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CAPÍTULO 32
Hablemos.
Olivia.

Susan aún no llega, ruego porque Lina le haya dicho rápido y ella ya esté viniendo para acá, esta mentira no iba a durar mucho más y seguramente la Señora Bird me llamaría otra vez y ahí sí estaríamos en graves problemas, últimamente me había vuelto muy mentirosa, pero medidas como estas eran necesarias, no quería que mi amiga terminara en graves problemas solo por divertirse de más, ayer me había enviado mensajes muy alegres, incluso fotos y luego todo estuvo tan mal, seguramente Lina estaba súper estresada y quizás si no hubiera contestado Susan hubiera cometido una locura.

—¿Por qué estás tan estresada?—me dice Camila mientras me agarra de la muñeca para que no muerda mis uñas.

—Susan aún no llega y seguro su mamá me va a llamar y ya no se que improvisar.—le digo, Camila se encoje de hombros y contesta mensajes desde su celular.—¡Cam! Es en serio.

—Le decimos que tiene diarrea y ya.—habla, vuelve a encogerse de hombros.

—¡Pero si antes le dije que se estaba bañando!—exclamé.

—Bueno, son cosas que pasan, el sistema humano es una locura.

No le contesto y decido entrar al chat de Lina para preguntarle por Susan, pero la mencionada aparece, pronto la puerta principal está siendo tocada y Cam corre a abrirle, pronto Susan aparece en mi campo de visión con un buzo gris y una camiseta negra que tiene la cara de Louis en el frente, definitivamente es ropa de Lina.

—¡Cuéntanos todo! ¡Tu primer borrachera! ¿Besaste a alguien? ¿Vomitaste?—le dice Cam emocionada y Susan niega varias veces.

—Tu madre me llamó hace un gran rato, le tuve que decir que te estabas bañando.—le comento y ella asiente.—¿Qué es eso?—le pregunto al ver los grandes folletos que lleva en una bolsa trasparente.

—Oh, le voy a ayudar a Lina con unas materias.—se encogió de hombros y camino hasta sentarse sobre uno de los sofás.—Debería llamar a mamá, pero estoy tan cansada.

—Armando viene a buscarme dentro de unos minutos, cuenta el chisme.—se queja Camila sentándose a su lado.

—Pues, fue tan loco, estábamos jugando y el bonito y yo simplemente nos descontrolamos, no contestábamos las preguntas o retos, era como una competencia entre ambos, me reí tanto, Olivia los conoce a todos, ellos son buenos y divertidos.—Susan nos dice y yo asiento, tiene toda la razón.—Si les soy sincera no recuerdo mucho, pero hay videos, Harold prometió que me los enviaría.

—Me alegra que hayas pasado un rato tan divertido, Su.—le digo sinceramente, paso una mano por mi cabello.—Pero recuerda que el alcohol no trae nada bueno, así que trata de beber con moderación, al menos estuviste con buenas personas a tu alrededor.

—Sí. ¡Vieras que pena! ¡Conocí al padre de Lina!—exclama.—Yo creo que hasta me escuchó borracha en la madrugada y fue tan amable, es un hombre tan apuesto.

—¿Estaba bueno?—le pregunta Camila y yo ruedo mis ojos.

—¡Sí! No entiendo porque no tiene esposa ni nada. Si yo tuviera un par de años más seguro le pediría una cita al menos.—contesta Susan para mi sorpresa.

—¡Ey! Estamos hablando de un hombre que podría ser nuestro padre, más respeto.—les recuerdo.

—Pero por suerte no lo es. ¿Tiene Instagram?

—¡Cam! ¡Tienes novio!

—Pero no soy ciega.

                            (…)

Susan: No entiendo.

Olivia: ¿Qué cosa?

Susan: Se supone que ya no son amigas. ¿Por qué quieres ayudarla?

Olivia: Porque quiero ayudar, ella defendió a Valentina, se me hace injusto que ahora tenga que pagar por eso. Solo dile que la quieres ayudar con el de ingles y italiano también, seguro ni se quejará.

Susan: ¿Y por qué no le dices tú?

Olivia: Porque ya no es mi amiga.

Susan: Pero se llevaban tan bien, deberían hablar, Lina es una excelente, la hubieras visto ayer, se veía preciosa y tan amable, me ayudó tanto.

