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¿Quién?

¿No soy una bestia? ¿Parezco una? ¿Puedo dejar de ser una?
Ella me teme. ¿Tu me temes también?


Atte. Alguien que quiere respuestas.

La dejo en shock. ¿Que era esto? Lo releyo, una y otra ves, reviso si el simple sobre tendría algo más dentro o escrito, pero nada. Era solo esa hoja de cuaderno arrancada que formulada esas preguntas. No había más.

Había encontrado la pequeña nota en el escritorio de Bakugō, la acento en su silla antes de salir, lo vió claramente. El sobre tenía rotulado "Para ti" simplemente. Y era más que obvio que era para el anónimo, es decir, ella.

—¿Quién eres?— pronunciaba mientras escribía, pero lo borro en seguida, arrugó la hoja y la tiró a la basura

No tenía caso la pregunta, era más que obvio que era Bakugō, pero no el Bakugō que todos conocían, el fuerte impulsivo al que le valía todo y todos y que solo le importaba su beneficio. No, este era un Bakugō diferente. Parecía que era un inseguro niño, con preguntas, y que exigía una respuesta clara.

Suspiró, su objetivo no era lograr que Bakugō se abriera con ella, pero al parecer, eso estaba consiguiendo. Quería ignorar esa nota, tirarla, o dejarla ahí y hacer como si no hubiera leído nada. Pero no podía, ¡no podía! Tenía, o más bien sentía el deber de responderle.

Sintió mal el dejar a una persona que parecía estar algo perdida. ¿Pero estaba Katsuki perdido? ¿O sus preguntas eran con sarcasmo y con otro propósito? Pues ahora mismo no percibía nada de eso.

—¡Mei!— escucho la dulce voz de su rollito de canela llamarle, estaba cerca

Rápidamente dobló la nota, lo metió al sobre y lo guardo en su libreta justo a tiempo. Estaba en un rincón de la cafetería durante el receso. Comiendo sola, como siempre había hecho, en una mesa a la que nadie se le acercaba por cierto temor al rubio y su obsesión con gritar a los cuatro vientos que no se le acercarán.

Con la nota guardada, le sonrió en respuesta. Más tarde contestaría la nota, pero ahora no era el momento.

—¡Izuku!— le llamo —¿Todo bien?— pregunto cuando se sentó a su lado, casi rozando su pierna

Le parecía extraño, el peliverde con el que hace tiempo no hablaba de repente se le acercaba diciendo que tenía que hablar de algo serio con ella, tema que habían pospuesto sin darse cuenta. Y aunque le parecía raro el repentino interés quedó peliverde mostró de nuevo en ella, lo dejo pasar, porque lo extrañaba tanto.

—Si, solo quería estar contigo.— le sonrió con dulzura mientras cerraba sus ojos

—Oh, ahm, jeje, gracias supongo...— se sonrojo, no se esperaba eso

—¿Que hacías?— miro curioso la libreta que tenía apretada entre sus manos

—Ah, nada interesante.— la atrajo a ella y la colocó sobre su regazo algo inquieta por qué él quisiera saber qué exactamente.

—Mmm, ¿nada interesante?— pregunto sin creerle del todo mientras se acercaba a ella, quedando cerca de su rostro distrayendo la, y con su mano deslizándose lentamente para tomar la libreta

—I-izuku...— tragó saliva al tenerlo tan accesible, tan fácil que sería darle un beso en esos momentos... Sus labios se veían suaves, quería saber que se sentía besar a alguien. Y quizá si lo hubiera probado en esos momentos... Si no fuera porque alguien le tiro con fuerza la cajita de un jugo de durazno en la cabeza a Midoriya, tirándolo de lado del asiento

—¡Es una escuela, no un prostíbulo!— oyeron un gritó a unas mesas —¡Que no saben diferenciar!— les gritó mientras se acercaba

—¡Bakugō!— le gritó molesta y a forma de reproche mientras ayudaba a levantarse al oji esmeralda que no sabía que lo golpeó

—Mi jugo.— se lamentaba Kaminari con una lágrimita saliendo de su ojo

¡Apenas iba a probar el nuevo sabor de su jugo favorito!

