XV
Jyu Ni suspiró después de despedir a su último paciente.
Desde su consultorio en el segundo piso de un edificio algo pasado de moda en medio de la ciudad, miró a través de la ventana al cielo despejado, celeste con algunas manchas blancas. Una gran nube pasó justo sobre donde estaba y el sol se ocultó, dejando toda la habitación en penumbras por un instante. Eran las tres de la tarde y todas las ventanas estaban abiertas, la luz natural era la más preciosa y relajante. Estuvo así un largo rato, tan sólo viendo hacia el cielo; el chico que trató hace un rato se había retirado unos minutos antes, así que estaba a tiempo por el momento.
Abrió su agenda en el día que acontecía y leyó el nombre de su siguiente paciente. Era una muchacha, la trataba hacía sólo unos tres meses y había mejorado bastante. Sus padres eran muy tóxicos y reprimían sus deseos, por eso se retenía de hacer lo que realmente quería y sólo acataba sus órdenes. Era una jovencita inteligente con una gran vida por delante, así que lograría deshacerse de toda esa basura.
Volvió a suspirar en lo que hacía un plano general de todas las personas que trataba... La mayoría estaba allí porque era infeliz por no hacer lo que de verdad quería hacer.
Algo que parecía tan fácil en realidad era tan complicado de llevar adelante.
Hacía algunos días que no visitaba a Luhan y ya le urgía. Su pequeño debía estar esperándola también. Amaba ir a la casa de Sehun, consideraba a cada habitante de aquel lugar su familia... Incluso a Luhan. Había logrado cogerle un gran cariño y ver cómo mejoraba le llenaba de una alegría indescriptible.
-Esto...
Se giró hacia su secretaria que asomó tímidamente por la puerta. Parecía preocupada.
-Hay alguien... que insiste en querer entrar.
-¿Alguien? Pues...
-¡Noonim!
Parpadeó cuando vio a Sehun. -Ah...
Este parecía frenético cuando se paró frente a su escritorio y la señaló con un dedo.
-¡Eres mi hermana, así que estás obligada a ayudarme!
Ella se quedó estática y cuando logró reaccionar, miró a su secretaria. -Ve. Serán unos cuantos minutos.
Cuando se quedaron solos, lo miró con una seriedad inesperada y él se retrajo un poco, sabiendo que quizás había sido demasiado y sólo dándose cuenta de ello en ese instante por la dureza en la mirada de su hermana mayor. Le recordó ligeramente a cuando eran pequeños y peleaba con Luda o Geonye y ella debía poner los puntos.
-¿Se puede saber qué te pasa para como armar semejante alboroto?
Sehun se recompuso, tomó y largó el aire en sus pulmones de forma lenta. Abrió los ojos que había mantenido cerrados y la miró arrepentido.
-Lo siento mucho, noonim.- Le hizo una reverencia.
Ella suspiró y le sonrió más suave. -¿Qué haces aquí, Sehunnie? Has salido de casa.- Ladeó el rostro con curiosidad.
-Sí...- Él revolvió sus cabellos con la mirada perdida. -Sí. Tú debes ayudarme.
-¿Qué te parece si tomas asiento por ahora?
Negó con la cabeza y pululó quedamente por la habitación. Ella lo observó desde su lugar en silencio.
-¿Cómo llegaste?
-Usé el auto... No podía decirle a nadie.
-Mmm...- Jyu Ni entrecruzó los dedos de las manos y lo vio sobre estos. -¿Qué puedo hacer por ti?
-Verás, tu-tuve un sueño...
Ajá. -¿Puedo saber de qué trataba?
Sehun pareció terriblemente nervioso y sólo pudo volver a frotar sus cabellos con ansiedad. Jyu Ni fue paciente y no dijo nada porque entendía que aquella era la primera vez que Sehun le pedía ayuda de algún tipo, y era seguro que sus mecanismos de defensa estarían trabajando a mil. Le sorprendía sobremanera toda la situación, pero mostrarse escéptica o incrédula sólo haría que Sehun se retraiga y lo tome como una burla, y considerando lo orgulloso y cabezota que era esa podría ser la decisión final: no volvería a pedirle ayuda nunca más. Por eso se lo tomó con calma, a fin de cuentas, su hermano era un humano como cualquier otro... Lo que sea que ocurriera debía ser grave como para que saliera de la casa y estuviera allí.
