23
CAPÍTULO 23
Un beso.
Olivia.
Dos semanas después.
Miro al frente, trato de prestarle atención a lo que me dice Camila mientras caminamos a la cafetería junto a con Charlie, Álvaro me había dicho que no almorzaría con nosotros porque tenía que terminar una tarea, mientras Susan había dicho en el grupo que saldría a almorzar con su madre, cosa que estaba pasando desde hace más de una semana y aunque me alegra que pase tiempo con su madre me deprime un poco el hecho de ya no la veo tanto como antes, pero lo entiendo y respeto.
Charlie deja de usar su celular, lo guarda en el bolsillo de su pantalón y toma mi mano entrelazándola con una de las suyas, le sonrío, miro al frente, Roja está sentada en una banca junto a una chica rubia, muevo mi mano libre en forma de saludo para que me note, ella sonríe y alza su celular.
—Contesta tus mensajes. ¿Siempre mañana a las dos?—me dice.
—Sí, no olvides tu folleto de nuevo.—le recuerdo, ella asiente, seguimos caminando dando por terminada la corta conversación.
Charlie es el primero en entrar a la cafetería que está como de costumbre repleta de estudiantes escandalosos, hacemos la fila correspondiente y cuando tenemos nuestros platos y bebidas vamos a nuestra mesa, nos sentamos en nuestros lugares, por inercia giro mi rostro un poco más atrás, Lina está sentada sola, tiene sus audífonos puestos y el libro que le presté en sus manos, parece que la está divirtiendo porque no puede ocultar su sonrisa, definitivamente fue una muy buena elección de mi parte, me dan ganas de reír de su cara de horror al ver el libro por primera vez, fue uno de los primeros libros que tuve en físico y mi favorito, así que está subrayado con marcador de muchos colores en mis partes favoritas, que es casi toda la historia, la primera página tiene mi nombre por todas partes, me dijo asesina de libros.
—¿Cómo te preparas mentalmente para conocer a la familia de tu novio?—pregunta Camila, deja su celular sobre la mesa y nos mira a Charlie y a mí, me encojo de hombros.
—Me salvé de eso ya que conozco a la familia de Olivia desde hace años, fue como estar en familia.—dice Charlie, concuerdo con él.
—Entonces, ¿No tienen ningún consejo para mi?
—Solo se tu misma Cam, no hay nada malo en ti, seguro ellos te amaran.—digo, siendo sincera aún sigo temiendo que un día Camila termine sufriendo por culpa de Armando, no estoy muy de acuerdo con esa relación, pero es mi amiga y ella es la que toma sus decisiones y si creo que él es el hombre soñado para ella, no puedo intervenir a menos que algo malo suceda.—¿Cuándo los vas a conocer?
—El otro sábado.—Frunzo el ceño, solo nos queda una semana libre y tenemos exámenes, creí que haríamos lo de siempre, reunirnos el fin de semana para estudiar juntas.—No me mires así, apenas estamos iniciando el instituto, tengo todo el domingo para repsar lo que quiera.
—Sí, está bien. Lo entiendo.—Le sonrío.
Charlie interrumpe el momento diciendo que deberíamos agradecer por los alimentos antes de que la comida se enfríe, así que damos una oración corta y comemos los tres en silencio, solo se escuchan las teclas del celular de Camila que contesta mensajes mientras come, a veces siento ganas de sacar mi celular y ver Instagram mientras como, pero no puedo, simplemente en mi familia hacer eso es una falta de respeto y en parte tienen razón, es un momento donde debes compartir con las personas que están a tu alrededor, pero no pasa, porque todos están en su mundo, a Charlie no le apasiona hablar mientras come, lo sé, Camila está más interesada en su celular y tampoco es que tenga algo interesante para contarle, suspiro, agarro mi batido de fresa y tomo un sorbo.
(...)
—¿Estás segura de que esto no es ilegal?—pregunto algo nerviosa, Lina niega con su cabeza concentrada, me siento bien sobre la silla y miro la pantalla de la computadora.
—Okay, puede que sí sea un poco ilegal, pero es por una buena causa.—Aparta la mirada de la pantalla y me mira, la miro molesta, se supone que no haríamos nada malo.
—Si termino presa será tu culpa.—comento, Lina ríe, vuelve su mirada la computadora, teclea rápidamente, veo que aparece una flechita verde, ella le da clik y rápidamente aparecen varias portadas de libros, me acerco más a la pantalla maravillada.
—Listo, ahora solo tendrás que escribir el nombre aquí.—Señala lo que parece un buscador.—Y tendrás cualquier libro que quieras, con todo e ilustraciones si quieres, original, nuevo, viejo.
