Ajio 9
Una acción como esa no le tendría que sorprender, él mismo quería sentir algo rozando, o incluso, dentro suya. Había estado deseando llegar a más, no roces ni apasionados besos, quería realizar esos actos tan pecaminosos, dignos de cualquier par de amantes. Aunque en este caso, sería un trío, con dos de sus amigos. Si hubiera llegado a saber lo que le esperaba al conocerlos, no habría tardado tanto tiempo en tirarse a sus brazos. Una amistad de apenas unas horas que había llegado a sobrepasar la línea de lo moralmente correcto. Su mente todavía guardaba algo de inocencia en ella y pese a las sensaciones de la carne, de vez en cuando pasaban lindos pensamientos. No era un fanático del amor, como el mayor de los tres, pero si le gustaba creer que algún día tendría algo especial con alguien. ¿Muy fantaseoso? Quizá, pero recién empezaba a adentrarse en ese mundo. Quería tener una pareja, lindos momentos con esta, y lo que más se le pareció a eso, eran los mayores. Con los besos inapropiados y caricias llenas de lujuria y amor, deseosos de más. Aunque si le daba cierto miedo, una cosa era imaginarla y otra el hecho de que se vuelva realidad. No sabía cómo sentirse al respecto, le encantaba las sensaciones provocadas, era tan nuevo y dulce, pero a medida que las disfrutaba, más las dudas aparecían. Para empezar, le costaba entender que era eso que hacían, tenía algo de información por lo que buscó, pero no se acordaba del nombre. Su memoria se volvía borrosa, no podía recordar más allá de las imágenes que vio, su mente no se lo permitía. También estaba la posibilidad de que aquello se quedara en cosa de una noche, que nunca más se vuelva a hablar al respecto y terminar perdiendo la amistad de ambos. Tampoco sería la primera vez que le usen para sacar algún tipo de beneficio. No tenía gran cosa, pero al final siempre se lo quitaban. Puede que de igual forma pase con Ty y Blush, sería horrible. No hubo ni tiempo de adentrarse en sus pensamientos, cuando un pequeño beso captó por completo su atención. Dentro de toda esa lujuria, un tierno acto de amor era lo que aliviaría sus dudas. Daba todo por sus amistades y por conservar estas, no haría una excepción con los mayores. Agarró la mejilla de Ty acercandolo más a su rostro, terminando en otro beso. Debían prestar atención a su "trabajo", por lo que no duro mucho, pero si lo suficiente como para que algo de saliva se escurriera de la boca del menor.
Los dulces jadeos del menor le encantaban, podía escucharlos con claridad. Su voz entrecortada, tímida de ser escuchada demasiado alto por las represalias que esto tendría. Era tan adorable, conseguía derretir su corazón con tan poco y aumentar sus ganas de algo más. Algo indebido que anhelaba realizar con los menores, la excitación era tal que su mente no razonaba muy bien. Sólo quería complacer a sus amigos, con tratos delicados y tiernos, como lo merecían en verdad. Era increíble el cariño podía haberles cogido en tan poco tiempo. Pero no se quejaba, adoraba aquello, y no solo por los momentos lujuriosos. Le gustaba hacer feliz a los demás, hacer que se sientan queridos, pero con los menores era un tanto diferente. No sólo deseaba eso, sino más cosas, les quería mucho y su bien estar se convertía en su prioridad. Algo raro que piense esas cosas teniendo la lengua dentro de la entrada del más pequeño, pero que se le iba hacer. Podía dispersarse a ratos, y este no le pillo en buen momento. Siguió con el pequeño trabajo que le hacía al menor, su cuerpo se estaba acostumbrando a eso, ya no se le notaba tan tenso, lo que le permitía mover con más facilidad su lengua. Explorando todo lo que le permitiera aquel lugar. Luego de unos minutos más, sacó su lengua, ya lo tenía bien lubricado y esperaba que aquello no le hiciera mucho daño. Lamió una de sus falanges antes de introducirla lentamente en el pequeño.
Nuevo récord en decir el menor número de palabras antes de que el menor se fuera. Tan hiperactivo como de costumbre, solía hacerle lo mismo desde que se enteró de que eran hermanos. La mayoría de veces volvía era con algún dulce especial, las otras, no lo consiguió encontrar; que todavía no está a la venta. Decía que era un regalo, pero sabía que lo estaba usando como una rata de laboratorio. No sé quejaba, estaban buenos y al ser preparados por Candy la cantidad de azúcar que estos tenían era en proporciones desmedidas. Algo normal, siendo que él estaba formado de una mezcla de azúcar concentrado. Aquel esqueleto si que podría ser capaz de matar a un diabético con su dulzor, literalmente. Al cabo de los minutos, el menor volvió con una caja algo grande ¿no eran dulces? Ahora si sentía curiosidad por lo que escondía su interior.
—Es para ti ¡ábrela! —emocionado le entregó la caja, quizá mucha emoción, pues hizo que Cery diera unos pasos hacia atrás por el golpe.
Vio como este la abría sacando unos calentadores de brazo, junto con la bufanda regalada.
—¿Te gusta? —
No tenía palabras, realmente no se esperaba aquello. Fue una sorpresa total, ¿y si le gustaba? ¡Claro! Tenía tanto tonos chillones, como oscuros. Encontrando el equilibrio de ambos colores.
—¡Gracias Candy! Pero ¿porque el regalo? —dejó la caja en el suelo, poniéndose los regalos dados. Tan cómodos y suaves.
—¡Que bien! Y bueno, no lo sé. ¡Me apetecía y ya! ¿Quizás por ser tan buen cliente? —no tenía una razón en concreto, pero aquella podría servir como excusa.
—Y bueno, así te proteges el cuello de los reinicios. Que luego se te queda una fea marca. —
—Puede ser, gracias de todas formas. —era cierto, se le quedaban marcas de los hilos por culpa de sus reinicios. ¿Qué como sabía eso el menor? Fácil, de la misma forma en la que todo el mundo puede saberla, presenciar uno de ellos. Gracias a ello se conocieron, él le salvo la vida con sus dulces y se lo devolvió no matandolo ¿injusto? Si, puede ser, pero consiguió que Sugartale fuera el único Au que no quisiera destruir. A la larga le salió bien la jugada a Sugar Candy.
