III

-¡Kim Minseok!

Los pasos fuertes e iracundos de Sehun se hicieron oír desde los lugares más recónditos de la mansión. Minseok estaba disfrutando del aroma de su té humeante cuando oyó la exclamación de su nombre impregnada de veneno. Juró ver pequeñas ondas de movimiento formándose en el líquido aquietado de su taza. Estaba llegando un terremoto y, ante las presentes circunstancias, no pudo evitar sonreír un poco. Ah... Hacía mucho que no lo veía de esa manera.

-Era cuestión de tiempo.- Pronunció con tranquilidad mientras tomaba un trago justo cuando Sehun abría de par en par las puertas del pequeño salón donde se encontraba.

Lo miró con un gesto despreocupado. Estaba tan alterado que se le notaba a simple vista; su respiración era agitada y arqueó las cejas cuando notó sus ropas ligeramente desaliñadas. Sehun entendió que no estaba siendo él mismo y procuró hacerse de todo su autocontrol para no lanzarse al cuello de su mejor amigo. Respiró profundo y cambió su postura amenazante por una espalda perfectamente recta y una quijada alzada con elegancia. Lejos de increparlo con maldiciones y gritos (lo que en verdad deseaba hacer), caminó lenta y armónicamente hasta quedarse frente a él de brazos cruzados. Puesto que estaba intentando hacer que su ser pasional no lo dominase, aplicó pura dureza y censura en la mirada para hacerle saber claramente que en verdad estaba enojado.

Minseok fue testigo de toda la transición y sólo cuando entendió que había vuelto a la normalidad, sonrió y volvió a beber un poco de té.

-Hasta que apareciste, Hunnie. ¡Es la primera vez en años que te veo amanecer tan tarde! Tanto Bo Ram como yo consideramos seriamente una posible causa de muerte.

-Minseok.

-Buenos días, por cierto.

Sehun estuvo a punto de gruñir y enseñar los dientes. Este loco... ¿De quién creía que era la culpa de que se quedara dormido? Si Minseok no hubiera traído a un extraño a vivir bajo sus narices, entonces no habría estado pensando de más en cosas que no le correspondían, no se preocuparía por cosas innecesarias, no se habría desvelado y habría podido seguir normalmente con su rutina segura y repetitiva... Pero claro, no podía decirle todo eso directamente porque entendía que en el fondo, todo había sido a causa de su endeble espíritu.

Su mente estaba jodida, no aprendería nunca.

-Quiero que me expliques por qué tu primo parece temerme, ¿qué le dijiste?

-Eso ya te lo he dicho antes.- Se explicó con indiferencia mientras dejaba la taza sobre la mesa. -Es por esa carita de pocos amigos.

Sehun frunció el ceño y se retrajo un poco. Volteó hacia la derecha donde había colgado un pequeño espejo redondo y sintió deseos de desviar la mirada... ¿En serio parecía tan desagradable? Estuvo a punto de ceder ante la angustia, pero, ¿a quién demonios le importaba? Si su gesto le ayudaba a mantener lejos a las personas, bienvenido sea.

-Tonterías.- Chasqueó la lengua. -¿Por qué no come? ¿Por qué no sale de su cuarto? ¿Es que acaso ahora ni siquiera duerme?- Se acercó con pasos lentos hacia él y se agachó para estar a la altura de su rostro, observándolo con ojos entrecerrados. -¿Qué me has ocultado, Minseok?

Este rio con nerviosismo mientras se movía para salir del sillón que ocupaba, lejos de él. -Ya te dije que Luhan es algo tímido.

-¿Algo tímido?- Le arqueó una ceja con incredulidad. -Dime la verdad o me molestaré más... ¿Acaso tiene un problema conmigo? Puede irse si tanto le desagrada todo.- Intentó no sonar del todo ofendido, pero fracasó.

