VII
Mañana me presentaré para cantar en un concurso en mi ciudad. Nada me alentaría más que el ánimo de mis chicas preferidas ❤ :').
Una de las cosas que Luhan más amaba del lugar en el que se encontraba, era la completa soledad y silencio en el cual estaba sumido.
Como bien había dicho Sehun, el pueblo, y por ende, la civilización más cercana a la casa, estaba a cinco kilómetros hacia el oeste. Si tomabas la carretera al este entonces te dirigías a la ciudad que estaba más lejos, pero nadie nunca se paseaba por esa zona. Luhan creía que se debía al aire algo lúgubre y misterioso que rodeaba la mansión, no le extrañaría que en el pueblo se hablara de ella como un lugar embrujado o algo así. Como sea, el estar seguro de que nadie desconocido rondaría era como un respiro al corazón y la mente. Cruzando la calle y en los alrededores la mayoría eran prados enormes de cultivos, pero la hectárea de la cual Sehun era dueño era prácticamente un bosque. Había altos árboles y mucha maleza, Luhan le había preguntado en una de las notas por esto y Sehun le había dicho que le gustaba la idea de que su casa estuviera algo escondida, además de que la naturaleza y el estar rodeado de verde le agradaba.
Luhan no podía estar más de acuerdo con sus gustos.
De vez en cuando salía a explorar un poco las afueras, nunca se iba más allá de lo que le parecía seguro, después de todo podría perderse fácilmente y no quería causarle molestias a Sehun. En general salía por las mañanas, cuando el sol recién estaba apareciendo y lo pincelaba todo muy lentamente con el dorado de sus rayos, el verde tenía un fulgor maravilloso durante esas horas. El pasto sin cortar le hacía cosquillas en los dedos de los pies descalzos y las gotas de rocío matutino se sentían refrescantes... Sin dudas amaba ese lugar.
Siempre veía que Sehun salía por la puerta trasera y se internaba en el bosquecillo por horas, entendía completamente sus gustos.
Aquel día había decidido pasearse por el frente de la casa, lo había visto, pero nunca explorado y le daba curiosidad. No había muchos árboles y arbustos de la fachada a la calle de grava, así que cuando lo vio todo sólo se mantuvo allí, metido entre el verde y disfrutando de la frescura. Corría una leve ventisca y esta le revolvió todos los cabellos, despeinándolo mientras cerraba los ojos de cara al sol de la tarde, sintiendo su tibio y reconfortante calor.
Salió de su ensueño cuando escuchó como alguien sollozaba.
Abrió sus ojos y parpadeó... Claramente alguien lo hacía, el completo silencio lo delataba. Pintó una expresión confusa, ¿quién en aquella casa saldría fuera sólo para llorar? Era extraño. Se abrió paso lentamente entre las ramas bajas y justo frente a la puerta de entrada encontró a un muchacho pálido y de cabello corto oscuro, posicionado de rodillas y con las manos unidas al frente, justo como en una plegaria. Luhan se acercó un poquito más con el corazón latiéndole con fuerza, ese sí que era un completo desconocido y no tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado allí... ¿Sería algún conocido de Sehun? Pero a este no le gustaban ni las visitas ni la gente en general.
Por un momento lo consideró una amenaza, pero al observarlo mejor notó que estaba bastante desmejorado, con grandes ojeras y un cuerpo delgado... Su estado era incluso semejante al de él, ¿estaría pasando por cosas similares? Si así era estaba claro que no podría ignorarlo aunque quisiese.
Entonces oyó sus murmullos un poco mejor.
-Por favor, por favor, Dios, dame fuerzas para soportar el día de hoy. Dame fuerzas para no caer en la tentación y acabar asesinando a Kim Minseok de una vez por todas.- Profería mirando al cielo, desahuciado.
A Luhan ya no le pareció tan confiable...
Dentro de la casa, Sehun se dirigió a su ama de llaves que estaba acomodando los cojines del sillón del salón principal.
-Bo Ram, ¿sabes dónde está Minseok?