Un gesto cálido. Calmaba esa creciente bola de problemas que su cabeza creaba a sobrepensar demasiado las cosas, era un gran lío que Ashy calmo con un dulce y tierno beso. Se sentía querido, por su par de amigos, era algo tan curioso, jamás pensó que hallaría ese sentimiento en dos monstruos, de hecho, nunca pensó que llegaría a sentir mariposas en su "estómago", ni que un beso podría causar tantas emociones nuevas. Tan relajantes, quería perderse en ello totalmente y en lo candente que eso estaba. Oír a su menor era todo un goce, gimoteos suaves y discretos, temerosos de ser demasiado altos, era tan adorable. Quería sería el causante de ellos, pero Blush se le había adelantado por bastante. Un pequeño beso más. Eso hizo, antes de regresar a su labor de atender al amiguito de Blush, podia notar como más cantidad de presemen iba saliendo de la punta, era buena señal, faltaba un poco menos para que experimentara el orgasmo y esperaba eyaculara en su boca, sería todo una experiencia que quería disfrutar. Al igual que venirse. También quería experimentar lo que sería el climax del placer, ese límite en el que solo puedes pedir más porque no es suficiente, eso deseaba, la lujuria y deseo carnal habían acabado con su poca timidez y sentido de lo moral, aunque tal vez no del todo, el límite de no querer quitarse la ropa seguía existiendo como impedimento para continuar. ¿Que más daba? No creía que llegarán tan lejos aún deseándolo, en cualquier caso, tenía mil y un excusas para seguir con su ropa, es algo terco, obstinado y sus prendas de vestir cubrian la vergüenza que es su cuerpo, jamás lo mostraría en ese tipo de contextos, sentiría que podría llorar si eso llegaba a pasar, era tan asqueroso, estaba algo rellenito, lleno de desagradables heridas que se extendían por toda su piel, hasta algunas heridas habían sido cerradas con grapas, en verdad dolía, Jack era aún maníaco en potencia que por suerte se había controlado con Ashy y Blush, quien sabe lo que habría hecho con ellos.
Ugh, estaba pensando demasiadas cosas negativas. Debía distraerse. Con cuidado volvio a introducir la descubierta glande en su boca, chupando la punta, succionando y limpiando aquel líquido casi transparente que salía de la punta. Se sentía tan obsceno. Y torpe, una que otra vez llegaba a rozar sus dientes, no era intencional, eran descuidos por estar distraído en otras cosas. Necesitaba que Blush se viniera en su boca. Era una pequeña fantasía hecha realidad, no podía evitarlo, verlo tantas veces en videos y mangas del género BL. Pero hacerlo de verdad superaba sus expectativas, la calidez en su boca y los roces constantes que provocaba con su lengua sobre el miembro, mientras oía a Ashy gimotear, era un buen estimulo, le provocaba dolor en su entrepierna, su propio pene estaba desatendido, un poco de atención no vendría mal, aunque sea unas pequeñas caricias obscenas que le hagan jadear del placer.
Veía a esos monstruos huir, gritando en agonía, advirtiendo de lo que se venía. ¡Oh! Pequeños idiotas, ¿No saben que el pánico colectivo causaba más caos que buenos momentos? ¡Jaja! Se alegraba, tendría más víctimas nuevas si seguían corriendo así, parecían pequeñas cucarachas huyendo de la luz, de su luz, destructiva y brillante. No se apresuró en caminar, disfrutaba de caminar y causar horror solo con caminar mientras los buenos animos venían a él, como una descarga de energía, estaba feliz, realmente lo estaba, emocionado de quizá tener nuevas marionetas de carne y hueso, podría jugar con ellas por tanto tiempos. Se acomodo las mangas de su abrigo, pudiendo invocar hilos, como la tela de una araña iría tejiendo una trampa, atando esas hilos a las superficies que hayaba, con la intención de bloquear ese caminó mientras más avanzaba. Estaba orgullos de su gran trabajo, parecía combinar con el resto del Au, colorido y dulce, le sorprendía que nadie aún fuera a detenerle, ¿Que más daba? Si su felino púrpura decía que todo estaba bien, le creía.
—¡oh, corran! Que aquí viene el gran destructor a-ack—anunciaba con gracia, viendo como las puestas y ventanas de las casas se cerraba una por una, esos monstruos ocultos no tenían la oportunidad de huir, lentamente todo acabaría rodeado de hilos cubiertos de negatividad. El más dulce veneno que podría haber probado. Se sentía como una diva al atraer tantas miradas, ah~ sabía que es hermoso, aún con esos fuertes y involuntarios movimientos. Y chirridos que emitía al apretar sus dientes. Pequeños y aveces violentos tics. Sus orbes recorrieron el alrededor buscando alguna víctima cercana. Todos ocultos. Como pequeñas y miedosa mierdas. Asqueroso. Iba llegando hasta la zona más poblada de ese estúpido ahí, la zona que la nieve cubría como un bello manto se azúcar.
En ese punto se detuvo, ugh, eso estaba dejando de ser divertido, ¿Dónde estaban los defensores de su pueblo que querían proteger a otros?
—¡No te dejare avanzar más, tu pequeña mierda! —bocifero, un monstruo perro con armadura.
Mientras empuñaba una espada, listo para atacar, listo para defender a otros de esa vil amenaza, vio como aquel extraño monstruo ajeno a su mundo preparaba sus tentáculos en su dirección, un parpadeo basto para que uno de ellos casi llegará a su abdomen, pudo esquivarlo, con bastante difícultad, por suerte su armadura logro desviar parte del daño que hubiera recibido.
—¡P-pff! A-ah, tú, im-imbecil ¿En a-ah verdad crees ser un héroe? ¡No me hagas reír! Que luego me duele el estómago ¡Ja, oh vaya! Tan débil, ni siquiera pudiste proteger a ese niño —pequeñas interferencias en el audio distorcionaban su voz, tan similar a Error, destestaba eso. Señalo destras de aquel monstruo obligándole a voltear. Fue casi un premio, poder darle el golpe de gracia antes de poder empezar una verdadera batalla, pero atrapó su cuerpo con hilos, firmes, que se enterraban en su piel y carne para controlar hasta el más mínimo impulso u movimiento, rompería sus huesos si hiciera falta para poder aprovechar al máximo su nueva marioneta.
—¡Gracias, Ari, tan útil como siempre! Distrayendo a mi nuevo juguete.—
No había nada ahí. Se había volteando para ver y en ese siglo en blanco solo aquél tentáculo se extendía, como si hubiera atravesado un cuerpo invisible que solo ese demente esqueleto podría ver. Maldito enfermo. Gruño con molestia.
Demasiado tarde. Perdió la movilidad de su cuerpo.
