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Que inicie el juego...
Una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro de piel traslúcida, en sus pequeños ojos color negros se notaba un brillo diferente, era un brillo idéntico al de un niño que está apunto de hacer una travesura bien planeada.
Disfrutaría cada maldito día de su exquisito plan.
Él la humilló en varias ocasiones, le destrozó sus esperanzas, y gracias a él, su rendimiento en el examen fue pésimo. Entró con el puntaje más bajo, y por eso, ahora la menospreciaban en su salón.
Y aunque lo que estaba por hacer no tenía sentido, para ella era una forma de desahogar el desprecio que le tenía. Así que, más decidida que nunca, colocó el sobre rosita fosforescente con un corazón en el pupitre del chico. Blegh... Ese color le daba asco. El fosforescente no era de sus favoritos, pero el tono que tenía esa hoja barata era realmente horrible, pero no le importaba, porque sabía que así le sería más llamativo al rubio, y también que no le sería de su agrado.
¿Lo explotaría sin siquiera leerlo? ¿O lo haría después de ver de qué se trataba? Bueno, seguramente sus amigos se lo arrebatarían antes de que lo calcinara.
Así que, le dio un beso al sobre y lo acento en el pupitre del pálido rubio.
-Bien, es hora de iniciar jeje...- sonrió satisfecha, se acomodó su cubre bocas y salió de ahí antes de que los alumnos empezarán a llegar.
Ya saben, ventajas de que tú padre sea uno de los conserjes de aquél edificio.
Se dió la vuelta y salió dando cortos brinquitos cada tanto, emocionada por ver qué sucedería.
Quizá estaba firmando una sentencia de muerte si la encontraba algún día -cosa que estaba dispuesta a no dejar que pasará-, pero simplemente no podía echarse para atrás. Su diversión apenas comenzaba.
-Y lo voy a gozar como no sabes Bakugō Katsuki... ¡Jajaja... Jaja!- una risa que se parecía a la de un perverso villano empezó a brotar de sí mientras tenía apoyada ambas manos en su cadera.
Dio una vuelta por la escuela para que no pareciera sospechosa por haber sido la primera en entrar al aula, así que después de diez minutos en la cafetería desayunando, se dispuso regresar a su salón.
Cuando entro, ya estaban algunos compañeros, así que, siendo la solitaria, se acercó a su pupitre detrás de Tokoyami, quién aún no llegaba, así que saco su cuaderno para terminar la tarea que no hizo por estar entrenando.
Pero apenas abrir la libreta, encontró el borrador de la primera nota, incluso lo podía recitar de memoria.
"Oh hermoso ser, oh hermoso hombre, oh chico que has conquistado mi corazón... pfff, ¿en serio esperabas algo así? Pues nel pastel, eres guapo si, tienes una voz sexy, si, he de admitir que tienes más pechos que ciertas compañeras tuyas jajaja, y que tu cabello es casi perfecto... Pero por Dios que eres un verdadero idiota.
Nunca tuve un tipo ideal, porque podría tener un físico de infarto, como tú por ejemplo, pero ser un verdadero idiota. Y si, espero que te acostumbres a esa palabra dirigida a tu persona, por qué estoy más que dispuestx a dejarte en claro por medio de estás notas las razones del porque eres un idiota, idiota.
Atte..."
-Una persona no idiota.- terminó de leer la última frase en voz alta, y una risa traviesa se le escapó -Jeje...
-¿Quién es la persona idiota?- una voz le hizo dar un pequeño salto
-Oh, Uraraka... Nadie, solo hablaba conmigo misma.- hizo bolita el papel enseguida
-De acuerdo.- soltó no convencida y siguió su camino a encontrarse con Deku y Tsuyu. -¿Ya vieron el sobre sobre el pupitre de Bakugō?- pregunto preocupada
-Si, me preguntó quién podría confesarle sentimientos a Bakugō-san.- opino Tsuyu
-Kacchan es popular, no me sorprendería si se le confesara.- comentó pensativo Midoriya -Ahora la pregunta es, ¿será alguien del salón?
-No-no lo se... Todos saben que salimos, ¿habrá alguien que me lo quiera robar?- una Uraraka preocupada empezó a jugar con sus manos nerviosa
-¡U-uraraka-san! No creo que alguien del salón sea capaz de hacer eso, seguramente a de ser de otro salón o probablemente una broma.- Midoriya intentó calmarla, y Tsuyu le siguió
Aunque no tenía nada encontra de Uraraka, si lo tenía contra su novio, lo único que quería lograr era fastidiarlo y hartarlo. Y si podía hacerlo sentir aunque sea un poco del dolor que él le hizo sentir todo esté tiempo, pues que así sea.
