Ajio 8

Puede que fuera un tanto torpe, y se notará la inexperiencia del menor, ¿que se le iba hacer? Debía mejorar en aquello y él encantado de ayudarlo, lo que sea por el menor. Al final, consiguió lograr su cometido, la moral y razón dejaron de importar en el momento que lo beso. Su delicado cuerpo, los suaves sonidos que salían de su boca, tenerlo de esa forma. ¿Quién no cedería? El menor traía consigo algo que enganchaba, ¿su dulce inocencia? Puede ser, el verlo con tanta iniciativa lo volvía loco. Sentía curiosidad de que tan lejos estaba dispuesto a llegar, lo estaba calentando y demasiado, realizar esos obscenos actos cada vez se veía más posible. Además que al parecer el cuarto estaba bien equipado para eso, más que bien, traía de todo. Desde condones hasta cuerdas y cadenas, la temática se iba por cierto gusto masoquista. Siempre le pareció curioso ese de la excitación a través del dolor, él no era muy fan de aquello, pero por el probar no le haría mucho daño, más o menos. Tomó la iniciativa del beso, Ashy no lo hacía tan mal, pero algo más apasionado vendría perfecto, su erección todavía dolía, y tal vez consiga que le prestará un poco de atención. Posó sus manos en la cintura del menor, pudo sentir como su pequeño cuerpo se estremecía ante el tacto. Apenas lo había tocado y se ponía así, oh pobre Ashy, ya recibirá su castigo por provocarlo de tal forma. Por el momento, tocarlo de forma inapropiada le servía. Sus manos tocaban sin pudor alguno la cintura del menor, bajando por sus caderas. Verlo era una cosa, pero sentirlo era totalmente diferente, si ya pensaba que el contrario tenía un buen cuerpo, con esto ya quedaba confirmado. No tardo en llegar a los muslos del menor, suaves y con con ciertas imperfecciones que podía sentir con sus falanges. Las imágenes obscenas del menor jadeando volvieron a su cabeza, con eso sí que no podía. Se imaginaba tantas poses y situaciones que su mente divagaba sola, no le hacía bien, pero le daba igual. Con solo tener una posibilidad de que el menor termine mordiendo la almohada le bastaba.
Parecía tan inmerso en el suave tacto y sus obscenas fantasías que se llevó a olvidar del otro menor, por su suerte, él no estaba dispuesto de que así fuera. Tenía un buen ritmo con el beso, ganando terreno al menor de todos, además las suaves caricias dadas, podía saber que a Ashy le gustaba por como se movía. Resultó no ser tan inocente como pensaba. Pero claro, todo eso se perdió en un fugaz momento. Su nerviosismo regreso, y con fuerza que antes. ¿¡D-de verdad!? Le gustaría estar confundido, pero no, Ty estaba atendiendo a su "amigo". Joder, ¿que debía hacer? La verdad se sentía bien, era una sensación tan nueva como extraña. Y aunque la opinión se barajaba en su cabeza, no lo haría. Pedirle que pare sería un fastidio, pero dejar que siga.. No estaba seguro, demasiadas sensaciones nuevas, y cada una más adictiva que la otra.

Otra vez igual, el beso fue tomado por el mayor. No iba negarse, los besos dados por este debían agradecerse. Era tan curioso como transmitían pasión y ternura a la vez. Se nota el amor con los que lo daban, uno tan dulce y puro del que debía obtener más. Sus lenguas chocaban una con la otra en un vaivén irregular, fue bonito tener algo de control. Pero eso no era lo suyo, el beso cada vez pertenecía más a su mayor, pese a que él empezó. Como compensación por aquello, recibió ciertas caricias que hacían su cuerpo extremecer. Se parecían a las dadas anteriormente, pero siendo diferentes a a la vez. Como iba acercándose más a lo que ocultaba bajo esa corta falda, si tan solo se acercará más. Su desesperación se hizo notar, realizando movimientos y acomodandose más encima de Blush. No tenía nada debajo, su entrada y miembro rozaban directamente con las prendas del mayor, calentandolo de una forma que desconocía. Le gustaba tanto, como hacía reaccionar su cuerpo, era algo simplemente mágico. Necesitaba más, sentir el tacto del mayor directamente contra su piel. Aprovecho un descuido que tuvo este para levantarse de encima y quitarle esa molesta camiseta. Se tomó su tiempo para admirar el hermoso cuerpo de su amigo, estaba bien formado y ejercitado. Se podía notar fácilmente que no sólo el amor era su pasión, sino ¿de que conservaría tal belleza? Sus ganas de avanzar a más aumentaron considerablemente, el mayor lo había dejado deslumbrado. Competir contra eso era difícil.

