Ajio 6
Ambos menores parecían muy cómodos ahí, uno más tranquilo que otro. ¿Tal era la comodidad de aquella cama? Le gustaría tumbarse junto a sus amigos, pero tenía que ese bonito ambiente de acabase cuando se percataran de que aún seguía "activo" para aquellas cosas que hicieron en el bar. Mejor se quedaba sentadito sin molestar mucho.
—La verdad si que parece cómoda, además que es bastante espaciosa. —palpo el colchón, se sentía bien. Ideal para después de un duro día de trabajo. Quizá se tratara de una cama matrimonial, pero parecía incluso más grande que ese tipo. Bueno, no iba a cuestionarse más cosas del lugar en el que dormirían, era importante pero no su prioridad número uno.
—Eso estaría bien, aunque no hay tantas almohadas como para construir un fuerte decente. —le gustaba el entusiasmo del menor, las cosas ya volvían más a la normalidad y lo agradecía, bastante. Él también quería relajarse y divertirse con sus "amigos". Aclarar que es lo que eran no era fácil, no sabía si alguno sentía esas cositas de enamorado y por su parte lo tenía más difícil, ¿como distinguir algo que nunca has experimentado antes? Que complicado era todo, mejor dejaba de pensar esas cosas y se centraba. Había tantos motivos por los que distraerse que no llegaba a poner su total concentración en los menores. Bueno, si, pero no de la forma que quería. Cuestionarse su curiosas relación, las experiencias que vivieron hace poco y si podrían despertar al día siguiente sin sentir extraño todo eso. Por otro lado, su dolor aún seguía con él, menos presente pero todavía molestando. Se quedaría un poco más con ellos, si se calmaba ¡sería fantástico! Si no, había un baño. Ty y Ashy podrían distraerse con cualquier cosa. Tal vez haya algo interesante en los cajones de las mesitas de noche, era una opción.
Saliendo un momento de sus pensamientos, pudo ver lo lindos que se veían los pequeños. No sabía en qué momento Ashy se había acomodado encima de Ty, parecía una mascota pidiendo amor. Como ayudaban esas ropas a que el menor de todos se vea más tierno de lo normal.
Seguía moviéndose por ese cómodo lugar, pero tuvo que detenerse al ver como sus mayores se habían acomodado ahí.
—¡Oh, oh! Si, si. —estaba emocionado por hacer que el mayor dijo, sería muy divertido y les ayudaría a coger más rápido el sueño. Estaba tan emocionado que ya iba a coger las almohadas, pero la respuesta del otro mayor le detuvo. Tenía razón, las almohadas que habían ahí eran insuficientes, jo, le habían quitado la ilusión de golpe. Pero había problema, lo que venía genial para eso ¡eran mimos! De tumbó en cima de Ty, con Blush no podía, no estaba tumbado por lo que era más difícil. El beso de antes le dejó con ganas de más, en especial porque lo había terminado de repente.
—Tyyy, mimos. —dijo aquello con un tono demandante. Se levantó de encima del mayor para acercarse a su rostro. Fue dejando pequeños besos por todo este, y varios cayeron en la boca del antes mencionado, ya lo estaba de antes. Cariñoso, y sentía que tenía la suficiente confianza con sus mayores como para pedirles algo así. Siguió dando varios besos, cada vez un poco más largos, pero sin malicia, solo había espacio para esos sentimientos tiernos y bonitos, al menos por el momento.
Y eso quería, saber más sobre los pequeños. Conocer todas las similitudes que compartían, esos detalles que hacen a un hijo parecido a sus padres. Le encantaría descubrir lo mucho que se parecen, aunque con Toffee y Stains ya podía ver una de ellas. Pero era difícil distinguirlo, cada uno tenía su forma para responder las amenazas del otro. Intentaban ser hirientes, pero parecía que se estaban aguantando. Su padre estaba ahí, no sería lo mejor sacar el arsenal bueno.
—A-ah claro.. —no, no, no ahhh ¿de que podía hablar con sus hijos? Apenas iba conociéndolos y los menores ya estaban captando toda la atención. Sentía que aquello terminaría en una fuerte pelea, por como el resto de sus hijos estaban, al parecer era algo cotidiano y los menores montarán ese escandalo.
—¿S-siempre actúan así? —no quería quedarse con un mero espectador más, podía intentar sacar algo de conversación, como le había dicho Brush. Solo esperaba que sus nervios no le dominarán.
—¿¡Que no!? ¡Ya verás cuando lleguemos a casa! Y como le hagas algo a mi ropa me las pagarás. ¡Te haré comer el relleno de tus estúpidos peluches! —su padre ya no se encontraba en la sala, podría golpear al menor si le diera la gana. Agotaron a Kaiga con tantas peleas ese día, la fuerza que le debería quedar sería mínima y sus otros hermanos no tenían la paciencia de esta última.
—Mentiroso como tú no hay ninguno. —y era verdad, aún no entendía cómo conseguía librarse de los castigos por las travesuras que hacían. El menor tenía un nivel de manipulación que escapaba de su total compresión. Seguro que si robaba un banco a mano armada y sin pasamontañas lo acabarían dejando libre. Tenía ese algo que hacía que todo el mundo le crea, ¿de donde lo habrá sacado? Su padre era demasiado bueno como para ese tipos de cosas, tal vez sena malas influencias, o es que sea tan demoníaco desde sus nacimiento.
Rio por lo dicho de su hermana, si fuera tan fácil. Cuanto deseaba que así fuera, el mundo sería un lugar mejor si esos dos no pelearán tanto. Como crezcan y sigan llevándose así de mal ¡sería el fin del multiverso! No había duda de aquello.
—Soñar es gratis mi querida hermana. Pero que se cumpla es otra cosa. —ya ni quería imaginarse la paz que sería aquello. Sin pelas, ni gritos, ni cansancio. ¿Donde estaba su estrella fugaz para pedir aquel deseo? Algún día la vería y la utilizaría para pedir que sus hermanos se llevarán bien. Si, prefería renunciar a su deseo con tal de conseguir paz y tranquilidad en la casa.
Recién se daba cuenta de aquel extraño, ¿un amigo de su padre? Tal vez, aunque le parecía familiar, como si perteneciera ahí. Era fácil de notar, su parecido físico era obvio, con esas bolitas de caramelo en su pelo, con esos peculiares glitchs y el dulce escurriendo en parte de su cuerpo. Tan familiar y desconocido a la vez.
—Oh, si. Se pasan todo el día igual, no hay quien respire con ellos dos. —primero hay que ser cortes con otros, cuando su padre vuelva le preguntaría quien ese extraño esqueleto de colores llamativos, por el momento a seguir descanso hasta que sus hermanos lleguen a algo más fuerte que las palabras.
Sonrió enternecido, oh bien, ¿Cómo resistirse a eso, a esa carita adorables, inocente petición y gestos que derretían su alma? Exacto, no se podía.
Recibía con cierta timidez cada uno de esos pequeños besos, su rostro tomaba ese tono celeste tan característico apenas los besos rozaron su boca, se sentían como pequeñas descargas de energía, su alma latía algo rápido pero, no había lujuria, solo un deseo cariñoso de demostrarse afecto, estaría bien, no avanzarían más haya.