-Jejeje.- río traviesa en voz bajita -Que empiecen los chismes "Bakugō-san".- pronunció su nombre con una dulzura en forma de burla en susurro-Si, claro, ¿a quien podría gustarle un amargado histérico? es solo una rubia loca.
-¿A quien le llamas rubia loca? ¡¿Eh?!- una voz detrás de ella se escuchó, y una patada al respaldo de su silla la hizo sacudirse
-¡Oye!- se levantó de golpe y lo vió claramente molesta -¿Cuál es tu maldito problema?- lo vió furiosa
-Mi problema son envidiosas retrasadas como tú.
-¡Ja! ¿Envidia? ¿Yo?- exclamó dramática indignada -Tu no produces en mi ni siquiera una pizca de envidia.
Mentira, claro que le tenía cierta envidia, pero muy, muy leve. ¡Por favor! Su quirk era de lo más genial y muy bueno para atacar y pelear. En cambio, el quirk de ella no causaba tanta emoción como la de sus compañeros. Lo que la hacía sentir menos en varias ocasiones, pero, claro, nunca demostraría.
-Aja, ahora dilo sin llorar.- con una gran sonrisa cínica de lado se acercó a ella, intimidandola un poco, haciendo que diera un paso hacia atrás por inercia -Vamos, dilo, dí que no me tienes envidia, que no me deseas... que no deseas mi quirk.- corrigió, y aunque los demás no lo notarán, su voz tartamudeo un poco ante la última frase
-Kat-katsuki.- una débil voz se escuchó a un lado del par de némesis
Ambos reaccionaron solo para darse cuenta que estaban cerca. Pero era más que claro el odio y molestía que sentía por el otro.
-¿Ah?- se despegó y vió a Uraraka que tenía sus manos a la altura de su pecho y las tenía apretadas -¿Que quieres cara de ángel?
Varios susurros se escucharon en el salón que ya estaba medio lleno, y de parte de las chicas un claro: "Awww" demostrando lo conmovidas que estaban por el lindo apodo que le había dado a su novia.
-Hay algo en tu escritorio.- se hizo a un lado dejando ver aquél misterioso sobre por el que todos tenían una profunda curiosidad pero que no se atrevían si quiera a tocar, ni siquiera su novia.
-¡¿Ah?!- frunció los labios en gesto desagrado, y la pelinegra a sus espaldas intentó contener su risa -¿Pero que mier** es esto?- lo tomó con brusquedad arrugando la punta del sobre y lo volteó viendo si no tenía remitente.
-Oye Bakugō, al parecer tienes un admirador secreto.- se acercó Kaminari y le dio una palmada en la espalda a modo de felicitación
-Por que si no recuerdas, él tiene novia.- Sero le dio un golpe en la nuca
-Oh, jeje, cierto, perdón Uraraka.- se disculpó a la castaña
-Da igual.- lo hizo bolita sin siquiera abrirlo o leerlo y lo lanzo al bote de basura
-¡¿Eh?!- exclamaron sorprendidos varios, si no es que, la mayoría del salón
-Tengo novia y no me interesa.- se acercó a Uraraka, la tomo de la cintura con brusquedad y ella, con una sonrisa victoriosa, lo atrajo dándole un corto beso
-Tch...- chasqueo la lengua la de piel traslúcida, mordiendo su labio por dentro, cosa que pasó desapercibida para la mayoría ya que estaban ocupados festejando la escena o tomando fotos
"No te librarás tan fácil de mi Bakugō. Si es necesario, destruiré tu relación si es que tanto la aprecias." Apretó sus puños dentro de los bolsillos que tenía entre los tablones de su falda, sin darse cuenta de que cierto antiguo amigo suyo la estaba viendo sospechando un poco de su extraña reacción.
Esta historia de prenderá, y se prenderá demasiado.
¡Hello! Aquí Liian, con historia nueva, ¡Y planes nuevos! Jeje...
Con esa última frase que escribí, literalmente, me reí como villana jajaja, y solo pensé: "¡Quiero ver el mundo arder!"
¿Que dicen? ¿Me acompañarían? :3
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