Ya tenía luz verde para irse, además de recomendaciones de que poder comprar. El chocolate eran tan tentador y las gomitas una delicia, no le extrañaba que les gustará. Conocía un buen lugar en Sugartale, vendían toda clase de dulces, si querías algo en específico ¡ese era tu lugar! Los dulces eran realmente buenos, además de tener un buen servicio al cliente. El esqueleto que atendía dolía ser un tanto excéntrico y emocional, pero de conocer, conocía bien el tema. Y porque no decirlo, también le daba un pequeño descuento por ser familia. Con un sitio así, no necesitaba de ningún otro.
—Intentaré no tardar. —abrió emocionado un portal a su espalda, directo a su tienda favorita. Estaba a punto de cruzar cuando se detuvo en seco. Abrazo fuertemente al mayor antes de irse, quizás tenía sus dudas de que lo podría abandonar otra vez. Sería horrible que pensara aquello, no quería sentirse culpable por un mal entendido.
—Volveré con los dulces. Intentaré no tardar Brush. —se separó del corto abrazo y le dedico una sonrisa al contrario antes de meterse por el portal, y desaparecer con este.

Se sentía débil, lo normal después de hacer su rutina. Aquel horrible acto que conseguía calmarlo por más poco que fuese. La cocina parecía estar tan lejos del baño, ese si que fue uno fuerte, le costaría recuperarse de aquello. Pero no tanto como otras veces, hubo una que incluso tuvo que irse arrastrando a su cuarto, literalmente, fue la peor experiencia de su corta vida, o al menos si con lo de a vomitar se refiere. Carecía totalmente de fuerza, ni siquiera podía levantarse para morir encima de su maravillosa cama, la cabeza no hacía más que darle vueltas. Llegó a pensar que de verdad ese era su final, quieras o no, ver más sangre que vómito al terminar es algo que te da pánico. Todo un caos como se puede imaginar, y como siempre, una castigo al recuperarse, que a saber como lo hizo, un reto que le permitía saber sus límites. Mientras la negra masa sea más que su sangre, todo bien, podía seguir viviendo sin problemas. Más allá de los que él mismo se causaba. Por fin llegó a su destino, se apresuró demasiado, la cabeza comenzaba a darle vueltas y perdía de a poco el equilibrio, por no mencionar su "garganta", la que ardía con fuerza. Se le estaba complicando eso de tener que respirar, agarró una jarra grande que estaba cerca suya y abrió el grifo para que esta se llenara de agua. Luego agarraría el vaso, necesitaba su otra mano para apoyarse. ¡Por fin! Un poco de agua fresca, ya le hacía falta, pero mucho no duro su alegría. Escucho al menor detrás suyo, no quería volver a vomitar ese día por lo que le ignoró. Comenzó a tomar su preciado líquido con cierta dificultad, su mano temblaba un poco, le había puesto nervioso lo que le dijo el menor. Otro castigo más no, por favor, sabía lo que su "hermanito" buscaba, un pleito más. Lo normal, pero no sé encontraba con las fuerzas suficientes para enfrentarlo. Tal vez más tarde pueda darle aquello que busca, pero ahora no era el momento.
—Stains, ya vale por hoy. —se giro y miro al menor con una expresión desganada. Totalmente diferente a la que solía tener con este. Le costaba hablar, y la tos no se hizo esperar en aparecer. Comenzó a caminar lentamente hacia el menor, este se encontraba en al marcó de la puerta, por fuerza debía pasar por ahí. Dejaría la jarra y el vaso con agua en su cuarto, después otra pequeña visita al baño. Debía quitarse ese trozo de papel de su nariz, o al menor cambiárselo. Esa era su intención, no iba a volver a realizar aquello con el "estómago" vacío. Que curioso aquello, como podía sentirse tan mal por algo de lo que carecía. Era suponer que, magia de esqueleto. Muchas cosas no tenían aparente razón, pero al rebuscar bien se conseguía encontrar una. Seguro que la suya tenía una, pero le daba demasiada pereza buscar, simplemente "magia" y ya está.