-¿Minseok ssi?- Se irguió ella, pensativa. -No lo he visto desde ayer...
-¿Ayer?- Sehun observó su alrededor de brazos cruzados. -Juraría que no lo veo desde hace días.
-Ah...- Una idea le entró. -¿No es fin de mes acaso?
-Cierto, fin de mes.- Sehun vio hacia arriba, pareciendo exhausto de la nada. -No tardará en pasar eso...
Escucharon un repentino estruendo en el frente y Luhan apareció corriendo desaforadamente. Se posicionó frente a ellos con las manos apoyadas en sus rodillas e intentando recuperar la respiración. El primer impulso que tuvo Sehun fue el de acercársele para corroborar que nada malo le sucedía, pero se mantuvo prudentemente en el lugar de brazos cruzados.
-¿Luhan ssi?- Miró Bo Ram con preocupación.
-¿Qué ocurrió?
Luhan se dirigió directamente a Sehun, aunque sólo pudo articular palabra mudas y mover las manos en el aire como un loco. Sehun se lo quedó viendo con muchas ganas de reír, pero sólo cubrió con una mano su boca y calló.
-¿Fue algo malo?- Quiso incursionar.
Lo miró con frustración e inquietud en partes iguales.
-¡Kim Minseok!
¡Ah! El chico de cabello oscuro y pálido apareció corriendo detrás de él y lo primero que hizo fue esconderse detrás de Sehun, quien lo vio con curiosidad. Señaló tímidamente al desconocido.
-Ya veo.- Balbuceó el mayor.
-¡Sehun!- El chico se lanzó sobre él para aferrarse desesperado. -Dime que no he llegado tarde, ¡dímelo, por favor!- Gimió con dramatismo.
-Buenas tardes, Kyungsoo.- Asintió este a modo de saludo, para nada afectado por semejante despliegue.
-¡No hay tiempo para formalidades!- Se alejó este. -¡Minseok! ¡Sal de donde quiera que estés, maldito desgraciado!- Exclamó a la nada.
Sehun suspiró y vio a Luhan todavía aferrado a él desde atrás, este se dio cuenta de que estaba tomando con fuerza su suéter y se alejó avergonzado. Sehun le sonrió con suavidad, aunque no pudo verlo debido a que estaba cabizbajo.
-No es una amenaza, Luhan ssi, es conocido así que no tienes nada que temer. ¿Está bien?
Luhan tuvo el valor de verlo a los ojos y sólo así entendió que todo estaba más que perfecto... Nada pasaría. Le dio un confiado asentimiento como respuesta.
Sehun se giró hacia Kyungsoo todavía buscando a su mejor amigo por todos los rincones. -Me temo que sí es tarde, Kyungsoo. Minseok se te adelantó y huyó hace algunos días.
El chico delgado y bajito que justo revisaba detrás de una cortina se volteó hacia él con un jadeo incrédulo ante las noticias. Al instante cayó de rodillas y cubrió con ambas manos su rostro. Luhan se alejó un poco más de Sehun para observarlo con preocupación y algo de pena, ¿todo esto era por no encontrar a Minseok? Debía de ser alguien muy importante, ¿por qué su primo había huido sabiendo que le produciría semejante tristeza? ¡Eso no estaba bien! Vio tanto a Sehun como a Bo Ram y notó que ninguno estaba sorprendido ni tampoco intentaba nada, sólo Bo Ram reflejaba algún tipo de emoción en sus facciones alarmadas.
Había dado un paso hacia el muchacho cuando esté sacó de su bolsillo un bolígrafo y apuntó con él a su estómago con ideas de apuñalarse.
-Adiós, mundo cruel.- Susurró.
Luhan pareció exaltado y miró a Sehun a su lado, pero este sólo observaba el despliegue de brazos cruzados y expresión estoica.
-Creo que no funcionará como quieres.
