I
Básicamente, lo único que se sabía es lo que sabía él mismo, y como era tan y hasta más antisocial, aquello al final era lo mismo que nada. Desde hacía años era lo mismo, siempre igual. La opinión que tenía sobre su mejor amigo no había cambiado nunca, hasta cierto punto no sabía por qué seguía a su lado, y eso era porque...
-Rotundamente no.
Amargado. Pensó Minseok para sus adentros. Oh Sehun era, es y será la reencarnación de la amargura.
-Vamos, Hunnie.- Lo siguió por detrás mientras bajaban las escaleras. -Nunca te he pedido un favor.
-Aquí es cuando das muestras una vez más de tu descaro.- Comentó Sehun sin darle ni pizca de atención mientras llegaba con pasos largos y gráciles a su salón. Largó un suspiro e intentó ubicar con los ojos a su ama de llaves. -Debo recordarte que vives bajo mis aposentos.
-Qué mezquino...- Murmuró Minseok antes de sonreírle enormemente y dar la vuelta para posicionarse delante de él. -Te daré algo a cambio, lo que sea.
-No hay nada que tengas que me interese.- Le espetó el otro con frialdad, miraba por sobre la cabeza de su amigo, era mucho más bajo que él. -Si me disculpas...
Pero Minseok parecía haber tomado una dosis doble de terquedad e insistencia aquella mañana, volvió a frenarle el paso, logrando que suelte un profundo y cansino suspiro y lo mirase con aquellos ojos duros como el acero. Minseok no se intimidó más allá de que Sehun no tuviera intención de hacerlo, el hombre siempre había sido así, lo conocía desde que eran jóvenes y sabía bastante bien cómo manejarlo... La mayoría de las veces.
-¿Qué puedo hacer para que aceptes?
-Tienes más que sabido que está prohibido que a esta casa entre gente desconocida... ¿Dónde estará Bo Ram?- Balbuceó a lo último, tomando una mata de cabellos rubios y sedosos entre sus dedos.
-Por eso estoy acudiendo a tu aprobación.- Posó una mano en su brazo con suavidad, mirándolo a los ojos al usar esa expresión de perrito apaleado con sólo buenas intenciones que derretía a cualquiera. -¿Por favor? No tienes ni idea de la situación difícil en la cual se encuentra mi primo, necesita el asilo.
Vio cómo Sehun lo miraba con fijeza y entrecerraba un ojo a modo de tic nervioso. Minseok quiso sonreír victorioso porque sabía que estaba rompiendo sus barreras, pero procuró continuar con su adorable rostro comprador.
-Me han arrastrado en esto porque soy el único familiar que tiene cerca en Corea, es sólo temporal. Te juro que no causará problemas, lo necesito... Te necesito.
Sehun se quedó completamente quieto, sólo gruñó de forma gutural antes de apartar la mirada y deshacerse de su agarre. -Sólo un mes.- Dictaminó. -No es ningún menor de edad, se irá en cuanto encuentre un trabajo.
-¡Sí!- Saltó Minseok con euforia. -¡Gracias, gracias, gracias, Hunnie!
-Deja de llamarme así.
-¡Boramin!- Gritó, haciendo resonar su voz animada por toda la estancia.
Sehun cerró los ojos con molestia ante el escandaloso despliegue, ni siquiera recordaba por qué había decidido vivir con Minseok... Años y no se acostumbraba a su insoportable y aprovechadora manera de ser. Sus gritos funcionaron porque, al cabo de unos pocos segundos, su ama de llaves apareció corriendo por uno de los largos pasillos que conducían a la cocina.
-¿Sí, señor?- Respondió agitada mientras se limpiaba las manos mojadas en su delantal.
Minseok se giró hacia Sehun con una sonrisa. -Creo que deberías reevaluar la tendencia a no gritar.- Volvió la vista a la mujer de mediana edad. -El señor de las tinieblas te busca.- Señaló con un pulgar a Sehun detrás de él.