Se sentía dejado dejado de lado. Tenía frente a sus cuencas una escena erótica, obscena, sus dos amigos se besaban con tanta gusto y pasión, se tocaban sus cuerpo como si de una porno se tratase, de alguna forma le daba curiosidad saber que se sentiría, le detenía el miedo a ser visto mal, y le motivaba dos a seguir con su pequeña labor. Las duda aparecían ser algo permanente en su cabeza, algo que le dejaba con ánimos tan bajos. Paseaba su lengua, imitando las acciones que haría con una dulce paleta de su sabor favorito, quizás moras, o fresas, iba desde la base hasta la punta, extensos movimientos tímidos que intentaban dejar todo el falo mojado y húmedo con su saliva, por un leve conocimientos sabía que eso era necesarios, sino ¿Cómo luego meterle en su boca? Podría doler si no lo lubricaba de esa forma. Agradecía no tener una mente tan inocente como para no saber del tema. Ayuda a que se guiará en ese tenso momento. Lentamente iba cumpliendo con su pequeña labor, dejando húmedo aquella extensión falica, ya podria empezar a calmar su curiosidad. Abrió su boca, cuidado con los dientes, tenía en cuenta, engulló la primera parte, llegando hasta la glande, iría de a poco, quería disfrutar eso, al menos si no se sentía dejado de lado, además, podría cuasarle placer a Blush, era simplemente feliz con eso. Succionó la punta con cuidado, dando pequeñas pasadas con su lengua sobre el final de la uretra, presionando ahí, lentamente sé animaba a meter más en su pequeña cavidad. Esa sensación ers extraña, algo cálido y un poco duro iba llenado su boca, no estaba seguro si lo hacía bien, le daba cierto temor lastimar a sus amigos. Sintió como la cabeza de esa cosa chocaba contra su garganta, las pequeñas arcadas que tuvo le descolocaron, y el aire empezaba a faltarle, sintió como si estuviera ahogándose con algo demasiado grande para su boca, y a la vez lo disfrutaba. La falta de aire, le excitaba, causaba cierto placer, su cuerpo reaccionaba rápido ante eso; su erección dolía y goteaba una mínima cantidad de presemen. Oh eso se sentían increíble. Quizás se arrepientas pero daba igual, lo metió hasta el fondo, casi topaba su "naríz" contra el vientre bajo de Blush.

Tan cálido. ¿Es que Cery había leído su cabeza? Supo exactamente lo que necesitaba en ese momento en el que las dudas destrozaban su tranquilidad. Esas palabras calmaron su temor, se hayaba seguro. Le dedicó una pequeña sonrisa a su ex pareja, tan lindo, ya recordaba una vez más porque cayó tan rápido en los encantos de ese esqueleto, parecía saber exactamente lo que su alma clamaba para calmar el miedo.
—Esta bien, Cery, te estaré esperando. —le vio irse por el portal y un pequeño suspiro se escapo de su boca. Su pequeña alma latía rápidamente como un corazón emocionado, ¿Se estaba ilusionando? Quizás un poco si, no podía evitarlo, su alma aún le pertenecía a Cery, aún con el rechazo que podría tener a esa idea y el pequeño odio que llegó a sentir por él. Estaba atrapado en el amor, un sentimiento tan bello como destructivo, si fuera tan fácil superar eso, sería tan feliz, no tendría que fingir que casa gesto de el esqueleto de caramelo no le afectaba como si una daga le apuñalara o agua cayera sobre su cuerpo quemando su estructura, dejándole débil, expuestos y jodido. Nego suavemente con su cabezas. Tenía que dejar esas cosas de lado, tenía un hermoso cuarto que terminar.