Minseok suspiró e hizo un gesto apenado antes de morderse ligeramente el labio inferior. Sehun frunció el ceño, aquello era lo que hacía Minseok cuando algo le preocupaba, y que algo le preocupara quería decir que era para tener en cuenta.

-No es que tenga algún problema contigo.

-¿Entonces por qué no me habla?

Se rascó la nuca mientras le sonreía con algo de compasión. -¿Acaso no te has dado cuenta?

-¿Disculpa?

-Todo este tiempo estuviste tan enfocado en ti mismo, que no has notado que Luhan no habla con nadie. Ni contigo, ni conmigo... Nadie.

Sehun se tensó y apretó los puños. -Tú eres el menos indicado para tratarme a mí de egocéntrico.

Minseok echó la cabeza hacia atrás y sonrió como un idiota. -Eso es completamente verdad, ¿no?

-¿Y bien?- Terció con prepotencia, su paciencia estaba casi en cero. -¿Por qué no habla con nadie en ese caso?

Se encogió de hombros, viendo hacia cualquier lado. -Nadie lo sabe.

Sehun le dio una media sonrisa llena de escepticismo. -¿Seguirás con eso?

Minseok lo vio con seriedad. -No olvides con quien estás hablando, Sehun, si es que el enojo aún te permite discernir.

Sólo eso bastó para hacerle sentir culpable. Se sentó lentamente sobre el sillón y se quedó en silencio. Sabía que lo que había pasado no era culpa de nadie más que de él, había estado tan molesto por la interrupción de todo lo que consideraba correcto y confiable, por haber roto lo que tenía fríamente planeando desde hacía años, que había atacado al primero que se le había ocurrido... Todo por no querer hacerse cargo de nada.

-Soy un asco.- Mencionó revolviendo sus cabellos.

Minseok se tiró a su lado y le palmeó la espalda con fuerza. -Ya, ya, Hunnie-Hunnie. Esperaba que reaccionaras así ante lo incomprensible, hace años que no lidias con extraños después de todo.

Sehun suspiró. -Perdóname.

-Está bien, sería raro para mí no hacerlo después de aguantarte por tantos años.- Sehun le miró con malhumor y él le sonrió. -¿Estabas preocupado por Lulu?

-Claro que no.- Le espetó demasiado rápido. -No digas tonterías...- Siguió balbuceando.

Sin embargo Minseok notó sus mejillas sonrojadas y supo que en realidad estaba avergonzado. Sonrió con simpatía en respuesta, a Sehun nunca le había gustado ser demostrativo, pero él ya conocía su corazón bondadoso y considerado... Aunque lo escondiera y pretendiera ser un idiota frío y egoísta todo el tiempo.

-Luhan no ha hablado en mucho.- Prosiguió con lentitud. -Hace tiempo pasó, sin embargo sus padres no comentaron con nadie el porqué. Tenía entendido que se había curado después de algunos meses en tratamiento, pero...

-Entonces, ¿él ha dejado de hablar por propia voluntad?

-Exactamente. Antes era un chico común y corriente.- Se encogió de hombros y quedó pensativo. -Bueno, supongo que luego de lo que pasó es normal que dejara de hacerlo otra vez.- Sonrió con pesar.

-¿Lo que pasó?

Minseok lo vio por un momento. -¿Quieres saber por qué Luhan vino a parar a tu casa, Sehun?

******

Luhan agradecía haber llegado a semejante lugar.

No era demasiado difícil imaginarse el porqué... Para él era una fuente de estrés constante el encontrarse en medio de una multitud, rodeado de personas, ni siquiera soportaba que fueran unas pocas. Nunca se sabía cuándo estas podían volverse en su contra, inseguras, ¿cómo podía fiarse? Sin embargo en esa casa enorme nunca se cruzaba con nadie, sólo había tres personas que no osaban molestarlo con tonterías, no querían socializar o cosas parecidas, ni lo obligaban a hacer lo que no quería porque no sentía ganas.

Estaba seguro.