Sehun lo ignoró aunque la mala cara no faltó. -Bo Ram.- Se dirigió a la mujer. -Quiero que te asegures de que el último piso esté en condiciones, ¿está bien?- Ordenó con suavidad.
-Por supuesto, señor.- Dio un asentimiento.
-Y...- Suspiró y puso una mueca. -Necesitaría que arregles una habitación.
Bo Ram abrió los ojos con sorpresa. -¿Acaso tendremos visitas?
-Je, je.- Sonrió Minseok desde su lugar en el sillón; se mantenía con su fiel ordenador portátil sobre el regazo. Sehun se volteó para fulminarlo con la mirada.
-Eso es extraño.- Siguió balbuceando Bo Ram con el ceño fruncido. -Jamás recibimos a nadie...
Sehun farfulló algo inentendible por lo bajo y despeinó sus cabellos. -El primo de Minseok se quedará con nosotros por un tiempo...- Vio que ella volvía a abrir la boca para hablar y gruñó. -No preguntes.
Mientras se dirigía a las escaleras para volver a internarse en su habitación, Minseok le gritó desde el sillón: -¡Gracias otra vez, humilde prodigio!
Sonrió todavía más grande al ver la expresión hastiada de su amigo, odiaba los apodos que le atribuían. Se giró hacia el ama de llaves que aún no se había ido.
-¿Me traes una soda, Boramin?- Le preguntó ladeando el rostro de forma bonita.
La mujer le sonrió con ternura y accedió a complacerlo, él suspiró satisfecho y se acomodó todavía más sobre el sillón, comenzando a teclear en su ordenador.
Ah... Algún día dominaría el mundo.
******
-¡Di buenos días, querido legado!
Cuando Sehun creyó que tendría suficiente por una vida con los recientes acontecimientos, la luz del sol filtrándose por el vidrio de la ventana le dio directamente en el rostro. El sonido de la persiana abriéndose y la estridente voz de su hermana mayor prácticamente lo noquearon. Abrió los ojos como pudo ante la molesta luz y la sonrisa de ella le molestó todavía más. Con un gruñido, volvió a echarse sobre el colchón con pesadez.
-¿Qué haces aquí, Jyu Ni?
-He venido a recordarte las buenas nuevas.- Observó todo con ambas manos sobre las caderas. -Vaya, este lugar es como un hotel cinco estrellas.
Sehun no le contestó, en su lugar, se ocupó de maldecir mentalmente de mil maneras diferentes a todos por dejar pasar a Jyu Ni a su alcoba. Tenían permanentemente prohibido ingresar a esa habitación o a la del tercer piso, pero claro, estaban hablando de Oh Jyu Ni, y a esta ni siquiera el presidente de la nación le intimidaba o le sacaba las ideas fijas de la cabeza.
-¡Vamos, arriba, arriba!- Lo sacudió de improviso. -Te daré sólo cinco minutos y entonces...- Vio su mirada asesina y se retrajo con una risa nerviosa. -¡Baja rápido!- Y salió corriendo escaleras abajo.
Debería estar acostumbrado a las repentinas visitas de su hermana, ella era la única persona en el mundo que lo visitaba y, de paso, que sabía dónde vivía. Le estaría agradecido si no fuera porque hacía años que acostumbraba a estar solo... Más allá de Minseok y su ama de llaves, claro. Suspiró y se deshizo de las sábanas que lo cubrían, si no bajaba rápido, sabía que Jyu Ni volvería a hostigarlo incontables veces. Cuando se acercó al salón ya vestido y arreglado como tenía por costumbre, lo hizo con una expresión de pocos amigos; odiaba que interrumpieran sus siestas, sus días estaban fríamente estructurados y no le agradaba que rompieran con su rutina.
-Hasta que apareció.- Murmuró Minseok cuando lo vio.
