo tenía problemas, como todos y ahora estaba en una faceta de negación que lo que me hacía sentir era mal, porque ninguna persona merecía sentirse así, agradecí que al menos ella tenía amigas como Susan y Olivia, a pesar de que ella en estos momentos las había tratado mal, hicieron lo correcto y yo también lo había hecho en su momento con Jordan.
(...)
—Sabes que no me gustan las sorpresas. ¿Cierto?—le hablé por tercera vez, Harold asintió con su cabeza.—¿Y por qué no hablas de una vez?
—¿Cómo van las cosas con Olivia?—ignoró mi pregunta.
—Bien, pero no quiero hablar de eso.—dije, Harold volvió a asentir, paró de caminar y simplemente se sentó en la acera, fruncí el ceño, pero aún así me senté a su lado.—Me dijiste que no era nada malo, dime.
—Aún me sigues gustando y lo sabes.—murmuró y desvíe mi mirada hacía un lado para no verlo.—De todos modos no fui muy discreto, no importa.
—Harold...—me interrumpió.
—Déjame hablar, Lina.—Lo miré y asentí, sonrío y luego se puso a jugar con el zíper de su abrigo.—Esto es difícil, pero creo que necesito alejarme un poco, eres una amiga excelente, pero cuando me abrazas, me hablas, cuando tocas un solo mechón de mi cabello se siente, no se con que palabras describir lo que siento, pero no está bien, así no debería sentirse un amigo y quiero ser tu amigo, más que nada, porque te quiero, te quiero mucho.
—Lo siento, yo...—Acarició mi mejilla con sus dedos y negó con su cabeza.—Está bien, si necesitas tiempo, pero regresa, no te vayas por siempre.
Quizás dirán que soy muy sensible, pero tenía ganas de llorar y seguramente en mi cara se notaba y Harold tampoco parecía que se sintiera bien, no parecía feliz, no como siempre mostraba ser, no me importó que las personas nos vieran llorando como tontos, solo lo abracé con fuerzas y oculté mi rostro en su cuello, quizás las personas jamás entenderían lo que sentía por estos chicos, eran mi familia, mi hogar, gracias a Harold seguía aquí, respirando, siendo fuerte, me dolía saber que Harold necesitaba alejarse, pero lo entendía.
—Gracias, sabía que lo entenderías.—susurró.
—También te quiero mucho, por cierto.—murmuré, me separé del abrazo y él se levantó de la acera, me ayudó a levantarme también.—Debo ir a casa, la vecina se va dentro de pocos minutos y no puedo dejar a Fiore sola.
—Sí, lo sé.—Él rascó su nuca.—Ya hablé con los chicos, todo está bien, Lina.
—Si. ¿Siempre amigos?
—Siempre, somos una familia.—Me sonrió, suspiró y soltó un leve gritito.—Me voy.
—Está bien. ¡Nos vemos!
Y justo cuando crees que todo está bien, pasan cosas como estás, quizás lo estuve ignorando, no quería que pasara, Jordan tenía razón, como casi siempre, solo que a veces prefieres no escuchar, porque seamos sinceros, no queremos que las personas que amamos estén lejos nunca, pero a veces es necesario, aunque duela, para que las cosas no empeoren, para que más bien luego todo sea mejor, eso quería pensar, no me arrepentía de haber tenido algo con él, fue de las mejores experiencias de mi vida y Harold valía la pena, solo que a veces solo es imposible y está bien, sigo creyendo que las amistades valen mucho la pena, mis amigos lo son todo para mi y era fuerte, podía esperar todo el tiempo que él necesitara.
(…)
—¿Entonces estás deprimida?—preguntó, asentí a pesar de que sabía que no podía verme.—Por cierto, que yo ya suponía que había pasado algo entre ustedes.
—Estoy acostumbrada a que todos los chicos anden molestándome, son mi rutina más estable, va a ser difícil sin él.—murmuré.
