XXII (PARTE II)

Cuando despertó por la mañana, estaba solo en la cama.

El corazón se le encogió y se sintió muy desesperado de la nada. Se sentó en el colchón y, tal cual estaba, bajó cuando revisó frenético y no encontró a nadie consigo. Ni siquiera se sacó el pijama o se lavó la cara. Corrió y sintió risillas provenientes del salón más pequeño, cuando abrió la puerta de par en par con la respiración agitada, se encontró a Luhan junto a Jongin charlando sobre algo divertido mientras comían de una fuente de emparedados pequeños y bebían té. Ambos lo miraron con curiosidad. Sehun sólo podía enfocar a Luhan, sintiéndose infinitamente relajado de verlo bien y a salvo.

Jongin percibió el cambio en el ambiente y se excusó con una pequeña sonrisa para ir a cualquier lado.

Ya a solas, Luhan le sonrió un poco a Sehun. -Lamento haberme ido, es que desperté temprano y no quería levantarte porque te veías demasiado lindo durmiendo.- Se ladeó de forma bonita.

Sehun cerró los labios entreabiertos y sólo lo miró. Sabía que había fingido dormirse, después de su pesadilla Luhan no había conciliado el sueño. Este se removió con un poco de nerviosismo.

-También siento que hayas presenciado esa escena anoche.- Rascó su nuca y rio con torpeza. -No era la idea.

Sehun se acercó, mucho más entero. -¿Te suele pasar seguido?

-Todas las noches son así para mí...

Sehun procuró no hacer ni un gesto de más. Conocía a Luhan lo suficiente como para saber que la lástima le caería como una patada en el trasero, así que aunque no le parecía para nada, se limitó a tomarlo con naturalidad. Tomó su pequeño rostro en ambas manos y le apretujó sus mejillas, haciéndole sacar sus labios hacia afuera.

-Mi amor.- Canturreó como si le hablara a un cachorrito.

Luhan le alzó una ceja haciendo que toda su expresión fuera mil veces más graciosa. Lo apartó.

-Eres terrible fingiendo, ¿sabías?

Bueno, tuvo que haberlo sabido...

-Estar junto a un niñito que lo puede percibir todo es problemático.- Suspiró.

Luhan lo vio impasible de brazos cruzados. -Mírame.

Sehun infló sus mejillas y se hizo el desentendido, entonces chasqueó la lengua y tomó su quijada delicadamente con los dedos largos y finos. Cuando lo miró a los ojos, Sehun no pudo disfrazar tan bien toda su preocupación y tristeza.

-¿Te asusté?

Él volvió a desviar su mirada. -No es como si no te hubiera visto antes después de un mal sueño...

Luhan le volteó el rostro otra vez, quería mirarlo a los ojos cuando hablaban. Sehun pareció un niño pequeño regañado.

-Estoy bien.- Le habló con aquella voz suave y melodiosa. -No tienes por qué ponerte así.

-Pero...

-Sehun.- Alzó un poco la voz. -En serio, no hay nada que puedas hacer, ponerte así será una pérdida de tiempo.- Aseguró. -Además, yo soy feliz sólo viéndote a ti.- Los párpados cayeron en una mirada llena de amor. -Y si te veo triste, yo también lo estaré.

Sehun se acomodó entre sus manos. -¿En serio no hay nada que pueda hacer? ¿Nada de nada?

Luhan acortó la distancia y rozó sus narices con ternura. -Sí lo hay. Puedes quedarte conmigo... Para siempre.- Susurró.

Sehun sintió como el corazón se le estremecía. No, no fue el corazón, fue algo más... Fue el alma. Lo metió entre los brazos y lo sostuvo bien cerca de ella, para que la sintiera. Cerró los ojos y sonrió, porque el cuerpo de Luhan era caliente y cómodo. Si fuera por él, estaría toda la vida abrazándolo.

-¿Me quieres para siempre?

Luhan titubeó un momento, pero le correspondió, escondiéndose en la curva de su cuello.

-Sí, te quiero.- Murmuró.

Mientras tanto en la recepción, Jongin se cruzó con una persona inesperada, pero que en secreto y muy profundo en el interior había esperado ver desde hacía mucho.