—esta bien, está bien, te mimare, pero solo si Blush también viene. —no le iba a dejar de lado otra vez, estaban juntos en eso, ¡Seguramente era un mas lindo mimarse entre los tres? Podrían dormir abrazados en la cama, y darse el beso de las buenas noches, dios, estaba tan emocionado por esa amistad tan íntima que tenía, se le ocurrían muchas cosas que podrían hacer, cosas que veía en novelas y series románticas, si su amistad llegaba a un nivel más alto estaría pensando seriamente en darles un regalo muy especial a sus amigos, podrían tener pudieras que conviven o tal vez collares, segunda lo que le guste a cada uno. Tomo las mejillas de su mentón con ternura acariciándole antes de darle un choque de dientes, un besito, pequeño, seguido de algunos más, se escuchaba el tierno sonrió de esos choques inocentes, ¡Ya casi olvidaba lo que tenía entre sus piernas! Luego de darse una buena ducha fría su ecto-cuerpo iría desapareciendo, no es la primera vez que le sucede, tiene algo de experiencia, no en la masturbación, más bien en como ocultar una erección.
—¿vienes Blush? Tenemos muchos mimos para ti —invito juguetón. Necesitaba estar junto a esos dos chicos de esa forma, apostaba lo que fuera a que sería algo fuera de ese mundo, algo mágico y único.
Parecía ser una fortuna que desde la sala no se escuchará la pequeña discusión que había en la cocina. Dos en contra de uno. Brush intentaba explicar, Paper se negaba a escuchar, quería sacar al maldito bastardo de su casa, no porque quisiera, hizo una promesa, al mismo Brush. ¿Quien lo diría? El dependiente emocional de tinta supuso que en algún momento de su vida entraría en modo estúpido y buscaría a Cery otra vez, le pidió a su padre que lo alejara, que le lastimo mucho, que sin importar nada, no quería volver a sentirse usado de esa forma.
—esto debe de ser una jodida broma...—suspiro pesado, acariciando su cien con sus falanges, no lograba entender porque su esposo e hijo estaban a favor de que Cery se quedará, solo, con los niños, eso no estaba bien, esos pequeños no merecían tener un padre así, merecían algo mejor, al igual que Colored.
—Asi que tú solo charlas con el una vez, ¿Y ya crees que es buena idea traerlo aquí? Es un maldito asesino, un inútil que te dejo con cinco niños, por años. —hizo enfasis en esa última palabra, con el ceño fruncido, se sentía el único con la cabeza en su lugar.
—E-eh, si, es que no lo entiendes. Él quiere ayudarme, y también quiere ser parte de la vida de mis niños, ¡Eso no está mal! Es lindo. —Brush parecía querer justificar lo imposible, buscando torpemente lo bueno a eso, se ponía nervioso con esas miradas tan molestas que daba Paperjam, su padre tenía una gran habilidad para intimidar a quien sea.
—¡No son estúpidos! Son mejor de lo que tú has sido todos estos años, ¡Y tiene sus dos ojos! —Era cierto, en parte, sentía que sus peluches eran casi como su familia si estos pudieran hablar y darle consejos de vida, pero solo podía abrazarlos buscando confort y calidez, cosas que su hermano mayor nunca le dió cuando se lo pedía, idiota, ¿Solo porque de más pequeño decía estar "enamorado" le apartaba de ese modo? ¡Era ridículo! Un rechazo más pasivo hubiera bastado pero no, eso no paso, y del amor al odio ahí un paso dicen, bueno, él ya lo dió, y no se arrepiente de ello. Sacar ese delicado era su forma de estar a la defensiva y atacar, sabía de los problemas de autoestima de su mayor, ¿Y que mejor que usar eso en su contra? Sacar en cara todo el inútil esfuerzo que hizo, era perfecto.
—Tu eres el mentiroso, y además ¡Un ladrón! Aún quiero mis dulces de vuelta. —estaba exigiendo la devolución de sus queridos dulces, de lo contrario se vería en la necesidad de usar la violencia, mejor dicho, la iba a usar en cualquiera de los casos. No sé espero a recibir respuesta, paso una de sus mando por el caramelo sobre su cabeza, tomando un poco de este, dolió, pero valía la pena, su mano manchada con dulce se restrego en la camiseta ajustada de su mayor, aprovechando que se le había acercado.
—Te hacia falta un toque "dulce", hermano. —sonrio cínico y satisfecho, ese dulce costaría en sacar de esa tela, lo comprobó un par de veces por accidente en sus peluches, tardó semanas en limpiarlos y aún tenían restos de caramelo. Se giró sobre sus talones y camino altanero hasta volver a su lugar, en un rincón, al lado de su unicornio lleno de dulces. Cómo amaba ser el consentido de todos. Es alguien adorable, y lo sabe, sobreexplota eso tanto como le es posible.
Asintió suave. Ah como le encantaría que los sueños se cumplieran tan fáciles como llegaban a la cabeza, sería increíble, tan solo pensar en algo y tenerlo entre tus manos, unos dulces o quizás una nueva guitarra o mejor aún, una violín, fantasear con eso le sacaba una sonrisa, la música se había vuelta su pasión con el pasar de los años, encontró en eso una forma de expresarse más haya de la pintura, que para ella era tan difícil, y con ayuda de sus tíos, aprendió bastante, sabe tocar algunos instrumentos básicos, oh y porsupuesto, tiene un divertido hobby en el cual gastar sus horas del día.
—Tienes razón, que complicado sería cumplir un sueño tan imposible. —lo era sus "ojos" ¿Quien podría hacer que ese par de hermanos se llevarán bien? Hasta se cuestionaba si eran familia directa o algo, Bonbon, Kaiga ni ella eran así de violentos, quizás un poco cuando se veían sobrepasados pero eran casos exclusivos, o quizá aquello venía de su otro progenitor o progenitora, quien sabe, de ese tema no se habla, es casi un tabú para su padre. Una vez pregunto al respecto. No sabe que vio, si odio, amor, o quizás algo más parecido a la nostalgia, pero había algo que le dió la impresión que no sería bueno conocer a su otro papi o mami, lo que sea que fuera.
—Hay días mejores, aveces no pelean tanto, ayer casi ni se hablaron, fue el mejor día de esta semana. —aquella mancha de colores se oía agradable, no sabía quién era, o si era siquiera un esqueleto, solo sabía que estaba ahí, y seguro era amigo de su padre, les vio juntos antes, ¿Otro tío más? ¿O tal vez una posible pareja? Eso sería genial, quería tener más hermanos, o mejor aún, un perro. Cómo amaba los perros. ¡O una serpiente! Era aún más genial.
Que linda escena era la que estaba presenciando. Dejó todos sus pensamientos de lado con tal de admirarla como se debía, aww el amor. ¿Amistad? Bah, el amor, tan tierno y lindo se vía desde fuera, como le gustaría poder quitarse ese molesto antifaz para observarlo con más precisión. Una vista borrosa y desenfocada era lo que recibía a cambio de mantener su alma pura e intacta de cualquier mal. A veces se preguntaba el por qué, sus padres no tenían esa necesidad, en cambio, él sí. Pero no podía hacer nada contra ello, se resigno a tener una vista reducida y al final se acabó acostumbrando. Lo bueno es que sus otros sentidos se agudizaron, por lo que era casi como tenerla. Si suponía algún que otro problema, pero estaba bien con aquello, mientras pudiera disfrutar de la existencia de aquel dulce amor. Estaría más que bien. Los menores se veían tan lindos disfrutando de aquellas muestras de afecto, se sentía bien que no le hayan olvidado, pero quería disfrutar un poco más de la enternecedora escena. No podía evitar que su alma se derritiera al observarla, en verdad ese lindo sentimiento era su pasión, le encantaba protegerlo y propagarlo, y ahora, también sentir en carne propia.
