XXIV
Cuando volvieron a casa, fuera ya casi no llovía puesto que habían esperado un poco más a que la lluvia amainara.
Entraron de la mano e invadidos por un aura de tranquilidad. Como si sus almas reposaran inmersas en un mar de seguridades y anhelos reconfortantes. Después de lo que pasó, Sehun había insistido en ir a casa para no coger aún más frío, y aunque Luhan había estado de acuerdo, al final se habían quedado acurrucados, sus miradas viajando hacia afuera a través de las puertas abiertas. Sehun se había recostado sobre él como si fuera el lugar más cómodo del universo y lo había cogido de la mano sin titubeos, como si aquel lugar le perteneciera. Como si todo él le perteneciera sin discusión.
Cosa que era totalmente cierta.
Después, de camino, le había enrollado un brazo en la cintura y habían caminado bien juntos. Luhan creía estar amándolo más... Si es que eso era posible.
Más allá del dolor en la parte baja de la espalda, claro, pero eso en el gran esquema de las cosas era irrelevante.
Todavía no podía creer haber concretado algo con el chico que le gustaba y del cual estaba enamorado... Que todo lo que había deseado para la vida fuera real. Al menos en lo que concernía al amor. Nunca se imaginó amando a otro hombre, pero también creyó que tendría a sus padres para siempre y que su secuestro y su accidente habían sido casualidades cuando parecía que en realidad no, así que ¿qué más daba? La vida era una serie de acontecimientos sin ton ni son.
Sehun era todo lo que quería al final. Sin embargo...
-¿Puedo preguntarte algo?- Mencionó mientras dejaban sus abrigos húmedos en el perchero. Eso no le gustaría a Bo Ram.
Sehun reprimió un suspiro. Cuando Luhan se embarcaba en un viaje curioso, sus preguntas siempre eran directas y sin rodeos, en general bastante difíciles de responder. Al menos, para la persona que las recibía, claro. Y sabía que si se negaba a contestarle o intentaba mentirle (opción descartada, puesto que lo sabría al instante), se enojaría como el demonio (cosa que le daba mucho miedo) y no descansaría hasta saber la verdad. Así eran las cosas con el franco y honesto Luhan.
Se le figuraba un posible problema a futuro de forma cómica, obvio, porque jamás intentaría ocultarle algo o mentirle de todas formas. Entonces se dio cuenta de que, sin notarlo, estaba pensándose una vida junto a aquel chiquillo. Así como si nada. De la noche a la mañana, tenía en mente una lista casi interminable de cosas que deseaba hacer con Luhan, y la certeza de esto le hizo cosquillear el estómago con una emoción infantil, casi risueña.
-Lo que quieras.- Le contestó sin poder dejar de sonreír en cambio.
-Antes no quisiste hacer nada conmigo porque seguías pensando de alguna manera en Baekhyun y tus heridas, ¿qué te hizo cambiar de parecer? ¿O sólo te excitaste tanto que no pudiste parar? ¿Te arrepentirás luego entonces?
Sehun dejó caer la mandíbula y lo observó con los ojos bien abiertos, una expresión a todas luces idiota. Bueno, este era su chico después de todo, lo conocía y tendría que haberlo sabido, así como sabía que no se quedaría a su lado a menos que se sintiera totalmente seguro de que se había sobrepuesto al pasado... Cosa que era verdad a medias, lamentablemente. Luhan sólo pestañó de forma inocente mientras aguardaba una respuesta, como si esta pudiera ser simple y rápida, Sehun de verdad tenía que armarla bien en la cabeza antes de abrir la boca y dejar escapar la primer tontería que se le viniera.
-Pues...
-¿Ya volvieron?- Apareció Minseok con premura, cortando cualquier explicación. -Lamento interrumpir, pero hay oficiales esperando por Luhan.- Miró a su primo con una mueca apenada.
Luhan olvidó por completo su estado de éxtasis, incluso olvidó las preguntas que hizo, sólo enfocó las puertas del salón más grande del cual había salido Minseok, allí donde se encontraban los profesionales que le cuestionarían cosas sobre el turbulento pasado como si estuvieran hablando de la cena de hoy a la noche.
Sintió una mano sobre el hombro y pegó un respingo. Estaba tenso de pies a cabeza.
-¿Quieres que les diga que vuelvan otro día?- Susurró la voz amable de Sehun a su lado.
Luhan negó quedamente, todavía enfocando las puertas de lo que se le asemejaba la entrada al averno. Si les decía que se vayan, entonces volverían otro día; no evitarían la situación, sólo la alargarían un tiempo infinito. No era una opción.
-¿Entro contigo?- Propuso.
