⁰².⁵

Castigo.

Silencio absoluto en la sala de los profesores. No había nadie más que los tres jóvenes completamente callados, con una tensión en el aire que te agotaba las energías.

Era increíble como podía acabar una discusión si eras cachado por tu tutor.

-Bien, quiero ahora que me expliquen que fue lo de esta tarde.- se sentó frente a ellos, quienes mantenían la mirada baja

-Sensei.- habló la de ojos grises, captando la mirada de ambos jóvenes -Bakugō comenzó todo, Izuku solo me intentó defender, él no tiene por qué estar aquí.

-Defenderte o no, los tres causaron un revuelo en la cafetería en horas de clase.- cruzo sus piernas y brazos, viéndolos con autoridad

-Pero él no tuvo la culpa.- recalcó frustrada, pero se calmó cuando sintió la mano de Izuku sobre la de ella

-Esta bien.- la tranquilizó -Sensei, aceptaremos el castigo.

-Tsk...- rechisto Bakugō cruzado de brazos y viendo a otra parte

-Correcto.- se levantó -Siganme.

Caminaron al patio y les entrego tres escobas, una bolsa de basura y un recogedor.

-Quiero toda la entrada limpia, ni una sola hoja.

-¡¿Eh?!- se quejó Bakugō

-Lo que oíste, tienen una hora, más les vale apurarse. Y no causen problemas porque el castigo será peor.- y con eso se fue de ahí

-Lo que faltaba...- se quejó Mei intentando contener las ganas de lanzarle la escoba al rubio que se mantenía a un par de metros de ellos, con sus brazos cruzados y completamente ajeno a lo que su profesor estaba diciendo -Izuku, puedes irte, tu no tienes nada que ver aquí.

-Jaja...- una risa de burla se escuchó de parte del tercer individuo

-Porque tu no tienes culpa.- habló fuerte para que lo escuchará, logrando callarlo

-Mei, tranquila, te ayudaré, aparte, es peligroso dejarlos solos.- tomó una escoba de la mano de la muchacha

-Jaja, si, por qué al minuto ya lo hubiera matado.- indico con la cabeza al rubio que se encontraba en la misma posición desde que llegaron

-¡Oye! ¡Yo te mataría primero!- le gritó

-¡¿Ah si?! ¡Haber, demuestralo!- se giró inmediatamente para encararlo

-Ganas no me faltan.- sonrió sádico empezando a generar explosiones en sus manos

-¡Chicos!- les gritó Izuku cuando estaban solo a un metro de distancia -Por favor, tenemos un castigo ya, no creo que quieran otro.

Los dos se alejaron molestos insultandose en murmullos.

-Oye, dame eso.- le arrebato una escoba de sus manos y se fue al otro extremo de ellos

-Ah...- suspiró y comenzó a barrer -Oye, Izuku.

-¿Mmm? ¿Que pasa?- le pregunto concentrado en las hojas, vaya que el otoño era evidente

-¿Que me querías decir?- le llamo y él la vió, dio un vistazo a Bakugō que, aunque parecía ajeno a ellos, en realidad estaba escuchando

-Ahm, creo que no es el mejor lugar.- apretó sus labios algo incómodo

-Oh, de acuerdo, si quieres podemos ir a mi casa o a tomar algo.- le ofreció una sonrisa emocionada -Podemos ir por el helado que te gustaba, ¿recuerdas?- su voz declaraba entusiasmo, una energía recién inyectada debido a que su querido amigo estaba otra vez a su lado

-¡No puedo hacer esto!- gritó molestó, dejó caer la escoba, tomó su mochila con furia y se encamino a la salida, más o menos por dónde estaban ambos jóvenes, por lo que justo cuando paso a lado de Midoriya, choco hombros con fuerza, y cuando se encontró con la mirada molesta de la chica, soltó -No creas que esto quedará así.

-Yo no dejaré que te vuelvas a meter entre Izuku y yo.- aseguro retadora

-Jaja, ya veremos pedazo de basura.- y por fin, salió de ahí

-¡Aaahhhh! ¡Quiero matarlo! ¡Quiero descuartizarlo!- gritó jalandose sus greñas, despeinado su cabello amarrado en una coleta -¡Matemos lo Izuku!- se giro y vió a su amigo viéndola algo preocupada, pero su furia era tal que no se daba cuenta del repentino miedo que le provocó al de piel lechosa -Matemoslo y enterremos su cuerpo en algún parque.- lo tomó por los brazos, haciendo que viera su rostro descompuesto

-Me-mei, respira, no está bien eso.- habló hecho un manojo de nervios -No-no podemos matar a Kacchan, era nuestro amigo.

-"Era" tiempo pasado, ahora es un estorbo para nosotros.- sonrió, sonrisa... Sonrisa algo loca

-Eso no sería heroico.- soltó y congela la expresión de su amiga por un instante.

La chica de repente le pareció una desconocida, ¿había cambiado tanto en su ausencia?

-¿Q-que? ¿Que fue...?- parpadeo rápido, por un momento perdió el control, y sintió un extraño mareo que la hizo tambalearse hacia atrás

-¡Mei!- la tomo antes de que cayera -Mei, ¿estás bien? ¿quieres que te lleve con recovery?- la vió algo inquietó

-No, no... Estoy bien. Perdón por asustarte, debería manejar mejor mis emociones si quiero ser un buen héroe en el futuro.- río algo avergonzada

-¿Segura?

La inquietud de Izuku era más que evidente, y lo que menos quería era causar eso en él.

-Claro, solo bromeaba, no sería capaz de matar a nadie, - río intentándo aliviar la tensión -continuemos esto y después vamos por un helado. Yo invito.

El tiempo paso, rápido y veloz para los jóvenes, en menos de cuarenta minutos ya habían limpiado toda la entrada.

-Entonces, ¿vamos por el helado y me dices lo que mencionaste?- colocaron las escobas en su lugar

-Ahora estoy cansando, pero, mañana sin falta, ¿de acuerdo?- ella asintió algo desanimada -Vamos, un día más o un día menos no puede hacer la diferencia.- le sonrió con dulzura

-Si, comprendo, yo también estoy cansada, fue un día largo.- una risa acompaño la frase, intentándo ocultar su decepción

-Bien, entonces vamos, te acompaño a casa.

-¡Oh! Me acabó de acordar que deje algo en el salón, adelantate tu.

-Ahm, de acuerdo. Cuídate Mei.- colocó su mochila en sus hombros y se dió la vuelta para salir de una vez de aquél edificio

La muchacha corrió al aula, saco su lapicero y la hoja especial de su mochila, y empezó a escribir la nota. Se sentía inspirada y sentía que, si no lo escribía en ese mismo momento, lo que quería decir no la dejaría dormir.

Terminó la nota, le dio un beso al ver su obra maestra, y lo dejo dentro de un sobre en el asiento del rubio, sellando lo con una estampita que ella misma hizo, una de una explosión.

Y mientras ella salió dando brinquitos emocionada por el día de mañana, en otra parte, un chico arrugaba cierta hoja mientras la leía.

Aquél desconocido estaba cerca, realmente cerca. Pero si algo le ayudo a bajar su ira, era aquella imagen, que le robó una sonrisa de gracia.

-Que idiota.- se dejó caer en su cama y colocó su mano en sus ojos para que la luz de su habitación no le diera de lleno -Veamos que tan bueno eres para ocultarte. Jaja...




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top