Minutos más tarde después de calmar a un Kyungsoo desesperanzado, estaban sentados en el salón principal bebiendo algo. Sehun estaba sentado en su sillón predilecto mientras Kyungsoo ocupaba el más grande a su derecha y Luhan el del frente; este último le tapaba la vista al jardín delantero, pero Sehun consideró que a fin de cuentas no era tan mala la que tenía en su lugar... Luhan observó con inquietud como el muchacho se mantenía sollozando con ambas manos sobre el rostro, emitía balbuceos, pero estos no se comprendían. Miró a Sehun, comenzando a desesperarse al no comprender la situación, y descubrió que este estaba observándolo también. Inmediatamente se ruborizó y apartó la mirada justo cuando el otro lo hacía de igual forma.
-Dios mío, ¿qué haré con el jefe? ¿Qué le diré ahora? ¿Por qué mi vida es tan miserable? Dios mío.
-Eres un gran devoto, Kyungsoo, de quien más debe recibir plegarias Dios es de ti.- Comentó Sehun mientras bebía un sorbo de té.
Kyungsoo apartó las manos del rostro y clavó la mirada en la nada. -Dejaré este mundo pronto aun antes de cumplir los treinta. Eso es. Acabaré con esto pronto.
Luhan se sintió tremendamente exaltado de un momento a otro y no tardó en sacar de su bolsillo la pequeña libreta que siempre traía con él. Utilizó un bolígrafo negro para escribir.
¡Por favor, no lo hagas!
Le enrostró el mensaje en la cara a Kyungsoo con los ojos bien cerrados. Era la primera vez que hacía algo como eso y estaba asustado de la reacción que podía recibir, pero estaría aún peor si no expresaba lo que pasaba por su cabeza en esos momentos. Kyungsoo detuvo tanto su retahíla suicida como sus sollozos, observó con ojos confusos tanto las palabras como al muchacho que las sostenía.
-¿Quién eres tú?- Murmuró.
Luhan reaccionó y se apresuró a buscar otro mensaje, uno de los primeros que había copiado.
Soy Luhan.
Entonces hizo una hosca y torpe reverencia. Kyungsoo volteó a ver a Sehun con confusión. Este se tomó su tiempo bebiendo otro sorbo y luego dejando la taza lentamente sobre la mesa sin provocar ni un solo sonido.
-Luhan es el primo de Minseok, se queda con nosotros por ahora.- Explicó con simpleza.
Kyungsoo sorbió por la nariz y su labio inferior tembló cuando miró a Luhan, desahuciado. -¿Eres su primo? Al menos tú sí te preocupas un poco por mí.- Y volvió a gimotear por lo bajo.
Luhan sintió mucha angustia y Sehun, al notar cómo este miraba a Kyungsoo, lo comprendió y decidió que estaría muy bien aclarar las cosas.
-¿Luhan ssi? No debes preocuparte.- Comentó como si acabara de leer su mente. -Este de aquí es Do Kyungsoo.- Lo presentó señalándolo con una mano.
-Mucho gusto, Luhan goon.- Saludó este secando sus lágrimas con un pañuelo de tela blanco.
-No hagas caso a los comentarios en los que amenaza con atentar contra su vida, es parte de su forma de ser.
-¡Maldito y desgraciado Kim Minseok!- Exclamó de la nada, Luhan pegó un respingo ante la sorpresa.
-Él es el editor de Minseok.
Luhan parpadeó y ladeó el rostro, curioso. Sehun lo leyó a la perfección.
-Tu primo es escritor, Luhan ssi.
-Si a eso se le puede llamar escritor.- Murmuró Kyungsoo, frotando sus mejillas. -Ni siquiera es un intento.
-Sin embargo tú eres el primero en alabar su trabajo.
-¡Si no lo hace no tendré nada que alabar entonces! ¿A dónde demonios huyó esta vez? ¡Lo buscaré y lo traeré de los cabellos!