Luhan tragó saliva y murmuró un "no" con voz quebrada. Aunque lo odiaba y le hacía doler la cabeza, entendía que debía encargarse del pasado solo. Tenía compañía, gente querida que le ayudaba a hacerle frente diariamente, pero ahora iba a estar cara a cara con él y, si no podía hacerlo solo, entonces nunca sería capaz de salir adelante por sus propios medios.
Aclaró la garganta.
-No.- Respondió de forma más clara.
Sehun compuso una mueca. -¿Estarás bien, bebé?
Minseok pegó un respingo ante semejante mote. Tragó saliva de forma audible y volteó a ver a su mejor amigo con una gran cuota de incredulidad. Nunca le había visto tratar así a alguien en público.
Luhan por fin se giró a verlo con una sonrisa leve. -Sí...- Le susurró, aunque con poco convencimiento.
Seguido a eso, tomó una gran respiración antes de caminar lentamente hacia el salón. Dentro había dos personas: una mujer y un hombre, ambos de mediana edad. No llevaban uniforme de policía, así que se preguntó internamente qué rol emplearían.
-Luhan ssi.- Se pusieron de pie con una cortés sonrisa cuando lo vieron entrar.
Bueno... Al menos tenían modales. Les hizo un corto asentimiento en lugar de hablar porque la garganta se le sentía apretada. Se reprendió y se dijo que sin lugar a dudas hablaría hoy, no más rodeos, se acabó. Se sentó frente a ellos y los observó con una fijeza paralizante, como si fuera un animal frente a su depredador, analizando sus posibles reacciones para saber si tenía que escapar rápido o no.
-Yo soy la fiscal a cargo del caso de homicidio hacia tus padres y el intento de homicidio hacia ti. Este de aquí es mi compañero, él es investigador.- Presentó la mujer cortamente y con voz comedida y tranquila.
Luhan se estremeció en el lugar ante la palabra "homicidio". Hacía un par de semanas todo había sido un simple accidente, ahora de repente habían querido matarlos a él y a sus padres... Y lo habían logrado a medias. La certeza de que alguien había deseado que dejara de existir le provocaba náuseas.
-Verá, Luhan ssi,- Prosiguió ella. -Su testimonio es crucial y de suma importancia en el caso; creo que entiende las razones.
Luhan asintió lentamente.
-No quiero que lo tome como un interrogatorio, es más como una entrevista.- Explicó con suavidad. -Estoy enterada de su situación y de cuánto han incidido en usted estas injusticias, así que sin presiones. Sólo es parte de nuestro trabajo, queremos ayudarle.
Le dio una corta y amable sonrisa de lado y Luhan se relajó un poco más. Agradecía que no fuera como los policías rudos y fríos que se veían en las películas. Sabía que estaban allí para ayudarlo y hacer justicia por las desgracias, la muerte de sus padres lo merecía, así que haría todo lo posible por colaborar en la causa.
Pusieron una pequeña grabadora sobre la mesa de té y, después de apretar uno de los botones, comenzaron.
-Me gustaría que hablara un poco sobre el día que le secuestraron.
Luhan tragó saliva, sentía la garganta seca. Observó fijamente la grabadora e intentó mentalizarse. Bien, aquello no era nada de lo que no hubiera hablado con Jyu Ni antes, podía hacerlo.
-Salía de la universidad.- Su voz fue oxidada y frágil. -Yifan y Yixing me habían dicho de ir a comer una hamburguesa, pero yo estaba cansado y les dije que iría directo a casa.
-¿Yifan ssi y Yixing ssi eran amigos?
-Sí. Los conocí en la secundaria y asistimos a la misma facultad.
-Bien, prosiga, por favor.
-Hice exactamente lo que dije, pero en vez de ir por la avenida que estaba en reparación, tomé el atajo por una calle estrecha y poco concurrida. Este era un camino directo a casa, por la avenida en cambio debía zigzagear y saltarme a los obreros y...- Suspiró con pesadez. -Tendría que haber ido por allí.
-¿Tomó ese atajo en más de una ocasión antes?
Diablos, todo parecía un jodido deja vu. Vivió exactamente lo mismo en China días después de que los secuestradores lo liberaran.
-Sí, lo hice. Jamás me sucedió nada hasta... Bueno... Estaba oscurecido porque el último taller ese día acababa tarde. Luego de eso...- Negó lentamente y compuso una mueca. -No hay nada más, lo siento.
-¿No recuerda el momento en el cual lo llevaron?
