S e i s.

«Pueden haber millones de personas en el mundo, pero cuando te encontré ese millón se redujo en una sonrisa y en un par de ojos que me invitaron a soñar; porque repetiría una y mil veces el día que te vi por primera vez.»

Y.J

El muy idiota de Hyunjin se enfermó, y por ello hoy no vino al instituto. Bueno, creo que me la pasaré todas las horas solo y aburrido. 

El timbre del receso sonó y ocasionó que mis compañeros salieran disparados del salón como si su vida dependiera de ello. Y como siempre, fui el último en salir del salón. 

Me gusta hacerlo ya que desde mi perspectiva puedo ver con detenimiento a Hye In; una vez más. Sin embargo, esta vez parece que no tiene planeado salir al patio de comidas; y creo saber las razones: Ryujin no está, ya que se fue a practicar con el equipo de las porristas, y hoy le toca prácticas de fútbol a ChangBin; el partido de fútbol interescolar se asoma. 

Ella y yo somos los únicos en el salón, y fue ahí que el nerviosismo recorrió todo mi cuerpo, y es que Hye tiene ese poder con tan solo su presencia, así que salí a paso apresurado del lugar. 

Demonios. ¿Hasta cuándo voy a seguir con esto? Si sigo así voy a perderla, y lo más seguro es que termine cediendo ante Minho.

Primero fui a la cafetería para comprar un sándwich y un jugo de naranja. Luego fui a la biblioteca. Sin mi amigo prefiero estar en un lugar apartado, aunque en la biblioteca no se permite comer, me da igual, puesto que escondo la mercancía y busco un lugar en donde no pueda ser visto y ahí armo mi pequeño espacio de "comedor", sin que nadie moleste. 

Y precisamente el lugar que escogí, quedaba entre el estante de libros y una mesa de lectura, y con ello mi "comedor" era más que perfecto. Coloqué mi sándwich y jugo en la mesa y me puse cómodo en la silla. 

━Está prohibido comer en la biblioteca.

Rayos. Justo cuando iba a dar mi primer mordisco a mi sándwich. 

Creí que esta zona de la biblioteca no era concurrida. 

No obstante, esa voz femenina me era muy conocida.

Y no, no era la voz de la bibliotecaria. 

Gire lentamente, mientras voy dejando la evidencia sobre la mesa.

━Te atrape con la manos en la masa.━sonrío. Mientras sostenía un libro.

Esa sonrisa tan hermosa y angelical que tanto la caracteriza; una de las tantas razones del porqué me enamoré de ella. 

Y nuevamente esa sensación de nerviosismo: las manos sudadas, el frenesí del movimiento de mi pierna, el nudo en la garganta, los ojos brillosos y sorpresivos. No podía sostenerle la mirada así que la regresé a mi merienda. 

━Tranquilo, no y te acusare o algo por el estilo, puedes comer tranquilo, Jeongin. ━se le escapó una risilla. 

Jeongin. 

Sonrei como un idiota. 

Conoce mi nombre. 

Pensé que era un fantasma o un desconocido para ella. Y mi nombre suena mucho mejor cuando lo pronuncia ella con su suave y dulce voz. 

Todo esto hace que mi corazón latiera con frenesí que pareciera que en cualquier momento me dará un paro cardiaco. 

Y en estos momentos es cuando me maldigo por no soltar ni una sola palabra. Simplemente, Hye me deja sin palabras. 

━¿Te puedo acompañar, Jeongin? 

Realmente, la escucharía todo el día pronunciar mi nombre o simplemente ella hablar, no me cansaría de ello. Su voz es como música clásica para mis oídos. 


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