Kyungsoo conversaba amenamente con Bo Ram. Llevaba un portafolios marrón en la mano derecha, una pequeña sonrisa esbozada en sus labios y estaba tan pulcro y lindo como siempre. Para cualquiera sería un hombre demasiado delgado para su edad y de apariencia deplorable, incluso con mala salud, pero a Jongin le había parecido guapo desde el primer segundo que lo vio la primera vez que había visitado a Luhan y se lo había encontrado en la entrada. Sonrojado ante sus propios pensamientos, se quedó justo donde estaba porque le daba vergüenza acercársele. Usualmente no tenía problemas, pero se trataba de esa persona después de todo...

Kyungsoo se volteó repentinamente, enfocándolo. Trabó un par de palabras más con Bo Ram y, mientras esta desapareció rumbo a la cocina, se dirigió a él con una sonrisa.

-¡Jongin!- Le dijo con alegría. -Hace tanto que no te veo... ¿Cómo has estado?

El menor trastabilló mil millones de veces. -Ah...

Kyungsoo ladeó el rostro con curiosidad. Al ver que no le contestaba, sólo se dedicó a hablar para amainar la incomodidad.

-He venido a recoger los manuscritos.- Canturreó con una enorme sonrisa mientras elevaba el maletín.

Jongin le sonrió tímidamente. -Se te ve bien...

-Eso es porque Minseok, por una vez en la vida, ha acabado con todo a tiempo.- Suspiró con un enorme alivio. -No me preguntes qué le pasó, estas cosas pasan una vez cada quinientos años. Como el ave Fénix, pero más trágico y menos majestuoso. De todas formas, puedes pedir un deseo si quieres, la ocasión lo amerita.- Le dijo con una sonrisa divertida.

Jongin se había perdido en lo que decía. Había visto a Kyungsoo algunas veces más puesto que cuando recogía los manuscritos (o al menos intentaba hacerlo) a fin de mes, generalmente pasaba algunos días en el pueblo intentando localizar a Minseok si este escapaba. También lo había visto en fiesta por Navidad, habían celebrado juntos. Por eso sabía que tenía la costumbre de lanzar cataratas de habladuría sin parar; le pareció algo encantador desde el primer momento.

-Eh...

A un lado, observándolos con una ceja alzada, una sonrisa pícara y los brazos cruzados, estaba Minseok.

-¿Qué es esto, Kyunggie? ¿Acaso quieres conquistar a un ni...?

-¡Minseok!- Kyungsoo llegó rápidamente a su lado para cubrirle la boca con una mano. Miró a Jongin y rio de forma nerviosa. -Iremos a... Tomar té.- Se excusó.

Minseok siguió hablando y balbuceando cosas inentendibles tras su mano cuando lo arrastró y lo metió dentro del salón donde se encontraban Sehun y Luhan, justo cuando este último salía. Se los quedó viendo con intriga.

-No sabía que Kyungsoo estaba aquí.

-Llegó...- Jongin aclaró la garganta. -Llegó hace un rato.- Mencionó de forma queda.

Luhan lo vio con detenimiento. -¿Tú estás bien?

Jongin vio a la nada un buen rato y sin expresión alguna. Su cabeza se movió de forma casi imperceptible un par de segundos.

-No.- Respondió claro y con sinceridad.

Luhan suspiró con aflicción y caminó para subir un par de escalones y sentarse allí, Jongin lo siguió abatido y sin pensarlo se sentó a su lado. Ambos se quedaron en silencio, viendo todo el resto visible de la mansión.

-¿Recuerdas cuando nos conocimos?- Habló Luhan con una pequeña sonrisa.

Jongin sonrió de medio lado. -Tú ni siquiera hablabas.

-Así es.- Asintió. -¿Recuerdas lo que me preguntaste?

-Sí.- Jongin hizo la cabeza hacia atrás, abarcando todo el techo. -¿Cómo voy a olvidarlo? Me lo pregunto todos los días de mi vida.

-En ese momento no pude darte una respuesta, ¿quieres intentarlo una vez más?

Él volvió a su posición original. No lo miró cuando susurró: -¿Tú sabes por qué existes?

-Demonios, te aseguro que no.- Respondió con una risilla irónica, provocando que Jongin lo vea. -Y sé con certeza, Jongin, que más de la mitad de las personas en este mundo tampoco lo saben. Incluyéndote, claro.

