Me siento como en crisálida,
¿Que es este extraño lugar?
Se había de preguntar una joven chica bicolor, yaciendo de cabeza mientras una viscosa membrana la recorría cual abrazo de frazada en plena tormenta invernal.

Sumergida en un liquido extraño, sus pulmones no funcionaban como era debido, la falta de oxígeno no los agobiaba.

Tratando de mirar al rededor sin resultado; paredes suaves y densas, fueron comprobadas por el rose de sus delicados dedos, por una manipulación o dos una grieta fácilmente se avivó.

Provocando una lluvia de recortes que lentamente a la tierra caían, éste por su parte sin motivo previo los consumió

Una vez su apetito saseado le dio ademán a la gravedad para  así soltar a su prisionera, pequeña niña sin coraza ahora es, que con sutileza fue colocada en la pansita de la tierra.

una cama de helechos y pasto la acuno, viéndose opacada mientras tan cálido liquido amniótico se escurría por su piel, manchando cada centímetro que no merecía ser visto, siendo despilfarrado en la cama una vez terminar.

Flores que nacían de tallos imaginarios, a las manchas se adhirieron soltando su dulce fragancia.

Sin más que perder, la pobre criatura se levantó, mientras que enredaderas cual serpientes se deslizaban lentamente por sus piernas, generando al final, justo en sus pies, capullos de flores silvestres como protección.

Una vez de pie pudo ver con mas nitidez, un jardín lleno de color, capaz de palidecer a todo aquel jardín que ose desafiar su nivel. Las flores no eran las únicas presentes ante esta gala, siendo acompañadas, en lugares imprecisos, por el debut de cristales, frutas y dulces llamativos. Emanando su brillo natural a pesar de la evidente carencia del sol.

Asombrada y sin decir nada, la pequeña criatura comenzó a vagar, se fue por ahí, se fue por allá, pero sin la ayuda de algún mapa de a poco se comenzó a desorientar. A decir verdad, muy buena para ubicarse no era.

Fue entonces que, parada un segundo se quedó. Profundo respiró y su mente trató de despejar:

¿Como se supone que encuentre la salida de tan peculiar lugar? -le decía a su persona reflejada en un cristal, quedándose prendada por la belleza de un magnifico pero oscuro vestido, que por las manchas, en su cuerpo se plasmo.

Un enorme moño con encaje en la parte de atrás de su cintura se encontraba, dejando sus muy notables cintas al ras de sus rodillas mientras esta jugaba con sus nuevas mangas de campana.

Esto no esta tan mal -se respondía con una sonrisa,
ha pasado un tiempo que no me sentía a gusto con algo tan bonito -comentaba a la par que se distraía
con los cristales.
Tan acogedor y agradable, como si hubiese tenido esta sensación antes- y acercándose un poco más, mientras una de sus manos sostenía ligeramente un péndulo con forma de cereza pronunció:

Mamá...