-¿Sehun? Si no me cuentas, entonces yo no podré...
-Mi expareja.- La cortó, hablando directo y rápido antes de arrepentirse. -Estaba en mi cama, pero él no... Y luego volteó, y...
Expareja... ¿Se refería al muchacho que tiempo atrás lo dejó? Minseok le había hablado de ello, Sehun había sufrido mucho por él, incluso gran parte de su personalidad arisca era debido a ese incidente. Jyu Ni lo había visto un par de veces, pero sólo de lejos y nunca había logrado hablarle; Sehun lo había mantenido muy oculto. Después de eso no supo de otra pareja más, al menos no seria, así que supuso que se trataría de aquel chico.
-Has soñado con él, bien. ¿Fue un sueño bonito o estaba cargado de sentimientos negativos?
Sehun tardó un rato en contestar. -Fue desconcertante.
-¿Por qué razón?
-Porque no estaba sólo él allí...
Oh, Dios... Jyu Ni comenzaba a especular y las cosas no se veían nada bien en su mente.
-Puede ser que se haya presentado en tus sueños porque estuviste pensando mucho en él durante el día, eso es común que pase y no necesariamente debe tener significados inconscientes.
Ahora negó quedamente. -Estoy seguro de que aquí hay más, por eso necesito que desentrañes conmigo esta maraña en mi cabeza.
-¿Quién fue la otra persona presente, Sehun?
Él tragó saliva con un repentino nudo en la garganta y cerró los ojos. -Luhan.- Susurró.
¡Lo sabía! -Okay, ahora sería genial que me cuentes exactamente qué ocurrió en el sueño.
Sehun fue a parar al lado de la ventana. -Yo estaba en mi habitación de siempre, y... Al lado estaba él...
-¿Tu exnovio o Luhan?
-Mi ex.- Aclaró a duras penas, estaba odiando todo aquello, pero no le quedaba otra opción. -Y cuando lo llamé, él se volteó y no... Ugh.- Cubrió su rostro cuando recordó aquella imagen.
-¿No qué?
-No era él.- Se descubrió y la miró, muy perturbado. -Era Luhan.
Jyu Ni mordió su labio con fuerza porque si no lo hacía empezaría a chillar de la emoción. Sehun se abrazó con pintas de traumado.
-Juro que no había dudas de que era Baekhyun, estaba totalmente convencido.- Balbuceó con la mirada perdida.
Su hermana intentó contener sin éxito una estúpida sonrisa y él la vio con el ceño fruncido.
-¿Qué tanto te da risa?
-Oh, no, no es nada.- Se apuró a negar agitando ambas manos. -Sólo es...- Movió distraídamente un par de bolígrafos desperdigados por su escritorio. -Si hacemos un análisis rápido, todo salta a la vista.
Sehun se desplomó sobre el asiento frente a ella; por primera vez pareció extenuado y Jyu Ni supo que estuvo luchando solo por un tiempo antes de buscarla.
-Dime, ilumíname, noonim.- La vio con sinceridad. -Dime el motivo de semejante cosa.
-Los motivos sólo los sabrás tú, Sehun, yo sólo te ayudo a averiguarlos.- Carraspeó y lo miró a los ojos también. -Sólo es una suposición mía... Quizás, sólo quizás, temes que Luhan se convierta en el próximo Baekhyun.
El corazón de Sehun se saltó un latido. Bueno... Era obvio que si iba con su hermana recibiría esta clase de revelaciones poco atractivas, creyó que se había mentalizado lo suficiente como para enfrentar cualquier cosa que le dijera, pero al parecer se había equivocado porque aquello lo había dejado casi sin aliento.
-¿Puedo saber tus pensamientos antes de que tuvieras ese sueño?
-Yo...- Su mirada estaba clavada en el espacio. -Pues, yo... Ese día estaba pensando que...