—¡co-corran! ¡Estamos en peligro! ¡Lo está destruyendo todo! —una pequeña niña lloriqueaba, había visto como aquel se glitcheado llegaba, y tuvo la oportunidad de huir para advertir, lamentaba que sus amigos y pares no hayan corridos con esa misma suerte, estaba sola. Corría tan rápido como sus pequeñas piernas se lo permitían, vio un local de dulces abierto, y no dudo en entrar a este para resguardarse del peligro, estaba agitada y al borde del llanto, todos, sus amigos habían muerto. No eran más que polvo, tenía miedo, no quería acabar igual, se sentía una cobarde pero no había nadie que pudiera detener a ese monstruo. No sabía quién era, solo vio los glitches a su alrededor y esos "mensajes" que flotaban q su alrededor, tenía por su vida.
No esperaba que aquello fuera tan apretado, su lengua, pese a que le transmitía grandes sensaciones, no se parecían a la del tacto que estaba teniendo. Una vez completamente dentro, lo movió suavemente, con la intención de agrandarlo. De antes podía escuchar los ruidos que hacía el menor, como intentaba ocultarlos bajando el volumen de su voz. Eran tan adorables como obscenos, quería escuchar más de su dulce voz, sin que esté tuviera que esconderla.
—Relajate Ashy~. —Un tono coqueto en su voz es lo que se pudo escuchar. Notaba el cuerpo ajeno tenso desde que introducio su falange, si seguía así, haría más doloroso el proceso y no quería eso. El menor debía sentir placer, no dolor. Se quedó quieto por un momento, hasta que se acostumbrará a lo que tenía dentro. Una vez más tranquilo, comenzó a moverlo, escuchando los jadeos del contrario. Todavía no se dejaba llevar, entrecortaba su voz con tal de no ser escuchada. Un acto tan tierno, que le excitaba más. Quiso intentar esta vez con dos, la impaciencia le ganaba y si veía que le dolía mucho lo dejaría. Una segunda falange se unió a esta primera, bien lubricada y entrando de poco en poco. Ashy comenzaba a estar más agitado, no se quejaba del dolor, pero el tono de su voz lo delataba. Iba a sacarlos cuando sintió como Ty seguía con el trabajo dejado a medias. Un escalofrío que derivó en un torpe descuido, en vez de sacar las falanges las intrudujo más. Provocando un lastimero gemido en el menor. Oh no, su intención no era dañarlo y ese sonido se lo dijo todo, aquella era una parte delicada de su cuerpo y debía tratarse con cuidado y delicadeza. Rápidamente se disculpo con el menor entre leves jadeos, su disculpa podría descartarse fácilmente. Todo era culpa de Ty, el contrario hacía tan bien en atenderlo que lo distraía. No podía creer que esa fuera su primera vez, parecía experimentado en eso o al menos que si sabía bien lo que hacía. Quizá lo aprendió de algo, aunque no sabría bien de que. No parecía ser el tipo de monstruo interesado en actos carnales, puede que lo haya aprendido por experiencia propia. No le tenía una explicación válida que no implicará en quitarle la inocencia al menor. Y hablando de menores, todavía seguía dentro de él. No escucho más queja al respecto, solo jadeos ahogados del más pequeño y unas palabras de este.
¿D-de verdad quería seguir? Parecía insistente en el tema, pensaba que aquello le había dolido. Puede que se hubiera equivocado al respecto y sacado conclusiones demasiado rápido. Intento seguir con delicadeza, pero él ya estaba apunto de venirse. Aguantar tanto tiempo no le hizo bien, además que con la atención dada de Ty era más difícil no resistir, eso sí no sumamos los ya audibles gemidos de Ashy.
Ya no le resultaba posible seguir ayudando al mayor, Blush lo estaba distrayendo con algo en su interior. Era tan extraño que le encantaba, desde los besos obscenos que quería sentir algo dentro suya. Y ahora lo tenía, sería algo indebido, pero no le importaba. Con solo cumplir su deseo le bastaba para estar feliz y lo mejor llegó cuando el mayor quiso mover su falange. Como su interior no se lo permitía, era todo tan nuevo.
Quiso relajarse como este se lo pidió, pero la emoción y extraña sensación no se lo permitieron del todo. Por su suerte, no llegaba a dolerle, era más incomodidad que eso. Sus jadeos y débiles gemidos todavía no los mostraba, algo de pudor si le quedaba. No podría desprenderse de aquello tan fácilmente, mucho se había lanzado en ese día. Pidiendo besos a los que supuestamente eran sus amigos, llevando ropas demasiado provocativas para él, incluso que el mayor jugará con su delicada zona. Lo único que le faltaba era gem-.
—¡A-ahh~! —pues ya lo había hecho todo. Su vergüenza se fue en aquel sonido tan lamentable. Ya no tenía sólo una cosa dentro, tenía dos. Eso le provocaba más excitación de lo que esperaba. Acomodo su rostro encima del cuerpo de Blush, si iba a disfrutar eso, lo haría bien.
—S-sigue~ a-ah~ por favor, Blush~. —ya no se cortaría en nada de lo que dijera. Quería experimentar aquello tan nuevo y lujurioso. Le dolía un poco, pero no le importaba, necesitaba esas leves estocadas adentrándose más en su zona prohibida. Con la boca medio abierta, sus sonidos lascivos se escuchaban mejor. Le gustaba tanto aquello, disfrutaba cada movimiento jadeando y soltando alguno que otro gemido. Las vistas que tenía, ayuda a mayor disfrute, Ty lamiendo el miembro de Blush como si de una paleta de tratase. Como lo engullia desde la punta hasta el final, lo miraba atento, mientras seguía con sus sonidos obscenos. De vez en cuando pronuncia el nombre del contrario, intentando llamar su atención. Quizá con intenciones de excitarlo, quizá no, solo quería que lo viera de esa forma tan vulnerable.
Fuertes ruidos se escuchaban afuera del local, un tanto extraño pues era un lugar en su mayoría tranquilo. Además de que se encontraba en una ruta pacifista por lo que le contaba su pequeño hermano. No tenía sentido el alboroto que se escuchaba fuera.
—Candy ¿que sucede? —un gesto de confusión es lo que recibió como respuesta. Al parecer el tampoco era consciente de la situación. El sonido de la puerta abriéndose y los jadeos de cansancio de una niña fue lo que le hizo alterarse. El contrario se acerco rápidamente a esta, preguntando si estaba bien. Parecía que iba a llorar en cualquier momento, pobre niña ¿donde estarán sus padres? ¿Qué? Era un monstruo si, pero respetaba Sugartale y por ende a todo sus habitantes, hasta los más insignificantes y patéticos.
—Tranquila, ya está. —abrazó a la menor con cierto toque maternal. Le encantaban los niños y la energía que estos tenían. Eran como una batería inagotable, solo un poco de descanso para salir a divertirse con sus amigos nuevamente.