Olivia: ¿Lo vas a hacer o no?

Susan: Okay, okay.
Susan: Le diré que me los mande con mi bonito y luego te los paso a ti.

Me salgo del chat, le contesto uno que otro mensaje a Charlie y bloqueo mi celular, ya son casi las tres de la tarde y no he almorzado nada, mamá y papá están trabajando y el clima no está a mi favor, hace mucho frío y parece que pronto va a llover, pongo a hervir agua para preparar una sopa instantánea, saco papas de la refrigeradora, en una tabla de picar me dedico a pelarlas y picarlas en pequeños cuadritos y mientras hago todo eso como predije el aguacero empieza.

Vierto la sopa instantánea en el agua, echo las papas picadas y tapo la pequeña olla con su tapa correspondiente, me recuesto sobre la pared de la cocina mientras que espero, veo algunos videos de Tik tok, el tiempo se me pasa rápido, la sopa ya prácticamente está lista así que apago la cocina y cuando estoy apunto de servirme para comer la puerta principal está siendo tocada fuertemente, me detengo. ¿Quién podría ser? Mis padres vendrían hasta como las seis, no podrían ser ellos. ¿Marcus? No, él me había dicho que nos veríamos hasta el miércoles y jamás vendría hasta aquí porque podría ser descubierto, Susan estaba con su madre o con Joshua, Camila estaba con su novio, Charlie no podía ser porque me dijo que estaría haciendo algo importante en la iglesia.

Camino lentamente hasta allí temiendo por mi vida, apenas abro me llevo una mano a mi boca para que no se note me asombro, Lina está justo frente a mi tiritando, incluso su quijada tiembla y está completamente mojada, intento hablar, pero las palabras no salen, no tengo la menor idea de que hace aquí o por qué está así, sus pestañas están húmedas y sus ojos están irritados y algo me dice que no es por la lluvia.

—¿Podemos hablar?   

—Hablemos.—digo finalmente haciéndome a un lado para dejarla pasar, ella camina tranquilamente, al parecer no le importa mojar el piso de mi casa.—¿Qué hacías así afuera? Te puedes enfermar, Lina.

—Quería verte, Fiorella me tenía loca y esos malditos folletos inmensos, juro que no puedo más. ¡Me duele tanto la cabeza!—se queja, pasa una mano por su cabello corto y jadea.—¡Tengo tanto frío! ¿Así tratas a todas tus visitas o solo a mi?

—¡Lo siento! Iré por algo de ropa, espera aquí.

Y así es como mi lunes cambia drásticamente, la tarde aburrida que tenía en mente, se vuelve interesante al tener a una Lina altanera y mojada en mi casa, me doy cuenta que a pesar de todo para mi Lina siempre será una persona importante, que aunque la evite y la necesite lejos, mi corazón la quiere tanto que no puede evitar preocuparse por ella.

(…)

—¿Podrías prestarme un abrigo mejor?—me preguntó, asentí, saqué de mi closet un abrigo blanco y se lo entregué.

—Te puedes cambiar en mi baño.—le dije, ella simplemente asintió y con toda la ropa en sus manos se fue en esa dirección.

A los pocos minutos Lina salió del baño, solo se quedó allí, en la entrada mirándome, yo hice lo mismo aún sentada sobre mi cama, quizás pudieron pasar varios minutos hasta que reaccioné y me levanté.

—¿Puedes darme una bolsa para la ropa mojada?—preguntó.

—Sí, vamos a la cocina, allí hay. ¿Ya almorzaste?—le dije mientras ambas salíamos de mi habitación y caminábamos por el pasillo hacía las escaleras.

—Sí, casi son más de las cuatro. ¿No has comido nada aún?—Sentí la preocupación en sus palabras, así que negué con mi cabeza siendo un poco sincera.—Te acompaño. ¿Quieres que pida algo o…?

—Ya hice algo, por eso te pregunté.—digo finalmente cuando ya llegamos a la cocina, Lina recuesta su cuerpo contra la pared en la que yo estuve anteriormente y yo me dedico a servir mi sopa instantánea en mi plato.

—¿Por qué no fuiste a la fiesta?

—No quería estar ahí.—susurré, vi como Lina asintió lentamente, yo agarre una cuchara y disguste mi sopa, no me había quedado tan mal.—¿Por qué estás haciendo esto?