-Si tan sólo lo supiera...- Dijo este de forma queda. -Entonces yo...

-Pero no lo sabes, ¿qué más puedes hacer?- Se encogió.

-Pero entonces, ¿qué sentido tiene seguir aquí?- Lo vio con resignación y frustración en partes iguales.

Luhan hizo una pequeña mueca con los labios mientras veía al frente con una serenidad contagiosa.

-No puedo decirte por qué existo, pero sí puedo decirte qué puedo hacer... Si estoy aquí, si estamos aquí, Jongin, es para averiguarlo, ¿no te parece?- Le sonrió suave. -Sería extraño nacer con un destino marcado, si fuera de esa manera, ¿no crees que todos nos limitaríamos a hacer sin más, como si la vida se tratase de una lista del supermercado que hay que completar y ya?

Jongin sentía un gran nudo en la garganta en lo que miraba a los ojos a su hyung. El hyung que había parecido tan frágil e indefenso hacía algunos meses, el hyung que no había podido ni decir su propio nombre en voz alta, ahora le hablaba con una sinceridad que le purificaba el alma. Con una delicadeza y una seguridad, que comían cualquier rastro de duda o temor en la consciencia... Luhan estaba siendo la medicación más efectiva contra sí mismo: contra la autodestrucción.

-Si hay algo para lo que definitivamente no existes, Jongin, es para ser infeliz.- Negó. -Habrá momentos malos, nadie puede evitarlos, pero todo esto se trata de buscar siempre lo mejor para ti y, al final, eso será siempre lo que te haga feliz. Dime con una mano en el corazón, ¿qué es lo mejor para ti? Y ni se te ocurra decirme lo que quieren tus padres o tu hermano, quiero oír lo que tienes tú dentro. Lo que hace que tu alma baile de alegría y pasión.

Jongin posó una mano sobre el lado izquierdo de su pecho y cerró los ojos, al hacerlo, dos lágrimas le rodaron por las mejillas.

-Lo mejor para mí,- Susurró. -Es hacer lo que realmente deseo.

-¿Y qué es eso?

Gimió cuando más lágrimas se derramaron, pero se obligó a continuar, porque sentía que si no lo hacía entonces jamás se superaría a sí mismo.

-Bailar. Quiero ser profesional, quiero pararme sobre un escenario.- Al imaginarse tras sus párpados lográndolo, no pudo evitar sonreír. -Y... Quiero coger de la mano al chico que me gusta y caminar con él por la calle en frente de todos, sin molestarme si piensan que es asqueroso o inmoral.

Luhan sonrió con los ojos brillosos. -Ese es mi dongsaeng.- Lo felicitó en un susurro. -Recuerda: si mantienes siempre eso presente, si no pierdes de vista tus deseos propios, entonces siempre lucharás por lo que es correcto. Siempre optarás por tu felicidad.

Jongin asintió cuando abrió los ojos llorosos y se lanzó sobre él para abrazarlo con fuerza.

Mientras tanto, dentro del salón se encontraban Sehun, Minseok y Kyungsoo disfrutando del té que Bo Ram les había llevado. Sehun se había cambiado de ropa y arreglado porque jamás, nunca, tomaría alguna comida en pijamas y desaliñado. Kyungsoo volteó a ver a su escritor con el ceño fruncido.

-¿Eres tonto todo el tiempo o te frenas para dormir?

-Teniendo en cuenta que el setenta y cinco por ciento del día me la paso durmiendo, técnicamente soy un genio.

Sehun lo vio divertido. -¿Eres un gato?

-¿Miau?

-Suficiente.- Terció el más bajito de los tres. -No te hagas, si no te frenaba me hubieras dejado en una situación embarazosa.

-Pero ¿acaso no tenía razón?- Preguntó Minseok con un rostro lleno de inocencia. -Estabas ahí parado con una sonrisa boba, balbuceando incoherencias como usualmente haces cuando alguien te gusta... Te conozco hace años.- Bebió de su taza. -No lo olvides.

Kyungsoo tuvo el mal atino de sonrojarse y comenzó a balbucear un montón de cosas sin sentido por lo bajo, ninguno entendió nada. Se cruzó de brazos y desvió la mirada, malhumorado, pero no dijo nada y eso provocó una sonrisa triunfante en Minseok quien miró a Sehun con suficiencia. Este puso los ojos en blanco porque su mejor amigo vivía pura y exclusivamente para fastidiar a la gente.