—¿Qué a pasado? ¿Podrías decirnos? —preguntó preocupado, mientras cargaba a la pequeña en sus brazos. En un intento de clamarla, podía llorar en cualquier momento y aquello no sería bueno. Ver un alma inocente con ese sentimiento de tristeza en su rostro era horrible, ningún infante merecía sentirse triste. Espero paciente a que la menor contestara, todavía estaba nerviosa y miraba con desconfianza al mayor. Puede que el aspecto de esto no inspire confianza, dio unos pasos lejos para que se sintiera más cómoda y lea contara.
—No te preocupes, no va hacerte nada. —le acarició suavemente su cabeza, esperando a que pudiera informarlos de la situación.
Wow, Candy si podía ser un buen padre. Debería pensar en esa posibilidad cuando sea algo más mayor, seguramente criaría a unos buenos hijos. Ya el resto depende del posible padre, y si, solo padre. Su amigo jugaba para el mismo bando. Lo averiguó por el leve coqueteo que tuvo con un cliente, de ahí ya se lo confirmó él mismo.
Al escuchar la declaración de la pequeña se alertó enseguida.
—Candy, cierra el local y no salgas. Esto es serio. —salió del lugar antes de dar la oportunidad a su amigo de responder. Así que un esqueleto atacando el lugar, por la pequeña descripción puede tratarse de un combo de Nightmare...y esperaba que no también de Error. Pese a que tenía toda la pinta, aquellos eran los más peligrosos, todo unos dementes y desquiciados. Podía comprobarlo, su ex jefe era uno de estos, no lo dejaba en paz ni para dormir. "Su Apple", un gran demente y asesino en serie. Todavía le sorprendía que un día de esos no se le fuera la pinza y les hiciera algo a sus compañeros, pero estuvo cerca de que pasara. Muy cerca la verdad, por suerte Lune era el único que podía controlarlo y no del todo. Ambos solían pelear bastante a menudo por el liderazgo del grupo, ninguno ganaba. Camino más, hasta poder ver a los posibles causantes de tal alboroto. Su nerviosismo que calmo un poco, el esqueleto tenía tentáculos y no brazos en vez de estos. Al menos no tenía que lidiar con un antiguo conocido.
Oh dios. Sentía que todo eso le estaba condenando, podía oír los jadeos y palabras obscenas de su menor, como una que otra vez pronunciaba su nombre invitando le a mirar, se sentía atrapado en un ambiente tan lujurioso al que solo podía ceder por deseo propio, temiendo lo peor y esperando lo mejor. Entre-abria sus cuencas viendolo, Ashy se veía tan débil, perdido en las sensaciones que causaba Blush en su cuerpo, se preguntaba si realmente se sentiria tan bien como aparentaba eso de tener algo dentro suya, quizá dolía, o no, quien sabe, no tiene el valor paga experimentar lo aún estando en privado o parecido, es algo cobarde cuando se trata de experimentar su propia sexualidad, se considera todo un ser confundido que busca su camino basándose en las experiencias. Hundió el miembro de su mayor dentro de su boca, pasando su lengua en suaves movimientos sobre el tronco, costaba que el aire cruzará hacia sus "pulmones", eso tenía cierto encantó, la falta de aire le estaba volviendo loco. En el buen sentidos de esa palabra si es que está tendría uno. No sé había imaginado acabar así con dos de sus únicos amigos, ¿Podían culparle? Ese par tenía un encanto atrapante en el que cayó ni bien tuvo la oportunidad. Blush es alguien con iniciativa y una forma de dominar encantadora, no parecía tener miedo de tocar más haya de lo que la ropa permitía y hasta romper los límites de la amistad para llegar lejos. Ashy es adorable, seguro a nadie le había duda aquello, con su rostro delicado, cuerpo perfecto, actitud positiva e inocencia que daban ganas de cuidar y a la vez corromper por el pequeño morbo de ver al chico haciendo cosas indebidas. Eran candentes, y le encantaba. Encontró algo preciado y hermoso en dos monstruos tan distintos pero que de alguna forma se complementaban, entre los tres, tal vez por su parte sería mas tímido, pero hey, se estaba esforzando por quitarse cada prenda de vestir y la vergüenza que venía con ello. En busca de aire saco el pene de su boca, jadeando ansioso, eso le estaba excitando más de la cuenta, la idea de complacer a su mayor de esa forma, y saber que lo hacía bien, era agradable, podría sonar como una tontería pero quería oír que le dijeran “buen chico”, cada quien con sus gustos raros, él quiere ser tratado con cariño y a la vez con cierto carácter infantil, como si aún fuera inocente y en su cabeza no hubiera espacio para la lujuria ni el libido. Lamentablemente, ese papel de niño inocente se lo llevaba Ashy, era imposible no amar a ese chico.
—Vamos a-a divertirnos ¡mgh! Pe-pequeña marioneta ¡Jaja! —movio sus manos, tensando los hilos que salían de la punta de sus falanges, el cuerpo de aquel monstruo se levantó del suelo, en un movimiento brusco y diría que doloroso por las lágrimas que salían de los ojos de su ajeno. Los movimientos empezaron siendo erráticos, extraños y desviados intentos por empuñar la espada, era más bien una tortura para su nuevo juguete, necesitaba aflojar sus músculos, esos haría las sencillo lo que venía. Iba escuchando crujidos, como el dulce desgarre de la carne, era magnífico, como música, ojalá poder ver los órganos de ese ser, tocarlos con sus manos y poder apretarlos. Sería tan divertido, como jugar con nieve, pero algo menos versátil que esa moldeable cosa. Ya empezaba ceder. Camino con calma mientras controlando a su muñeca nueva, busco a demás monstruos que anduvieran cerca, quien sea, sería rebanado por la filosa espada que portaba el perro con armadura.
