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CAPÍTULO 2

Sección tres.

Olivia.

Doy vueltas en la cama mientras intento penosamente dormir, siempre me pasa lo mismo la noche antes de entrar al instituto, a pesar de tener todo listo un día antes, siento como si me hiciera falta algo, me estreso sin motivo, pienso en mil momentos vergonzosos que me podrían pasar, rendida me levantó de la cama y tomo mi celular que está en la mesita de noche, 5:00 am, me dirijo al baño y pongo un poco de música en mi parlante a muy bajo volumen para no despertar a los demás, cepillo mis dientes, lavo mi rostro con un jabón exfoliante, me miró al espejo, sonrío, una de las cosas que más me gusta hacer es mirarme al espejo mientras me desvisto, suena raro, pero me hace sentir bien, ayuda a mi poca autoestima, después de desvestirme abro la ducha y dejó que el agua fría caiga por todo mi cuerpo, soy parte de ese 1% de la población que le gusta bañarse con agua fría, después de la ducha salgo, me seco y me coloco mi uniforme, una enagua azul, casi por las rodillas, mi camisa blanca con el escudo del instituto a un lado, medias blancas y zapatos negros, tomo mi secadora y seco mi cabello mientras lo desenredo, me hago una trenza de lado y salgo del baño.

Miro la hora de nuevo, 5:40, suspiro y me siento en mi cama a esperar que el tiempo pase, si estuviera Marcus lo iría a despertar para tener con quien hablar, lastimosamente él se había ido hace unos días, por la universidad, estudia contabilidad, vive en una residencia o algo así, a él casi no le gustaba hablar de sus estudios, solo lo suficiente para que nuestros padres se sintieran satisfechos, entro a Whatsapp para contestar unos mensajes y perder tiempo.

Grupo: Mejores amigas

Susan: ¿Alguna despierta ya?

Rápidamente le contesté.

Olivia: ¿Qué haces despierta? Tú siempre eres la última en despertar.

Susan: El abuelo me despertó.

Me acosté en la cama, debía ser difícil convivir con alguien que tiene Alzheimer, la verdad es que Susan era muy fuerte y su madre aún más al tener que trabajar desde casa y cuidar a su suegro, los admiraba.

Camila: Dejen dormir. 😒💔

Olivia: Iré desayunar, nos vemos a las 7.

Salí de mi habitación y encontré a mamá en el pasillo.

—Buenos días, Olivia.—Mamá besó mi frente y bajó las escaleras conmigo.—¿Quieres algo en especial para desayunar?

—Cereal estaría bien.—Ella me sonrió.

—Al menos eres menos complicada que tu papá.—Reí, papá siempre comía mucho en las mañanas.

(...)

Miré a mi alrededor, habían demasiados estudiantes, por todas partes, me lamenté al no tener mis lentes dentro de mi bolso, no veía a mis amigos por ningún lado y se suponía que nos veríamos aquí, revisé mi celular varias veces, no había ni un solo mensaje nuevo, ni siquiera había hablado con Charlie desde ayer en la noche, suspiré y empecé a caminar, seguro los encontraría en el gimnasio, ahí siempre nos reunían a todos para el primer día, decían en qué sección nos tocaba a cada grado y demás, cuando llegué ahí busqué un lugar al frente, no quería tener que bajar escaleras cuando me llamaran, me senté y esperé a que mi celular sonará, no tuve que esperar mucho ya que apareció una llamada entrante de Charlie.

—¿Si?

—¿Dónde estás?

—En el gimnasio, ustedes no llegaban y sabemos que odio llegar tarde.—En realidad solo no me gustaba estar sola y prefería no estar de pie donde todos me veían.

—Estoy con Susan, ya vamos para allá.—Colgó.

No pasaron ni cinco minutos cuando ya tenía a Susan sobre mí saludándome.

—Te extrañé.—Reí y le devolví el abrazo.

—Yo igual, aunque nos vimos el domingo en misa.—contesté.

—Pero no es lo mismo.—Se encogió de hombros y se sentó a mi lado, Charlie besó mi mejilla y se sentó también a mi lado.

—¿Dónde está Álvaro?—Le pregunté a Charlie, su mejor amigo siempre andaba atrás suyo todo el tiempo.

—Viene en camino, le agarró tarde.—contestó mientras revisaba su celular.

Poco a poco el gimnasio se empezó a llenar, Camila y Álvaro llegaron cuando el director empezó a pedir silencio para dar su típico discurso de cada año, justo a tiempo, después de unos cuarenta minutos empezaron a llamarnos para hacer las secciones, en la primera sección de mi grado ya habían llamado a Susan, luego a Camila, Charlie, me estresé porque no quería quedar sola en la otra sección y fue exactamente lo que sucedió, aunque al menos tenía a Álvaro de mi lado, aunque casi no habláramos, uno de los profesores a cargo nos llevó a un aula para recibir nuestro horario y horas de descanso, que eran exactamente las mismas que todos los años, cuatro recesos, uno de cuarenta y cinco minutos al mediodía para almorzar y los otros tres de veinte minutos, para la última clase del viernes podíamos escoger entre música y literatura, todas las demás clases eran obligatorias, a menos que llevarás una carta para no recibir religión y sexualidad, mamá siempre hacía una carta para la clase de sexualidad, decía que le parecía inapropiado que dieran una clase así en un instituto.

—¿Crees que podamos cambiar de sección?—Me preguntó Álvaro.

—No creo, recuerda que el año pasado habían prohibido hacer cambios.—Negué con mi cabeza y fingí que le estaba prestando atención al profesor sobre lo que decía de los horarios.

—Bueno chicos recuerden que no vamos a aceptar llegadas tardías, este año queremos que todos sean más responsables...—La puerta del aula sonó interrumpiendo, el profesor negó con su cabeza y se acercó a abrir.

Miré sorprendida quien había llegado, la chica de cabello oscuro, no tenía sus piercings puestos, pero era ella, estaba en la puerta del aula con el cuaderno de comunicaciones en su mano y usaba pantalones, cuando se suponía que no estaba permitido para la vestimenta de las mujeres, sonreí, ella miró al profesor mientras el hombre leía lo que decía en su cuaderno.

—Espero sea la última vez que llegues tarde, Lina.—El profesor la dejó pasar y ella sin mirar a nadie se fue a los asientos de atrás.

Tuve deseos de voltear y mirarla un rato más, pero no debía, sería muy acosador de mi parte y los demás lo notarán, la chica religiosa y pura mirando a alguien totalmente contraria a ella, además se notaba que ella no quería hacer amigos y yo menos, no podía ser amiga de alguien como ella, mis padres me matarían y puedo imaginar lo que me diría Charlie, Susan y incluso Álvaro de saber que lo llegué a pensar.

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