Lastima. ¿Cómo alguien que daba tanta pelea caía tan rápido? Estaba conciente que seguramente podría ser por su culpa. Esa conducta por parte de Toffee no había aparecido hace mucho, estaba al tanto de qué tan frecuente era, podía oírlo desde su habitación, no había dicho nada porque pensó que lentamente dejaría esa mala costumbre. Empezaba a preocuparle, aunque eso no significaba que dejaría de fastidiarle como siempre, era parte de su rutina, era aparte de sentir que al menos le notaba ahí. Lo detestaba, ¿Cómo podía hacer que su alma se estrujara contra su pecho tan fácilmente? Era una mezcla complicada de emociones, que alguien de su edad al podía distinguir como confuso, y reaccionar acordé a eso, con cierta ingerencia y quizás cierta molestia. Frunció su ceño, no era alguien tan cínico, aún con el odio que le tenía, le amaba de igual modo.
—No vine a pelear, Toffee, deberías de parar con eso. En serio, te estoy dando la oportunidad de que papá no se entere de lo que haces, ¿No crees que eso lo preocuparía demasiado? Ya demasiados problemas tiene como para que seas otro más sobre él. —escupia palabras con enfado, no espero a que su contrario fuera a responder. Con el corazón en la garganta se dió una pequeña vuelta sobre sus talones para irse. Pudo haber sido duro con sus palabras, pero ocultaban perfectamente aquella preocupación que ahogaba. ¡No lo haría! No demostraría que le preocupaba alguien como Toffee, menos ahroa. A tan solo unos par de minutos de haber peleado como nunca, con dos preciosos objetos destrozados.
Sus pisadas fueron apresuradas al momento de huir de ese escenario. Joder, ¿Por que? ¿Por qué aún le causaba tanta debilidad, ver esos ojos? Tan cansados, heridos. Dolía. No quería sentir eso, si pudiera arrancar sus sentimientos de raíz, sería un alivio, se sentía enfermo y asqueroso, tan malo y bueno a la vez. Su mente parecía divagar en lugares que ni siquiera llegó a considerar. ¿Enamorado, otra vez? Sería ridículo, seguro a de ser algo más, decepción, ¿O tal vez felicidad? Ver a su hermano mayor tan débil frente a él, ¿Debía de sentirse poderoso, o triste? ¿La culpa lo consumiría? Después de todo se podría considerar el causante de casi todas las desgracias de Toffee, como un pequeño demonio detrás de su víctima, tomando cada parte de esta hasta volverla un cascarón vacío sin propósito más que morir.
Abrió la puerta de su habitación. Miro a sus espaldas, por su Toffee le seguía, o si quiera venía a su cuarto. No había nada, que alivio. No podria ver esas pequeñas lágrimas que se asomaban por sus cuencas. No eran ningún teatro.
Ese nudo en su garganta subía hasta ahogar sus sentidos, asfixiando su razón, quemando su lógica, tan joven, y estaba destrozando a su hermano, eso deseaba pero nunca se imagino que al verlo su alma se podría partir en dos. Entro a su habitación, cerrando la puerta, su lugar seguro, sus peluches su protección, y sus dulces su gran fuente de alegría.

Al tomarse su tiempo en admirar el cuerpo del mayor, escucho ciertos sonidos obscenos que venían detrás de él. Seguramente provenientes de Ty, este ya no se encontraba tumbado a un lado de la cama y podía reconocer esos jadeos y leves suspiros. Si no eran de Blush, la respuesta se sabía por si sola. Se giro para ver mejor la escena, obteniendo solo más excitación. Ya estaba lo suficientemente dispuesto a realizar esos actos, tan íntimos y lujuriosos. Pero ahora, viendo a Ty subir y bajar su cabeza con el miembro del mayor en su boca. No sabía cómo reaccionar, parecía que lo disfrutaba, aunque también se le veía un tanto tenso. Meterse eso dentro de la boca no es tarea fácil, quizá pueda ayudarlo. Sentía curiosidad por el miembro del mayor, hace poco que lo había visto. Pero fue por poco tiempo, ahora tenía la oportunidad de admirarlo como se merece, y porque no mencionarlo, quizás de probarlo también. Aquello sí que llamaba la atención, negarse a prestarsela difícil sería. Se dio la vuelta por completo, dándole la espalda al mayor y quedando frente a frente contra el miembro ajeno y el intento de mora que se había convertido su amigo. Antes de hacer nada, se quedó un momento mirando a Ty. Ver como este trabajaba le hacía sentir varias cosas, tan impuras como puras. El tierno rostro del mayor, mezclado con el acto tan obsceno que se encontraba realizando, ¿como interpretaría eso? Era tan curioso como candente, una vez que su mayor llegó a la punta de aquel miembro, se atrevio a lamerlo. Fue poco lo que hizo, se encontraba nervioso y aquello escapaba de su conocimiento. Intentaba imitar al mayor, sin llegar a meterse aquello en la boca. Era demasiado para él y si a Ty le costaba aún apreciando saber lo que hacía. A él le resultaría el triple de complicado. Se encontraba bien con los pequeños besos y tímidas lamidas. Tan cerca de la boca ajena, saborear de nuevo la lengua ajena sería agradable. Cuando la tenga más cerca, lo intentaría, para los besos ya no le hacia falta vergüenza. Con tan pocos experimentados, pero sin más timidez en darlos o recibirlos, curioso sin duda. Pero los pensamientos y acciones se detenieron en seco. Su sonrojo aumento, seguido de leves gemidos con la voz entrecortada.