En lo pequeño y a la vez amplio de su habitación estaba seguro. Era su universo, no quería salir nunca de allí. Quería pasar el resto de sus días hasta su inminente muerte metido allí dentro, sin tener que ver a nadie, sin sentirse amenazado, presionado... Inútil. Todos esperaban mucho y puras cosas buenas, ya debían de saber que de alguien como él no podía esperarse nada, pero nunca aprendían.

Lo único que perturbaba su tranquilidad era la necesidad de utilizar el baño, sería demasiado perfecto si hubiera uno en su habitación. Abrió lentamente la puerta hasta dejar la medida justa para que sólo pasara su cabeza, entonces se asomó y echó un vistazo fuera... Nadie, perfecto. No sabía por qué, pero la única persona con la cual se cruzaba todo el tiempo era el dueño, Oh Sehun. Eran contadas las veces que salía de su cuarto, generalmente lo hacía cuando todos dormían y no podían verlo, pero hasta incluso en esos momentos lo encontraba... Creía que no era una mala persona a simple vista, pero le daba pena no poder contestarle como se merecía y este insistía en hablarle. Por eso prefería esquivarlo. Era el único obstáculo entre él y la más absoluta soledad, y esto se debía a que a pesar de toda la tristeza y pesadez que emanaba y que a cualquiera le resultaría repelente, a él le atraía.

Y sabía que no era el más indicado para, justamente, tratar los males de otros, pero si tan sólo pudiera enterarse de lo que pasaba por su mente, de lo que apresaba su corazón... Desde que lo escuchó tocar el piano lo había sentido, que era parecido a él mismo. Podría ser una locura o sólo su imaginación, pero su curiosidad seguía diciéndole que se animara, que diera un paso.

Sin embargo, estaban hablando de él...

Caminó rápidamente por el pasillo viendo hacia atrás, por eso no notó que otra persona había subido las escaleras y caminaba hacia él. Logró chocarse y emitir un pequeño jadeo, iba tan rápido que el impacto fue mayor y estuvo a punto de caer hacia atrás, pero el otro lo tomó de ambos brazos antes de que eso sucediera.

Elevó la vista y tuvo que haberlo sabido... Oh Sehun.

Se vieron un par de segundos antes de que este notara que seguía tomándolo y lo soltara con rapidez. Luhan vio con sorpresa que sus mejillas se habían vuelto algo rosadas y se sonrojó en consecuencia también, ¿qué era esa reacción? Desvió la mirada con pena, ¿debía salir corriendo otra vez? Era lo que quería, pero... ¿Cuánto tiempo más pasaría así? No iba a poder estar toda la vida evitándolo, lo ofendería todavía más y no era correcto. Sin embargo... Cerró los ojos con fuerza y apretó las manos en puños, sintiendo como las uñas se le clavaban en la piel y le dolía. Era demasiada presión, ¿por qué todos tenían expectativas? Deseaba desaparecer.

Por favor, que no espere nada de mí... Tengo miedo.

-Parece... que nuestros encuentros siempre serán de esta manera.

Abrió los ojos y se volvió lentamente a mirarlo.

-Es algo raro si me preguntas, ¿no?

Sus párpados se abrieron todavía más... ¿Qué era ese tono de voz tan suave y comedido? Antes se había mostrado como alguien mucho más riguroso e intolerante, todo en él lo demostraba, y sin embargo ahora... Se atrevió a darle un vistazo más profundo y sus talones se despegaron del suelo cuando se puso de puntillas inconscientemente para estar más cerca. Sehun no lo veía, tenía el rostro de costado y frotaba su cuello, como si toda la situación lo abochornara. No obstante para Luhan era mucho más agradable esa actitud que la que había visto antes en sus otros encuentros casuales, era... era muy adorable, y hasta casi extraño a pesar de que no lo conocía lo suficientemente bien.