—¡Sh! A-ah Joder, mierda, mierda, ¡Silencio! No puedo concentrarme —Chillaba con molestia, al aire, como si algo estuviera ahí susurrándole cosas al oído, cosas que le hacían molestar, cosas que le provocaban apretar el cuerpo de su delicada marioneta. Mierda. Su cuerpo empezaba a tener pequeños w involuntarios movimientos más seguidos, joder, así no podía seguir con si deber. Intento despejar su mente, necesitaba algo con que desquitarse. Gruño con molestia, no había nadie a la vista. Sin cuidado estrelló el cuerpo en su poder contra unas casas, brusco, más de una vez, eran golpes fuertes. Iba a romper todas esas casas con tal de tener más marionetas, más amigos con los que jugar hasta que murieran por inanición, no los alimentaba porque básicamente le daba flojera y era más fácil conseguir más marionetas que mantener las que tenía. Sus tentáculos se agitaban de un lado a otro, dejando salpicaduras de ese líquido oscuro de negatividad, estaba muy molesto, su cuerpo generaba de forma bastante abundante esa negatividad condensada, era aún dulce manjar, le estaban mirando con horror, ¿Por que? Él solo quería tener más amigos con los que jugar y poder complacer las peticiones de su padre, causar tanto caos y dolor como pudiera en cada Au y línea alterna que visitara, es arte, no es simple destrucción sin límites, era arte. Encontrar a laa víctimas adecuadas era complicado, primero iba tras los luchadores más competente para aprovechar sus habilidades, luego seguía con las casas, derrumbandolas para causar muertes, y hacer salir a esos nuevos amigos, nuevos amigos para él y sus amigos invisibles. Su papá decía que sus amigos invisibles eran buenos, y ¡El los podría ver! No sé sentía tan loco al saber que sus padres los veía. Aunque aveces creía que era una pequeña mentira. Seguro no era así, su papá siempre decía la verdad y le castigaba porque le amaba, los golpes son amor, los insultos son halagos, y las caricias eran la muestra maxima de cariño que conocía. Y le encantaba, sentirse amado era ser especial para alguien.
—D-d-dios, ¡Ah! Malditas perras, ¡Salgan ahora! A-agh, fuck fuck, a-arigato ¡Ugh! —.
Según su padre sus tics son horribles, son la representación de sus debilidades de que tiene miedo y está expuesto, intentaba controlarse, parecía casi imposible, se llenaba de glitches y mensajes de "error" y "night". Era como una pesadilla. Una de la que costaba reaccionar, y si realidad se distorcionaba con visiones extrañas y figuras que crecían y encogían de manera anormal, o eso era lo que otros decían, para él esa pesadilla era normal y no podía despertar de ella aunque lo deseara. Se dejó a si mismo un pequeño golpe en su cabeza como regaño por no poder controlarse adecuadamente. Maldita calma que nunca podía permanecer de su lado pero mucho tiempo, se sentía asfixiante aunque careciera de pulmones. Alguien había salido. No dudo en usar sus hilos para atrapar a ese ser, no le importaba quién fuera, mientras pueda llevarle con la Frisk de ese Au, y Flowey, los únicos seres que podían empezar de cero ese mundo y arruinar su arte grotesco, apretó el cuerpo de ese desconocido, solo pensó las preguntas. Estaba molesto como para hablar, suponía que sería más fácil desquitarse contra algo antes de proseguir, así la calma se quedaba con él y podía seguir con su obra de arte, mientras una canción pegajosa se le venía a la cabeza, porque no hay nada mejor que hacer arte mientras se escuchaba música y se distraía de todo lo que ocurría a su alrededor. ¡Tan divertido y atrapante!
La pequeña se aferro a esa figura de confianza, buscando consuelo a su dolor, estaba asustada, no sabía que había sucedido, analizar todo le causaba dolor y pánico, asimilarlo era peor, no podía creer lo que vio, de lo que se salvó, lo que perdió. Todos sus pequeños amigos ya no eran más que polvo y algunas manchas de sangre en la nieve. No sabría explicarse como es que sucedió. Ellos solo jugaban hasta que aquel monstruo llegó, parecía amable, se ofreció a jugar con ellos pero, ahora todos estaban muertos menos ella.
—N-no lo sé, mis amigos... Están muertos. —rompio en llanto lastimera, dejando que las lágrimas bajarán por su rostro, mientras tenía pequeños hipidos.
—U-un esqueleto quería jugar con nosotros pero n-nos atacó. —seria lo más destacable de todo, no quería relatar los detalles de lo horrible que vio, como aquel monstruo con feas intenciones masacro a sus conocidos, escucha esos gritos una vez en su cabeza como si lo estuviera viviendo una vez más. Temblaba de la impotencia.
Nunca se habría imaginado que acabaría así con sus amigos, ni en un millón de intentos. Le parecía curioso como por un descuido suyo al abrir el portal terminaron así. Que no se malinterprete, no es que le disgustar, más bien todo lo contrario. Las sensaciones carnales no podían ser mejor, hacían extremecer todo su cuerpo a la vez que me provocaban un placer que desconocía. En la intimidad se lo pasaba bien cuando tenía ese tipo de "necesidades", pero que corto se quedaba aquello. Él no hacía más que atender al más pequeño, mientras Ty le atendía a él ¿quien diría que se sentía realmente bien? Nunca tuvo la necesidad de mirar porno o algo así, los falsos gemidos y situaciones altamente forzadas conseguían distraerlo de lo importante. Incluso se quedaba viendo, con algo de dificultad, lo que pasaba con la nula historia, era muy extraño. Se acordaba que una vez lo intentó con un amigo cercano, el resultado fue el mismo. Para él, no para el intento de pintor, quien acabó yendo al baño bastante avergonzado. En este caso, los gemidos de Ashy sólo provocaban exitación, disfrutaba bastante de oírlos. Aún más siendo él quien los causaba, pese a no tener el reconocimiento correspondiente. Pues podía escuchar sus jadeos y palabras fallidas al formarse, incluso el nombre del otro menor. También quería que dijera su nombre, pero no negaría que si era algo candente escuchar el otro saliendo de la boca del pequeño. Ya estaba en un punto que cualquier cosa podría parecerselo, las "estocadas" que hacia se estaban volviendo un tanto irregulares, ya casi. Se encontraba cerca de venirse, intentaba aguantar un poco más, no quería hacerlo dentro de la boca de Ty. Sentía que no era lo apropiado, aunque después de todo lo que hicieron, no tiene mucho sentido comenzar a poner límites. Ya no aguantaba más, el menor no quitaba su boca y demasiado se había estado reprimiendose. Un líquido blanco comienzo a salir por la punta de su miembro, cálido y espeso, llenando la boca del menor sin previo aviso. Más de lo que esperaba, oh no pobre Ty. ¿Que se le podía hacer? Ya le cortaron una vez su trabajo y suponía que aquello de más, era producto de no dejarlo salir.
