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CAPÍTULO 51
No más.
Olivia.

—No puedo seguir haciendo esto.—habla Lina y siento mis manos temblar al escucharla, ella ríe y las toma entre las suyas.—Lo que sea qué estés pensando no es.

 

—¿Entonces?

 

—No puedo seguir almorzando con tu ex, yo necesito mi espacio.—Ella sopló un mechón de su cabello que le estorbaba en el rostro y este se movió un poco.—No soy solitaria porque no tenga amigos, es porque así lo quiero y lo necesito.

 

—¿Por qué alguien querría estar solo?—pregunté.

 
—Porque me gusta escuchar música, pensar o leer en paz. Algunas personas tienen distintas razones, pero estas son las mías. ¿Lo entiendes?—Asentí.—No creas que no valoro tu amistad, la de Susan o Lentes, es solo que necesito tiempo.

—Y te incomoda, te incomoda Charlie.—murmuré y ella asintió.—Lo siento, no me di cuenta, la próxima vez si te sientes incomoda con cualquier cosa que haga, dímelo.

 

—Lo haré.—Ella me sonrío, soltó mis manos y ambas salimos del aula, estábamos en el receso del almuerzo y dentro de unos minutos tendríamos el examen de ingles.

 

—¿Almorzarás sola entonces?—pregunté.

 

—No, iré a la biblioteca, le quiero robar unos libros a la señora Marta.—comentó y reí.

 
—Salúdala de mi parte.—le dije y ella asintió, pronto nos detuvimos frente a la entrada de la cafetería, ella rascó su brazo y me sonrío.

—Te veo en el aula, entonces.—murmuró, yo asentí.

—Si, nos vemos, Li.—Besé su mejilla rápidamente y entré a la cafetería.

 

Quise devolverme apenas entré, Charlie estaba solo en nuestra mesa, no había rastro de Susan o Álvaro, hice la poca fila que había, María me dio lo de siempre, lleve la bandeja en una de mis manos y saqué mi celular para preguntarle a Susan donde estaba, suspiré al leer el mensaje de WhatsApp que me había enviado hace unos minutos.

 
Susan: Acompañé a Álvaro a una farmacia, no se sentía bien. ¡Que disfruten el almuerzo!

 
Lo guarde en mi bolso sin ni siquiera contestarle, deje la bandeja sobre la mesa frente a Charlie y me senté, apenas él me vio me sonrío, yo le sonreí de vuelta y bajé mi mirada a su bandeja, ya había empezado.

—Creí que no iban a venir.—Rascó su nuca nerviosa.—¿Y Lina?

 

—En la biblioteca.—murmuré.

 

—Oh. ¿Sabes si vendrá a la reunión?—preguntó.

 
Lo sabía, Lina me había dicho que odiaba ir a esa clase de eventos con su padre, además de que no quería que Fiorella saliera más, porque estaba en una clase de recaída, pero nada grave que no se pudiera controlar, no iría, porque no podía y no quería.

—No lo sé, no hemos hablado sobre eso.—Mentí.

 

—¿Y tú? ¿Irás?

 

—Sí, ahora que Marcus está trabajando ahí me pidió que lo acompañara.—le respondí y él suspiró aliviado.—¿Por qué no quieres ir solo? Antes te gustaba ir y así.

—Mis papás han estado algo exigentes estos días, no quiero estar solo con ellos en una reunión así y fingir que todo está bien—dijo, asentí.—Es mejor estar con amigos. ¿Verdad?

 

—Sí, Charlie.—le sonreí, bajé mi mirada a mi bandeja, agradecí por mis alimentos y comencé a comer.

MI celular vibró dentro de mi bolso, sentí el cosquilleo en la punta de mis dedos, era el tono que le había puesto a Lina para cuando me llegaran sus mensajes, pero estaba comiendo, no podía, no debía, estaba mal, papá lo había dicho, pero no estaba en casa, pensé, estiré mi mano hacía mi bolso, pero a medio camino me detuve.

 

—Hazlo, no estás en tu casa y soy solo yo, tranquila.—dijo Charlie sacándome de mis pensamientos.

—¿Eh? No, estamos comiendo.—contesté, él negó con su cabeza y sorprendiéndome sacó su celular del bolsillo de su pantalón.