Se estremeció de pies a cabeza cuando entendió que la noche del sueño, la misma tarde había saltado a la conclusión de que Luhan le gustaba tal cual era y como estaba, sin más ni menos. ¿Tendría algo que ver?
-Luhan no es tu exnovio, lo sabes, ¿verdad, Sehun?- Le habló ella con voz suave y baja.
Él no reaccionó de ninguna manera, en esos momentos no sentía deseos de indagar en semejante idea, no se creía capaz.
-Es probable que Luhan nunca se atreva a dejarte, nunca se atreva a herirte.
-Pero...
-Él posee una empatía increíble, sería incapaz de lastimarte sin lastimarse él.
-Yo creo que...
-El alma de ese niño es pura.- Alzó la voz y lo vio con seriedad. -No te dejaré pensar lo contrario... Sobre todo porque tú lo entiendes mejor que nadie.
Sehun hizo una mueca y se quedó en el lugar respirando con algo de agitación, siendo incapaz de poder contradecirla. ¿Qué esperaba? ¿Decir en voz alta que Luhan era de poca confianza y una mala persona? Sería la peor mentira dicha alguna vez, casi un absurdo. Sin embargo, algo en el interior le dictaba con desesperación que siguiera alejado lo más que pudiera durante el mayor tiempo, que continuara distanciado emocionalmente porque sino todo se iría al garete.
-Estamos hablando como si Luhan fuera...- Quiso decirlo, pero se atragantó. Sentía la garganta hinchada, como impedida. Por un instante entendió un poco mejor a Luhan.
Jyu Ni le dio una media sonrisa condescendiente. -¿En serio vas a negarlo, hermanito?
-Ugh...- Se hundió sobre el asiento a la vez que se cubría los ojos con ambas manos.
Ella suspiró y negó quedamente con la cabeza. Ya se imaginaba el ambiente reinante en la mansión. Sehun estaba asustado y demasiado negado y podía apostar lo que sea a que estaría comportándose como un auténtico idiota ignorando a todos, encerrándose una vez más y volviendo a ser quien había sido... Luhannie debía estar muy confundido y triste. Golpearía a su hermano si fuera una persona más impulsiva, pero entendía que este había pasado por cosas difíciles y que era una persona demasiado sensible aunque quisiera ocultarlo. Era normal que estuviera afectado y que sintiera temor... Era exactamente lo mismo que le pasaba a Luhan, aunque en una escala de sentires y afecciones más pequeña y simple.
Aunque no menos importante.
Decidió darle un respiro... Al menos en lo concerniente a ese tema.
-Estaremos con las chicas el fin de semana que viene, cenaremos juntas. ¿Tú que harás?
Sehun apartó las manos y la vio con confusión. -¿Qué haré con qué?
Ella lo miró con fijeza. -La semana que viene son las fiestas. Ya sabes, Navidad, Año Nuevo...
Vio como Sehun de quedó completamente estático, de un momento a otro su rostro se tornó serio y en sus ojos cayó un velo de amargura. Ah... Jyu Ni sabía que aquel tema lo volvería de esa manera, pero sólo quería probarlo. Al final no había cambiado tanto como creía. Se puso de pie y se dispuso a irse.
-Tus hermanas siempre estarán esperándote y nunca cerrarán las puertas de sus casas para ti, cielo.- Le recordó ella con calma y suavidad. -Nunca lo olvides.
Sehun quiso recordarle otras cosas. Cosas como que la fecha de Navidad jamás la pasaba con nadie desde hacía años porque la odiaba. Odiaba el invierno. Odiaba la nieve, odiaba el frío. No porque le afectaran, sino porque le hacían recordar.
Y se sentía abandonado y no querido.
******
Jongin odiaba entrar en la tienda de la familia.
Lo odiaba porque todo allí dentro le recordaba que pertenecía a aquel lugar, a aquel pueblo sin posibilidades. Más bien, se sentía metido a la fuerza allí. Sí, definitivamente no pertenecía a ese lugar. Procuró que ni su madre ni su padre estuvieran rondando porque hurtaría algunos chocolates y eso no les agradaría a ninguno de los dos. Mientras lo hacía comió uno pequeño y odió todavía más todo porque era delicioso... Maldición, era de lo mejor que su paladar había tenido la oportunidad de probar. Sin embargo quería ir más allá, quería traspasar horizontes.