—Pero no es para siempre, él lo dijo, además es Harold, seguro un tiempo para él signifique máximo una semana.—respondió Olivia, reí al escucharla.—Jordan ha estado enviándome memes desde temprano y no entiendo el porqué.
—Oh déjalo, eso significa que ya te acepta como amiga, así es él con las personas que quiere.—comenté, me acomodé mejor en mi cama y solté un leve bostezo.
—Antes me sentía tan sola, no estoy menospreciando la amistad de Susan o Cam, pero me alegra tenerlos a ustedes, que llegaran a mi vida ha sido de lo más increíble que me ha pasado este año. Gracias, Lina.—Sonreí sin poder evitarlo, Olivia era tan tierna.
—No agradezcas, por algún motivo estamos aquí, eres una buena persona, mereces tener a personas geniales que te quieran, recuérdalo siempre.
—¿Crees que algún día Camila me perdone?
—Creo que si fue tan buena amiga como tú dijiste, entonces reaccionará y te pedirá una disculpa por haber sido tan estúpida.—contesté, miré hacía mi puerta, Fiorella estaba apoyada sobre ella en silencio, fruncí el ceño.—¿Pasa algo?
—¿Me preguntas a mí?
—Papá está borracho en la sala.—dijo apenas, solté un largo suspiró.
—Lo siento, Olivia. Más tarde te llamo.—Colgué.
—Deberías acostarte un rato, te ves más pálida de lo normal, yo me encargo.—le respondí, Fiorella asintió y se encaminó a mi cama, me iba a quejar, pero finalmente me dio igual y salí de mi habitación.
No tuve que caminar mucho para llegar a la sala y encontrarme con papá sentado en el sofá, miraba hacía el suelo, por la forma en la que sacudía supuse que estaba llorando, no me sorprendí, creo que deje de hacerlo cuando me di cuenta que esto sería seguido, pero quizás me ilusioné un poco, con lo del trabajo y demás, me acerqué y me puse de cuclillas frente a él, acaricié su cabello y él alzó su mirada hacía mí.
—¿Qué pasó? ¿Perdiste tu trabajo?—pregunté.
—Te pareces tanto a ella, la extraño tanto.—murmuró arrastrando las palabras, suspiré, esa iba a ser la excusa esta vez, mi madre.—Debería odiarla, pero…
—No puedes y está bien, papá.—hablé, seguí acariciando su cabello y le medio sonreí.—Incluso es mejor, es horrible odiar, guardar tanto rencor solo hace más daño.
—¿Dónde está Fiorella? ¿Está bien? ¿Olvidó sus medicamentos? Hija no puedes dejar que se le olvide, recuerda que…—lo interrumpí.
—Lo sé. Está bien, está durmiendo, tú deberías hacer lo mismo.
—No puedo dormir, estoy tan solo.—murmuró.
—Pues consíguete una novia y deja de tomar como un idiota, así no ayudas.—me queje, pronto su sollozo fue más fuerte y me maldije.—No quise decir eso, lo siento. Vamos, te llevo a tu habitación, mañana debes trabajar.
Finalmente cedió después de varios intentos, apenas estuvo en su cama no lo deje hasta que supe que estaría bien y dormido, puse una alarma aún más temprano para despertarlo antes y no faltara al trabajo, iba a llamar a Olivia pero leí su mensaje de hace pocos minutos diciendo que iba a cenar, así que preferí esperar, le contesté algunos mensajes a Jordan, agarré uno de mis libros y me puse a releer, Fiorella ya estaba dormida en mi cama así que preferí leer en la sala, no pasó mucho rato, mi celular sonó con una llamada entrante, sonreí, al menos mi noche no iba a terminar mal, hablar con Olivia era de lo mejor que me podía pasar, tenerla en mi vida, me hacía sentir en un lugar seguro.
Me dueles Harold, me dueles. :')
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top