—Pero da igual, puede ser importante. ¡Mira! Me acaban de dar dos horas ilimitadas para jugar Candy Crush.—Me mostró su celular y reí.—¿Ves? Era importante.

 

—Gracias.—Finalmente saqué mi celular del bolso y me metí al chat de Lina rápidamente.

Lina: Estoy pensando que vivimos en otra sociedad, donde tomo tu mano, donde tú me besas sin miedo a la presencia de los demás, me encanta pensar en estas cosas.

Lina: Pero me gusta más sentirte, besarte, tocarte.

Reí sin poder evitarse, sentí mis mejillas calientes, le escribía y terminaba borrándolo, pasé una mano por mi cabello y finalmente me decidí por responderle lo que realmente quería decirle.

 

Olivia: Me gustaría vivir en una sociedad así, también me gusta sentirte, besarte, quererte.

 

—Te ves feliz.—comentó Charlie, bebí un sorbo de mi batido de fresa y sonreí.—Deberíamos apurarnos, tenemos examen.

 

—Sí. ¿Camila si vino hoy?

 

—No.

Suspiré, ya era miércoles, rogaba porque aunque fuera mentira Camila tuviera justificaciones que le permitieran hacerlos después, había faltado el lunes, ayer también y al parecer hoy también sería igual.

(...)

 
El profesor me deja salir apenas le entrego el examen, Lina sigue aún en el aula, apenas salgo al pasillo noto que no soy la única, Susan también salió ya, me acerco a ella sonriente y ella deja su celular de lado apenas me nota.

 

—El bonito me está mandando fotos de su casa, es muy bonita. ¡Mira!—Ella me enseña la pantalla de su celular y yo miro igual de fascinada las imágenes, Joshua debe tener mucho dinero, o bueno, sus padres, ese lugar es inmenso y hermoso.—Y tienen muchos cuadros, amé.

—Sí, son muy lindos.—comento, miro la puerta de el aula, Lina aún no sale y tengo ganas de irme a lavar mis dientes, ni me dio tiempo después de almorzar.—¿Me acompañas al baño?

 
—Sí, vamos.—Ambas empezamos a caminar hacía el final del pasillo, por suerte los balos están cerca.—Estaba pensando y deberíamos vivir juntas.

 

—¿Cómo así?

 

—Si, cuando nos graduemos, Lina, tú y yo, independizarnos.—comentó, asentí, el recuerdo de Camila pasó por mi mente, mordí mi labio inferior, entramos a los baños.—¿Te gusta la idea?

—Para independizarnos debemos estar muy preparadas, planearlo, pero sí, me gusta la idea, Su.—le respondí, saqué mi cepillo de dientes del bolso.—¿Traes dentífrico?

—Si, ya te lo doy.—Ella colocó su bolsa sobre la encimera de los lavamanos, iba a buscar en su bolso, pero de pronto se detuvo, entonces lo noté, su piel pálida, ella se sostuvo fuertemente de la encimera.

—¡Oh, Dios!—Me acerqué a ella y la agarré de los hombros con mis manos.—¿Estás bien? ¿Qué pasa?

 

—Solo me maree, todo bien.—Ella se mantuvo quieta por unos segundos y luego  pasó una de sus manos por su frente.—Tranquila.

—¿Tranquila? Estás pálida Su y no dejas de temblar, dime la verdad.—No la solté y la obligué a que me mirara, entonces su boca tembló, sus ojos se pusieron llorosos y jadeó.

—No le digas a Álvaro.

 
—¿Qué no le diga qué?—pregunté totalmente estresada.

 

—Me siento muy mal, muy mal, Oli.—murmuró y yo sentí un nudo en mi garganta al escucharla.—Creo que estoy enferma, algo anda muy mal conmigo.

 

—¿Qué tienes? Dime, yo, yo estoy aquí, yo te ayudo.—Posé mis manos sobre sus mejillas, Susan estaba muy fría.—Dime que tienes, déjame ayudarte.

 

—Algo anda muy mal aquí.—señaló si cabeza y finalmente lágrimas rodaron por sus mejillas.—Hay una voz y me dice... Me dice.

—¿Qué te dice, Su?

—Que debo vomitar, que no puedo parar, porque estoy gorda y no dejo de escucharla, ella siempre está...—La interrumpo al entenderlo todo, limpió sus lágrimas con mis pulgares.