Quería irse.
Pero no lo dejaban.
Con un suspiro salió de allí sin más impedimentos y olvidó todos aquellos pensamientos negativos para enfocarse en ser animado aquel día. Al caminar algunos pasos más, había una pequeña plazoleta y en uno de los bancos una persona sentada: su hyung. Luhan había subido sus pies y abrazaba sus piernas mientras hundía su cabeza en sus rodillas. Aquel día estaba especialmente deprimido y quería animarlo un poco. Le sería imposible hacerlo con sólo cosas feas en la cabeza, así que agitó esta misma y pintó una gran sonrisa cuando llegó a su lado.
-¡Mira lo que conseguí!- Comentó alzando una bolsa con bombones, esos eran los favoritos de su hyung.
Luhan alzó la cabeza con abatimiento y al verlo le sonrió de forma débil. Jongin lo odió porque era evidente que fingía y aun así intentaba no preocuparlo... Aunque su malestar era palpable y era inútil algo como eso.
-Gracias.- Pronunció al tomar aquel regalo, al menos sus dulces favoritos lo animarían un poco.
Jongin se sentó a su lado y se lo quedó viendo. -¿Tú eres chino, verdad? ¿Cómo es que hablas tan bien coreano?
Luhan se metió un chocolate a la boca y masticó lento. -Mi madre era coreana. Además nací en China, pero siempre nos mantuvimos viajando hacia Corea.
-Mmm...- Se acomodó apoyando un brazo sobre el respaldo del banco. Siguió viéndolo de reojo. -¿Ya me dirás qué está mal?
Luhan tragó con algo de dificultad. -Sehun se enojó conmigo.
-¿Y eso por qué?
Ahora hizo una mueca. Hacía varios días que Sehun se mantenía de un humor extraño. Había dicho que estaba enojado, pero la realidad es que no sabía muy bien qué le pasaba. Como era sabido, no le había dicho nada de nada, aun cuando había cumplido la promesa de comenzar a hablar a cambio... El problema era él; lo sabía e intuía porque a quien no le hablaba y a quien esquivaba constantemente era a él. Con Minseok y Bo Ram era igual que siempre, pero con él había cambiado y no sabía muy bien por qué. Ahora su relación se parecía a la que tuvieron cuando recién se habían conocido, aunque el ambiente era disímil debido a que ya no eran unos completos desconocidos.
Lo primero que pensaría cualquiera es que estaría enfadado por algo, pero Luhan entendía que allí había mucho más... Lo percibía cuando lo observaba por minutos y pretendía no saberlo, cuando se lo cruzaba en los pasillos y huía caminando rápido antes de que pudiera decirle una palabra, cuando evitaba sus horarios pautados de almuerzo y merienda porque sabía que él solía compartirlos también.
Ahora bien, la pregunta de oro era cuándo había comenzado todo aquel comportamiento extraño y huidiso.
Pues, después de que Jongin los visitara.
No lograba comprender si había sido un enorme error el llevarlo o no, tampoco sabía si Sehun estaba reacio por ello, pero tampoco podía considerarlo una coincidencia. ¿Qué estaría pasando por su cabeza? Era tan frustrante... Miró de reojo a su amigo a su lado y una cosa era segura: no podía decirle semejante cosa aunque fuera verdad.
-No lo sé.
Jongin lo vio con algo muy parecido al aburrimiento. -Si no me quieres decir supongo que está bien, pero no me agrada que estés tan decaído.
-Lo odio.- Murmuró cuando volvió a hundir el rostro en las rodillas. -Odio todo esto. Cómo me hace sentir... Lo detesto.
Sus palabras fueron tan sinceras que hasta le hicieron pegar un respingo. Aclaró la garganta y pretendió hacerse el tonto.
-Es raro... Ese Sehun.- Comentó viendo hacia arriba, a las ramas frías del árbol flaco que los cubría. -Supongo que es un loco como todo músico. Ya sabes, Beethoven y esos.