—¿Qué?

—Hacerlo más complicado.—le dije alzando mi mirada de la sopa hacía ella, puse el plato en el desayunador y ella siguió allí con sus brazos cruzados sobre su pecho.

—No lo estoy haciendo más complicado, Olivia.—habló, finalmente bajo los brazos a los lados de su cuerpo y se acerco a mi a una distancia prudente.—¿Por qué no dejas de lado toda esta perfección que ni quieres y empiezas a vivir?

—No sé de que hablas.—Desvié mi mirada y comí un poco más de mi sopa.

—Sí lo sabes, pero no puedo obligarte, tú sola debes avanzar, te daré una recomendación como una buena compañera de instituto.—Apoyó sus manos sobre el desayunador, volví a mirarla y ella me sonrió.—Lo primero que deberías hacer es terminar con él, no lo amas, no le hagas más daño, es solo un chico inocente.

Y lo sabía, sabía que me estaba pasando, que debía detenerlo, dejar de utilizarlo, de tratarlo mal, de dejarle las cosas claras, decirle que lo quería muchísimo, pero que no de la forma que el quería, porque aunque el fuera el chico más asombroso que había conocido no era la indicada para él, merecía a alguien que lo amara por completo, que lo deseara, que fuera feliz con él, pero esa presión en mi pecho me detenía, no podía dejarlo ir, porque él era mi fuerza, mi señal de alto, ese muro que me detenía a no cometer locuras, era todo lo que siempre habían soñado mis padres para mi, un hombre bueno, era lo que se esperaba de mi, lo que todos querían y yo tenía miedo, de aventurarme a nuevas cosas, de pecar como lo había hecho antes, lo sabía, sí quería, pero mi miedo era mucho más grande y dejar a Charlie sería la decisión de muchas otras que hería si llegaba a ese extremo.

Lo cuchara que tenía en mi mano calló en el plato hondo haciendo que parte de la  sopa se regara sobre el desayunador, Lina lo notó, notó mis emociones, mis manos temblando, las lágrimas por salir de mis ojos y no se detuvo, no se mantuvo con la misma calma que tenía antes, se acercó dando largos pasos hasta tener mi cara entre sus manos, pasó su pulgares por mis mejillas limpiando mis lágrimas mientras yo solo la veía y sentí mil emociones en mi. ¿Cuánto tiempo había deseado su tacto? Me dedique a mirar sus ojos bonitos mientras trataba de calmar mi respiración y mis lágrimas, Lina entreabrió su boca apunto de decir algo, pero al final no dijo absolutamente nada.

—Tengo miedo, Lina.—susurré.

—Lo sé, pero yo estoy aquí.—susurró también.

—Pero no puedes estar aquí, no debes, no podemos.—Aparte sus manos de mi rostro y nunca algo me había dolido tanto como eso, rechazar su tacto.—No puedo

—No me estoy refiriendo a lo que sea que estás pensando.—Se devolvió un paso y pasó una mano por su rostro, soltó una corta risita y me miró.—Solo quiero volver a ser tu amiga, la oferta seguirá en pie siempre, para cuando te sientas lista.—Ella se volteó dispuesta a irse.

Y yo me contuve, me mantuve ahí, de pie, sintiendo mi corazón acelerado, seguía llorando, tenía tantas cosas en mi cabeza, pero seguía sintiendo esta presión en el pecho y ya no quería sentirla, era injusto, dolía. ¿Merecía sufrir aún más? ¿Debía dejar ir a la única persona que parecía qué podía entenderme en estos momentos? ¿Debía seguir siendo egoísta conmigo misma por los demás? Por primera vez no me detuve a pensar mucho, no me negué lo que tanto quería y corrí detrás de la chica de cabello corto.

—¡Lina no te vayas!—La agarré del brazo quizás con un poco de fuerza, escuché un pequeño quejido de su parte y luego se volteó.—Sí quiero volver a ser tu amiga, por favor no te vayas.

No me importó nadie más en ese momento, la rodee con mis brazos y la estreché contra mi en un abrazo quizás demasiado afectuoso para ella, pero no me importo, porque en ese momento lo único que necesitaba era su apoyo, sentir que ella estaba aquí para mi, que no lo había arruinado, que ella no me odiaba y que quizás esta amistad no se había perdido del todo.









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