A la mierda lo moralmente correcto, aquello se sentía tan bien. Desconocía la posible experiencia que podía tener el menor, o los conocimientos de este. Quizá sea su primera vez, pero también era la suya sintiendo esas cosas, dejando hacer esos actos lujuriosos. Se sentía tan expuesto, sin su camiseta y con las prendas inferiores a medio bajar. Había algo de esa sensación que le comenzaba a gustar, no tener el control todo el tiempo resultaba bastante excitante. Dejándose llevar por otros, cediendo a los deseos de la carne. Sin control mas que el de la inexperiencia. Al menos podía jadear con toda seguridad, el menor ya no lo estaba besando, en su lugar se unió al otro menor. Uno con más razón de saber que hacer que el otro, siguiéndolo tímidamente. La mente de Ashy todavía conservaba algo de esa inocencia, parecía que por más que avanzarán aquello no lo dejaba. ¿Qué tan lejos podría llegar? Corromper un poco al menor era lo que quería desde que lo vio en una situación tan comprometedora con Ty. Antes tenía cerca la boca del menor, ahora su entrada, de la que robar su inocencia. La falda ayudaba a que no estuviera tan expuesto, pero por poco tiempo. Lo agarró de las caderas, bajando lentamente sus manos a cierta parte más íntima. No tardo mucho lamer aquella parte prohibida del pequeño, manoseandolo en el proceso. Dejaba su saliva por la delicada zona, puede que sólo fuera su lengua la que introducirá, pero la lubricación no debía faltar en ningún momento. Evitaría cualquier dolor que podría sentir, además de prepararlo para algo más grande. Introducio su lengua de poco a poco, si que podía estar apretado ahí dentro, por suerte lo lubrico bien, no impidiendo que llegara a entrar. Los sonidos obscenos no se hicieron de esperar, acompañados con movimientos involuntarios del cuerpo ajeno. Como disfrutaría eso.

Justo delante de la tienda, abrió un pequeño portal antes de entrar. En cuanto lo hizo, una billetera cayó a la nieve. Tenía sus trucos para no tener que ir a casa por su dinero, y como no tenía su sudadera. Debía tirar del dinero que tenía en casa. Cerró el pequeño portal y procedió a entrar en la tienda. Por suerte no había mucha gente, por lo que Candy le pudo atender rápido.

Vio un nuevo cliente entrar, hilos, caramelo y ¡esos ojos! Ya había llegado su mejor cliente ¡genial! El día había ido tranquilo y necesitaban un pedido grande, sabía que podía confiar en el mayor. Le solía vaciar la tienda en cada visita que le hacía, las ganancias estaban aseguradas si él llegaba a entrar por la puerta. Terminó de cobrar a otro cliente, para dirigirse emocionado con el mayor.
—¡Cery! ¿Qué te puedo ofrecer? Tengo tus dulces favoritos, como siempre me pides que te los reserve. —observó atento al contrario, ¿un cambio de estilo quizá? Vestía con ropas más simple, una camiseta algo grande y unos cortos más bien normales. Eso le recordaba algo.
—¡Un momento! Voy a traerte algo. —sin siquiera dar tiempo de contestar al mayor se fue corriendo al almacén. Tenía un regalo especial para su ¿cuarto hermano? Más o menos, el lazo que los unía era por parte de Candy, pero él tenía otros tres padres. Un tanto curioso, pero carecía de importancia. Buscó emocionado el regalo del mayor, tenía un desastre ahí y le costaba encontrarlo. Después de que se vaya, ordenaria aquello con su padre.