Sus obscenos sonidos rebotaba en el cuarto y el leve chirrido de la cama lo acompañaba. Apenas eran dos, pero si que se movían bien. Abriendo desde adentro su delicada zona, se concentraba más en eso que en meterlos. Le parecía bien, requería preparación si el mayor pensaba en introducir algún dedo más. Este último no lo hizo de la mejor forma, pasando de la incomodidad al dolor. No le importaba aquello, de todas ya estaba acostumbrado a este, lo suficiente como para sentirlo en menor cantidad que otros monstruos. Lo que para algunos era doloroso, para él solo molestaba, estaba bien inmunizado. Una tercer falange se unió a las otras dos, siendo que iba más despacio al entrar. Era increíble el placer que sentía con solo estar entrando, puede que se mezclará con la sensación de dilatación de aquella parte. Esas nuevas experiencias le encantaban, perdiendo todo su vergüenza en gemir más agusto. Se dio cuenta de cómo Ty lo miraba de vez en cuando, ohh ¿estaba mal querer más de esa atención? Podía ser algo morboso que le gustará que lo viera, pero eso quería, por lo que no se contuvo en llamar su atención de forma tan lasciva. Sabía que mucho caso no recibiría, pues se encontraba atendiendo al mayor. Que por los leves jadeos de este ya iba a terminar pronto... Si se supone que era inocente ¿como sabía de aquello? Inocente si, pero no ignorante, se necesitaba de algo más que actos pecaminosos para traer niños al mundo. Salía algo blanco del papá que llenaba el interior de la mamá. Nueve meses después ¡un bebé! Desconocía si el proceso era igual en monstruos del mismo género, o si era de alguna forma posible. Biológicamente tenía dos padres, pero como estos lo trajeron al mundo era un misterio para él. Unas cálidas gotas cayeron cerca de una de sus cuencas, quedando un poco por encima de lo que vendría siendo su mejilla. Mostró más atención a lo que sucedía, Blush había terminado, en la boca de Ty. Wow, lo había visto antes, era tan curioso. No parecía líquido del todo y era un tanto transparente, se quedó observando al mayor atento. Bueno, más bien a lo que escurria de su boca.
—T-ty~ ¿m-me ayudas ahh~ m-mi? —ya había terminado con Blush y quería la atención del otro mayor. ¿Egoísta? Quizá, pero así eran los niños, siempre queriendo más de los demás. Siempre intentaba ser amable y generoso, algo de egoísmo debería aflorar tarde o temprano.
Unos cuantos pasos más fueron suficientes para quedar atrapado por unos hilos. La presión por estos era fuerte, pero nada a lo que no estuviera acostumbrado. Incluso sus propios hilos eran peor, iban a matarlo sin opción de piedad, quitándole puntos de salud como si no significara de nada. Por suerte, aquello con los ajenos no estaba sucediendo, por el momento. Un poco más fuerte y ya habría comenzado su cuenta atrás.
—¿¡Que te crees que haces imbécil!? —Era obvio que la manipulación no iba a funcionar con aquel extraño. Por lo que solo le quedaba ser agresivo y despiadado, tal y como en los viejos tiempos. Invoco unos huesos que le liberaran de aquel maniático, no podía moverse mucho y aquello resultó mejor de lo que esperaba. Cayó sobre la nieve, levantándose en cuanto pudo. Miró al contrario, no le gustaba la pinta que tenía. Ganarle sería difícil, tentáculos, glitchs y tics, genial. Tenía todas las cartas para ser un demente, y por la forma en la que actuaba era lo más seguro. ¿Que se creía atacando un lugar tan hermoso y pacífico como Sugartale? Con lo fácil que sería ir a atacar a otros. Había Au's más débiles que ese, y siendo hijo de un dúo tan peligroso lo tenía fácil para destruir el que quisiera.
—Podrías irte a otro sitio, con todos los Au's que hay ¡y escoges el mejor! —se notaba la molestia de este en sus palabras. El resto del multiverso de daba igual, pero ese AU ni tocarlo. Lo habitaban monstruos encantadores y amables, no veía la necesidad de destruirlo. Hablando de eso, no estaban solo ellos, aquel esqueleto había tomado a un perro guardián como marioneta. Que miserable, él tan sólo pretendía proteger su mundo. Personalmente, nunca llegó a entender ese gusto por las marionetas de peluche que varios combos de Error tenían, no le veía la utilidad. Era mejor tener unas de carne y hueso, ir doblegando su voluntad hasta que solo te obedezcan a ti. Sin el temor de que pueda escaparse por todos los traumas que les hayas causado, aihz, como extrañaba tenerlas de vuelta.
Lentamente esa poca facilidad que tenía para respirar se acabó, un liqudo espeso iba opacando sus vías respiratorias, jadeo en un desesperado intento por respirar, tragando sin desearlo parte de ese líquido, tenía un gusto extraño, un tanto dulce, agradable, al principio planeaba escupirlo pero la probarlo mejor, no le parecía tan mala idea tragamos. Torpemente lo hizo, en pequeños bocados lo logro de a poco, y finalmente saco el falo de su boca, dios~ ese hermoso respiro profundo que pudo dar le provocó tanta satisfacción. Todo eso ocurrió bajo la atenta mirada de Ashy, que penosa escena sería, quizá se veía como una total puta asi, con algo de semen escurriendo por su boca y respirando agitado mientras temblaba levemente, necesitaba algo se atención, su miembro dolía, la retención le estaba torturando demasiado. Se veía tan lindo y erótico. En verdad quería recibir algo de atención. Que Ashy o Blush le tocaran, solo lo que se podía ver al no traer su ropa interior, lo que quedaba sobre su cintura podría ser una especial de secreto que no deseaba revelar por el momento, pese a tener muchas ideas en mente que quería hacer se limitaba con la simple idea de quitarse la ropa, aveces maldecia en silencio a su alter, esa personalidad tan poco cuidadosos y agresiva, hacia lo que quería cuando lo deseaba y sin temor a las consecuencias. W-wow, ¿En verdad Ashy quería eso? Quizá podría intentar, no estaba muy seguro de como sería tener un trío, apenas logro hacer un oral torpemente. Trago en seco una vez más y se acomodo, tomando las mejillas de su menor, acercaba sus cuerpos, quería sentir sus pieles calientes tocándose, sería tan emocionante llegar a eso.
—Ha-hare lo que pueda Ashy~ —suspiro cálido, acercando su boca a la del mencionado menor, le daría la atención que pedía y sabía que se merecía, mimar a Ashy parecía ser todo un deber para los dos mayores, corrompiendo con lentitud esa inocencia tan encantadora, tan adictivo, era casi un gusto morboso mancillar la tierna ignorancia de Ashy ante el tema. Empezó lento y con ese toque cariñoso que derretia el alma, le gustaba darle ese gusto cariñoso, de alguna forma le gustaba, hacer sentir especial a su querido amigo, lentamente abrió su boca, intensificando el mimo, juntando sus bocas y lenguas con ansioso deseo, quemaba, en verdad quemaba esa lujuria tan adictiva, hacia que su cuerpo añorara el tacto de sus amigos, que tocaran cara parte de su cuerpo hasta hacerle venir de placer, jamás había experimentado ello, ¿Cómo sería? ¿Tan embriagador como leyó el esas novelas homo-eróticas, o quizá sea intensos? Al ser su primera vez podría ser algo más receptivo al placer que obtendría. Las dudas no le dejaría estar en más hasta obtener una respuesta a ello. Su diestra bajo, por el expuesto y suave cuerpo de su menor, su pecho, hasta si delicada cintura, y la pequeña línea en su vientre bajo que separaba este de su miembro expuesto, suponía que ya estaba apunto de venirse, podía sentir esas contracciones en es cálida zona, mh~ también quería poder probar el dulce sabor de su semilla. Continuo bajando su mano, tocando algo un tanto alargado y un tanto húmedo, suponía que sería el miembro erecto de Ash, el tibio liquido preseminal se iba escurriendo entre sus dedos al tocarlo, con su pulgar realizó movimientos redondos sobre la glande.