-Jongin no se encuentra en una situación bonita.- Comentó sin saber muy bien por qué. -Quizás sea tu oportunidad, Kyungsoo.

Tanto este último mencionado como Minseok, se voltearon a verlo con sorpresa.

-Eso es aprovechador.

-¿Acaso dijo eso el rey de los buenos modales y la ética?

Sehun ni siquiera se inmutó por sus comentarios, sólo dejó la taza de té sobre la mesita sin hacer ni un solo ruido.

-Cuando se trata de la persona que te gusta, muchas cosas dejan de importar de la nada.

Minseok produjo un sonido amargo desde el fondo de su garganta, algo que pretendió ser una carcajada, pero que fue tan oxidado y cargado de negatividad que dolió más que asemejar gozo.

-No tengo idea de lo que dices...- Murmuró de forma queda y viendo el techo.

Sehun lo vio sólo un segundo de más antes de apartar la mirada con una expresión extraña. Kyungsoo quedó en vela en el medio.

-¿A qué te refieres con que no se encuentra en una situación bonita?- Cambió de tema rápidamente porque le pareció lo mejor.

Sehun carraspeó y se reubicó en el lugar. -Tengo entendido que sus padres y su hermano mayor le quieren obligar a hacer cosas que no quiere...- Se quedó un momento en silencio en lo que una idea fugaz le surcaba la mente. -Minseok, ¿por qué no hablas con él?

Este se volvió con una ceja arqueada. -¿Eh?

-¿No tienes experiencia lidiando con padres absorbentes?

-¿Y eso qué?

-Podrías...

-No soy un consejero, soy un escritor. Un huraño e intolerable escritor, que escribe porque no sabe hablar con las personas.- Se encogió mínimamente y le dio un sonoro sorbo a su té.

Sehun lo vio con censura, pero no podía obligarlo a meterse en donde no quería.

-Luhan está muy preocupado por él.- Comentó finalmente con un pequeño suspiro. -Jongin tiene un vacío existencial muy grande dentro suyo...

Kyungsoo vio a través del vidrio de la puerta cómo un Jongin lloroso se separaba del abrazo reconfortador de Luhan. Había secado sus mejillas antes de ponerse de pie y caminar escaleras arriba. La imagen le fue obstruida por el cuerpo de Jyu Ni a punto de entrar a la habitación.

-¡Hola, guapos!- Apareció con una enorme sonrisa.

Sehun le arqueó una ceja. -¿Dos días seguidos por aquí? Eso es raro.

-Quería ver a mis chicos favoritos otra vez.- Comentó mientras jugaba distraídamente con un mechón de su cabello negro.

-¿Quieres saber lo que va a pasar con Jongin, no?

-Dios, sí.- Dijo con una sonrisa desvergonzada.

Minseok se rio, Kyungsoo siguió en silencio con la mirada clavada en la escalera. Sehun negó con la cabeza en lo que dejaba la taza vacía sobre la mesa y se quedaba quieto, en silencio y pensativo. Se cruzó de brazos sin mirarla.

-Jongin debe de andar por ahí, su hermano aún no ha venido... ¿Te importaría acompañarme, noonim?

Ella parpadeó confundida. -Ah... ¿A dónde?

Sehun pareció de malhumor, ¿no podía tan sólo hacerle caso y ya?

-¿Sí o no?

-Vamos.- Se irguió.

Se excusaron con los otros dos y desaparecieron. Sehun la llevó escaleras arriba hacia su habitación, Jyu Ni no dio crédito de lo que sucedía: Sehun, su hermanito pequeño, la estaba haciendo pasar a su cuarto voluntariamente. Antes había entrado, pero él siempre la había regañado con molestia porque realmente, realmente odiaba que invadieran su privacidad. Por eso mismo se sintió tan perturbada y desubicada allí dentro aun cuando ya conocía el lugar. Sehun avanzó dentro con confianza y ella sólo aguardó al lado de la puerta con titubeo.

-No quiero que nadie más oiga, con toda la gente que ronda, actualmente este es el lugar más privado de toda la casa, me temo.