—Nunca rechazaría algo así. —se acercó a los menores, dando un tierno beso en la mejilla del más pequeño y otro en la frente del contrario. Sen sentía tan mágico, como adoraba a aquellos esqueletos.
Sabía que el mayor no le rechazaría, era demasiado amable como para eso. Sus besos se comenzaron a centrar en cierta parte de su rostro, era tan lindo. Como estar en un bello sueño del que no quisieras despertar, la dulce sensación de sentirse querido. Era lo mejor del mundo, tan única, que sólo quedarían entre ellos tres. Blush se unió un poco tarde, pero aún así seguía siendo lindo. Recibir tiernos y dulces besos de este, en lugar de aquellos llenos de pasión y lujuria. Cada lindo gesto de estos mayores lo hacía sentir tan bien. No quería que terminaran, ¿quién necesitaba descansar? ¡Podría pasarse toda la noche así! Con sus dos mayores expresando de forma tan peculiar y única el amor que se tenían. No quería que aquello se quedara en cosa de una sola noche, quería repetirlo todos los días, sin necesidad de esconderse o esperar hasta la noche. Apenas se conocían, pero la sensación de cercanía era tal, que quería estar con los mayores por siempre.
Pues si que ocurría a menudo, esos bellos cuadros no reflejaban tan bien la realidad que vivían día a día. Si que podía ser distinta, y mucho. La última vez que vio a los pequeños, reflejaba otra distinta. Y lo que más resaltaba de esta eran los dos menores, antes se adoraban, o eso era lo que parecía por parte de Stains. Al menos no los vio pelearse forma tan violenta.
—Si que es común. —acabo siendo un mero espectador más. No le estaba gustando lo que veía, ninguno de los dos iba a ceder a ese paso. Todo acabaría en una desastrosa pelea, no era exactamente lo que quería ver. Al fin de acabo es su padre, pese a que estos desconozcan ese detalle. Pero intervenir no parecía ser mejor opción, ¿que opinarian los pequeños? Un completo extraño que llegó de repente con sus padre y encima intentaba controlar a los infantes. Tan mal no se veía, podría pasara como un "adulto" revisando que todo este bien en ausencia de su padre. Quizás, sólo esperaba que la riña no llegara demasiado lejos.
¿Otra vez acercándose? Que molesto el niñito mimado.
—¡Acabarán sin ninguno como sigas! —se levantó del sito en el que estaba echo bolita, se estaba controlando con todas sus ganas. Pero es que simplemente el menor le podía ¡como le gustaría borrarle de la cara esa estúpida sonrisa. Y todo empezó con el jodido enamoramiento del menor. Que si, que tenia cinco años ¡y él solo ocho! Estaba como para demostrar afecto cuándo ni siquiera se quería a sí mismo. ¿Tan difícil era de entender? Prefería pasar desapercibido y esas muestras de afecto le hacían sentir incómodo, simplemente no le gustaban y punto. Debería de haber dejado de ser tan pesado y superarlo. "Oh, mi hermano no me quiere buah", su única justificación para seguir buscándole pleito.
Ese día.. Ese día sera en el que su molesto hermano muera. Estaba decidió, ¡lo mataría ahí mismo y con público! ¿¡Como se atrevía a hacer eso!? Él solo lo amenazaba, pero de nada servía aquello con el pequeño manipulador. Su camiseta favorita, echada a perder por culpa del caramelo, fue la primera que su padre le compró para ayudarlo a sentirse mejor consigo mismo. Y ahora no era más que trapos sucios y pegajosos, desato la sudadera que tenía en la cintura, y la tiro a algún rincón del sofá. No permitiría que más de su ropa se vea así por el menor. Uso sus hilos para inmovilizar al menor, era más fácil arrebatarle su bien preciado si estaba así. Camino lentamente a donde se encontraba este, veía como intentaba proteger su patético unicornio. Tan fácil como quitarle los dulces al menor.
—¿No crees que ya está muy viejo? Sería mejor jubilarlo. —envolvió al pequeño animal fantaseoso con más hilos. Aquellas cosas si que causaban un gran destrozo, el tiempo del peluches estaba contado.
—Say goodbye, little brother~. —varios trozos de tela cayeron al suelo, junto con trozos de caramelos. ¿Y se quejaba de que no tenía? Que egoísta era.
La cosa se había puesto fea. A veces llegaron a golpearse ¿pero atacar así? No los reconocía ¿y sus hermanitos? Le daba miedo meterse y parar la situación. Aquello era demasiado que controlar para ella, y para cualquiera de los presentes. Sólo su padre podría acabar con la actitud de los menores. Pero se encontraba hablando en la cocina con sus abuelos. "Hora de chismosear" tal vez, esperaba que saliera pronto antes de la cosa vaya a más.
[23/4 1:37] Ghost uwu:
Que linda escena era la que estaba presenciando. Dejó todos sus pensamientos de lado con tal de admirarla como se debía, aww el amor. ¿Amistad? Bah, el amor, tan tierno y lindo se vía desde fuera, como le gustaría poder quitarse ese molesto antifaz para observarlo con más precisión. Una vista borrosa y desenfocada era lo que recibía a cambio de mantener su alma pura e intacta de cualquier mal. A veces se preguntaba el por qué, sus padres no tenían esa necesidad, en cambio, él sí. Pero no podía hacer nada contra ello, se resigno a tener una vista reducida y al final se acabó acostumbrando. Lo bueno es que sus otros sentidos se agudizaron, por lo que era casi como tenerla. Si suponía algún que otro problema, pero estaba bien con aquello, mientras pudiera disfrutar de la existencia de aquel dulce amor. Estaría más que bien. Los menores se veían tan lindos disfrutando de aquellas muestras de afecto, se sentía bien que no le hayan olvidado, pero quería disfrutar un poco más de la enternecedora escena. No podía evitar que su alma se derritiera al observarla, en verdad ese lindo sentimiento era su pasión, le encantaba protegerlo y propagarlo, y ahora, también sentir en carne propia.
—Nunca rechazaría algo así. —se acercó a los menores, dando un tierno beso en la mejilla del más pequeño y otro en la frente del contrario. Sen sentía tan mágico, como adoraba a aquellos esqueletos.
Sabía que el mayor no le rechazaría, era demasiado amable como para eso. Sus besos se comenzaron a centrar en cierta parte de su rostro, era tan lindo. Como estar en un bello sueño del que no quisieras despertar, la dulce sensación de sentirse querido. Era lo mejor del mundo, tan única, que sólo quedarían entre ellos tres. Blush se unió un poco tarde, pero aún así seguía siendo lindo. Recibir tiernos y dulces besos de este, en lugar de aquellos llenos de pasión y lujuria. Cada lindo gesto de estos mayores lo hacía sentir tan bien. No quería que terminaran, ¿quién necesitaba descansar? ¡Podría pasarse toda la noche así! Con sus dos mayores expresando de forma tan peculiar y única el amor que se tenían. No quería que aquello se quedara en cosa de una sola noche, quería repetirlo todos los días, sin necesidad de esconderse o esperar hasta la noche. Apenas se conocían, pero la sensación de cercanía era tal, que quería estar con los mayores por siempre.