Seguro que era por el malestar que sentía, pero en las palabras del menor logro notar algo parecido a ¿preocupación? Quién sabe, pese a que conocía bien a su hermano, todavía no podía reconocer bien algunas cosas de este. Aunque lo que dijo le dio que pensar, era verdad, su padre ya tenía demasiados problemas como para estar ocupándose de él también. Stains era el único, aparte de él, que lo sabía. Otro secreto que guardaban a medias, algo bastante común, pese a sus constantes peleas y el odio que se tenían, solían guardar secretos a costa de su familia. No inocentes o lindos, más bien, tratos silenciosos que se acordaban con las miradas y falsas muestras de afecto. Bastante común, lamentablemente. Había momentos en los que no soportaba más al menor, renegaba de él y de su lazo "sanguíneo". Pero le guste o no, eran hermanos y pese a que fuera una molestia, lo quería. Y sabía bien que eso no cambiaría, solo, no le gustaba admitirlo. Era odioso a más no poder, sus constantes peleas y manipulaciones a su familia, no podía pasarlo por alto, ver como sonreía sin culpa alguna por los actos cometidos. No le dejaba admitirlo, quizá su orgullo, quizá otra cosa, pero no dejaría que el menor supiera que se preocupaba por él, y menos, que le quería. Seguramente utilizaría eso en su contra, le daría al enemigo una nueva herramienta con la que dañarlo. Se quedó un rato más en la cocina, divagando en sus pensamientos, intentando recomponerse. Se dirigió a su cuarto todavía con la jarra y el vaso de agua en mano. Los dejos ambos en la mesilla de su cuarto, para luego irse al baño. Se cambió el papel de la "nariz", se le calmaria en cualquier momento. Sólo debía esperar, salió del cuarto para irse a su habitación. Una mirada rápida al cuarto de su hermano, quizá debía hablar las cosas con él. ¿Pero de que? Al final terminaría en otra pelea más. Ganada seguramente por el menor, no tenía fuerzas para ello. Se dio la vuelta para entrar en su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Se tumbó con cuidado en su cama, podía descansar en paz.





Sus cuencas se abriendo con sopresa al notar que ya no estaba solo en da pequeña actividad. Ashy se había volteado y estaba lamiendo de igual modo ese falo, torpe y tímido, era hasta lamentablemente que alguien con esa inocencia la perdida de esa forma, con solos amigos. Pero ¿Que se podía hacer? Además de disfrutar de esa increíble vista, le causaba doler en su zona íntima, era candente, esa lengua daba un corto recorrido desde la base hasta la punta, oír sus jadeos le estaba calentando demasiados, sentía que su rostro ardía de lo erótica de esa situación. Parecía ser un sueño húmedo más que una realidad encantadora. Curioso pero como sería, volvió a lamer el miembro de Blush, una que otra vez su lengua se rozaba con la de su amigo menor, intencionalmente. Cómo en ese beso que antes se habían dado, solo que ahora entre ellos había ando que reclamaba atención y ellos la daban con gusto, por si parte con una pervertida motivación, y seguramente Ash ni siquiera sabía cómo se llamaba lo que hacía o lo que podía causar.
Una de sus manos bajo a cubrir su erección, usando la única prenda que traía encima, quería llegar lejos con sus amigos, pero tenia cierto miedo, digamos que la autoestima no es lo suyo. Y tener a dos candentes esqueletos delante suya, iba apartando de a poco la idea de querer quitarse la ropa. Es que eran demasiado para él, sus cuerpos perfecto con detalles hermosos, tentaban a querer tocarlos, a sentir piel contra piel la calidez de estos, debía de ser maravilloso, una sensación cálida como excitante. Fue un pequeño "descuido", un pequeño besito, que compartía cierta necesidad de atención, no quería ser dejado de lado, ansiaba también recibir algo de placer, aunque sea mediante caricias sobre la ropa y besos húmedo y candentes.