Sus preciados hilos acabaron en el suelo, desechos como mera basura y desastre, eran inútiles en ese estados. ¿¡Quien se creía ese maldito esqueleto al retarle así!? Seguramente era idiota uno muy desagradable, no le dejaba distribuir su arte por todo ese Au, y ser feliz con eso. No le dejaba, y eso empezaba a enojarle mucho. Apretó con fuerza bruta el cuerpo del perro guardian, escuchando con goce sus alaridos de dolor, papá decía que esos sonidos eran casi músicas para sus oídos, era feliz complaciendo sus deseos y ordenes, pero con ese bastardo interrumpiendole, jamás podía cumplir con su misión, y Nightmare estaría tan decepcionado de él, no le culpaba, era una deshonra para el gran legado que tenía el príncipe de las pesadillas.
Empezó a negar con su cabeza, pequeñas e involuntarias acciones se hicieron presentes por el coraje. Insultos silenciosos que se apresuró a callar con una de sus manos, mientras sus agatunados orbes de desviaban desde su contricante hasta destras de este, más específico, el suelo, la sombra oscura que proyectaba. Le pareció ver algo moverse ahí, en ese comulo de oscuridad, como si unos tentáculos se asomarán, vigilantes de cada acción que realizaban. Nightmare, ¿Estaría ahí para cuidar se él o asegurarse que nada mala acción arruinara su plan? Lo que sea que sucediera, se recompuso, rápido listo para iniciar con ese combate que iba a decir el destino de ese mundo tan desagradable. Amaba los dulces pero su ánimo de ese momento le hacía odiarlos como nunca ahora mismo.
—A-ack, mierda, fuck, fuck, ma-maldito. ¿que te importa a-ah tú lo que haga, eh, puto protector? ¡Ve y déjame en paz! Calla, calla, ¡No te oigo! —las primeras palabras si fueron dirigidas hacia su enemigo, lo demás fue el pequeño temor se ver sombras arrastrándose por su campo de visión, atormentandole con palabrería burda y casi inentendible.
—¡Espero, espera, tengo una idea! M-me iré u-ugh, si me lo pides por favor. —dio su mejor sonrisa amable aún pese a los tics que la quemante furia causaba, sus tentáculos iban en contra de lo que quería reflejar con sus palabras, esos miembros extras se removían, agitandose con molestia en el aire, chocando una que otra vez, listos para atacar, apuntando en dirección del esqueleto de aparente caramelos, estaba listo para hacer un movimiento cuando esté negara o aceptará su propuesta trampa, más bien era lo primeros que se le vino a al cabeza al pensar como distraer o evitar una pelea tan rápido cuando esas sombras y voces le mandaban en sus acciones. Levantó ambas manos dejándose ver indefenso mientras aún apretaba el cuerpo de ese pobre monstruo que usaba para descargar sus malos ánimos, no lo entendía, de todas las veces que hacía eso, era la primera que tenía tantos problemas para controlarse, la apariencia de ese esqueleto le ponía los nervios de punta, sentía que quería golpearle un maldito cabezazo para romperle el cráneo, ya que el suyo es bastante resistente a los golpes, lo comprobó un par de veces sin querer rompiendo cosas al jugar demasiado brusco, una vez casi rompe una pared en el castillo de su querido y adorado padre. Ugh, añoraba alguna vez ser del agrado de él, que le vea con orgullo. Ese esqueleto delante de él, le recordaba de alguna manera a el débil de Error! Sans, su progenitor, un odioso transtornado que se creía con el derecho de llamarse destructor, ¡Ja! Solo era un maldito fallo del sistema que por no poder tener un bonito final quizo destruir, y ni siquiera podía hacer eso bien, era un desgraciado. Si ese otro esqueleto era algo de Error, lo mataría.
Fue curioso como un simple agarre de mejillas hizo extremecer su cuerpo de esa forma. Desde su espalda, bajando hasta cierta parte más íntima, apretando aquellas falanges que todavía tenía dentro. Penetrandolo con suavidad y un tanto de rapidez, que le hacían sentir tan bien. El pequeño gusto por el dolor a medida que se habrían pasó, era tan embriagador. Simplemente, era una sensación más fuerte que él. Apenas conociéndola y explorando lo que aquellos actos provocaban. Por culpa de la ayuda que le pidió al mayor, tuvo que moverse y cambiar la posición en la que estaba. Pasando de estar tumbado a encontrarse más sentado, definitivamente no le hizo bien algo como eso. El brazo del mayor se giro, acomodando su mano en una posición más óptima para seguir con su trabajo. Uno tan impuro como placentero, pues cada vez se encontraba un poco más dentro de él menor. Quien por su parte sólo cedía a la lujuria del momento, sin saber bien lo que le hacían. Aquello le hacía sentir tan bien que plantearse lo ético de la situación, era absurdo como si mismo. Pero lamentablemente para el menor, sus gemidos fueron ahogados con un tierno beso. Esos que te hacen derretir el alma y te quitan todos los males, tan digno de aparecer en una película romántica. Las sensaciones eran demasiadas para su pequeño cuerpo, como recibía tratos tierno por parte de Ty, pero obscenos por la de Blush. Pero lo tierno no duro tanto como pensaba, la intensidad del beso aumento, provocando más excitación en él. Como apenas logra seguir el ritmo del beso, su mente se encontraba hundida en el placer. No estaba como para pensar, la atención prestada lo volvía loco. Ya no hacía falta ni que lo tocará, se sentía tan cerca del climax con aquel beso. Más sensaciones se unieron cuando aquello se terminó, como Ty tocaba su cuerpo sin pudor alguno. Era la primera vez que experimentaba cosas como aquellas, alejadas de la inocencia con la que estaba acostumbrado a rodearse, era normal que mucho no pudiera aguantar. Le hubiera gustado sentir lo que él mayor sintió cuando Ty se ocupaba de él, pero a su pesar aquello tendría que esperar. Las leves estocadas que recibía del mayor, le hacía moverse ligeramente de arriba a bajo, y con la mano de Ty ahora tocando la única parte de su cuerpo que guardaba inocencia no tardo mucho en terminar viniendose. Dejando salir una pequeña cantidad del líquido que pudo observar con anterioridad, acompañado obviamente con un lastimoso gemido del pequeño. A diferencia del mayor, lo que salió de él era menor cantidad, casi patética si uno se toma su tiempo en compararlos.