Pues si que ocurría a menudo, esos bellos cuadros no reflejaban tan bien la realidad que vivían día a día. Si que podía ser distinta, y mucho. La última vez que vio a los pequeños, reflejaba otra distinta. Y lo que más resaltaba de esta eran los dos menores, antes se adoraban, o eso era lo que parecía por parte de Stains. Al menos no los vio pelearse forma tan violenta.
—Si que es común. —acabo siendo un mero espectador más. No le estaba gustando lo que veía, ninguno de los dos iba a ceder a ese paso. Todo acabaría en una desastrosa pelea, no era exactamente lo que quería ver. Al fin de acabo es su padre, pese a que estos desconozcan ese detalle. Pero intervenir no parecía ser mejor opción, ¿que opinarian los pequeños? Un completo extraño que llegó de repente con sus padre y encima intentaba controlar a los infantes. Tan mal no se veía, podría pasara como un "adulto" revisando que todo este bien en ausencia de su padre. Quizás, sólo esperaba que la riña no llegara demasiado lejos.
¿Otra vez acercándose? Que molesto el niñito mimado.
—¡Acabarán sin ninguno como sigas! —se levantó del sito en el que estaba echo bolita, se estaba controlando con todas sus ganas. Pero es que simplemente el menor le podía ¡como le gustaría borrarle de la cara esa estúpida sonrisa. Y todo empezó con el jodido enamoramiento del menor. Que si, que tenia cinco años ¡y él solo ocho! Estaba como para demostrar afecto cuándo ni siquiera se quería a sí mismo. ¿Tan difícil era de entender? Prefería pasar desapercibido y esas muestras de afecto le hacían sentir incómodo, simplemente no le gustaban y punto. Debería de haber dejado de ser tan pesado y superarlo. "Oh, mi hermano no me quiere buah", su única justificación para seguir buscándole pleito.
Ese día.. Ese día sera en el que su molesto hermano muera. Estaba decidió, ¡lo mataría ahí mismo y con público! ¿¡Como se atrevía a hacer eso!? Él solo lo amenazaba, pero de nada servía aquello con el pequeño manipulador. Su camiseta favorita, echada a perder por culpa del caramelo, fue la primera que su padre le compró para ayudarlo a sentirse mejor consigo mismo. Y ahora no era más que trapos sucios y pegajosos, desato la sudadera que tenía en la cintura, y la tiro a algún rincón del sofá. No permitiría que más de su ropa se vea así por el menor. Uso sus hilos para inmovilizar al menor, era más fácil arrebatarle su bien preciado si estaba así. Camino lentamente a donde se encontraba este, veía como intentaba proteger su patético unicornio. Tan fácil como quitarle los dulces al menor.
—¿No crees que ya está muy viejo? Sería mejor jubilarlo. —envolvió al pequeño animal fantaseoso con más hilos. Aquellas cosas si que causaban un gran destrozo, el tiempo del peluches estaba contado.
—Say goodbye, little brother~. —varios trozos de tela cayeron al suelo, junto con trozos de caramelos. ¿Y se quejaba de que no tenía? Que egoísta era.
La cosa se había puesto fea. A veces llegaron a golpearse ¿pero atacar así? No los reconocía ¿y sus hermanitos? Le daba miedo meterse y parar la situación. Aquello era demasiado que controlar para ella, y para cualquiera de los presentes. Sólo su padre podría acabar con la actitud de los menores. Pero se encontraba hablando en la cocina con sus abuelos. "Hora de chismosear" tal vez, esperaba que saliera pronto antes de la cosa vaya a más.
¿Así se sentía el amor? Era tan cálido, derretía su alma con cariño y dulzura pura, fácilmente podría dejar y olvidar el deseo lujurioso su obtenía más de ese dulce amor, compartían besos y pequeñas caricias, ¡Entre los tres! No se quedaba nadie de lado, nadie estaba celoso de los otro, es perfecto así, aunque como común, ¿Que más daba? Así se querían y así lo demostraría, no siguieron las normas de la amistad desde el inicio, besándose, acariciándose, y dándole pasión a esas acciones, pasaron límites que no sabía que podía romper, estaba feliz, experimento algo hermoso que superaba sus expespectativas.
—¿podríamos dormir abrazados? Por favor~ es que hace mucho frío aqui —iba sintiendo ya un pequeño cansancio, una sesión de mimos más y podría dormir sin problemas, por el momento, quería tener la seguridad de que dormiría cálido con sus dos mejores amigos, y los únicos que tenía.
—Papá, no pasará nada malo, en serio... —Aseguraba Brush, estaba confíado en que no caería enamorado otra vez, estaba intentando pasar de página y aquella charla con Cery le ayudo a ver qué no fue culpa suya lo que ocurrió, no es que hiciera algo mal, o fuera un mal partido, es solo que no sabe que parejas le convienen. Se enamoro una vez y fue desastrozo..
—Ugh, bien. Pero quiero hablar con el después. —era su única condición para estar seguro de que nada malo sucedería y que sus nietos no se verían afectados por la mala influencia que era Cery, ya suficiente tenían con el odio de Toffee y Stains; y hablando de los niños, se escuchó un llanto vengo de la sala, inconfundible, era del más pequeño de los infantes. Los tres esqueletos que estaban en la cocina pasaron a mirarse entre su antes de ir hacia la sala, esperaban que no fuera lo peor que imaginaban.
Brush nego con su cabeza, mejor se llevaba a ese par para castigarlos más, pensó hacerlo por una semana, ahora serían tres meses, y sumando semanas por cada discusión que tuvieran.
—Toff, suelta a tu hermano. Perdón por las molestias. —susprio con molestia, disculpandose con así padres por los problemas.
—bebé, ven, yo te arreglaré tu unicornios, no te preocupes, estará mejor que nunca, sh sh, tranquilo... —uso un tono maternal y cariñoso aún estando enfadado, el pequeño niño llorón fue a sus brazos para buscar seguridad mientras ahogaba hipidos y sollozos, que terrible, debía hacer algo antes de que eso acabe peor. Acarició suave la cabeza de su pequeño niño, mientras lo cargaba fácilmente con sus brazos, dejando que Stains apoye su mentón sobre su hombro.
—Toffee, estás castigado. —
Y Stains también pero no quería hacer más grave el llanto del pequeño con ese anuncio, se lo diría después cuando estén en casa, más tranquilos. En verdad fue una terrible primera impresión para Cery, se disculparía con el después.
¿Escucharon eso? Fue un pequeño corazón roto en pedazos, en muchos pedazos.
Vaya, jamás pensó que sería tan doloroso ver cómo su más preciado peluche era destruido frente a sus cuencas, los trozos caían al suelo, sin arreglo, junto con las golosinas, eso era lo de menos; ¿Si hermano sabía el cariño y afectó que le tenía a ese maldito unicornio? Demasiado, lo consideraba su más querido peluche pese a no ser el primero que tuvo, era el que más amaba, era, ahora ese hermoso peluche no era más que un montón de mierda. Eso era cruzar el límite, lo suyo se podía arreglar pero eso, eso era otro nivel.