Jongin jamás había escuchado nada de ese, pero por sus pintas siempre le había parecido un loco. Luhan volvió a descubrirse al apoyar la quijada sobre los brazos.
-Antes pensé,- Habló con voz suave y ojos cerrados, como si soñara. -Que si podía hacer que los buenos momentos durasen toda la vida, entonces lo haría sin dudar.
-Sin embargo no es algo posible...
-No.- Abrió los ojos. -Todo era demasiado perfecto como para ser real. Él siempre al lado de mí, apoyándome como nadie, yo siendo feliz por primera vez en años y avanzando sin titubeo... Demasiado bueno.
-Bueno, supongo que la vida se trata un poco de eso, ¿no?- Se giró para sonreírle. -Momentos buenos y momentos malos. Ninguno de los dos dura lo suficiente, eso es lo que creo, por eso durante las épocas malas es esencial recordar las buenas para mantenerlas presente y convertirlas en nuevos objetivos.
Luhan le sonrió grande con los labios apretados; vaya dongsaeng-no-dongsaeng más brillante que tenía. Sacó otro chocolate de la bolsa y se lo extendió, Jongin acercó los labios a sus dedos y se lo comió.
-Si continuas deseando y trabajando porque todo esté bien, entonces al final lo estará.
Suspiró con algo de alivio. -Es verdad.
Jongin se hacía el tonto. Se hacía el tonto porque pretendía ignorar las miradas que Oh Sehun le había dado cuando había estado en su casa abrazando a Luhan. Pretendía ignorar que este había estado toda la tarde espiándolos desde la puerta del salón.
Y también pretendía ignorar los sentimientos más que obvios de Luhan.
Aunque dudaba que este, con toda la inteligencia emocional que poseía, no supiera nada de estos.
******
El pasar de los días sólo empeoró las cosas.
Sehun estaba cada vez más frío y callado, y ahora no sólo no hablaba de más, sino que tampoco salía de su habitación. Luhan supo que las implicancias habían cambiado cuando lo vio tratar distante también a su primo y a Bo Ram. Ahora el motivo ya no sólo lo abarcaba a él, sino al resto de ellos... Al resto del mundo. Le pareció extraño y hasta curioso que ninguno hiciera nada, que ninguno intentara convencerlo de salir o hablarle; ni siquiera Bo Ram insistía con las comidas cuando se las saltaba, y ella siempre procuraba que todos allí comieran sin falta.
Eso sí, se la notaba triste. Todo indicaba que esa actitud no era nueva. El aura que rondaba la mansión era solitario y silencioso, gris. Las fiestas se avecinaban y parecía la casa del Grinch: sin ninguna emoción, sin espíritu, nada... Luhan siempre había festejado con sus padres y, más adelante cuando había crecido, con sus amigos. En esas épocas todo era cálido a pesar de ser invierno y sin embargo ahora...
Ahora Sehun a lo único que se dedicaba era a tocar el piano día tras día, hora tras hora, y Luhan percibía la brusquedad con la cual presionaba las teclas, podía sentir el enojo, la desilusión, todo junto mezclado y volviéndose una imbatible masa de emoción en estado puro y negra, que no hacía más que reinar aquel lugar... Ese día mientras observaba quedamente la ventisca a través de la ventana del salón, aquel sonido perturbado había vuelto a visitarlos desde el tercer piso.
Se abrazó y vio hacia arriba con un ceño fruncido de preocupación y pena.
¿Qué te está pasando, Sehun?
-¿Es terrible, verdad?
Vio a su primo sentado sobre el sillón mientras leía un libro. Se sorprendió de que estuviera haciéndolo.
-Es raro no verte frente al ordenador.
Este encogió un hombro en lo que pasaba la página. -Me tomé un descanso. Mi cerebro logrará vaciarse por completo si continúo.
Luhan hizo una mueca pensando en lo que diría Kyungsoo de verlo así. Repentinamente el sonido de fondo que los acompañaba se volvió cada vez rápido, casi desesperante, incluso le provocaba agitación. Tanto Minseok como él vieron hacia arriba porque aquello era imposible de ignorar.