A Jyu Ni se le pasó por la cabeza lo irónico que era que la casa a la cual Sehun había intentado mantener oculta para que nadie lo visitase, ahora era recorrida por más personas de lo normal con total naturalidad. Más allá de todo, a él no parecía molestarle realmente, cosa que la hizo feliz porque tiempo atrás le hubiera dado un ataque.

-Si no quieres que nadie oiga debe ser importante, ¿debo preocuparme?

-No, no.- Mencionó él quedamente. Estaba parado al lado de su cama con los brazos cruzados y la mirada perdida en un punto a su derecha. -No sé en realidad...

-¿Qué sucede, hermanito?

-Se trata...- Aclaró la garganta. -Se trata de Luhan.

Jyu Ni lo enfocó con fijeza. -¿Pasó algo malo con él?- Lo vio ladear su rostro en consideración y apretó los labios para no sonreír como tonta. -¿Algo bueno, quizás?

-No sabría cómo calificarlo.- Confesó. -Estoy preocupado por él... Por su situación.

-¿Te refieres a sus malestares psicológicos?- Lo vio asentir. -A diferencia de las patologías físicas, los daños emocionales no se curan sin dejar huella. Sólo se superan, de a poco y con trabajo, hasta que aprendes a vivir con ello.- Explicó. -Luhan está trabajando desde hace meses y ha mejorado bastante, presionarlo no es hacer un bien, sólo empeorará todo.

Sehun volvió a asentir, seguía sin verla. -Tiene pesadillas, horribles... Seguro ya lo sabes.

-Desde ya.

-¿Te ha... contado sobre ellas?

Jyu Ni entrecerró los ojos con cautela. -¿Qué tienes en mente?

-Nada en especial.- Se encogió y por fin la miró a la cara. -Sólo pensé que si lo sabía tendría más posibilidades de ayudarlo.

-Mmm...

Lo vio con tanta suspicacia que Sehun se sintió titubear un segundo. A su hermana jamás se le había escapado nada y, cuando parecía que sí, la verdad es que sólo fingía para hacer más llevaderas las cosas.

Sintió que lo observó por una eternidad cuando sólo había sido unos cuantos segundos, entonces se sorprendió cuando frunció sus labios y, después de parecer pensativa, le asintió inesperadamente.

-Te contaré.

Abrió los ojos como platos. -¿Lo harás?

Ella asintió. -Sin embargo, deberás estar preparado para lo que oirás.

Quiero ver de lo que eres capaz por alguien más.

Sehun fue firme. -Ayudar a Luhan es mi único objetivo.

-Bien, sentémonos entonces.- Dijo con un suspiro. -Tenemos para rato.

Jongin, después de hablar con Luhan, había subido a su habitación para hablar con su hyung por teléfono. Había cogido muchas energías y estaba seguro, pero sabía que mañana toda aquella resolución se iría al garete, así que había obrado rápido: había subido, había marcado con dedos temblorosos y le había dicho a su hermano que tenía una decisión tomada. Quizás fuera precipitado, capaz estaba mal o se quedaría en la nada después de perder todo el apoyo de su familia, pero creía muy profundo en su corazón que era lo correcto.

Su hermano había sido metódico con sus palabras, no le había dicho nada porque pensaba hablar directamente y en persona. Al final él había terminado advirtiéndole que estaría allí en unos minutos.

Jongin había vivido una vida planeada en todo sentido: se había obligado a aprender un oficio que no le apasionaba, a repensar el futuro en base a los deseos de otros, a voltear el rostro con vergüenza cada que veía a un chico atractivo, a abandonar cualquier clase de baile furtiva ante la estupefacción de sus padres, a olvidarse de cada una de las partes que lo hacían ser quién era: a olvidar su esencia. Siempre había sabido en el interior que nada de lo que hacía era lo correcto para sí, el haber huido después de la llegada de su hermano era una muestra de que su alma ya no soportaba ser privada de sí misma, pero al final del día siempre volvía a caer en las redes de la más disimulada manipulación y deseos ajenos.