Sehun lo miró y pegó un respingo, atrapado. Se volvió cabizbajo de inmediato para ocultar no sólo lo intimidado que se sentía, sino también su vergüenza. Sehun bajó la mirada y notó la presión que estaba ejerciendo con sus manos, los nudillos incluso se le habían vuelto blancos. Volvió a intentar verle la cara en vano, puesto que se rehusaba a mirarlo... ¿Qué sería lo que en verdad pensaba? Si tan sólo pudiera meterse en su cabeza... Suponía que un gran temor se estaba apoderando de él, y sabía que este no era bueno, a nadie le agradaba sentir miedo.

Estiró una mano y contra toda lógica tomó uno de sus puños. Luhan al sentirlo jadeó y se hizo para atrás, viéndolo como si se tratara del monstruo más abominable. Ante semejante reacción se sintió casi igual de nervioso, pero quería mostrarle que no iba a hacerle nada, que era alguien de fiar.

Sólo puso el puño hacia arriba y con la otra mano lo deshizo suavemente, rozando sus dedos con delicadeza. Luhan lo vio hacer con una mezcla en su interior de pánico y expectativa, no sabía si correr a encerrarse en su habitación o quedarse para ver qué es lo planeaba. Tuvo la valentía de verlo a los ojos justo cuando lo miraba también.

Sehun borró con un pulgar las medialunas de sangre que habían quedado marcadas en su palma. -Ten cuidado, no te hagas daño.- Le pidió con simpleza.

Y sin más, siguió caminando y lo dejó.

Cuando Sehun entró en su habitación cerrando de un portazo, por un momento creyó que moriría, ¿qué demonios había hecho? Se deslizó sobre la puerta hasta tocar el suelo y terminar sentado, cubrió con ambas manos su rostro, ¿por qué había reaccionado así?

-Ugh...- Se encogió todavía más, a punto de ser consumido completamente por la vergüenza.

Había parecido una escena de drama, qué bochorno. Sin embargo... Logró calmarse un poco y descubrió su rostro hasta la mitad, dejando sus ojos libres. No pudo evitarlo, no quería que el chico le temiera, no después de todo lo que le había pasado. Podía pretender no tener emociones, pero la realidad es que nadie podría ignorar a alguien como Luhan. El que lo hacía era realmente un desalmado. ¿Qué podría hacer? No sentía correcto fingir que no sabía nada y que todo estaba bien cuando en realidad no era así, para Minseok era fácil ignorar lo que no tenía nada que ver con su persona, pero él...

-Dios...

¿Acaso no había decidido aislarse del mundo que sólo lo había visto como un fenómeno de circo, como a un billete para sus bolsillos? Hacía años que vivía alejado de todos, deseando volverse invisible, ¿y ahora quería entrometerse en los asuntos de un muchacho neurótico? ¡Por eso estaba prohibido para todos llevar extraños a la casa! No podía... obviar del todo su naturaleza, por mucho que lo intentara. Intentaría hacer algo bueno por el chiquillo y luego volvería a la normalidad, sería un ermitaño concertista de piano retirado que odiaba a la gente... Eso es. Si se encargaba rápidamente, luego su consciencia estaría en calma y podría volver a dormir.

Estaría bien si al menos probaba... Aunque no lo veía fácil, pero prefería fallar a quedarse con las dudas y aquel mal sentimiento.

Se arrepentiría si desdeñaba a Luhan.

Bien... En primer lugar, debía saber muchas cosas antes de intentar algo. Minseok no le había sabido responder porque era casi igual de ignorante que él aun tratándose de su propio primo, pero tampoco podía culparlo si sus tíos habían ocultado demasiadas cosas al final. Ya estaba de pie y recorriendo su habitación de arriba abajo, pensando arduamente en una forma de acercársele sin provocarle un ataque cardíaco, y de repente...

-¡Claro!- Exclamó al caer en cuenta.

Tenía a la persona perfecta para tratar con personas así, y sólo era cuestión de tiempo para que apareciera.

******

-¡Jyu Ni noonim!