-Casi nada. Nunca sentí cuando se acercaron, iba sumido en mi mundo. Había una camioneta cerca, ellos sólo me cogieron entre tres y me asfixiaron hasta que perdí un poco el conocimiento. Antes de que me llevaran logré reaccionar y me resistí, pero me golpearon en el estómago y luego en la nuca y me desmayé por completo.
-¿No logró ver a nadie? ¿Reconocer?
Luhan meneó la cabeza. -Me cubrieron los ojos todo el tiempo, incluso cuando intenté quitármelos.
La fiscal asintió de forma lenta.
-Si pudiera facilitarnos información sobre los hombres que participaron, características del lugar al cual lo llevaron...
-Lo sé, en China me pidieron lo mismo, pero no puedo ser de ayuda si no vi nada.- Volvió a negar con aflicción. -Por eso nunca pudieron encontrar nada, cometieron el crimen de manera cuidada.
-Cuando llegó al lugar de retención estaba desmayado.- Afirmó más para sí misma.
-Así es. Cuando desperté tenía los ojos cubiertos... Literalmente estuve ciego por cuatro días. Los días que pasé secuestrado. Y estaba esposado. Sólo me liberaban para comer, agua y pan, pero yo no lo hacía, ¿quién quiere comer eso?- Rio con la voz agrietada. -Entonces...- Sintió un gran nudo en la garganta, pero cerró los ojos con fuerza y se obligó a seguir. -Entonces me obligaban a hacerlo a la fuerza porque debían entregarme con vida. Metían todo en mi garganta con sus dedos.
-Está bien.- Le habló la fiscal. -Si no tiene nada que nos ayude a identificar a los criminales, no importa, los encontraremos de alguna otra manera.- Dijo con resolución.
Luhan ladeó el rostro y se quedó pensativo. Había algo... Algo pequeñísimo. Un vestigio del día que lo dejaron. Había sido el límite de pago para rescatarlo, intercambiar el dinero por él, si nadie pagaba entonces lo matarían. A esas alturas, recordaba ya no importarle una mierda nada realmente. Habían tardado días en venir a buscarlo, estaba a punto de perder la fe en todo lo que conocía, pero aquel último día sucedió algo: lo dejaron. Desde aquel rincón húmedo e incómodo que representó el fin de su vida en un lapso absurdo de cuatro días, escuchó como todos se volvían locos corriendo de aquí para allá, gritando improperios y órdenes a diestro y siniestro.
No entendía nada de lo que pasaba naturalmente, pero en un momento alguien se le acercó, alguien a quien no había oído antes. Siempre lo insultaban o le decían lo que debía hacer para que no lo mataran, y siempre eran los mismos, pero aquel último hombre tenía la voz rasposa y lúgubre, un aliento brumoso rebalsado de ira e instigador de miedo. Pudo sentir su aura incluso insensibilizado por completo, con los sentidos embotados de tanto pánico, resentimiento y desolación.
Iba a matarlo.
Pero no lo hizo.
En su lugar se le acercó demasiado y prorrumpió: "volveremos por ustedes".
Entonces lo había empujado tirándolo en el suelo y provocando que por accidente las vendas se le corrieran. Y lo vio: el último sujeto en salir rápidamente de una especie de galpón abandonado, oscuro y asqueroso.
-Vi a alguien.- Declaró repentinamente, ganándose la atención de los profesionales. Se frotó un brazo con la mirada gacha. -El día del operativo. No sé cómo, pero lograron dar conmigo. Convencieron a los tipos de que entregarían el dinero, pero en realidad se avecinaron con mil patrullas y diferentes equipos de defensa nacional. Al parecer lo vieron venir porque escaparon antes de que lograran cogerlos. Me dejaron allí y...- Tragó saliva. -Vi al último que salió del lugar.
Tanto la fiscal como el investigador se hicieron para delante con expectación. Ella le acercó aún más la grabadora.
-¿Podría describirlo, Luhan ssi? ¿Lo recuerda?
Asintió lentamente y se humedeció el labio inferior con la lengua. -No puedo decir que lo vi perfectamente debido a la oscuridad, pero... Tenía la cabeza afeitada, era demasiado alto y un tanto robusto. Era asiático también y... Nada más. No hay más.
Ahora se vieron entre sí con una expresión bastante seria. El investigador se removió y tomó el bolso que traía con él. De adentro, sacó un expediente de color madera y rebuscó en él antes de enseñarle un informe determinado a la fiscal, esta asintió y lo pusieron sobre la mesa de cara a Luhan. Este se estiró para ojearlo y se quedó estático al ver la imagen adjunta: era él, el último secuestrador.
-Gao Yuan.- Expuso el investigador. -Prófugo desde hace seis años. El gobierno chino pidió captura internacional, los países aledaños están alertas.