Sehun suspiró, deseando que todo aquello terminase para encerrarse en su habitación y descansar. Tratar con Kyungsoo siempre rebajaba sus energías, y todo por culpa de Minseok y su irresponsable costumbre de nunca acabar los manuscritos a tiempo. Kyungsoo acababa trepando por las paredes cuando llegaba a la mansión y descubría que este se había escapado una vez más de su trabajo... Ni siquiera sabía por qué continuaba insistiendo, su mejor amigo era un caso perdido, pero suponía que la editorial debía tenerlo en muy alta estima como para seguir soportando sus locuras. Según Kyungsoo, después de que huía hacia quién sabe dónde, llegaba con un guión mil veces mejor, aunque el costo era el fardo que lanzaba el editor en jefe por no respetar las fechas pactadas hace meses.
Claro, Kyungsoo era el único que sufría.
Elevó la mirada y descubrió que Luhan lo estaba viendo. Esperó a que se apartase con las mejillas azoradas como siempre, pero no lo hizo y se sorprendió bastante. En su lugar emitía a través de sus ojos un sentimiento extraño, como de nostalgia... De repente Sehun se dio cuenta de que hacía días que no se veían a la cara ni tenían algún tipo de interacción normal, como solían conversar a través de notas casi no coincidían. Se preguntó si Luhan tendría idea de esto y si era por esa razón que lo miraba de forma tan rara. Súbitamente comenzó a sentirse torpe sin motivo aparente... Después de todo, hacía tiempo que no lo tenía tan cerca como en ese momento, con las mejillas rojas y los ojos grandes y el cabello claro despeinado.
Rascó su cabeza un poco, nervioso, mas tampoco era una opción dejar de verlo a los ojos, nunca habían podido hacerlo debido a la timidez del otro.
"Hola", gesticuló con sus labios y luego se pateó mentalmente por ser tan idiota. ¿Hola? ¿Era en serio?
Pero Luhan le sonrió emocionado, como si hubiera comprendido algo sin darse cuenta y le dijo otro "hola" silencioso de vuelta. Sehun apartó la mirada por fin y sintió ganas de poner los ojos en blanco; ¿por qué estaba tan ansioso? ¡Parecía un niñito de quince!
-Sehun ssi, me iré de compras en este momento, ¿necesita algo de más que se le haya olvidado decirme?- Apareció Bo Ram vistiendo su abrigo con premura.
Sehun pensó cortamente. -No, nada importante. Sólo... No olvides eso.- Balbuceó a la pasada.
-¿Eso?- La mujer se detuvo un momento. -¡Ah! Se refiere a los adhes...
-Buena suerte, Bo Ram.- La cortó subiendo un poco el tono de su voz. -Ten cuidado al conducir.
Ella le hizo una reverencia. -Volveré pronto.
Sehun llegó a ver cómo Luhan la observaba y la detuvo poniéndose de pie.
-Bo Ram.- Llamó. -¿Estaría bien si Luhan ssi te acompaña?
Este se volteó a verlo con las cejas arqueadas y mucha sorpresa invadiendo sus facciones. Bo Ram también pareció sorprendida, pero no se negó a la propuesta, al contrario, pareció encantada de tener ayuda con las bolsas porque "ya estaba muy vieja y las caderas le dolían." Luhan se puso de pie sin saber muy bien qué hacer, ¿debía aceptar? Bo Ram parecía muy ilusionada con su compañía, sería cruel negarse. Miró a Sehun sin saber muy bien cuáles eran sus intenciones, ¿por qué había dicho algo como eso? ¿Era por la curiosidad que había mostrado antes acerca del pueblo más cercano a su casa? Sehun le sonrió levemente a modo de ánimo y la ansiedad disminuyó... Bueno, suponía que no estaría mal conocer un poco los alrededores, después de todo, mentiría si dijera que no tenía interés.
-¿Estarás bien con eso?- Le susurró Sehun, más cerca.
Él tardó un momento en comprender que se refería al viaje en auto, no sabía cómo, pero siempre lograba entenderlo sin muchas más palabras ni vueltas... Era como si pudiera leer su mente... O su corazón. Le sonrió como un tonto porque se sentía muy bien su preocupación, y asintió. La verdad era que subirse a un auto no le producía demasiado estrés a pesar de su accidente, sólo se ponía nervioso si había muchos autos a su alrededor o conducían a velocidades altas, pero como estaban en el medio de la nada y el pueblo era pequeño suponía que iba a estar bien.