Minseok estuvo a punto de tirarse sobre la hermana de Sehun con alegría después de que esta cruzara el umbral de la puerta, pero lo tomaron del cuello de su camiseta antes de que lograra llegar a ella. Sehun lo miró con ojos entrecerrados.

-Espero que haya sido mi imaginación.

-Estoy más que seguro de que lo fue, Hunnie.

Lo arrojó lejos con indiferencia cuando lo soltó. Jyu Ni le sonrió con simpatía, ya demasiado acostumbrada a semejantes despliegues de bienvenida.

-Buenos días, Minseok.

-Hola, noonim.- Le sonrió este desde el suelo.

-Te estaba esperando.- Terció Sehun inesperadamente.

Jyu Ni y Minseok se lo quedaron viendo perplejos. Sehun comenzó a sentir mucho malhumor y estaba arrepintiéndose de lo que había planeado, al menos no tendría que haber sido tan directo con su hermana. Esta se le acercó y se inclinó sobre él, viéndolo con ojos curiosos. Sehun se hizo hacia atrás con aversión y ella continuó dando una vuelta completa a su alrededor, corroborado que se tratara de su hermano pequeño.

-Hablé con él por la mañana, noonim, te aseguro que es el original.

Fulminó con la mirada a Minseok, pero fue lo mismo que nada. Jyu Ni se volteó hacia este.

-Juré que su cabello era distinto...

-Es suficiente.

En el salón principal, Sehun repasó por su mente mil veces más lo que iba a decir. Sería mejor que lo hiciera rápido antes de que terminara retractándose... Pero ni su hermana ni el estúpido de su amigo ayudaban; ¿no podían estarse callados y acatar sólo a lo que quería?

-Estaba preparándome para discutir contigo una vez más.- Se oyó a Jyu Ni mientras dejaba su taza de té sobre la mesa. -Es toda una sorpresa que en realidad me esperaras.- Su sonrisa fue genuina y dulce.

Sehun estaba apoyado en el marco de la ventana viendo hacia afuera, intentó no prestarle atención por el momento.

-¿Puedo saber la razón?- Cuestionó con suavidad.

-No es nada demasiado importante...

Jyu Ni miró a Minseok quien se encogió de hombros igual de perdido que ella.

-Realmente me cuesta creer que te hayas vuelto un devoto por la familia.

Suspiró. -No exageres.- Se sentó en su sillón individual. -Es sólo... Que necesito tu ayuda y sabía que tarde o temprano vendrías.

-Eso...

-Llevas invadiéndome desde que vivo solo, no es precisamente una locura. Además...

-¿Además?

-Está el casamiento de Luda.- Balbuceó por lo bajo.

Jyu Ni lo entendió y sonrió. Entonces sabía que vendría a hablarle sobre eso. Sehun pensaba en lo que debía o no debía hacer, quizás no era su ideal, no era el Sehun animado y abierto que deseaba, pero era un hermano comprensivo y considerado a su manera... Siempre lo supo, podía ocultarse de los extraños, pero para la gente que ya lo conocía era fácil ver a través de él. Ella sólo quería hacerle recordar, sabía que haría lo correcto al final.

-Y bien.- Volvió a darle un sorbo a su bebida. -¿Qué necesitas de tu noona?

-Ya sabes que hay alguien más viviendo aquí temporalmente, ¿verdad?

Minseok dejó de teclear un momento sobre su ordenador y miró a Sehun con fijeza. ¿Es que acaso planeaba hacer partícipe a más personas en ello? Y él procurando que nadie supiera que su primo estaba allí... Le sorprendió que tomara la iniciativa de revelárselo a su hermana. Jyu Ni pareció por un momento confundida y guardó silencio, aunque luego recordó un poco.

-¿Te refieres al muchacho delicado y bonito? Lo vi cuando me iba la última vez.

-¿Así es?- Contestó confuso, que no le preguntaran sobre las características de Luhan, nunca lo había visto con detenimiento. De todas formas, no podía estar hablando de otro que no fuera él, así que asintió.