-Ah, qué dramático.- Comentó Minseok con un suspiro mientras volvía la vista al libro. -Me hace acordar a cuando se encerraba en el salón de música de la escuela para tocar; el sonido era muy similar, en ese tiempo tocaba enojado cuando lo comparaban con Chopin en la televisión.- Bostezó largo. -Ese niño siempre fue igual, el piano habla por él.
Luhan volvió a abrazarse, sentía mucho frío. -Esto no es enojo puro... Esto es...
-Abandono.- Completó, viéndolo sobre el libro que aún sostenía. -Desengaño. Tú eres experto en leer ambientes y personas, ¿no? ¿Ibas a decir eso?
Luhan se mordió el labio inferior. -¿Qué fue lo que pasó, hyung? Dímelo, por favor, no podré soportarlo más.
Este suspiró y dejó el libro sobre la mesa. Desvió la mirada cuando se rascó la nuca con algo de incomodidad. -Navidad es en un par de días, ¿no? Su exnovio lo dejó para esa fecha.
Quiso jadear y llevarse una mano a la boca porque aquello era terrible. ¿Dejarlo en un día alegre donde se supone que todos festejan y están animados? ¡Cuánta pena le daba! Pobre Sehun... Aquel chico debió de ser demasiado importante para que su esencia y sus emociones perduraran a través de tanto tiempo. Sehun siempre le había parecido alguien sensible y perceptivo al igual que él, por eso entendía a la perfección tal apego y tristeza. Sentía las cosas de una manera mucho más profunda e intensa.
¿Entonces por qué se sentía tan molesto?
Lo estaba odiando. Estaba comenzando a odiar tal recuerdo.
Al otro día, le pidió a Bo Ram armar el árbol de Navidad. Ella pareció escandalizada al comienzo porque ese tipo de cosas eran prácticamente tabú en la casa, pero Luhan era alguien terco y no se dejaría amedrentar. Terminó convenciéndola y asegurándole que tomaría la responsabilidad por el enojo de Sehun. Bo Ram le dijo que allí no había ningún árbol de Navidad ni adornos para la época; tendría que haberlo sabido. Por eso le pidió comprar uno con todo el atrevimiento del que fue capaz. Bo Ram pareció apenada porque aquello al final sería el dinero del propio Sehun, y entonces Minseok apareció en escena y donó muchísimo del propio para la causa. Supuestamente sería tremendamente divertido y hasta interesante.
Hicieron un rápido viaje hasta el pueblo y compraron todo lo necesario. Cuando lo armaron, se relajaron y divirtieron muchísimo; tanto para Bo Ram como para Minseok iban a hacer años que no armaban uno, entre risas y algarabías colocaron los adornos: todas las guirnaldas, las bolas doradas y rojas, incluso algunos ángeles pequeños de yeso aquí y allá. Cuando Luhan se subió a los hombros de Minseok para colocar la estrella en la punta, Sehun llegó desde atrás. Seguramente estuvo cuidando la huerta, supuso Luhan. De inmediato las risas frenaron y se bajó de un salto de los hombros de su primo. Sehun se quedó completamente quieto ante la escena y observó el árbol por lo que pareció una eternidad sin ninguna expresión.
Entonces se dio la vuelta y siguió el camino hacia su habitación como si nada.
-Esto...- Luhan se adelantó y se hizo escuchar en el apabullante silencio. Sehun se detuvo a medio camino sobre las escaleras. -En el pueblo habrá una feria por las fiestas. Este veinticuatro.- Su voz siempre había sido baja y suave, pero en ese momento se oía especialmente fuerte y rimbombante. -Habrá fuegos artificiales y... Bo Ram, Minseok hyung y yo iremos.- Más silencio. -Y tú igual.
Sehun siguió sin una palabra y como si no hubiera dicho nada. A Luhan no le importó porque estaba decidido. Llevaría a Sehun a aquel lugar y lo haría reír, lo haría feliz.
Y aquellos recuerdos agrios se quedarían como lo que eran: simples recuerdos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top