Entonces para su completa sorpresa, Sehun estiró un brazo y le palmeó los cabellos. Fue algo tan suave y tierno que ni siquiera tuvo el acto reflejo de alejarse rápido, sólo se quedó ahí, quieto. Le faltaba el aire, pero dudaba que fuese debido al miedo, más bien se trataba de...
-¿Lu-Luhan goon?- Bo Ram lo llamó con la mirada pasmada sobre su jefe. -Es... hora de irnos, se nos hará tarde.
Luhan sólo la siguió con los ojos clavados en el suelo, creía nunca más volver a tener un color de piel normal en las mejillas.
Y por su parte Sehun los vio partir con el rostro completamente inexpresivo de siempre. Sintió la fija mirada de Kyungsoo sobre él y se volteó para notarlo bastante extraño.
-¿Sí?- Cuestionó con un poco de incomodidad, ¿qué tanto lo veía?
-Eso fue bastante inesperado.- Murmuró este.
-¿Disculpa?
Kyungsoo sorbió por la nariz y negó un poco. -¿Podrías enseñarme la habitación de Minseok, Sehun?
-Ah... Creo que lo mejor para todos y en especial para ti será que no lo haga.
******
Luhan se sentía muy encantado.
Debía agradecer a Sehun por involucrarlo en aquello porque estaba disfrutando del lugar como nadie nunca. Bo Ram había conducido por el ripio camino durante varios minutos hasta llegar al pueblo más cercano donde solía hacer las compras semanales: Yeonghon-ui San o sólo Yeonghon, como usualmente se lo conocía. Luhan se apeó del coche con nerviosismo y emoción en partes iguales, hacía semanas que no veía otra cosa que los alrededores de la mansión.
Yeonghon era todo lo que podía esperarse de un pueblo pequeño: apacible, tranquilo, cálido y con personas muy hospitalarias. Todos a los cuales se cruzó en la corta caminata del auto al supermercado lo saludaron amablemente a pesar de no conocerlo. Eso lo hizo sentir a gusto. Era un lugar muy vivaz, lleno de verde gracias a los largos metros de césped que bordeaba las calles de tierra. Había árboles por doquier, como si quisieran mantener al menos un poco de la pureza y naturalidad del pueblo antes de ser civilizado y corrompido por casas, automóviles, comercios y demás. Alzó la vista y logró ver una gran montaña a lo lejos, no lo suficiente como para que pasara desapercibida toda la magnificencia y belleza que poseía. De hecho, parecía casi cernirse sobre aquel pequeño pueblo... Parecía como una madre abrazando a su pequeño hijo, observándolo, brindándole calor.
El alma de Luhan se estremeció y él jadeó.
Bo Ram tuvo que llamarlo para que dejara de ver la montaña y siguiera caminando.
Cuando entraron al supermercado, ella habló amenamente con casi todos las personas que allí estaban. Él la siguió por detrás y en silencio, viendo como todos sonreían y los recibían con bienvenidas afectuosas. Supuso que sería normal después de que Bo Ram comprara tantos años seguidos en el mismo lugar. Cargaron alrededor de tres carritos enteros y Luhan no pudo evitar preguntarse cómo Bo Ram se encargaba siempre de semejante compra sola. La ayudó con todo lo que pudo, dejando los productos dentro del auto con cuidado. Ella le hablaba mucho sobre todo y cualquier cosa, no sabía si ya era una costumbre o si lo hacía por lástima, pero le agradaba escucharla aunque no pudiera contestarle... A ella tampoco parecía importarle.
-Hay algunos chocolates artesanales que a Minseok ssi le encantan, dice que le hacen trabajar con más energía.- Le comentó. -¿Te parece si vamos a conseguir algunos? La tienda queda a un par de cuadras.