-¿Qué...?- La voz de Luhan sonó baja y endeble. Inestable. Sus ojos no podían apartarse de la imagen de aquel tipo. Tragó en seco y su manzana de Adán subió y bajó lentamente. -¿Por qué lo buscan? ¿Red de trata?
-Está acusado de comandar acciones de juego ilegal, extorsión a altos rangos ejecutivos y gubernamentales, y lavaje de dinero.
Luhan los miró fijamente. -¿Y eso qué tiene que ver conmigo y con mi familia?
Volvieron a verse entre ellos y contuvo la respiración. Oh Dios... Esa mirada. Ya prácticamente los podía escuchar aun cuando no habían abierto la boca para nada.
La fiscal suspiró. -A estas instancias y después de lo que escuchamos, lo más seguro es que sus padres estuvieran implicados en el juego ilícito.
-No.- Negó Luhan con rotundidad, sus ojos gigantes enfocándolos con incredulidad. -No, imposible.
-Creemos que...
-¡No es así, no digan tonterías!- Explotó. -Mis padres criminales, ¡menuda mierda!
-Luhan ssi, nosotros sólo...
-No, es suficiente.- Se negaba a oír más. -Fuera, se acabó.- Se puso de pie con resolución.
Ellos lo vieron desde donde estaban con una tranquilidad impecable, ensayada y practicada durante años. La fiscal lo enfocó con una compasión sentida.
-Sé que esto es difícil de digerir, pero las pruebas son concluyentes.- Dijo con lentitud.
Intentaron hablarle más, pero como Luhan se negaba a oír en su estado de conmoción, decidieron frenar la investigación por el momento. Cuando salieron, Sehun había estado recorriendo la recepción de arriba abajo con histeria; había oído la voz alzada de Luhan, pero no podía entrar, no hasta que lo llamaran. Luhan le había dicho que estaría bien y confiaba en él. Al verlo pegó un respingo y prácticamente corrió hacia él en lo que mantenía la puerta abierta para que pasaran los profesionales.
-¿Luhan?- Le susurró.
Pero este estaba cabizbajo y algo molesto, percibía. La mujer se giró hacia él.
-Estaremos en contacto, Luhan ssi. Con la información que hemos recabado hoy avanzaremos bastante en el caso. Espero contar con usted en el futuro si necesitamos su ayuda.
Luhan tardó un rato, pero al final asintió todavía sin verlos. Los dos se fueron sin más ceremonias. Sehun se giró hacia él con expresión apenada.
-¿Fue todo bien?- Pregunta idiota, lo sabía.
Luhan se humedeció los labios resecos y alzó la cabeza. Sehun reprimió las ganas de decir o hacer algo porque aquella mirada expresaba un claro "váyanse todos al infierno".
-Quiero estar solo un momento.- Expresó con voz áspera antes de subir de dos en dos las escaleras.
******
Luhan tardó un buen rato en salir. Cuando lo hizo, fue para la hora de la cena, pero su silencio fue absoluto.
Sehun sólo podía observarlo y morirse de ganas de llevárselo y consolarlo. No sabía lo que había ocurrido durante el interrogatorio, pero no había forma de que para Luhan haya sido algo trivial. No lo veía completamente deprimido, más bien como desganado y en mayor parte pensativo. No se atrevía a actuar bajo sus propios deseos porque quería respetar su decisión de estar solo. Cuando acabaron de comer, Luhan agradeció y se puso de pie con más de la mitad de la comida intacta en el plato, entonces volvió a su habitación sin una palabra más.
Entrada la noche y cuando todos ya estaban en sus camas, Sehun se aproximó a su puerta esperando que siguiera despierto. Dio un par de tímidos golpes en la madera y esperó. La autorización de Luhan no se hizo esperar.
-Pasa.
Sabía que se trataba de él.
Cuando entró con un "permiso" murmurado, lo vio sentado contra el respaldo de la cama, abrazando sus rodillas e iluminado por la luz de los astros nocturnos colándose por la ventana. Después de la lluvia de la tarde, el cielo se había despejado. Había sido un día extraño.
-Sólo quería saber cómo estabas.- Dijo desde el lugar.
Más y más tonterías, pero realmente no sabía cómo acercársele. Sabía que no estaba bien, pero ¿qué más podía hacer? Luhan, afortunadamente, ya no parecía tan esquivo y lo miró con una pequeña mueca al encogerse de hombros.
-¿La verdad? No lo sé.
Sehun tuvo el valor de acercársele un poco más.
-¿Quieres hablar sobre eso?