—Eres la mejor, gracias.—Tomándola por sorpresa la abrazo, ella me devuelve el abrazo y luego pone distancia entre nosotras rápidamente.—¿No te gusta el contacto físico o odias los abrazos?
—Amo el contacto físico, solo que no quiero que creas cosas que no son.—dice, Lina se levanta de su silla, camina hacía uno de los estantes de su habitación, saca el libro que le presté y se gira para verme.—Tenías razón, es un muy buen libro, pobre que haya sufrido tanto en tus manos.
—¿Qué crea cosas que no son?—le pregunto extrañada, me levanta de la silla y me acerco, tomo mi libro de sus manos y miro la hermosa portada.—Me alegra que te gustará.
—Sí, no quiero que te alejes de mi, me caes bien.—Alzo mi mirada hacía ella y noto que sonríe.—Eres como mi única amiga además de mi hermana, estoy siendo muy sentimental, olvídalo, seguro es porque pronto llegará mi periodo.
—Pues no creo cosas que no son, somos amigas.—Lina asiente.
Me quedo aún frente a ella detallando su cara, pocas pecas sobre su nariz y mejillas, su piercing plateado en su nariz, sus largas pestañas, sus párpados pintados de un café oscuro, sus cejas bien definidas, perfectas, bajo mi vista, sus labios pintadas de rojo, se había arreglado más de lo normal porque me había dicho que saldría con Jordan a una fiesta, me invitó, pero me negué, ahora estaba empezando a dudar, porque no quería irme, me gustaba su compañía, mirarla, hablarle, noto como un suspiro sale de su boca, alzo mi mirada y noto que ella tiene su vista también puesta en mi.
—Lina.—susurro, no contesta, su mirada se dirige a mis labios, atrapo mi labio inferior entre mis dientes y luego lo suelto, esto es extraño y no entiendo porque mis manos tiemblan mientras sostengo el libro.
—Sí, amigas.—Alza su mirada, nuestras miradas se conectan, siento como sus manos se posan en mi cintura y me atrae hacía ella, dejo de respirar por unos segundos, no dejamos de mirarnos, no me alejo, su rostro se va acercando al mio hasta que nuestras narices se rozan, siento mi corazón a mil.
Mi cuerpo reacciona solo, acorta la distancia hasta que nuestros labios se rozan, es lento, solo simple roces, ni siquiera se podría llamar beso a lo que estamos haciendo, no dejamos de mirarnos, se detiene, cierra sus ojos y hace más presión para que nuestros labios se unan al fin, siento como una de sus manos masajea mi espalda, dejo caer el libro sobre el suelo, mis manos van a su rostro mientras cierro mis ojos y me dejo guiar por ella, caminamos y me hace chocar contra la pared mientras nos besamos, es tierno, apasionado, siento el sabor a cerezas de su labial, sus dientes toman mi labio inferior, le dan una leve mordida, suspiro y bajo una de mis manos a su cuello queriendo más cercanía, siento la argolla de su piercing contra uno de los lados de mi nariz, no me quejo, se siente bien, siento la firmeza de su agarre en mi cintura, nuestras respiraciones son agitadas cuando nos alejamos un poco separando nuestros labios.
No quiero abrir mis ojos, solo me quedo quieta, aún con mis manos sobre ella, siento una leve presión sobre mis labios, me suelta, quita mi agarre y se aleja, bajo mis manos a mis costados, abro mis ojos mirando al suelo, el libro está a unos pocos metros, por mi mente pasan muchos pensamientos, pero todos me dicen lo mismo, lo que acaba de pasar estuvo mal, no debí hacerlo, siento ganas de llorar y eso hago, Lina sem queda a unos pasos alejada de mi, alzo mi mirada, no queda rastro de el color rojo de sus labios, su cabello está algo desordenado y solo me mira, esperando, paso una de mis manos bruscamente por una de mis mejillas limpiando una de mis lágrimas.
—Olivia, yo...—la interrumpo.
—No digas nada, debo irme.—Camino hacía la silla en la que estuve hace un rato, agarro mi computadora, la cierro y la meto en mi bolso, lo coloco sobre mi hombro y camino fuera de esa casa sin mirar atrás.
Mientras camino por la acera en busca de una parada de buses, siento el nudo en mi garganta, siento las lágrimas aún rodando por mis mejillas, como si fuera aún más triste mi vida noto el cielo gris y oscuro, pareciera que va a llover en cualquier momento, noto que al frente a pocos pasos de mi está la parada, para mi sorpresa no hay nadie, lo agradezco porque no deseo ninguna mirada en mí, no podría explicar el porqué de mis lágrimas, porque ni yo misma lo entiendo, me siento sobre la banca, miro el horario pegado, falta una hora para que el próximo bus pase, definitivamente hoy no es mi día.