Quizás, sólo había estado buscando ciegamente que alguien le dijera que lo dejara, que olvidara a sus padres y a su hermano y se abriera al mundo por sí mismo... O quizás no. Quizás había buscado que le dijeran que era irresponsable y que debía quedarse en el molde y no ser imprudente. Sea lo que sea, al final había optado por lo que siempre había sabido que era lo mejor: lo que quería y nada más.

Luhan le había refrescado la idea.

Y eso le sirvió para cuando estuvo cara a cara con su hermano más tarde.
Cuando había llegado (muchísimo más tranquilo y portado que el día anterior), Luhan le había apretado el hombro con una sonrisa tensa. Reconoció que lo había hecho con bastante fuerza y eso le hizo saber que también estaba nervioso. Sehun y su hermana habían salido de la habitación justo a tiempo y sus semblantes no eran para nada vivos... Suponía que por razones ajenas a sí. El amigo de Sehun estaba a un lado observando de brazos cruzados con una expresión aburrida y hasta indiferente, pero Jongin percibió que sus expectativas estaban y que sus ojos se clavaban en él con extrañeza. Y más allá, viéndolo todo con un semblante serio y ansioso, estaba Kyungsoo, quien más nervioso lo puso.

En otras circunstancias la audiencia lo inhibiría, pero en esa situación la necesitaba. Sabía que si no estaban, entonces terminaría cediendo una vez más por la presión de su hermano y todo sería lo mismo. En cambio con todas esas personas que de alguna u otra manera lo habían ayudado observándolo, tenía que hacer lo que tenía que hacer. Lo que debía.

Infló el pecho y se obligó a mirar a los ojos a Jong Ki.

-Iré a la ciudad.- Dijo.

El rostro de su hermano fue oro brillante y esperanzador. -Lo sabía. Sabía que al final...

-No seré chocolatero.- Continuó, causando su estupefacción. -Iré para hacer lo que quiero: me dedicaré a la danza.

Jong Ki endureció sus facciones y se cruzó de brazos, Jongin supuso que lo hizo para no sacarlo a la fuerza de allí.

-¿Y cómo se supone que lo harás? Ni nuestros padres ni yo apoyaremos una actividad sin pies ni cabeza.

Jongin dio una trémula respiración, pero no titubeó. -Encontraré un trabajo. Haré algo, no lo sé, pero seguir algo que no quiero ya no es una opción y espero que lo entiendas.

Su hermano se mantuvo tieso en el lugar, no dijo nada. Todos los demás estaban callados observando la escena.

-Una cosa más.- Carraspeó. -Soy gay, no me gustan las mujeres y nunca lo harán. No saldré con tu empleada, es una buena amiga, pero nada más.- Se removió incómodo. -Luhan es mi amigo también, lo besé a propósito ayer.- Miró hacia ellos y en especial a Sehun. -Lo siento...- Murmuró.

Sehun hizo un solo asentimiento que le valió como aceptación.

Jong Ki siguió en silencio, como si todavía estuviera procesando toda la información. Al final dejó caer pesados los brazos a los lados y suspiró con pesadez.

-No te entiendo, Nini, no te entiendo nada.

A Jongin le apretó el corazón que usara su apodo cariñoso. Su hyung nunca había sido una mala persona, siempre le había dado la atención que sus padres enfocados en el trabajo no. De pequeño le había cumplido los caprichos, lo había llevado al parque y comprado todos los dulces del mundo, pero cuando se trataba de su futuro es cuando más rígido y serio se ponía. Sabía que todo lo hacía para mantenerlo seguro, y aunque lo apreciaba no era la manera correcta.

-No debes hacerlo, sólo debes dejarme ser.- Le susurró con anhelo. -Ponte en mi lugar: tú amas la repostería, imagínate si mamá y papá te hubieran obligado a bailar en su lugar porque en serio creen que eso te dejará algo más de dinero.

-Eso sería complicado, tengo dos pies izquierdos.

-¿Dos nada más?

Ambos rieron un poco. Jongin se sintió mucho más seguro de la nada; si al final todo le salía mal, serían sus errores, propios, de nadie más. Y eso también era algo bueno.

-Lo siento, hyung. Has logrado tus cosas y ya tienes tu vida, ahora déjame hacer lo mismo.

Jong Ki volvió a suspirar, si seguía haciéndolo, su felicidad escaparía. Asintió ligeramente y lo miró un largo rato.