—¡papá, m-mi unicornio! —lloriqueo, su llanto fue lastimero desde el inicio, como si le hubieran arrancado un hueso, las lágrimas no tardaron en bajar por sus mejillas. Mataría a su maldito hermano, luego de dar su pequeño espectáculo, ¿Que? Le dolió y en verdad quería llorar por su queridos esposo de felpa pero nunca tan exagerado, esos era para que su padre vea lo sucedido, junto con sus abuelos, y Toffee quede como el cruel hermano mayor que odiaba a su menor. Ah~ no podía evitarlo, podría querer a su hermano, pero amaba más fastidiarlo, no tenía razones, simplemente no le gustaba verles bien, tal vez sea el resentimientos de su infancia pero quién sabe, quizás solo sea un deseo de superar a cada uno de sus hermanos empezando desde lo más bajo y débil, no sabría decir cuáles eran sus motivaciones, eran demasiadas y pequeñas, motivos que tomaban fuerza con el tiempo.
—M-mi unicornio... Mph, e-era mi favoritos, yo amaba esa cosa. —vio a su padre y abuelos llegar, tenían expresiones de fastidió, y al ver lo sucedido, esos no mejoro, perfecto. ¡Eso era lo que quería! Se liberaría del castigó por ser la víctima en esa pelea.
Los mellizos de quedaron un tanto atemorizados con la escena, puede que sean los mayores pero eran pacifistas, no a la violencia que mata el alma y la envenena, más o menos. Oh, ahora Stains estaba llorando, llegaba a ser tan lastimero, tan trágico, ¿En verdad ese chico era el malvado genio que les quitaba todos los dulces? Parecía que no, se veía tan pequeño e indefenso de esa forma, atado y llorando.
—El castigo será peor... —Comento Bonbon, tenía sospechas de que aquel llanto cierta fingido, se veía demasiado exagerado, conocía a su hermano, y lo que hacía ahora, era manipular, funcionaba demasiado bien.
Tan lindo, tan tierno, tan dulce. No tenía las suficientes palabras para expresar lo que sentía por hacer algo así, era tan bueno y a la vez extraño. Se supone que eran amigos, pero seguían haciendo ese tipo de cosas. No le generaba muchas dudas o deseo de parar, lo único, era querer catalogarlo. Le gustaba hacer ese tipo de cosas, y con sus menores también haría lo mismo. Puede que sea demasiado pronto como para llamarlo noviazgo, pero por las líneas cruzadas ya no se podía llamar amistad. ¿Amigos con derecho? Eso no le gustaba, la relación ahí se centra en lo meramente sexual, los sentimientos y lindos momentos no entraban. Para eso existía lo otro, pero sus dudas internas no importaban a la hora de disfrutar de los besos dados y recibidos. Quizá más tarde puedan aclarar ese tema, por el momento a disfrutar.
—Por mi esta bien. ¿Qué dices Ashy? —le enternecío tanto esa propuesta. La forma en la que lo había perdido era demasiado tierna. Casi propio del menor de los tres, soltó un par de risillas por lo pensado. Le causó gracia comparar en ternura a los pequeños, cada uno tenía su forma de ser y expresar esa dulzura que guardaban en su interior.
Como adoraba todo eso, el amor recibido era cálido y verdadero. Todo lo que algún día pudo soñar, si, le gustaba fantasear con conocer a su "amor verdadero". Eso que ves en las películas románticas, algo que te gustaría que te pase, aunque no lo aceptes. ¿A quien no le gustaría conocer a esa persona con la que te lleves tan bien que todo fluya solo? Pasarse horas y horas juntos sin siquiera decir una sola palabra, solo disfrutando de la compañía del otro. Todas esas cosas las quería, era infantil y deseaba conocer el amor verdadero. Pero nunca pensó que no estaría en una persona, si no en dos. ¿Muy pronto? Tal vez, pero no podía evitarlo, adoraba la compañía de los mayores.
—Igualmente lo iba hacer. —solía dormir abrazando a un peluche y como no estaba ahí, agarraría a alguno de los mayores como tal. Siguió con la sesión de besos un poco más, si se iban a dormir quería aclarar sus dudas sobre lo encontrado en el cajón. Dio unos últimos besos a Ty y Blush antes de bajar de la cama, se dirigió alegremente al cajón y abrió este empezando a sacar lo que ahí había.
—Chicos, encontré esto antes y quería saber que es. ¿Lo conoceis? —pregunto tranquilamente, esperando pacientemente una respuesta. Por poco tiempo, ya que agarró en lubricante de la cama.
—Esto es para masajes ¿no? —esperaba conocer al menos una cosa no tan obvia de lo había ahí. Si así fuera, tal vez podían jugar con eso o algo.
¿De verdad podían llevarse tan mal? Eso ya no parecía algo común, o de lo que podía, ser empezó a escalar muy rápido. Llanto, hilos y un peluche destrozado que parecía esconder algo en su interior. Desde luego que escaló rápido la situación, al menos no habían llegado a golpearse, pero poco les faltaba para aquello. Brush y sus padres llegaron rápidamente a la sala, que desastre de primera impresión. Y peor de eso, los padres de Brush. Estaban ahí, tenía miedo de lo que estos podrían hacer, esperaba que solo se centrarán en los pequeños y a él le ignoren por completo. Sus nervios habían aumentado con la pelea de sus hijos e iría a peor si le dijeran algo. Se quedó inmóvil, no podía donde estaba el mayor, pues sus padres se encontraban con él y dudaba su acercarse a Toffee. Kaiga ya estaba con él, así que se quedaría con sus otros hijos.
Las lágrimas del menor eran todo un alivio para su orgullo, pese a que estás se vieran falsas. Por lo menos le había hecho sufrir, como hizo el menor al manchar irreversiblemente su más preciada prenda, adiós unicornio. Vio a su padre llegar a la sala junto a sus abuelos, oh no. ¡Maldita sea! Ahora se veía como el malo de la historia, y todo por culpa del menor ¡como lo odiaba! Lo soltó a regañadientes, en verdad no quería, lo que quería y aliviaría su alma sería verlo llorar, pero de verdad. No con sus estúpidas lágrimas falsas, podía tener engañado a los demás, pero no a él. Stains era un pequeño manipulador en potencia ¿como no podría fingir un llanto también? No se creía nada.
Ugh, ya lo estaba desde antes, se dio la vuelta con los brazos cruzados, no quería ver como mimaban y calmaban al pequeño mentiroso de su hermano.
Kaiga se dirigió donde su hermano menor, no iba a interferir antes ¡quien sabe lo que le hubiera pasado! Estaban actuando como verdaderos animales, destruyendo las preciadas posesiones del otro.
—Oye.. Te has pasado. —dejaba su mano encima del hombro ajeno, sabía lo malo que podía llegar a ser Stains, pero verlo así le destrozaba. Era el menor después de todo, había que tenerle paciencia, mucha paciencia. Y se supone que Toffee tendría que haber sido más maduro y dejara de discutir como si este también fuera un niño pequeño mimado.
Tan lindo, tan tierno, tan dulce. No tenía las suficientes palabras para expresar lo que sentía por hacer algo así, era tan bueno y a la vez extraño. Se supone que eran amigos, pero seguían haciendo ese tipo de cosas. No le generaba muchas dudas o deseo de parar, lo único, era querer catalogarlo. Le gustaba hacer ese tipo de cosas, y con sus menores también haría lo mismo. Puede que sea demasiado pronto como para llamarlo noviazgo, pero por las líneas cruzadas ya no se podía llamar amistad. ¿Amigos con derecho? Eso no le gustaba, la relación ahí se centra en lo meramente sexual, los sentimientos y lindos momentos no entraban. Para eso existía lo otro, pero sus dudas internas no importaban a la hora de disfrutar de los besos dados y recibidos. Quizá más tarde puedan aclarar ese tema, por el momento a disfrutar.