Pienso en él, es un chico increíble que siempre ha estado para mi, en mis mejores y peores momentos, que me conquistó con sus palabras y detalles hasta que finalmente dije sí, un chico grandioso que todos desean, que mis padres adoran, que tiene un futuro prometedor, la vida perfecta que planee, donde yo sería una chica común, tranquila, con toda su vida planeada sin correr ningún riesgo, el esposo soñado, los hijos soñados, la familia soñada, la vida que todos desean para mi, la que creí que aceptaría, que amaría con el pasar del tiempo, dejo caer mi cara sobre mis piernas mientras lloro, porque me mentí a mi misma y gracias a eso ahora puedo herir a un chico que no tiene la culpa de nada, no solo eso, a mis padres, los Foster, estarían tan decepcionados de mi si se enteraran de mis acciones, de mis pensamientos y duele aún más, porque le estoy fallando a quien más amo, mi Dios, soy una mala hija, pequé de las formas más horribles que existen y no merezco su perdón.
Pienso en ella, la chica que conocí hace poco, totalmente contraria a mi, llena de adrenalina y diversión, queriendo comerse el mundo a pesar de la vida difícil que lleva, haciendo lo que quiere sin importar las consecuencias, vistiendo y diciendo lo que quiera libremente, sin tener una religión, creyendo que Dios acepta la homosexualidad y quien sabe cuanto más, una chica con la que me arriesgue, mentí, hice cosas que jamás creí que haría, desde que la conocí simplemente olvide todo lo demás, creyendo que no hacía nada malo, cuando la realidad es lo contrario, le falte el respeto, la confianza a mis padres, mis amigos, novio, a Dios, a mi misma, desde que la note ese día en el restaurante mi vida se volvió un desastre, falle una y otra vez, perdiendo poco a poco mi estabilidad, la vida planeada y buena que tenía, siento miedo, porque no quiero alejarme, porque a pesar de todo, aún mi cuerpo y mente desea su cercanía, sus manos sobre mi, sus labios rozando los míos, los cosquilleos en mi estomago, los temblores, porque en ese momento todo estuvo bien, el problema es cuando reaccione y me di cuenta del daño que hacía, mi parte racional sabe que debo alejarme, debo olvidarla, pero mi parte irracional me dice que si se siente bien, debo mantenerme cerca, descubrir que es lo que pasa, arriesgarme.
—Jamás creí que un beso haría tanto daño, lamento hacerte sentir así.—Escucho su voz mientras se acerca a mi y se sienta a mi lado, alzo mi mirada y la veo, se ve triste.
—Fue tu culpa, desde que llegaste a mi vida todo a cambiado, esto.—Señalo mi pecho.—No lo debería sentir, no quiero sentirlo, está mal y me da asco.—digo, Lina se queda en silencio, solo me mira, después de unos segundos o minutos muestra una pequeña sonrisa.
—No es mi culpa y lo sabes, yo no mando en tus sentimientos, si sientes algo es tu culpa.—Se levanta de la banca, pasa una mano por su cabello y suelta un suspiro antes de seguir hablando.—No quiero escucharte diciendo que te da asco sentir algo por mi, no soy de piedra, tus palabras duelen. Cuando estés más tranquila, me buscas y hablamos.—Se gira y empieza a caminar, antes de salir completamente de la parada se detiene y gira un poco.—Hablaba en serio cuando dije que eres mi amiga, te quiero y me gusta estar contigo sin necesidad de besos o lo que sea, pero si no quieres tampoco eso, lo respeto.—Vuelve a retomar su camino mientras se aleja de mi.
Noto el libro sobre la banca, ni siquiera noté que lo traía, lo tomo entre mis manos y miro la hermosa portada, una historia de amor y misterio, llena de secretos, recuerdo perfectamente la historia, un chico resolviendo el misterio del asesinato de su hermana, su investigación lo llevo a conocer a una chica, Arianna, hija del hombre que mató a su hermana, solo unas horas junto a la chica lo hicieron dudar, temer y sentir, pasó meses penando en ella, negándose a ese amor que para el era más prohibido que nada en el mundo, temiendo que su corazón se hiciera pedazos y que su vida cambiara drásticamente, gracias a un amor que no era aceptado ni por él mismo, lo que me gustaba de esta escritora en especial, es lo real que era, no te daba un final soñado, pero daba esa realidad que necesitábamos, que no todo terminaba como queríamos, lo guardo en mi bolso, me fijo en la hora, ya faltaba poco para irme de este lugar, seco mis lagrimas y respiro lentamente para tranquilizarme, necesito tiempo, debo pensar detalladamente todo lo que pasaba en mi vida.
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