Luhan le sonrió y asintió, le encantaría seguir recorriendo. Caminaron hasta llegar a una pequeña casa hecha enteramente de madera de campo, parecería una cabaña común si no fuera por los letreros en el frente (también tallados en madera) que indicaban que se trataba de una chocolatería. Bo Ram, además de comprar los dulces predilectos de Minseok, también le ofreció a él elegir algo. Al principio se negó apenado, pero la mayor insistió y Luhan terminó saliendo de allí con una bolsa llena de bombones de diferentes rellenos y una de las sonrisas más sinceras que alguien podría ver en una persona alguna vez.
Ah... Se detuvo al instante después de dar unos pasos fuera de la tienda, los vellos de su nuca se habían erizado. Vio hacia su izquierda por inercia y sobre el cordón de la acera estaba sentado un muchacho. Lo primero que supo Luhan fue que su corazón estaba completamente sumido en angustia... Y eso lo angustió a él. Se sentía muy pesado y su rostro lo demostraba: sus facciones eran tristes. Tuvo el gran deseo de acercársele y decirle que todo estaría bien, que no se rindiera, porque parecía necesitar en serio que alguien se lo dijera.
-¿Luhan ssi?- Llamó Bo Ram más adelante. -Rápido, si llegamos tarde la cena se atrasará y a Sehun ssi no le agradará nada.
Reaccionó y fue corriendo tras ella, pero en ningún momento dejó de pensar en ese extraño de alma carcomida.
******
Un día como otro cualquiera, Luhan estaba sentado sobre el sillón individual opuesto al favorito de Sehun. Mentiría si dijera que no lo hacía a posta, la realidad es que siempre se sentaba allí con la esperanza de que Sehun ocupara el otro y así poder verlo... Le gustaba mucho mirarlo cuando no se daba cuenta, aunque le avergonzaba que lo mirase devuelta y siempre apartaba los ojos cuando esto pasaba.
No se habían visto últimamente y eso le hacía sentir desalentado. Habían hablado un par de veces más mediante notas adhesivas como tenían por costumbre, pero a Luhan ya no le parecía divertido. Quizás lo fuera, pero al final no le era suficiente, esa era la verdad. Las charlas con Jyu Ni seguían vigentes y se sentía mucho mejor comparado a cuando recién había llegado. Todavía tenía pesadillas y en su interior perduraba un vacío, pero después de hablar un poco sobre sus cosas estaba más ligero. Jamás imaginó que la catarsis fuese tan liberadora. La certeza de que había gente que quería ayudarlo de verdad también contribuía a su comodidad. Ya no le molestaba bajar; iba casi siempre a comprar al pueblo con Bo Ram, a su primo ya lo conocía y con Sehun también se sentía seguro... Era extraño, pero así era al fin de cuentas.
Esa tarde Bo Ram le había preparado café con leche endulzado porque él le había comentado en una ocasión que le gustaba. Se sentía bien y el líquido en su taza olía y sabía genial.
Aunque la situación se tornó mucho más placentera cuando el dueño de casa apareció de la nada y ocupó su lugar usual frente a las ventanas delanteras, o frente a Luhan en este caso.
Instantáneamente sus mejillas se sonrojaron. Se sentía muy tonto de que siempre pasara esto cuando el otro estaba en su presencia... Ni siquiera le encontraba un sentido propio a tal reacción. Sehun se sentó con un suspiro y, después de hablar cortamente con Bo Ram que había corrido a atenderlo, se puso a leer las páginas de un libro. Luhan se quedó tieso como una estatua en su lugar, no movió ni un solo músculo en los segundos que siguieron.
Por favor, mírame, mírame, mírame.
Sehun lo miró al instante.
Y sus ojos se abrieron y brillaron.
Sin tardar un sólo segundo más, se giró para tomar el cuadernillo más grande que usaba para comunicarse durante las sesiones con Jyu Ni, y escribió en él rápidamente.
¿Cómo estás?