-Hay un puesto libre en el negocio de la ciudad.- Mencionó a la pasada. -Ganarás bien para mantenerte, pero debes encontrar dónde vivir por ti mismo.

El rostro de Jongin se iluminó como nunca en toda su vida. Jong Ki sonrió de medio lado porque tuvo que aceptar que esa sola expresión le robó el corazón. Amaba a su hermanito menor y siempre procuraría su bienestar, pero ambos tenían conceptos diferentes y más allá de sus esfuerzos, a esas alturas no había más que pudiera hacer.

Tendría que resignarse a ver lo que pasaría.

-¡Sí!- Exclamó Jongin eufórico. No le importaba algo como eso en esos momentos; podría dormir en una caja de cartón en la plaza más cercana por un mes si era necesario y sería igual de feliz.

-Esto...

Inesperadamente, Kyungsoo se adelantó en la escena con timidez. Jongin lo vio con los ojos bien grandes.

-Vivo en un apartamento con habitaciones de más, no tendría problemas en dejarle a Jongin una por un tiempo si tiene trabajo.- Dijo de forma algo atropellada. -Sólo si quieres, claro.

Jongin estaba tan impactado que no pudo decir absolutamente nada. Tardó bastante en entender lo que sucedía y lo que significaba semejante propuesta y, cuando por fin lo hizo, se sintió en las nubes. Obviamente, tampoco pudo contestarle en su estado de ensueño.

Por su parte, Jong Ki los observó a ambos con una mirada llena de recelo.

-No entiendo nada, ¿acaso ustedes están...?

-¡Qué va!- Jongin por fin reaccionó porque era necesario, no podía meter a Kyungsoo en malentendidos innecesarios. -No es así.- Chilló quizás con la voz un poco aguda.

-Jongin es un buen dongsaeng.- Aseguró Kyungsoo agitando ambas manos en el aire. -Lo conocía de antes, soy editor y Kim Minseok es de quien me encargo.- Explicó. -Así que visito seguido Yeonghon.

Había comenzado a parlotear con nerviosismo como tenía por costumbre y Jongin no pudo evitar sonreír embobado. Se relajó un poquito más y volvió a la realidad de a poco, con un carraspeo volvió la cabeza hacia su hermano.

-Ya veré cómo me las arreglaré, por el momento...- Titubeó. -Deberé ver a papá y mamá.

Jong Ki asintió quedamente. -Te llevaré.
Antes de desaparecer, Luhan corrió hacia él.

-¿Estarás bien?- Cuestionó por lo bajo. Posó una mano suave sobre su brazo con expresión preocupada.

Él asintió con una sonrisa apacible. -Sí.- Elevó la mirada para ver más allá a Kyungsoo; murmuró, quizás, un poco sonrojado. -Gracias.

Este se acercó y empujó ambas manos sobre su pecho. -Llámame.- Le susurró, apremiante.

Cuando se alejó, sostuvo algo que le había dejado en secreto: una blanca tarjeta de presentación con todos sus datos de contacto. Sonrió inmensamente sin poder evitarlo... La vida estaba comenzando a sonreírle y mucho. Se dio la vuelta y se despidió de los demás, vio con una ceja arqueada como su hermano se demoraba unos segundos de más saludando a la hermana de Sehun y sonreía... Demasiado, y de forma vistosa. Decidió ignorarlo porque debía concentrarse en hablar con sus padres.

Cuando se fueron, más allá, Kyungsoo oyó como Minseok suspiró de forma bastante llamativa.

Lo vio con una sonrisa burlona. -¿Estabas preocupado?

-Ojalá los viejos no terminen de joderle la vida.- Dijo con una sincera seriedad.

Luhan estaba inundado de felicidad, no podía dejar de sonreír con los ojos brillosos. Se giró hacia Sehun con el corazón revoloteando, esperando recibir la misma emoción, pero en su lugar vio un rostro estoico y tenso hasta lo impresionable.

Ni siquiera lo miró cuando se fue.

¡Hola otra vez! A continuación les dejo un extra especial como regalito por ser tan hermosxs lectorxs ❤.

Como dije antes, pueden o no leerlo, no es obligatorio, espero que les guste si deciden lo primero. Es una historia alterna ^^.

¡Nos vemos el viernes con un capítulo MUY especial! 7u7.

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