27
CAPÍTULO 27
Contradicciones.
Olivia.
Miro al frente tratando de concentrarme, me molestaba no entender nada de lo que decía el profesor, parecía ser un tema fácil ya que incluso Álvaro estaba entretenido y asentía con su cabeza varias veces, pero yo simplemente tenía un bloqueo, estaba completamente en blanco mientras escribía lo que había en la pizarra, definitivamente hasta ahí habían llegado la estudiante ejemplar que amaban mis padres, seguro mis notas bajarían, no entraría a la universidad o peor aún repetiría el año, llevaba días así en varias materias, solo apuntando sin realmente concentrarme, Susan había intentado ayudarme, pero era muy mala enseñando y habíamos terminado teniendo una tonta discusiones que luego terminó en risas y abrazos.
Quería ser una chica inmadura a la que le echaba la culpa a los demás, pero sabía que no era así, no era culpa de Lina, de sus padres o Marcus que me sintiera así, era algo mío, mi problema que tenía oculto dentro de mi estaba saliendo generando más problemas que no podía control, quise llorar ahí mismo del estrés que sentía, no ayudaba mucho ver que Lina ya ni siquiera me observaba, había hecho exactamente lo que le pedí, alejarse y ahora tenía deseos de ir sacudirla y pedirle que le hablará, que la ayudará, porque no sabía qué hacer.
—¿Estás bien?—Álvaro coloco su mano en mi hombro para que le prestara atención, lo miré y suspiré.
—No, yo no entiendo nada, necesito un respiro.—Le di una corta sonrisa y me levanté de mi asiento dejando mis cosas allí.
Me acerqué al profesor, le dije que tenía una emergencia y que volvería dentro de unos minutos, él solo asintió y me dejo ir, camino hasta la puerta mirando a mis pies, tarde me doy cuenta de que alguien venía entrando a toda prisa, chocamos, alcé mi mirada, justo la persona que deseaba ver estaba frente a mí, como siempre traía pantalones, incluso esta vez había sido más rebelde al traerlos rotos en la rodilla, bastante tallados a su cuerpo, por un momento desee que fuéramos amigas, decirle que esos pantalones le quedan geniales y que si no tuviera padres tan estrictos deseaba unos iguales, dijo algo, pero no le entendí.
—Lo siento.—susurro y pasé por su lado rápidamente, no podía seguir teniéndola tan cerca, porque dolía.
¿Lo siento por qué? ¿Por haberla chocado o por todo lo demás? Caminé y me senté en la primera banca que vi, había sido tan grosera con una persona tan increíble, solo por un error que yo misma había cometido, fue solo un beso, una muestra de afecto, pudo fingir que no había pasado nada, pero ni siquiera lo intentó, huyó como una cobarde sin ni siquiera afrontar lo que sentía, incluso ahora estaba confusa y llena de dudas que no quería resolver por miedo, no quería decirlo en voz alta, porque hacía más real el problema, ya era una pecadora y si lo aceptaba lo sería aún más. Cerré mis ojos unos segundos mientras me dejaba inundar de pensamientos que solo me hacían sentir mal, que injusta era la vida, que cansada y harta estaba de la situación, de todo y de todos.
—¡Profesora!—Roja se acercaba a mi sonriente.—fui al baño, supuse que estabas ahí, pero al parecer no. ¿Todo bien?
—Ya no soy tu “profesora” —Hice comilla con mis dedos en la última palabra, ella se sentó a mi lado y miró al frente.
—Para mi siempre lo serás, me ayudaste mucho.—comenta, suelta un largo bostezo.—Que dicha que la otra semana es libre.
—Es semana santa.—Sonrío.
Al menos tendría varios días para pensar, compartir con su familia, siempre esperaba esa semana con ansias, sus padres estarían en casa, quizás Marcus podría venir, estarían juntos, hablarían mucho de Dios, irían a la iglesia, cocinarían juntos, lo necesitaba.
—¿No iremos a clases?
—Claro que sí.—le dije.
—Bueno, pues ya llevas afuera casi treinta minutos, Olivia.—comentó.
¿Qué? ¿Cómo había pasado el tiempo tan rápido? Ambas nos levantamos y nos dirigimos al aula, el profesor no dijo nada al vernos entrar juntas, yo me senté en mi lugar, intenté prestar atención a lo que quedaba de la clase, pero fue todo un fracaso.
Pronto dio inicio el receso, Álvaro y yo salimos en silencio, ambos en nuestros pensamientos, caminamos hasta la típica banca donde nos encontrábamos con los demás, me senté al lado de Charlie, él tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya, como siempre Cam estaba con su celular, aunque al menos no se veía tan estresada como en la mañana, a pesar de sentirme tan mal no pude evitar sonreír al ver a Susan, ella tenía un paquete de papás tostadas en sus manos y las comía mientras conversaba con Álvaro en voz baja, de pronto sacó varias, las acercó a la boca de él, le estaba dando de comer y para mí eso fue tan íntimo y tierno que giré mi cabeza, Charlie sonrío cómplice hacía mí, también había notado lo mismo que yo y ahora mi curiosidad estaba a mil, esperaba esta vez Susan si me diera una respuesta, siempre que intentaba saber sobre su extraña amistad ella cambiaba de tema o decía “solo somos amigos.”