Le mostró el mensaje mientras ocultaba la mitad de su rostro, no quería que viera lo azorado que estaba. Sus ojos lo enfocaron con curiosidad. Sehun leyó con aquel rostro serio que lo caracterizaba, aunque al terminar apareció una muy pequeña y casi imperceptible sonrisa tirando de las comisuras de sus labios. Luhan no había desvariado, ¿verdad? La había visto, ¿no es así? Vio como también se volteaba y cogía su propio cuadernillo, abrió como platos los ojos cuando su corazón comenzó a latir con fuerza.
¿No le hablaría, sino que le escribiría como él lo hacía? Y... ¿Por qué también traía un cuaderno y un marcador con él? ¿Acaso tenía planeado hablarle desde el inicio?
Ugh... Sintió como su pecho se agito, ¿qué le pasaba?
Me temo que he dormido de más, me siento atontado. ¿Tú cómo estás, Luhan ssi?
Luhan sonrió como un niño pequeño emocionado y se olvidó de ocultar su sonrojo cuando escribió una respuesta y alzó el cuaderno desde el otro lado del salón.
¡Perfecto!
Fue la única palabra que pudo conseguir para explicar cómo se sentía en esos momentos. Sehun pareció divertido cuando se movió para escribir también.
¿Te ha gustado el pueblo?
Luhan asintió con vehemencia.
¡La gente es muy gentil! Es tranquilo y silencioso. ¿Tú vas muy seguido?
Después de mostrárselo titubeó un poco. Jamás, en todo el tiempo que llevaba allí, ni una sola vez, había visto a Sehun salir de la mansión. Sólo lo hacía para ir a la parte trasera, cosa que le había comenzado a parecer curiosa por lo usual.
Sehun no tardó un segundo de más en escribir y, cuando alzó la contestación, lo hizo con un rostro estoico.
No suelo salir.
Luhan hizo un leve mohín y vaciló un poco en su siguiente mensaje. Cuando acabó dudó en mostrar lo que había puesto, pero al final lo hizo.
¿Por qué?
Sabía mejor que nadie que una sola y simple pregunta como esa podía provocar el más tortuoso de los sentires, abrir el más amedrentado vórtice de recuerdos o pensamientos poco agradables, pero él quería saber más... Mucho más. Unas notas en papel verde brillante no le servían, ya no, quería escucharlo hablar horas sobre él y lo que era. ¿Estaba muy loco? ¿Pedía demasiado siendo que casi no se conocían? ¿Hacía mal? Observó con algo de temor cómo Sehun se quedaba casi un minuto entero sin hacer nada, sólo su mirada en la nada, pensativo. Lentamente tomó su marcador.
Perdí la costumbre.
Ah... ¿Cómo debería tomar semejante respuesta? Sehun volvió a escribir algo rápido y arrojó el cuaderno abierto sobre la mesa, se dio media vuelta y se alejó hacia la parte trasera. Luhan largó una gran bocanada de aire contenido y se inclinó para leer lo que había escrito.
Me retiraré ahora, si me disculpas.
-¿Luhan ssi?- Lo sorprendió la voz de Bo Ram. -¿Me acompañas esta vez también?- Le sonrió con dulzura. -La carga es grande, así que prepara tus músculos.
Luhan le sonrió también y asintió. Lo mejor que podía hacer en esa ocasión era salir un poco también, Sehun lo había aturdido.
En realidad, siempre lo aturdía, pensó abstraído mientras recorría las góndolas junto a Bo Ram. Sehun transmitía una cosa, pero estaba seguro de que por dentro la transición era otra, por eso sentía ciertas emociones provenientes de él que no concordaban en su totalidad con sus acciones; aunque debía admitir que Sehun últimamente había estado siendo un poquito más sincero consigo mismo.
Estaba metido en sus pensamientos por completo cuando notó aquel estremecimiento que lo había atacado la primera vez que fue al pueblo. Estaba llevando una pesada bolsa al automóvil cuando se frenó en seco para observar su alrededor con detenimiento, hasta que encontró justo lo que presentía... Aquel muchacho gris de la última vez. Estaba caminando por la vereda de enfrente, medio encorvado y cabizbajo. Luhan quiso ignorarlo con todas sus fuerzas, pero simplemente no pudo y su impulsividad valió más.