—Por mi esta bien. ¿Qué dices Ashy? —le enternecío tanto esa propuesta. La forma en la que lo había perdido era demasiado tierna. Casi propio del menor de los tres, soltó un par de risillas por lo pensado. Le causó gracia comparar en ternura a los pequeños, cada uno tenía su forma de ser y expresar esa dulzura que guardaban en su interior.
Como adoraba todo eso, el amor recibido era cálido y verdadero. Todo lo que algún día pudo soñar, si, le gustaba fantasear con conocer a su "amor verdadero". Eso que ves en las películas románticas, algo que te gustaría que te pase, aunque no lo aceptes. ¿A quien no le gustaría conocer a esa persona con la que te lleves tan bien que todo fluya solo? Pasarse horas y horas juntos sin siquiera decir una sola palabra, solo disfrutando de la compañía del otro. Todas esas cosas las quería, era infantil y deseaba conocer el amor verdadero. Pero nunca pensó que no estaría en una persona, si no en dos. ¿Muy pronto? Tal vez, pero no podía evitarlo, adoraba la compañía de los mayores.
—Igualmente lo iba hacer. —solía dormir abrazando a un peluche y como no estaba ahí, agarraría a alguno de los mayores como tal. Siguió con la sesión de besos un poco más, si se iban a dormir quería aclarar sus dudas sobre lo encontrado en el cajón. Dio unos últimos besos a Ty y Blush antes de bajar de la cama, se dirigió alegremente al cajón y abrió este empezando a sacar lo que ahí había.
—Chicos, encontré esto antes y quería saber que es. ¿Lo conoceis? —pregunto tranquilamente, esperando pacientemente una respuesta. Por poco tiempo, ya que agarró en lubricante de la cama.
—Esto es para masajes ¿no? —esperaba conocer al menos una cosa no tan obvia de lo había ahí. Si así fuera, tal vez podían jugar con eso o algo.
¿De verdad podían llevarse tan mal? Eso ya no parecía algo común, o de lo que podía, ser empezó a escalar muy rápido. Llanto, hilos y un peluche destrozado que parecía esconder algo en su interior. Desde luego que escaló rápido la situación, al menos no habían llegado a golpearse, pero poco les faltaba para aquello. Brush y sus padres llegaron rápidamente a la sala, que desastre de primera impresión. Y peor de eso, los padres de Brush. Estaban ahí, tenía miedo de lo que estos podrían hacer, esperaba que solo se centrarán en los pequeños y a él le ignoren por completo. Sus nervios habían aumentado con la pelea de sus hijos e iría a peor si le dijeran algo. Se quedó inmóvil, no podía donde estaba el mayor, pues sus padres se encontraban con él y dudaba su acercarse a Toffee. Kaiga ya estaba con él, así que se quedaría con sus otros hijos.
Las lágrimas del menor eran todo un alivio para su orgullo, pese a que estás se vieran falsas. Por lo menos le había hecho sufrir, como hizo el menor al manchar irreversiblemente su más preciada prenda, adiós unicornio. Vio a su padre llegar a la sala junto a sus abuelos, oh no. ¡Maldita sea! Ahora se veía como el malo de la historia, y todo por culpa del menor ¡como lo odiaba! Lo soltó a regañadientes, en verdad no quería, lo que quería y aliviaría su alma sería verlo llorar, pero de verdad. No con sus estúpidas lágrimas falsas, podía tener engañado a los demás, pero no a él. Stains era un pequeño manipulador en potencia ¿como no podría fingir un llanto también? No se creía nada.
Ugh, ya lo estaba desde antes, se dio la vuelta con los brazos cruzados, no quería ver como mimaban y calmaban al pequeño mentiroso de su hermano.
Kaiga se dirigió donde su hermano menor, no iba a interferir antes ¡quien sabe lo que le hubiera pasado! Estaban actuando como verdaderos animales, destruyendo las preciadas posesiones del otro.
—Oye.. Te has pasado. —dejaba su mano encima del hombro ajeno, sabía lo malo que podía llegar a ser Stains, pero verlo así le destrozaba. Era el menor después de todo, había que tenerle paciencia, mucha paciencia. Y se supone que Toffee tendría que haber sido más maduro y dejara de discutir como si este también fuera un niño pequeño mimado.
Cómo los amaba. Esos momentos eran perfectos. Besos, abrazos y demás muestras de afecto tan cariñosas que se daban, ¡No lo cambiaría por nada! Encontró en esos dos esqueletos algo con lo que solo podía soñar en un pasado, una emoción tan puta y hermosa, que tan pronto como empezó termino, Ashy se había apartado de su sesión de besos y caricias, quedado solo Blush y él, abrazados, con ansias de cariño y amor.
—A-ah, Ashy, eso no es para masajes es para otro tipo de cosas... Mu-muy íntimas. Y lo otros son condones. —dijo, esperaba haber sido claro para no causar más dudas en su menor, ¡Quería dormir con sus dos amigos! No hacer más cosas impuras, ya el dolor en su entrepierna se había calmado, y sentía que su magia se una apaciguando, lentamente haciendo que su ecto-cuerpo vaya desapareciendo, que suerte.
—M-mejor deja eso de lado, ven, vamos a dormir, estoy cansado.. —le pidió, no desaprovechado la oportunidad de abrazarse a su mayor, aún quería cariño, se sentía tan cálido y hermoso que no desear más de eso le parecía casi un pecado.
Mecia suavemente el pequeño cuerpo entre sus brazos. Calmado lentamente el llanto tan lastimero del pequeños. De alguna forma eso tenía que parar ya, una pelea más y sentía que al fin se rendiría con intentar que se llevarán bien, un último intentó y ya.
—Lamento las molestas, creo que ya me llevaré a estos pequeños desastrozos a casa, gracias papás. —Dijo a sus padres, dándoles una última sonrisa antes de abrirlo un portal a su hogar.
—Niños, ya vamos a casa. —
Aún con Stains en sus brazos fue a recoger los trozos de aquel peluche destrozado, junto con los caramelos rotos, no podía dejar todo ese desastre ahí, además le prometió a su pequeño niño que le repararía a su querido unicornio. Una vez recolectó todos los trozos se acercó a Cery, quizás en su casa pueda conocer mejor a los niños.
Le hizo un pequeño gesto a su ex, así cruzarían el portal juntos, evitando así momentos incómodos con sus padres, no estaba seguro que tan mal reaccionarian estos, o sí serían groseros.
—Cuidense mucho niños. —Se despidió PaperJam, moviendo una de sus manos en ese ademán tan conocido. Tenía la vista fija en cierto esqueleto, de baja estatura, reteniendo ese impulso de ir y enfrentarlo, quería saber, quería saber porque había vuelto, así de la nada, maldito desgraciado, ¿Años sin aparecerse y tan solo de la nada se le ocurre formar parte de la vida de los niños? No le parecía justo. Era tan estúpido.