Este y Jyu Ni ocupaban el sillón más largo frente a la mesilla para tomar el té. Se encontraban charlando amenamente hasta que él ingresó en la estancia. Estuvieron en silencio en lo que ocupaba su lugar usual en el sillón individual de la derecha, aquel que daba hacia el jardín delantero a través del ventanal del frente. Bo Ram lo reconoció y corrió hacia la cocina.
-Buenas tardes, Sehun.- Le sonrió Jyu Ni con cariño.
-Buenas tardes.- Suspiró. -¿Por qué...?
-Antes de que comiences a insultarme con palabras extrañas, déjame hablar a mí.- Dejó el platillo con la taza sobre la mesa. -¿No puede tu amorosa hermana mayor venir a saludar cuando así lo desea?
-Olvidaste inteligente y guapa.- Comentó Minseok, sorbiendo un poco de su propia taza.
Jyu Ni le sonrió con simpatía y acarició sus cabellos, Minseok se inclinó hacia ella como un perrito anhelante de caricias. Sehun los vio con desagrado.
-Adulador.- Murmuró.
-Envidioso.- Le terció Minseok devuelta.
-Antes te lo he dicho.- Prosiguió la mayor. -¿No me oíste en tu cuarto?
-Creeme que lo hice.- Vio como Bo Ram dejaba frente a él una taza de café pequeña junto a medio terrón de azúcar y un croissant dulce. Lo diario.
-¡Qué cruel eres!- Posó una mano sobre su pecho, fingiendo estar ofendida. -¿Acaso no recuerdas la boda de tu hermanita?
-¿A eso venías?- Cogió su bebida. -¿Te vas a casar?
Jyu Ni sonrió con algo de nostalgia. -No... Sabes que es difícil para mí.
-¿Quieres casarte conmigo, noona?
Ella rio. -Aigo, Minseok...
-Es suficiente.- Sehun le dirigió una mirada de advertencia a su amigo.
-No hablo de mí, Sehunnie.- Suspiró Jyu Ni, y luego lo miró con algo de tristeza. -No me digas que incluso ya has olvidado que tienes más hermanas.
El otro parpadeó. -¿Quién...? ¿Geonye?
-Luda.- Corrigió. -Puede que sean gemelas, pero deberías recordar cuál de la dos está comprometida al menos.
Los ojos de Sehun se abrieron de más y tuvo que dejar muy lentamente su taza de café para no terminar tirándola. -Jye Ni noonim, Luda ha demostrado ser poco estable en cuanto a relaciones amorosas se trata, perdóname si me encuentro escéptico.
-Lo sé, lo sé, pero ahora se siente lista y seguirá adelante.
Sehun asintió mientras limpiaba las comisuras de sus labios con una servilleta después de darle un bocado a su croissant. -Dale mis felicitaciones.
Jyu Ni puso los ojos en blanco. -Ni felicitaciones, ni nada, si quieres hacer algo como eso, hazlo en persona. Irás a la boda.
Él frunció el ceño. -No lo haré.
-Sí lo harás.
-No lo haré.- Declaró con fría lentitud.
-¡Es tu hermana!
-Eso no me importa.- Desvió la mirada.
-Le romperás el corazón...
Todo se quedó en silencio luego de esa alegación porque Sehun no supo qué contestar... Comenzaba a odiar que Jyu Ni conociera dónde estaba, que más personas que no fueran las indicadas lo supieran. Ojalá pudiera moverse a la luna y no ver nunca más a nadie, le enervaba no saber qué hacer, cómo tratarlos.
Lo odiaba.
-Vendré todos los días a partir de hoy si es necesario para obligarte a hacerlo.
Apretó los puños.
-Esto...- Minseok se oyó con timidez. -¿Es mala idea decirte que me han llamado más temprano para avisar que mi primo estará aquí por la tarde?