—Pareces nuestros inicios.—comentó de la nada Charlie, quise decirle que no, no se parecían en nada, pero simplemente asentí dándole la razón.
Aquí estaba el otro tema que me estresaba, tenía una relación increíble que todo mundo adoraba, menos yo, incluso a veces me sentía tan asfixiada que ya me empezaba a preocupar, sabía que él lo notaba, no era tonto, pero aun así llevaba días sin iniciar el tema, no quería herirlo, lo quería, pero sabía que no era suficiente, pero tampoco podía hacer el bien, no quería alejarlo porque de alguna manera él era como mi freno, tenía novio, uno que todos amaban y aceptaban para mí, no podía hacer daño, serle infiel, no podía seguir pecando aún más.
—¿Quieres que te vaya a comprar algo?—preguntó, negué con mi cabeza.—¿Me acompañas a la cafetería?
Le medio sonreí y me levanté de la banca, entendió que aceptaba y pronto estuvo a mi lado, no busqué su mano, pero como siempre él lo hizo, caminamos por los pasillos, como siempre lo hacíamos, no me gustaba su tacto, no recordaba ni siquiera cuando le había dejado de gustar, aun así mantuvo una sonrisa en su cara hasta que llegaron a la cafetería, mientras él pedía lo que quería comer no se resistió más y lo soltó, vi la mirada de Charlie, el dolor e inquietud, aun así sonrío, pagó y agarró mi mano de nuevo cuando tuvo sus cosas en la otra mano.
—¿Cuál es tu siguiente clase?—preguntó.
—Química.—susurré, hasta decir esa tonta materia dolía, saber que tenía que hacer un proyecto con Lina la estresaba horrores y tras de eso ya lo habían pospuesto demasiado, iban atrasadas.
—Oh, nuestras aulas estarán cerca, genial.—dijo, solo me encogí de hombros, ambos llegamos a la banca de nuevo, Camila ya había dejado su celular y ahora estaba concentrada en uno de sus cuadernos, calculadora y lápiz en mano.
—¿Qué haces?—le pregunté.
—Tarea de mate, lo olvidé.
Apenas Susan la escuchó saco su cuaderno de su bolso, se lo pasó a Cam con una sonrisa, la mencionada rápidamente tomó el cuaderno, dejó de lado la calculadora y empezó a copiar la tarea de Susan, después de todo, eran los mismos ejercicios.
—Gracias.—le dijo.
Saqué mi celular del bolso al notar que me estaban llamando, sonreí apenas vi el contacto de Marcus en la pantalla, rápidamente contesté y me alejé de los demás para hablar más tranquila.
—¡Hola! ¿Cómo estás?—le dije.
—Hablamos por chat esta mañana.—me recordó.—Muy bien, estoy atestado de trabajos, pero al menos pronto tendré una semana libre.—me dijo, rápidamente me emocioné.
—¿Vendrás?
—Bueno, algo así.
—¿Eh?—dije confusa.
—Me quedaré en casa de Jordan esos días, debemos ensayar, hacer cosas de la banda. Pero podríamos vernos, es más, como ya los conociste podrías almorzar o salir todos juntos.—me dijo, rápidamente sentí una leve presión en el pecho, ellos no le habían dicho nada a mi hermano.
—¿Y mamá y papá?—le pregunté.
—Los veré en vacaciones de quince días.—comentó.
—Pero tenía tantos planes, íbamos a estar juntos, ver películas, orar juntos, incluso se lo comenté a mamá. Creí que vendrías.—suspiré, definitivamente hoy no era mi día.
—Pero sí iré, ya te dije, podemos...—lo interrumpí.
—Vienes solo a verlos a ellos. Debo colgar, ya casi entro a clases, luego hablamos.—le dije y como la niña berrinchuda que soy le colgué antes de que me pudiera contestar.
Me volví a sentar en la banca, aún quedaban varios minutos antes de entrar, Susan me miró, le di la típica mirada de “luego te cuento” y ella pareció conforme, guarde mi celular en mi bolso y me dispuse a perder el tiempo viendo a mi alrededor hasta que tuviéramos que entrar a clases, de todos no era como si tuviera mucho que hacer, al menos no tenía ninguna tarea pendiente, recosté mi cabeza en el hombro de Susan un momento, Charlie a mi lado estaba hablando con su padre por llamada, como si fuera la escena más cliché del mundo Lina caminaba por el centro del pasillo, para mi sorpresa lentes, digo Valentina iba a su lado mirando a sus pies, pasaron frente a nosotros, Susan también las miró en completo silencio, note el rostro molesto de Lina, sentí alivio, al menos no se trataba de mí, ellas no caminaron mucho, Lina se detuvo frente a un rubio, no le permitió ni hablar, un golpe de su puño en seco dio directo en su nariz, Susan soltó un “wow”, varios estudiantes se quedaron viendo la escena pasmados, incluida yo, vi como el chico alzaba su mano y tocaba su cara, su nariz sangraba, la miró sorprendido, asustado, lo que pasó después me dejó aún más sorprendida.