Que lindo. Sentía que se derretía por él. Unos momentos más y ese cuarto estaria listo para la llegada de los niños castigados.
Le encantaría que ellos arreglaran sus diferencias con ese pequeño castigo, quizás y se empiecen a llevar bien, sería lindo, un día de calma en el que no hicieran algún desastre, Kaiga estaría tranquila y podría pasar más tiempo en sus pasatiempos que cuidando de sus hermanos menores. Y sus hijos mayores podrían dejar se temer pro comer dulces delante del par desastrozo por temor a que acaben metidos en la pelea. No iba a mentir, eso sí llego a ocurrir un par de veces. Fue un tanto cómico al inicio pero tarde o temprano la discusión acabaría con alguien en llanto, casi siempre Stains, y por culpa de Toffee. Se preguntaba si el par de niños estaban de alguna forma de acuerdo en sus planes de causar caos, y si no es así, no quiere imaginarse como sería si llegase a ocurrir. Sería lindo que se llevarán lindo pero el caos que harían, nadie podría arreglarlo. Eso le recordaban a Cery, se parecían a él en ese sentido.

—¡Ca-carajo! ¡Ugh! ¡N-no! —chillaba con molestias, era un balbuceó infantil que podria parecer un pequeño berrinche. Todos en esa zona se habían marcado, ¡Estaban corriendo! Corriendo y dejando en la nieve un camino que seguiría como depredador tras su presa. Solo eran unas marionetas de carne inútiles, ¡Ni siquiera podían obedecer bien! Malditas perras. Iría tras ellas, y los acabaría.
Sugartale. Odiaba ese lugar. Era demasiada felicidad y dulce concentrada en un solo lugar, ¡Era asqueroso! Bueno, los dulces no, esos eran agradables y delicioso, le encantaban, pero estaba castigado, no tenía permitido comerlos por un tiempo, solo porque no pudo llegar a las espectativas de sus padres, eran demasiado altas, y él demasiado pequeño. Débil, ¡Es un asco! Ugh, no puede hacer nada bien, las voces siempre se lo decían, esas voces que le atormentaba día y noche, eran siempre constantes, y las figuras, tan reales como únicas, le guiaban, eran a quienes obedecia a la hora de hacer su arte. Acomodo con elegancia su corona de luna, pequeña y brillante, que resaltaba al ser color palta y su hueso oscuro y pulcro. Con algunas pequeñas marcas que se ocultaban bajo la ropa, eran mínimas pero las amaba, le hacían sentir vivo, y eran la prueba de que recibía afecto, el afecto de sus padres, y el suyo propio, las heridas dolían, ¡Pero eran hechas con amor!
Siguió los pasos de sus víctimas, ese pueblo tarde o temprano desaparecería, y que mejor, que llevarse ese crédito al ser el primero en llegar, no estaba seguro si lo lograria, o si alguien le detendría, se iba a divertir el tiempo que pudiera.
—¡U-ugh ah! No soy un inútil, soy bueno, soy bueno. —solo hacia lo que sus padres le enseñaron. Más bien, solo Nightmare, era su único apoyo, y le quería mucho, Error, ¿Hacia falta que le mencionara? Aquel ser no era digno de considerarse un destructor, o siquiera como alguien malo. ¡No lo era! No como lo sería él en un futuro si seguía por ese hermoso camino.
¡Mierda! No necesitaba saber que se estaba desconcentrado, gracias estúpidas voces, estaba perdiendo a sus marionetas por culpa de ellas. No lo iba a permitir.