Sehun dirigió lentamente una mirada hacia él, Jyu Ni y Minseok se hicieron un poco hacia atrás porque aquella pasmante inexpresividad era más atemorizante que cualquier gesto furioso. Sehun se puso de pie, arregló su ropa con un gesto agraciado y, sin una palabra, se fue en dirección al jardín trasero.
-Huy...- Minseok cubrió con una mano su sonrisa divertida. -Creo que sí fue mala idea.
******
-No te preocupes, muchacho, donde estarás, estarás bien. Es seguro.
Se oyó la voz ronca del oficial ya entrado en años. Iba conduciendo y a su lado estaba su acompañante, procuró echar varios vistazos a través del espejo retrovisor a la persona que se encontraba en el asiento trasero. El camino por el cual la vieja camioneta rodaba, era ripio y angosto, sólo campos extensos se veían a los costados. No dejaron de dar botes debido a la maltrecha carretera, pero tampoco corrían riesgo de sufrir un accidente, así que aprovechó a darle otra mirada.
-Es una verdadera alegría que tuvieras al menos a un familiar cercano en Corea.
Como pensó, no recibió respuesta. Hizo una mueca cuando notó que el chico no se había movido de su posición desde que habían salido del destacamento en la ciudad, manteniendo su postura rígida y los ojos fijos a través de la ventanilla.
-Oiga, jefe.- Se oyó el susurro comedido de su compañero, varios años mas joven. -Ya sabe que no obtendrá respuesta, ¿por qué insiste en hablarle?
-Es que no lo ha tenido fácil el pobre.- Le contestó en el mismo tono bajo. Chasqueó la lengua con amargura. -¿Quién no estaría así con todo lo que vivió?
Desde su lugar, Luhan mantenía su eximio y largo silencio.
Podía no hablar, pero no era sordo. Era gracioso, las personas solían olvidarlo enseguida cuando no lo escuchaban... Hablaban frente a él como si en realidad no se encontrara presente. Creyó oír algún que otro comentario dirigido hacia su persona, pero no estaba seguro, simplemente se mantuvo quieto hasta que frenaron frente a la casa de su primo.
¿Hacía cuánto no lo veía? ¿Meses? ¿Años? Daba igual, aunque le agradecía el apoyo. ¿Recordaría su cara? Era diferente ahora que ya no era un adolescente flacucho y pálido. No tenía idea de a dónde iba, sin embargo nunca esperó que Minseok hyung viviera en una verdadera mansión. Cuando se apeó del coche y sus ojos abarcaron la enorme estructura, notó que se trataba de una construcción en ladrillo blanco con algunos detalles en madera clara. El frente era enorme y vistoso, y tenía muchos ventanales de madera divididos... Era extraño. Parecía una fortaleza antigua, pero a la vez era indudablemente moderno.
Dio un rápido vistazo a sus alrededores y no vio a ningún vecino, ninguna casa, nada... ¿Acaso era lo único que había en kilómetros? ¿Qué era ese lugar tan desolado y a la vez tan bello?
Los oficiales bajaron sus bolsos de viaje del maletero y se los ofrecieron, él los tomó y los dejó en el suelo. Ambos hombres se despidieron deseándole lo mejor y él les hizo una corta reverencia. Quedó viendo como la camioneta se alejaba cada vez más hasta ser un punto distante en la lejanía... Una ventisca suave lo azotó moviendo sus ropas y alborotando su cabello, y volvió a dirigir la mirada hacía aquella solitaria casa.
-En serio, noona, eres de lo más persistente, ¿sabías?
Mientras tanto, Minseok se encargó de acompañar a Jyu Ni hasta la puerta luego de que Sehun tuviera su rabieta y ellos terminaran de beber el líquido en sus tazas.
-¿Qué más puedo hacer? Es mi hermanito pequeño... Sabes que veo por él.- Le contestó ella con abatimiento.
-Si los hermanos menores son como él, menos mal que mi familia se deshizo de mí hace años.