—Que sea la última vez que haces una apuesta tan estúpida, la próxima vez te castro, imbécil.—Lina lo tomó de la barbilla con una de sus manos, le sonrío.—Las mujeres se respetan, soy un niño imbécil que no volverá a molestar a nadie más. ¡Dilo!
El chico tembló, miro al lado, donde Valentina parecía asustada y demasiado nerviosa, sentí lastima por el tipo, se había metido con la persona equivocada, Lina era bastante impulsiva cuando le hacían daño a los que quiere, aunque no demostrara gran afecto por Valentina, era una de las pocas personas con las que hablaba.
—¡Que lo digas!—gritó, era totalmente un espectáculo, todos estaban en silencio prestando atención, seguramente pronto el director se daría cuenta y Lina estaría en graves problemas por agredir físicamente a otro estudiante.
—Las mujeres se respetan, soy un niño imbécil que no volverá a molestar a nadie más.—apenas susurró, Lina no pareció muy conforme, pero a los segundos lo soltó.
Noté que le susurró algo al oído, creo que el tipo estaba a punto de desmayarse ahí mismo, Lina se alejó, le dio un pequeño empujón a Valentina para que caminara, ambas pasaron por el lado del rubio alejándose de él, el chico quedó pasmado unos segundos hasta que soltó un quejido de dolor tocando su nariz, no dejaba de sangrar y se empezó a hinchar, incluso estando desde mi distancia lo noté, noté como Charlie se levantaba de la banca, no nos dijo nada, solo se acercó al chico, lo ayudó a mantenerse en pie y empezó a caminar con él, supongo que a la enfermería del instituto. Pronto los cuchicheos se hicieron presentes, todos hablando del mismo tema, pronto supe (gracias a que hablaban demasiado fuerte) que Brandon, el chico rubio había hecho una estúpida apuesta junto a sus amigos donde la que salía muy perjudicada era Valentina, Lina lo había descubierto de alguna manera y la había defendido de la forma que creyó correcta, no había sido la correcta, pero al darme cuenta de la tonta apuesta sentí que tenía bien merecido el golpe.
—Esa chica me sorprende.—comenta Álvaro.
—Es mi ídola y ese tal Brandon lo merecía.—le contestó Susan.
—Como siempre Charlie es bueno hasta con quien no lo merece.—dijo esta vez Cam, cerró su cuaderno, le devolvió a Susan el suyo.—Creo que deberíamos ir a clases.
Susan se despide de Álvaro con un abrazo cuando llegamos a nuestra aula, ambos entramos, casi quiero llorar al notar que nos toca química, el profesor ya está allí, Álvaro se sienta junto a la chica con la que hace su proyecto, incluso hablan sobre el y yo me siento pésimo, porque ni siquiera hemos escogido un tema, para mi sorpresa Valentina se sienta a mi lado y Lina sigue caminando hasta sentarse aún más atrás.
—¿Estás bien?—le pregunto al verla tan decaída, ella se quita sus lentes y los deja sobre su mesa, me mira y me da una corta sonrisa.
—Sí, Lina es una gran amiga.—comenta, se que no lo hizo adrede, tiene razón, lo poco que fuimos amigas me sentí muy bien, me ayudó muchísimo.—Además, Brandon no vale la pena, lo sé.
—Cierto.—le digo.
No digo nada más, el profesor se levanta con su celular en mano, suelta un suspiro, se ve molesto, alza su mirada y me volteo para ver que está mirando, Lina tiene sus audífonos puestos, pero sabe que tienen varias miradas sobre ella, parece que no hace falta que le digan nada, ella misma se levanta de su lugar y con su bolso en el hombro sale del aula seguramente a la oficina del director.
Mi celular suena y lo saco de mi bolso, tengo algunos mensajes pero los ignoro al ver el de Marcus.
Marcus: Lo siento, si quieres que me quede en casa lo haré, pero el viernes tengo una presentación de la banda, voy a ir y me gustaría que me acompañaras, después de todo ya no hay más secretos entre nosotros.
Oh Marcus, estabas tan equivocado, aún teniamos secretos, yo más que nadie y por un instante quise llamarlo y decirle todo, pedirle un consejo, que me dijera que todo estaba o estaría bien, pero no podía, volví a leer su mensaje, era tan egoísta, él deseaba y quería pasar tiempo con sus amigos, hacer lo que le gusta, no estar en casa sometido a tener conversaciones con mi padre sobre su carrera, algo que ni siquiera le interesaba, escribí rápidamente mi respuesta.
Olivia: No, está bien, fui egoísta, debes pasar tiempo con tus amigos y hacer lo que te gusta, aunque sea por unos días. Estaré en esa presentación apoyandote, bro. <3
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