Decimotercera nota - 30/05/2005
Lunes 30 de mayo de 2005
El sábado nos juntamos con Andre y Sofi a la tarde y les conté todo (excepto por la parte de que me gustás). Se enojaron con Pablo y dijeron que deberíamos agregar alguna regla más para asegurarnos de que incluso los chicos que parezcan querer algo serio con nosotras no nos terminen usando. O, más bien, para protegernos de involucrarnos con la persona equivocada. No es que nosotras nunca estuviéramos con alguien solo porque nos gustaba físicamente, para tener un touch and go. Tampoco somos unas santas.
Yo tuve uno solo de ese tipo, me lo permití en Bariloche cuando fuimos en octubre del año pasado en viaje de egresados. Me había peleado de mi último novio, Sebastián, el que tenía para darle celos a Mariano, porque quería tener una aventura allá. Y la tuve. Conocí a Daniel, un chico de Trelew que me gustó tanto que tuve tres encuentros furtivos con él durante los tres días que estuvimos allá.
A ninguno de los dos nos interesó la idea de seguir en contacto después del viaje. De Paraná a Trelew hay más de mil seiscientos kilómetros, alrededor de veinte horas de viaje en auto. Ni modo. No me interesan las relaciones a distancia. Y a él tampoco.
Me agregó al MSN, pero voy tan poco al cyber que no tuvimos más que un par de conversaciones, solo para decirnos que lo habíamos pasado bien y que nos íbamos a avisar si alguna vez llegábamos a viajar, él a Entre Ríos o yo a Chubut.
Pero lo más probable es que eso jamás pase. Solo queríamos quedar bien el uno con el otro.
Pero bueno, no tengo nada en contra de los amores de verano, de los romances fugaces, de los amigos con derechos y todas esas cosas. Sí estoy en contra de que jueguen con las emociones de los demás, de que te lleven por un camino y terminen teniendo otras intenciones. Si un chico quiere solo una noche conmigo y a mí me gusta, todo está bien si me lo propone de esa forma desde un comienzo, para que pueda decidir si la idea me va o no. Y si no me interesa, que no me insista. A los varones les encanta tanto seguir insistiendo, intentar ganarte por cansancio... Yo odio eso.
Me hizo bien hablar con Sofi y Andre. Las estuve dejando bastante de lado estos últimos tiempos. Nos vemos menos desde que terminamos la secundaria y cada una estudia una carrera diferente. Sofi estudia Diseño de indumentaria y Andre, Licenciatura en Psicología. Por suerte estamos las tres en la misma ciudad —aunque nuestra rutina de estudios impide que podamos vernos seguido—, muchos de mis compañeros se han ido a otras ciudades, en su mayoría a Rosario o Córdoba, algunos también a Buenos Aires, aunque ya menos. Los que estudian en Santa Fe viajan todos los días en colectivo, no se han mudado, pero con tanto viaje no les queda tiempo para tener vida social en nuestra ciudad.
Ojalá mis amigas nunca se vayan lejos. Me está costando hacer nuevas amistades en la facultad. Hasta ahora solo me reuní con un par de chicas para hacer trabajos prácticos y hay un grupito que me comparte mate en algunas clases, pero nada más allá del trato cordial entre compañeros.
Supongo que también es cuestión de tiempo. Quiero pensar que algún día lograré hacer más amigos.
Quizá lo que necesito es pasar menos tiempo pensando en vos, Adela, e intentar socializar. ¡Qué difícil!
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