—P-perdón Ty, no a-aguahh~ aguante. —se lamentaba haberle pedido ayuda a su amigo si al final no parecía necesitarla.
—S-si quieres t-te puedo nhg~ ayudar con lo t-tuyo~. —le gustaría recompensarselo al mayor de alguna forma. No sabía que era eso que estaba haciendo pero ya que se presto él a ayudarlos, lo mínimo que merecía era recibir la misma ayuda. Pero claro, de forma más torpe e inexperimentada, ni siquiera sabía cual era el nombre, mucho menos sabría como hacerlo.
Demasiado bueno como para ser verdad. Por fin había conseguido que saliera aquello y esperaba que fuera suficiente para calmarse y no tener más pensamientos obscenos. Aunque si sentía culpable por terminar en la boca del menor sin previo aviso, ¿debía disculparse? No estaba seguro, ¿quizá agradecerle? Eso era peor, se daba a entender otra cosa. Y eso no era lo que quería, el menor no debía parecerse a una ni de lejos. Era más adorable y lindo. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por el inesperado cambio de posición del menor. Había escuchado la pequeña platica que esos dos habían tenido, no por cotilla, pero era lo que tenía estar tan cerca y estar atento a los gemidos del más pequeño. Rápidamente cambió su posición para seguir dentro del inocente niño, todavía no quería dejarlo, al menos no hasta que gimiera su nombre. Oh mierda, esos pensamientos obscenos, el adentrarse en el interior de Ashy. No quería y tampoco había forma de disimularlo, se estaba volviendo a calentar por culpa de la situación. ¿Que le pasaba? No era habitual que tuviera esa necesidad dos veces al día, los menores le traían loco y no podía controlarse. Que vergüenza, que no de dieran cuenta sería un milagro. Aunque esos dos estaban bastante ocupados, pasó su mano libre por la cintura del menor. Ashy había pedido a Ty que lo ayudará, por lo que facilitarle el trabajo no vendría mal. Tocar la piel tan suave del menor era todo un goce, su delicada cintura e ir bajando un poco con tal de sentir los leves espasmos de su cuerpo. Lo tenía de espaldas e imaginarse lo tierno y candente que se vería de frente le inundaba su cabeza. Con su tierna inocencia que poco a poco iban corrompiendo, llevándole a temas más adultos. Nada aptos para su edad, ¿que poder decir? El menor tenía esa característica, ese morbo oculto de querer corromperlo, a la vez que las ganas de cuidarlo y mimarlo. Algo que enganchaba sin duda.
Uhg ¿protector? Ese niño si que estaba demente. ¿Como podría ser ÉL un vulgar y odioso protector? Tan solo por llamarlo de esa forma tenía asegurada su muerte. Dolorosa y lenta, sus favoritas. Apretarlo con sus hilos y escuchar los gritos de dolor de su futura víctima sería un buen plan. Pero no, necesita verlo sufrir aún más, retorcer lo en el suelo suplicando por su vida. ¿¡Como se atrevió a llamarlo protector!? Por suerte su padre no estaba en ese lugar, con sólo escuchar esa palabra se ponía nervioso y claro, lo pagaba con él. Lo entendía, esa gente dificultaba el trabajo de destruir los Au's, siempre intentando protegerlos y salvarlos. Tan molestos y miserables, protegiendo la vida de patéticos habitantes que no pueden hacerlo por su cuenta... Pero, ¿¡que!? Un momento, que se supone que estaba haciendo. Él solo quería dulces y se había metido en una pelea por culpa de aquel Au. Él extraño quería destruirlo ¿y? Debía dejarlo ¿no? Al fin de al cabo esa era la misión que Error le había encargado, destruir cada Au. No debería hacer excepciones, pero.. ¿Que pasaría con el lugar? Sería borrado hasta que Frisk lo resetee ¿y Candy? No pertenecía a los archivos originales del lugar, sería borrado por completo y sin vuelta atrás. Era el triste destino que algunos combos sufrían, sus archivos no los reconocían al tener otros externos y desconocidos. Claro, el Au pensando que es algún tipo de error los borra, evitándose cualquier posibilidad de virus. La única forma de salvarse era hackeando el lugar o no encontrarse ahí cuando suceda el reseteo. Podría salvar a su medio hermano dejando a su suerte el lugar, se supone que no tendría problema con eso. Pero ese demente, no quería que se saliera con la suya. Una victoria sin contrincante no merece llamarse así y huir como una rata de laboratorio no lo veía favorable. Si su padre se llegara a enterar, sería terrible para él. Y peor si se entera de que salvó a alguien, todo el avance que tuvo con él se iría a la mierda.
—Agh ¡maldito bastardo! ¡Este Au es mio! No te pediré ni mierda, si quieres destruirlo solo ven~. ¡Juguemos un rato! —Era la única excusa que veía factible, ¡él no era un jodido protector! S-solo quería ese Au, era suyo y de nadie más. No dejaría que el extraño ganará sin luchar. En un rápido movimiento lleno el lugar de hilos, sabía que estaba en desventaja y necesitaba algo que le advirtiera de la posición del menor. Pese a que ninguno le llegó a tocar consiguió al menos que su "pequeña marioneta" quedará libre. Sus hilos ajenos se mezclaron con los ajenos, haciendo más difícil el trabajo de mantener a esta.
—Tener juguetitos es injusto. ¿No crees? ¿O te vas a poner a llorar niño capricho? Bua, bua ¿vas a llamar a tus padres? —solo risas por parte de este siguieron. ¿Estaba mal reírse de un infante? Desde luego su amigo lo regalaría por eso. Que más dababa, él menor empezó insultando lo de tal forma. Deberían agradecerle que los ayudaba, ¡pero solo por su beneficio! Él destruiría el Au nadie más, tenía que defender lo suyo. Además que ni siquiera había comprado los dulces de sus hijos, oh Brush se decepcionará si no lo hace. Y la emoción de Stains al enterarse, no quería ver triste al pequeño. Sería un comienzo horrible.. ¡Ahg! Dejaba pasar muchas cosas en alto con esa familia, tenía que centrarse. El amor es malo, el amor es malo, el amor es malo... Debía repetirlo hasta que se lo creyera.
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