—Tambien cuidate muchos, Cery, cuida bien tus pasos...—amenazo, cortaría su cabeza su volvía a destoezar su familia. Como padre que es, le dolía ver el sufrimiento en sus hijos, y más aún que este aún permanezca como espina en herida, cada vez enterrandose más y más si la posibilidad de ser sacada. Divertido. Pudo ver esa ligero miedo venir desde el esqueleto de caramelo, que técnicamente fueran familia no le impediría hacerle cuánto daño pudiera, dejaron de considerarse así cuando supo lo de Brush, y claro, al ver que ya era abuelo de cinco hermosos pequeños.
—¡Adios abuelos! —Su llanto se apaciguó tan rápido apenas recibió esos mimos tan reconfortantes, sonreía con gran alegría. ¡Sentía que se libro de un feo castigo! Estaba tan feliz, tan solo Toffee sería el condenado, ¡Yeih! Podría volver a comer sus dulces sin problemas, y seguramente volvería a tener entre sus brazos a su querido peluche favorito. Estaba feliz, tan feliz~ una vez más se salía con la suya. Vio como sus hermanos pasaban por el portal, y él tendría que ir al último, junto con su padre y... Ese extraño desconocido, no lo había notado hasta ese momento, lo miro curioso, aunque con las lágrimas estorbando su vista no podía ver bien los detalles, es de huesos blancos con un caramelo oscuro en algunas zonas, tenía también bolitas de dulce, como las que tenía sus hermanos y él, curioso, tal vez ¡Sea hermano de su padre! Según entendía había muchos combos en el multiverso, y veía cierto parentesco con su progenitor, sería increíble tener otro tío, esperaba le mimara mucho y le diera dulces, como Aria, o quizás Pink, o Tears, era mimado por todos sus conocidos, estaba acostumbrado a esa atención, le encantaba, sabía que su adorable aspecto le traía esa suerte, era un encanto natural suyo.
—Hola, ¿es amigo de mi papá? Te ves muy agradable —pregunto con infantil tono mientras secaba sus lágrimas con la manga de su suéter, sonreía altanero, orgulloso, sus maldades no significaban nada hasta que daño físico era causado. ¡Podría molestar tooodo el día a Toffee! Eso le alegraba siempre.
Pues que pena, no conocía nada de aquello. Y si no era para masajes ¿para que servía? Era viscoso y no se le ocurría otra cosa, quizás se use todo en conjunto. Abrió el pequeño bote y echo un poco sobre su mano, wow, si que salía una buena cantidad de aquello. No debió apretar tan fuerte, se le derramó un poco encima de su sudadera y abdomen, era cálido. La sensación no era tan mala, dejó rápidamente el bote cerrado sobre la cama. Es extraño líquido se escurria por su vientre y tardaría mucho en llevar a su falda. Bueno, ya descubrirá para que sirve aquello y lo que tiene que ver con los condones. Que por otro lado, desconocía esa palabra por completo, agarró uno de los muchos que habían. Parecía que algo circular se hallaba en su interior, encima el nombre de esa cosa no era muy descriptivo.
—Pero, no lo entiendo ¿para que sirve? —tenía dudas y quería que fueran aclaradas, Ty de veía nervioso por aquello, eso sí no hablamos de Blush. Estaba muy sonrojado y ya no estaba abrazando al mayor, más bien, parecía querer irse. Que extraño todo, no quería quedarse como el único que desconocía la función de esas cosas, así que insistiría un poco más. Al menos una pista, para que lo averigüe por su cuenta.
—Venga Ty, no quiero irme a dormir con la intriga. —pedir alguna explicación al mayor de todos no serviría, se había levantado e ido al baño. Un tanto extraño, ya que no tenían necesidad de hacer "algunas cosas" que otros monstruos necesitaban. Puede que quieras beber agua, quien sabe.
¿Porque había algo así en los cajones? ¿Y porqué el mejor tuvo que sacarlos? Sabía perfectamente lo que era o para lo que servía, el sexo también formaba parte del amor. Debía saberlo aunque sus padres no quisieran. Por suerte, Ty dio un respuesta vaga, intentando evitar muchos detalles. Mientras él no decía nada, su eco-cuerpo todavía estaba formado y su erección casi se había calmado. Pero por culpa de esas cosas.. Oh mierda, tanto le había costado dejar esos pensamientos de lado como para que vuelvan de tal forma. Quiso volver a tranquilizarse, pero ¿por qué? El menor no se lo estaba permitiendo, derramó un poco del lubricante encima de su perfecto vientre. Eso no le ayudaba, más bien todo lo contrario. Su mente comenzó a llenarse obscenidades, cosas realmente impura que le gustaría hacer con los menores. Ya podría aguantar algo así, se levantó sin decir nada se fue directo al baño. Lo sentía por Ty, tener que evadir el tema no sería muy fácil, pero él necesitaba su momento de intimidad. Sin aguantar más se sentó en el frió suelo del lugar, su cuerpo estaba tan deseoso de algo más, mientras que el bulto de su pantalón demandaba atención. Bajo lentamente su pantalón, dejando a la vista su erecto miembro. Ni muy grande, ni muy pequeño, un buen tamaño para su edad. Lo agarró cuidadosamente comenzando un leve vaivén de arriba hacia abajo, su mente estaba nublada por sus lujuriosos pensamientos. Se sentía ciertamente bien, ya había hecho eso antes, no era su primera vez, pero el pensamiento de hacerlo con los menores, era algo que podía con él.
Se sentía mal, por no haber intervenido en la pelea. Al final acabó de esa forma, con Toffee castigado y Stains llorando a mares. Más o menos, conocía perfectamente como eran las lágrimas falsas, y sabía que el menor lo estaba utilizando a su favor. Pero de igual forma no le gustaba verlos así, se supone que eran hermanos y deberían llevarse bien.
¿Ya se iban? Menos mal, Paper lo estaba fulminando con la mirada, sentía su alma latir con fuerza . Y aquella amenaza no sirvió de mucho, menos mal que apenas estuvieron tiempo juntos, seguro que no habría resistido mucho más así. El contrario se veía amenazantes, algo que nunca lo había atemorizado en una pelea, pero el pequeño detalle de que se trataba del padre de su ex y abuelo de sus hijos, bueno, la cosa cambia con ese punto de vista. Cruzó el último, al lado de Brush y el pequeño, por fin, paz y tranquilidad, no debía preocuparse de que su vida este en peligro, al menos no por culpa de su "hermano". Escucho una tierna voz al lado suyo, era del más pequeño.
—Gracias y si, se podría decir que si. —puede que sus lágrimas de antes fueran falsas, pero no podía negar lo tierno que se veía el pequeño. Como había cambiado Stains, seguía siendo bastante adorable, incluso ahora podría serlo un poco más.
Aparto bruscamente la mano de su hermana, ¿ahora también ella le apoyaba? ¡Era un pequeño demonio! ¿Como es que no se daban cuenta? El menor era frío y manipulador, conseguía engañar a todos con su inocente carita y baja estatura. Claro, como era el menor debía ser el más inocente ¡basura! Todo era mentira, él solo se busco que destruyera su unicornio. Y encima su padre solo estaba consolando, quedó impune sin un solo castigo. Mientras que a él le tocaba un regaño de su padre, estar castigado y perder su más preciada posesión.