—No debes hacerlo, no debes escucharla, ignórala. Escuchame a mi. ¿Entendido?—Ella asintió levemente y proseguí.—Eres hermosa, tú físico está bien, no debes vomitar más, porque... ¡La comida es energía! ¿Lo entiendes? ¿Cómo vas a sobrevivir sin energía? No puedes y Su, sin energía no existes. ¿Y yo que voy a hacer sin mi mejor amiga? Te necesito, nos necesitamos, debes seguir aquí, pero necesitas sanar. Aquí.—Toqué su frente con mi mano y le sonreí.—Creo que si hay algo malo allí, pero tranquila, estoy segura de que se puede arreglar y necesitas ayuda y yo te voy a ayudar a conseguirla. ¿Está bien?

 

—No estoy loca. ¿Verdad?

—No, no lo estás.—La abracé fuertemente y llore, lloramos ambas por un gran rato, porque dolía, dolía ver como mi amiga sufría y no lo entendía, no sabía casi nada y me molestaba no saber más, pero también dolía no haberme enterado antes.

 

—No le digas, por favor, no le digas.—susurró aún entre el abrazo.

 

—No lo haré, será un secreto, de ambas. ¿Okay?

—Okay.

 
No se cuanto tiempo pasó, pero cuando una chica entró ambas reaccionamos, Susan me soltó, sacó el dentífrico de su bolso y me lo ofreció, pronto yo estuve lavando mis dientes mientras Susan mojaba su cara, apenas terminé la imité, ambas en total silencio nos arreglamos y luego salimos de los baños, yo le sonreí y ella me imitó, volvimos a las aulas de antes y justo Lina iba saliendo.

—Creí que nunca saldría de ahí.—se quejó Lina apenas estuvimos cerca, Susan soltó una leve risita.—Álvaro ya casi termina.—le dijo a Susan.

 

—¿Y tú como sabes?—pregunté.

—Oh, porque lo ayudé con la ultima pregunta.—susurró y la miré sorprendida.

 

—Hicieron trampa, eso está muy mal.—murmuré.

 

—No, una simple ayudita entre compañeros.—dijo Susan y yo negué con mi cabeza.—Antes ayudábamos a Cam. ¿No lo recuerdas?

 

—Cierto, igual es trampa.—le contesté, por mi mente pasaron los recuerdos de esa vez que casi nos descubren el año pasado, reí.—¿Ella no...?

 

—No, no vino a este tampoco.—respondió Susan.

—No te preocupes, seguro vendrá la otra semana y los hará todos.—habló Lina, pero yo negué con mi cabeza, no solo eso me preocupaba.

—¿Y las ausencias? Ya lleva muchas y ahora lo que más vale es eso y los trabajos.—comenté, Susan asintió.—Creo que hablaré con ella o llamaré a su madre, no lo sé.

—No creo que sea una buena idea.—susurró Lina.

 

—¿Por qué?—preguntó Susan.

—Te odiará.

 
—Pero la ayudaré, dejará de faltar, seguro sus papás no saben y ellos la harán entrar en razón.—le contesté, Lina asintió poco convencida y Susan suspiró.

—¿Quieres que llamemos juntas?—preguntó Susan.

—No, tranquila. Cuando esté en casa lo haré, tú no te preocupes por eso.—Le sonreí, Álvaro justo salió del aula y se acercó a nosotras.

—Gracias, Lina.—le dijo él sonriente, Lina le devolvió el gesto y se posó a mi lado.—¿Cómo te fue, señorita?—le preguntó a Susan.

 

—Bien, aunque en la parte de lectura...—ella siguió hablando, pero dejé de prestarle atención al sentir la respiración de Lina muy cerca de mi cuello.

—¿Me acompañas al baño? —susurró en mi oído.

 

Y entendí la referencia como dicen, solo asentí y ambas nos alejamos de la linda pareja que ni siquiera se dio cuenta, Lina soltó una de esas risitas maliciosas y yo le di un leve empujón con mi hombro y ese momento lo entendí, ¿cómo no empezar a quererla? Lina simplemente era increíble. 

 




















Estas mujeres andan re tremendas, pero bueno, no las juzgo jeje

Espero tengan una linda noche. <3

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