-Me fui verdaderamente impactada de que alguien ajeno estuviera entrando en tu casa. El trabajo me retuvo en la ciudad, sino habría venido volando a ver qué sucedía.

-Eres una chismosa.

-A cualquiera le daría curiosidad semejante escena tratándose de ti. ¿Y bien? ¿Cómo es que el niño vino a parar aquí?

-Es mi primo.- Intervino Minseok. -Necesitaba ayuda puesto que está lejos de su casa en China, y le pedí permiso a Sehun para traerlo por un tiempo.

Ahora miró a su hermano con sorpresa. -Y tú aceptaste...- Mencionó con escepticismo.

Sehun puso mala cara, pero no le contestó, ¿qué quería que le dijera? Minseok también lo vio y sonrió a diferencia.

-Bueno, no podía negarle un favor a su persona favorita.

-Tú estás lejos de ser mi persona favorita.

-Está bien.- Habló Jyu Ni con lentitud. -¿Ocurre algo malo?

-Noonim.- Se adelantó Sehun, dejando ver un poco de inquietud. -Él necesita tu ayuda.

-¿Cómo es eso?

-¿Tú eres una especie de consejera que ayuda a las personas, verdad?

Ella le sonrió, divertida. -Soy una psicóloga, Sehun.

-Eso.- Murmuró. -No hay nadie más perfecto que tú para tratarlo.

-Bien...- Volvió a dejar la taza sobre la mesa, considerando las palabras escuchadas. -¿Qué tipo de malestar observas como para considerar tratarlo con psicoterapia?

-Pues...

-Él no habla.- Volvió a escucharse Minseok. Los otros dos se giraron a verlo en lo que acababa de teclear en el ordenador y se encogía de hombros. -No tengo idea de lo que pase por la mente de Sehun, pero supongo que estaría bien que lo analices un poco.

-¿No habla?- Frunció el ceño.

-Ni una palabra, sin embargo...

-Nadie sabe el porqué.- Continuó Sehun, miró a su hermana y más allá de que toda su postura fuera igual de rígida que siempre, ella pudo discernir la súplica en su mirar. -No habla, pero... Lo más apremiante es la tristeza que recae sobre su corazón.- Susurró.

Jyu Ni entreabrió los labios, demasiado pasmada ante la insistencia de Sehun. Hacía años que no veía a su hermano interesado en algo más que no fuera alejarse de todos y vivir como un solitario. ¿Qué cosa le había hecho retractarse de su estilo de vida? ¿Acaso era sólo la existencia de ese muchacho? No creía que fuera suficiente, Sehun era obstinado, pero... Tendría que conocerlo, ahora más que un buen gesto para ayudar era el interés por la persona que había vuelto a su hermano así. Debía de ser muy especial.

-Él... Él no tiene papá ni mamá.- Siguió con la mirada gacha.

Ah... Ahora lo entendió.

Sehun la miró a los ojos. -Él está solo, él es como nosotros, Jyu Ni. Por favor, ayúdalo.

Sus padres, era por eso. Ninguno de los cuatro superaría la pérdida de hace años. Por más de que Sehun hubiera declarado en voz alta su desprecio hacia las personas que supuestamente sólo lo habían visto como un recurso para salir de la pobreza, ella sabía en su interior que la aflicción lo había golpeado de igual manera que al resto de sus hermanas. Nadie soportaba la pérdida de un padre completamente entero, menos la de los dos. Aquel chico tendría que haber pasado por algo terrible para conmover así a Sehun.

-Está bien, Sehunnie, intentaré hablar con él.- Accedió, un poco afectada por los recuerdos que habían comenzado a llenar su mente.

O al menos vería a lo que se estaba enfrentando...


Además de los lunes y viernes, también habrán capítulos los miércoles ❤. Gracias por todo, ¡nos leemos! Lxs amo.

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