—Sera mejor que lo saquemos de aquí.— le dijo Kirishima a Sero y al rubio fosforescente que aún se lamentaba por su bebida

Se habían dado cuenta de que, cuando el rubio cenizo veía al peliverde y a la de melena oscura, era un combo de odio contra ellos. Casi un odio asesino. Así que, antes de que la cosa se pusiera fea, entre los tres, se lo llevaron de ahí mientras Bakugō intentaba safarse y lanzar patadas que no ayudaban.

—¡Kaminari! ¡Sus pies!— le dijo al rubio que corría detrás de ellos, y como pudo, intentó tomar los pies del rubio que de nuevo se comportaba como un animal rabioso

—¡V-voy!— los logro tomar por un breve instante, pero al siguiente ya estaba tirado en el suelo con una nariz sangrante y algo aturdido

—¡Kaminari!— gritó Sero preocupado al verlo aún tirado en el suelo, así que, sin pensarlo, soltó el brazo que sostenía de Bakugō y corrió a su amigo, dejando caer al par porque el rubio no tenía apoyado sus pies en el suelo mientras pataleaba

—Oh no.— Kirishima se levanto —Viejo, ¿que hiciste?—  lo vió con algo de reproche y corrió a su amigo que se levantaba con dificultad

—¿Mmm? ¿Bakugō, que haces en el suelo?— Ashido se asomo por un pasillo acompañada de Jiro y Tooga, pero vió de reojo como Kirishima y Sero ayudaban a parar al rubio eléctrico

—¡Kaminari!— expreso preocupada la azabache al ver qué su nariz goteaba sangre y corrió a él, seguida de una alterada Tooru

—Oh...— y Ashido comprendió lo que había pasado —¿Ahora también Kaminari?— vió con cierta decepción a Bakugō que se mantenía en el suelo, apoyado en sus brazos

Pronto, no tardaron en llegar más alumnos chismosos a la escena mientras se llevaban a un aturdido Denki —que incluso cojeaba un poco—, a la enfermería. Los dedos y los susurros de nuevo lo apuntaban.

Por fin, después de ver cómo se llevaban a su amigo, y darse cuenta de que Kirishima no estaba ahí para ayudarlo a levantarse, o Sero haciendo chistes de lo sucedido, o Kaminari actuando como si no hubiera pasado nada, diciendo idioteces junto a los otros dos, se dió cuenta que de nuevo, se había pasado. Y ahora estaba solo sin que nadie lo ayudará a levantarse.

Intentó ponerse de pie, pero una punzada en su brazo se lo impidió. Al parecer, cuando cayó, se lo lastimó.

Apretó fuerte los dientes, los susurros aumentaban pero él no se doblegaria, así que gritó:

—¡Que rayos ven extras! ¿¡No tienen vida, malditos inútiles, de la que preocuparse!?— pero lo callaron, alguien le lanzo una botella vacía de refresco que le atino darle al labio, haciéndolo quedar rojo

Algunos vitorearon al desconocido que tuvo la valentía de hacerlo, otros se asustaron de antemano por la reacción que esperaban ver del rubio, y muchos otros se fueron de él.

Otro más siguió al primero y le lanzo está vez un pedazo de sandwich con extra de salsa de tomate, manchando su saco y salpicando su mejilla.

—¡¿Quién se atreve?!— gritó furioso, intentando levantarse de nuevo pero no pudo, ahora sí, fallo y se hizo visible que no podía apoyarse en su brazo derecho

Para callarlo y que no atacará ahora a ese estudiante, otro compañero le lanzo una caja de jugo abierto que empapó su pelo. Y cuando se dieron cuenta, Bakugō era el centro de comida sin terminar, de jugo y refresco que si duda lo dejarían pegajoso y oliendo raro. Y sobre todo, centro de risas y burlas.

El gran Bakugō Katsuki estaba recibiendo el odio que repartió...

Regresé... Jeje, ¡hola! ¿Que les pareció ese final? ¿Que piensan que pasará?

Gracias por leer, ¡se les quiere mucho! No se olviden de votar, es gratis ^^ y me motiva a actualizar :3

Sin más, ¡cuídense! Liian ¡cambio y fuera!

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