Así fue como dejó la bolsa en el asiento trasero con rapidez y corrió, guiado por un estúpido e imprudente sentimiento de necesidad.
******
Sehun entró a la casa con las manos cubiertas de barro una vez más. Parecería extraño, pero amaba que eso sucediera... La sensación de hundir su piel en la fresca y húmeda tierra al momento de sembrar un poco más de vida.
Le hacía sentir vivo a él.
Se lavó en el fregadero de la cocina porque era el más cercano y al terminar hizo una mueca... A Bo Ram no le agradaría el desastre que había hecho, así que se puso a limpiar hasta dejarlo reluciente una vez más, cuando terminó fue hacia el salón principal, pero no vio a nadie. Recorrió el vestíbulo y tampoco encontró rastros, se encontró solo. Minseok aún no había regresado de su escapada hacia quién sabe dónde y supuso que Luhan y Bo Ram estarían de compras. Se paró en el medio de la casa y el silencio le pareció casi ensordecedor, así como la certeza de su soledad estremeció su ser.
La casa se ve rara... Decidió.
Vio su cuadernillo sobre la mesa del salón con el último mensaje que le había escrito a Luhan... Si no hubiera huido en ese momento, entonces le hubiera seguido preguntando y algo como eso le daba miedo. Si tenía que explicarse entonces debía pensar en él y en las cosas que le pasaban, y Dios sabe que había estado años intentando perfeccionar la valiosa y conveniente técnica del olvido.
Si quería sobrevivir, debía olvidar. Era consciente de esto y por eso más que nada se veía reflejado en Luhan como nunca lo había hecho en nadie.
El sonido de un teléfono lo sacó de sus turbulentos pensamientos.
Como un idiota esperó creyendo que Bo Ram atendería, pero luego recordó que ella no estaba y caminó hacia la galería principal para coger con algo de recelo el aparato. Como no tenía relación con nadie del mundo exterior, hacía años que no utilizaba un teléfono. Los que allí había eran usados más que nada por Minseok y Bo Ram.
-¿Hola?
-¿Sehun ssi?- Escuchó la atribulada voz de su ama de llaves.
-¿Ocurrió algo?- Frunció el ceño.
-Es Luhan, señor.- Balbuceó ella agitada, parecía estar corriendo o algo así. -Lo he perdido.
Sehun parpadeó consternado. -¿Cómo?- Sólo fue capaz de cuestionar como un tonto.
-Yo... Yo realmente lo siento, sólo entré por las demás bolsas y cuando salí él ya no estaba.
Apretó fuertemente el tubo del teléfono entre sus dedos. -Es un pueblo pequeño, no debe haber ido demasiado lejos.
-Hace varios minutos que llevo recorriéndolo y no lo veo por ningún lado. Dios mío, dónde se habrá metido este niño...- Murmuró a lo último con preocupación.
Sehun tragó saliva con muchísima dificultad y cortó de un brusco golpe.
Tomó el primer abrigo que encontró en el perchero de la entrada y abrió las puertas de par en par, su resolución fue una y sólo una, al menos hasta que llegó el momento de pisar la vereda... Titubeó notablemente sobre el escalón más alto dentro de la casa, sentía su propia respiración en los oídos y el sonido de su corazón cada vez más inquieto era muy pesado. Quedó mirando fijamente el cemento de las escaleras que llevaban al exterior y una gota de sudor le rodó por una sien. A pesar de todos sus sentidos embotados, cerró los ojos con fuerza y sin pensar en absolutamente nada corrió fuera de una sola vez.
Y por primera vez en años, salió.
Nuestro Luhan en Notas del alma se ve exactamente así:
Daddy? Ok no ;-;.
Nos vemos este lunes para saber qué pasó al final~. ¡Lxs amo!
P.D.: la vida de Kyungsoo es cómo imagino mi vida después de recibirme *shora*.
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