Jyu Ni chasqueó la lengua y lo vio con pena. -Tu humor es ácido y duele, Min.
Él le sonrió como si acabara de decirle que el cielo era azul y afuera los pájaros cantaban. -La vida de un escritor...
-Me iré ahora.- Suspiró. -Después de todo ha escapado otra vez.- Le sonrió. -Volveré en unos días cuando se haya calmado.
-No lo dudo.
-Cuídate.
Minseok abrió la puerta justo cuando un muchacho de tez blanca y cabello castaño iba a tocarla, lo sorprendieron con un puño en alto. Todo quedó en silencio un buen rato: a Minseok le costó reaccionar y entender que ante él estaba su primo, y Jyu Ni estaba confundida... ¿Qué hacía un extraño en la casa se Sehun?
-Esto...
-¡Nos vemos, noonim!
De un tirón, hizo meter al muchacho dentro y cerró rápidamente la puerta. Era mejor que nadie supiera de la existencia de su primo bajo el mismo techo que el humilde prodigio; si Jyu Ni o alguna de las otras hermanas de Sehun se enteraba de lo que ocurría, este se cabrearía muchísimo con él... Y aunque a Minseok la gente enfadada le daba más risa que otra cosa, prefería mantener los ánimos bajos.
Al menos por el momento.
-¡Luhan!- Observó a su familiar de arriba abajo con una gran sonrisa. -¡Han sido años! ¡Mira qué alto estás! ¡Qué mayor! Diría que es una sorpresa, pero sabía que vendrías, así que...
No le dijeron nada y más o menos era lo que esperaba.
-Ah...- Sonrió con menos euforia y más simpatía. -¿Todavía sigues...? ¡Olvídalo!- Lo tomó de una muñeca y lo llevó con él hasta el salón. -Mandaré a que te preparen algo de comer, ¡Boramin!... ¿Tienes hambre? Supongo que ha sido un viaje largo desde Seúl, no esperaba que llegaras tan pronto, han debido de salir por la madrugada, ¿verdad?
Se detuvieron frente a los cómodos sillones justo cuando Bo Ram hacía acto de presencia. La mujer se frenó en seco al ver al desconocido y dirigió una sorprendida mirada a Minseok.
-Boramin, te presento a mi primo, Luhan. Él es quien se quedará junto a nosotros una temporada. Luhan, ella es Bo Ram, nuestra ama de llaves, cocinera, niñera, enfermera, etcétera, etcétera.
-Es un gusto, le serviré en lo que desee.- Se inclinó ella con respeto.
Luhan sólo hizo otra reverencia.
Minseok abrió la boca para decirle a Bo Ram que preparara algo delicioso de comer, pero se detuvo al darle una nueva mirada al chico... Estaba decaído, cabizbajo y completamente desganado. Si fuera ciego, también podría notarlo gracias al aura que emanaba. Tuvo una nueva resolución.
-¿Qué tal si vas a tu habitación? Puede que quieras descansar primero que nada.- Con un resoplido tomó los bolsos de Luhan. -Boramin nos guiará hasta ella.
Con una inclinación de su cabeza, le indicó que lo siguiera junto a la mujer que ya subía las amplias y pintorescas escaleras de roble. Caminaron en silencio hasta dar con el cuarto y, luego de que Bo Ram utilizara una llave para abrir la puerta, se internaron dentro de una habitación espaciosa, luminosa y perfectamente dispuesta a ser utilizada.
Luhan dio algunos pasos dentro por su cuenta... Todo en esa casa era bonito y de calidad. La que era su habitación no pasaba desapercibida tampoco. Había una cómoda cama de dos plazas sobre la pared de la izquierda, una mesa de noche al costado, un enorme ventanal corredizo que daba al patio trasero en la pared siguiente y, al lado, un pequeño escritorio blanco con su silla. Encima de este había un bonito dibujo encuadrado de una muchacha de cabello negro sosteniendo un jazmín. Todo era de color blanco y gris, salvo el piso que era de madera flotante, pero de un color muy claro también. Eso le gustaba porque la luz natural del sol que entraba por el ventanal se notaba con mucha más intensidad y lograba llegar hasta los rincones más pequeños.