Una acción como esa no le tendría que sorprender, él mismo quería sentir algo rozando, o incluso, dentro suya. Había estado deseando llegar a más, no roces ni apasionados besos, quería realizar esos actos tan pecaminosos, dignos de cualquier par de amantes. Aunque en este caso, sería un trío, con dos de sus amigos. Si hubiera llegado a saber lo que le esperaba al conocerlos, no habría tardado tanto tiempo en tirarse a sus brazos. Una amistad de apenas unas horas que había llegado a sobrepasar la línea de lo moralmente correcto. Su mente todavía guardaba algo de inocencia en ella y pese a las sensaciones de la carne, de vez en cuando pasaban lindos pensamientos. No era un fanático del amor, como el mayor de los tres, pero si le gustaba creer que algún día tendría algo especial con alguien. ¿Muy fantaseoso? Quizá, pero recién empezaba a adentrarse en ese mundo. Quería tener una pareja, lindos momentos con esta, y lo que más se le pareció a eso, eran los mayores. Con los besos inapropiados y caricias llenas de lujuria y amor, deseosos de más. Aunque si le daba cierto miedo, una cosa era imaginarla y otra el hecho de que se vuelva realidad.  No sabía cómo sentirse al respecto, le encantaba las sensaciones provocadas, era tan nuevo y dulce, pero a medida que las disfrutaba, más las dudas aparecían. Para empezar, le costaba entender que era eso que hacían, tenía algo de información por lo que buscó, pero no se acordaba del nombre. Su memoria se volvía borrosa, no podía recordar más allá de las imágenes que vio, su mente no se lo permitía. También estaba la posibilidad de que aquello se quedara en cosa de una noche, que nunca más se vuelva a hablar al respecto y terminar perdiendo la amistad de ambos. Tampoco sería la primera vez que le usen para sacar algún tipo de beneficio. No tenía gran cosa, pero al final siempre se lo quitaban. Puede que de igual forma pase con Ty y Blush, sería horrible. No hubo ni tiempo de adentrarse en sus pensamientos, cuando un pequeño beso captó por completo su atención. Dentro de toda esa lujuria, un tierno acto de amor era lo que aliviaría sus dudas. Daba todo por sus amistades y por conservar estas, no haría una excepción con los mayores. Agarró la mejilla de Ty acercandolo más a su rostro, terminando en otro beso. Debían prestar atención a su "trabajo", por lo que no duro mucho, pero si lo suficiente como para que algo de saliva se escurriera de la boca del menor.

Los dulces jadeos del menor le encantaban, podía escucharlos con claridad. Su voz entrecortada, tímida de ser escuchada demasiado alto por las represalias que esto tendría. Era tan adorable, conseguía derretir su corazón con tan poco y aumentar sus ganas de algo más. Algo indebido que anhelaba realizar con los menores, la excitación era tal que su mente no razonaba muy bien. Sólo quería complacer a sus amigos, con tratos delicados y tiernos, como lo merecían en verdad. Era increíble el cariño podía haberles cogido en tan poco tiempo. Pero no se quejaba, adoraba aquello, y no solo por los momentos lujuriosos. Le gustaba hacer feliz a los demás, hacer que se sientan queridos, pero con los menores era un tanto diferente. No sólo deseaba eso, sino más cosas, les quería mucho y su bien estar se convertía en su prioridad. Algo raro que piense esas cosas teniendo la lengua dentro de la entrada del más pequeño, pero que se le iba hacer. Podía dispersarse a ratos, y este no le pillo en buen momento. Siguió con el pequeño trabajo que le hacía al menor, su cuerpo se estaba acostumbrando a eso, ya no se le notaba tan tenso, lo que le permitía mover con más facilidad su lengua. Explorando todo lo que le permitiera aquel lugar. Luego de unos minutos más, sacó su lengua, ya lo tenía bien lubricado y esperaba que aquello no le hiciera mucho daño. Lamió una de sus falanges antes de introducirla lentamente en el pequeño.

Nuevo récord en decir el menor número de palabras antes de que el menor se fuera. Tan hiperactivo como de costumbre, solía hacerle lo mismo desde que se enteró de que eran hermanos. La mayoría de veces volvía era con algún dulce especial, las otras, no lo consiguió encontrar; que todavía no está a la venta. Decía que era un regalo, pero sabía que lo estaba usando como una rata de laboratorio. No sé quejaba, estaban buenos y al ser preparados por Candy la cantidad de azúcar que estos tenían era en proporciones desmedidas. Algo normal, siendo que él estaba formado de una mezcla de azúcar concentrado. Aquel esqueleto si que podría ser capaz de matar a un diabético con su dulzor, literalmente. Al cabo de los minutos, el menor volvió con una caja algo grande ¿no eran dulces? Ahora si sentía curiosidad por lo que escondía su interior.

—Es para ti ¡ábrela! —emocionado le entregó la caja

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #ajio