Luhan suspiró y estiró ambas piernas sobre el colchón en lo que revolvía con una mano su cabello. Parecía agotado.
-Al parecer mis padres tuvieron un rol activo en todos los accidentes.
Sehun se mordió con fuerza el labio inferior. Demonios, eso era algo terrible, con razón había estado tan enfadado y shockeado. Se sentía igual de sorprendido.
-¿Cómo es posible?
-El investigador dijo algo sobre juego y apuestas ilegales.- Frunció el ceño.
-¿Sabías algo de eso?- Otra vez... Te ganaste el premio a la estupidez hoy, Oh Sehun. -Mejor dicho, quizás sospechaste o así.- Rectificó rápidamente.
Luhan negó. -No... O sí. No lo sé. Sigo sin poder creer que esas personas, mis padres, fueran malos, ¿sabes? Tengo leves recuerdos de ver a mamá en algún que otro casino, pero nunca lo tomé como algo grave...- Su mirada pareció torturada. -He comenzado a recordar cosas que nunca creí importantes, Sehun. Todos esos viajes seguidos, el dinero de más sospechoso... En esos momentos sólo optas por confiar en las personas que se supone están ahí para protegerte de todo. Jamás se me pasó por la mente que estuvieran implicados con un criminal internacional. ¡Es ridículo!
Sehun se sentó a su lado sobre el colchón. -Lo siento mucho, cariño, eso apesta. ¿Cómo se seguirá ahora?
-No estoy seguro.- Volvió a suspirar. -Al parecer mi testimonio ayudó bastante porque se fueron satisfechos... Supongo que debería estar feliz.
-¿Pero...?
-Es difícil enterarte súbitamente de que tus padres nunca fueron lo que creiste.
Sehun compuso una mueca de dolor porque odiaba ver toda la porquería que la vida le había puesto y seguía poniéndole delante a Luhan, pero su chico era fuerte y sabía que podría con ello. Además estaba a su lado y jamás lo dejaría solo.
Estiró una mano y le ahuecó una mejilla con ternura, Luhan se recostó contra esta con gusto.
-¿Hablaste de lo que pasó aquel día?- Preguntó en un susurro.
Luhan asintió y cerró sus ojos. Sehun tragó saliva con dificultad, comenzando a pensar en aquello que había planeado para él después de saberlo todo.
-¿Te sientes de humor como para dejarme intentar algo?
Luhan abrió los ojos y su mirada lo abrasó.
-Contigo siempre.- Dijo con voz clara aunque algo ronca.
Sehun volvió a mordisquearse los labios.
-Espérame un minuto, ya vuelvo.
Poniéndose de pie salió con premura de la habitación.
Luhan volvió a abrazarse, esta vez sintiendo una increíble curiosidad por lo que sea que rondara la mente de Sehun. ¿Qué habría ido a buscar? Cuando volvió, entró empujando la puerta con un hombro puesto que sus manos estaban ocupadas llevando una gran bandeja con cosas que no pudo adivinar, ya que iba cubierta con un trapo oscuro. Se removió con el interior en ebullición, ¿qué habría planeado para ellos? La curiosidad quemaba con mayor intensidad. Salió de la cama y se puso de pie, observando la bandeja que ahora reposaba sobre la mesa de noche.
Estiró una mano.
-Sh.- Le chistó Sehun, apartándolo. -Todo debe ser sorpresa.
Luhan lo miró y lo notó terriblemente nervioso. Qué raro, antes en el granero no lo había visto titubear en nada. Sus ojos le estaban transmitiendo una mezcla poco usual de extraña determinación, deseo y miedo en partes iguales... ¿Qué estaba pasando?
Sehun le cogió una mano con fuerza. Mucha fuerza.
-Necesito que me contestes algo con total sinceridad, Luhan. ¿Me oyes? No te pediré que seas más honesto conmigo en otro momento como ahora.
Luhan le asintió abriendo mucho los ojos. Bien, ahora estaba asustándose.
Sehun volvió a parecer inquieto cuando mordió su labio. -¿Confías es mí?
Bueno, eso era demasiado fácil de responder. Se relajó visiblemente porque había esperado algo más grande y complejo. Era obvio.
-Por supuesto. Con toda mi alma.
-Entonces, cierra los ojos.
Y lo hizo, porque aquel era Sehun y nada podría pasarle si estaba junto a él. Su interior se estaba revolviendo con expectación y ansias. Entonces sintió como algo suave al tacto descansaba sobre sus ojos y... Se amarraba a su nuca. Cuando abrió los párpados, siguió viéndolo todo negro.
Se quedó paralizado.
Y Sehun supo que allí se lo estaba jugando todo.
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