Su corazón se sintió un poquito más cálido.
-Si necesitas cualquier cosa, puedes llamar a cualquiera de nosotros.
Escuchó la voz de su primo por detrás. Se volteó y lo vio sonriendo en la puerta.
-Si tienes hambre no dudes en pedirle algo a Bo Ram, es una cocinera magnífica. Si quieres darte un baño o algo así, el cuarto está tras la segunda puerta del frente... ¡Ah! Ten cuidado, suelen rondar ogros gruñones por los pasillos.- Guardó silencio un momento. -Descansa, Luhan.- Y se fue cerrando la puerta.
No pudo evitar sonreír mínimamente... De repente habían vuelto a su memoria todos los momentos que había compartido de más joven junto a aquella persona. Minseok siempre había sido animado y siempre había sonreído más allá de la situación. Era una persona extraña, pero suponía que se podía confiar en él.
Recorrió lentamente todo el lugar y lo reconoció como algo seguro. No había otras puertas más allá de la entrada y la luz solar ingresaba sin permiso... No le gustaba la oscuridad, por eso era perfecto. Se echó sobre la cama y rebotó, era mullida y suave. De alguna manera, se sintió aún más solo de lo que ya estaba. Aquella casa era rara... Pretendía ser cálida, pero sólo se percibía silencio y frialdad. ¿Acaso el corazón de Minseok tan triste se encontraba? ¿Por qué no percibía nada positivo?
Cómo pesa... Pensó, tomando su pecho en una mano.
Observó la puerta y decidió que no estaría mal echar un vistazo más allá... Quizás podría pasar al cuarto de baño como le habían ofrecido, el viaje había sido largo y a pesar de que estaba agotado, no quería dormir. Siempre sucedía eso cuando lo intentaba. Abrió la puerta y esta rechinó, se sentía como en una casa embrujada en medio de la nada. Le habían dicho que el baño estaba en la segunda puerta del frente, así que allí se dirigió, pero cuando estuvo a punto de abrir...
Su mirada se elevó al cielo, aunque sólo el techo pudo observar... ¿Qué era ese melodioso sonido? ¿De dónde provenía?
¿Un piano?
Soltó la perilla y caminó algunos pasos en cualquier dirección, ni siquiera sabía a dónde estaba yendo, sólo entendía que necesitaba saber de dónde venía esa canción... ¿Acaso las puertas de algún cielo desconocido se habían abierto y sus ángeles habían comenzado a interpretar música gloriosa? Después de estar un minuto entero clavado en el lugar observando el techo, supo que no se trataba de algo celestial... Si el cielo existiera, si los ángeles lo hicieran, estaba seguro de que no se trataría de un lugar triste, ni de seres nostálgicos y maltrechos... Sería algo alegre, lleno de júbilo.
Entonces... ¿Quién estaría tocando?
¡HOLAAAAAA! Omg, *han pasado 84 años* (?).
¿Cómo están todxs? Tanto tiempo... Lxs extrañé, ¿ustedes a mí? :'). ¡Pero ya estoy aquí! Desde que hice Arrebol me quedé con las ganas de hacer un HunHan diferente e independiente, puesto que Arrebol funcionó como secuela de TPD, y bueno... Ya todxs sabemos.
Notas del alma es bastante especial para mí y, en cierto punto, representó un desafío encararlo... Hice lo que pude (?). Espero que me acompañen hasta el final y que disfruten de todo.
Ahora sí, nos metemos por fin en este nuevo universo. Las actualizaciones serán dos por semana: lunes y viernes.
Sin más, nos vemos pronto. ¡Lxs amo! Gracias por volver a mí, ah (?) ❤.
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