—No es justo... —¿porque su hermano siempre se libraba de todo? No lo entendía. Finas lágrimas comenzaron a caer por sus cuencas, sentía mucha importancia y rabia. Le tocaba estar castigado y nadie le iba a consolar. Era el mayor, debía dar ejemplo, no, se había cansado de que la culpa recayera sobre él solo por tener tres años más que Stains. No le parecía justo, como le gustaría ser el menor, para poder culpar de todo al contrario.
Y ahora Toffee estaba llorando, se sentía culpable por apoyar más al pequeño. Ella vio como Stains también daño algo preciado para el mayor, sin embargo, no se fijaba en eso.
Limpio las lágrimas y el extraño caramelo que salía de las cuencas del mayor, puede que no fuera justo que Stains no recibiera un castigo, pero no se le podía hacer nada.
—Hey Toff.. Cuando te levanten el castigo vamos a buscar una nueva camiseta ¿vale? Y si quieres, podemos comprar más ropa. —intentaba animarlo, no le gustaba ver a ninguno de sus hermanos triste. Al pequeño ya me consolaba su padre, así que ella se encargaría de su querido hermano. No pudo escuchar una respuesta concreta, pero la cabeza de sus hermano al moverse arriba y abajo le confirmaba que había aceptado. Agarro su mano, para seguidamente cruzar el portal con él.
Que extraño. Quizá, ¿Le incomodaba la situación? No le culpaba, a cualquiera lo haría, tener que responder ese tipo de preguntas no sería fácil, tenía una idea vaga de para que serviría casa una de esas cosas gracias al contenido para mayores que normalmente leía y veía con total gusto. Se acomodo en la cama, sentadose, su mente calmó esos obscenos pensamientos que llegaron al ver el líquido viscoso pasar por el cuerpo de el menor, no podía, no quería ceder, porque esa situación se le escaparía de las manos. Lo presentía, sería todo un desastre. Se tomó un largo respiró, y apartando la vista al suelo, del cuarto, pensó en las palabras correctas para descubrir cada uno de esos objetos.
—P-pues verás, Ashy, el lubricante es para la zona íntima... Sabes, el ano, o la vagina, de-dependiendo de quién lo usé, es para facilitar la penetración... Y el condón es un una forma de evitar embarazos. Esa cosa se pone en el pene antes de la pe-penetración...—esperaba haber sido claro, con todo y el tono tembloroso y nervioso, agradecía saber del tema para al menos estar algo calmado, y saciar la curiosidad de su menor. Volvió su vista al pequeño, esperando oír su respuesta o al menos una reacción de su parte, dios, ¿Por que justo en ese momento Blush tenía que abandonarles? ¡Estaba nervioso! Sentía que estaba corrompiendo al inocente y pequeño Ash, tan adorable, sosteniendo esas cosas como si no fuera nada, sin saber que eran en realidad, seguro sería un tanto extraño para él saber eso, para él lo fue en su momento. Aún recuerdo lo apenado que estuvo al leer su primer BL, tenía el rostro totalmente celeste y tuvo una extraña sensación en su cuerpo, fue la primera vez que experimento excitación. Esos ruidos... ¿Venían del baño? Oh, ¡Oh! Así que, por eso se había ido Blush. Sentía su rostro arder de la vergüenza.
Al cruzar el portal y cerrar este tras ellos, bajo al pequeño infante, conocía a sus hijos y lo lastimado que estaban ambos por esa pelea. Dejo a Cery con Stains un momento, camino hacia Toffee, estaba decepcionado, no con sus hijos, más bien con las conductas de estos. ¡Lo había intentado casi todo! Juegos en familia, días de pasear en algún Au, todo, todo lo que pasó por su mente lo hizo, y siempre peleaban, por literalmente nada. Verles llorar le destrozaba el alma. Y saber que podía ayudar, no mejoraba esa angustia.
—Toffee —llamo a su hijo, Stains se veía bastante mejor ahora, pero Toff, dios, le lastimaba el alma, aveces sentía que no estaba hecho para ser padre, que lo hacía horriblemente mal. Sentia que estaba siendo algo severo.
—Toffee, perdón si fui algo severo al castigarte, se que tú hermano te fastidió demasiado, y arruinó tu camiseta favorita. —se agachó hasta estar a la altura de su hijo, esperaba servirle de consuelo, limpiarlos su camiseta favorita al igual que repararía el unicornio, no podía dejar que los vienes preciados de sus niños estén dañados de esa forma. Aún así no se libraban del castigo, eso seguía en pie, con una gran modificación a su parecer, pues ya no tendrían la opción de tener postres, a no ser que pasaran al menos siete días sin una pelea.
—Pero no puedes reaccionar de esa forma, para la siguiente me avisas a mi, y castigo a Stains, aunque ahora está castigado también. —dijo, aún se sentía primerizo en eso, tan torpe al controlar a sus niños, como si no les conociera del todo, y lo hacía, los conocía, sabía que tenían bastante más de Cery de lo que podía imaginar y que serían manipuladores o engañarían fácilmente a cualquiera.
Al bajar de los brazos de su padre, se quedó mirando al extraño visitante.
—¿Cómo se llama? —curioso, quería conocer más a ese extraño esqueleto, ¿Un amigo de su papá? Normalmente su padre no invitaba a desconocidos a la casa, no sin antes avisarles y darles una leve explicación de quién era, esos paso antes con sus tíos y primos, porqué si, ¡Tiene primos! Agradables chicos, aveces venían a jugar con él, era divertido, porque sus demás hermanos no querían jugar con él, por ser demasiado "fastidioso", era tan malo sentirse aislado de esa forma pero, pf, eran tonterías.
—yo soy Candy Stains, pero me dicen solo Stains, es un gusto. —se presento con una sonrisa amable, prácticamente se veía perfecto. Gestos adorables, sonrisa cordial y un tono de voz que inspiraba confianza, ¿Quien podría no amarle? Quizás Toffee. Estiró una de sus manos como una especie de salido, un apretón amigable.
Sabía que quizás no dió una buena impresión al inicio, ahora daría lo mejor de si para agradar, porque su mejor cara aún no había sido demostrada, y ser el cordero de blanca lana era su papel favorito, dejar a Toffee como el de lana negra, pf, ¡Era su maldita pasión! Sentía que molestarle era la única forma de recibir algo de él, quizás sea resentimientos de su anterior enamoramiento, o tal vez solo quiera llamar la atención. Le daba un poco igual, era muy pequeño aún para cuestionarse muchas cosas.
Bonbon tenía el ceño fruncido, ¡Iba a regañar a sus hermanos! Primero empezaría por el pequeño y adorable Stains, se acercó a este, con paso pesado y que demandaba ser escuchando, cuando debía, se tomaba en serio el tener que regañar a sus hermanos.
—¡Stains! Eso estuvo horrible, ¿Cómo pudiste hacerle eso a Toffee? ¡Sabes lo mucho que significa esa prenda para él! Y, y se que el no tuvo porque romper tu unicornio pero, ¡Tu empezaste! —acusaba al pequeño, esperando alfuna justificacion a lo que ocurrió. Solo obtuvo un leve sollozo. Ay no, ¿L-lo había hecho muy rudo?
—S-Stains no llores otra vez por favor, solo quería pedirte que te disculparse con Toffee... —No dudo en abrazar al pequeño niño, no era su intención hacerle llorar otra vez. ¡Que mal! Ahora se sentía culpable.
Jadeos y suspiros salían de su boca, esperaba no hacerlos muy alto, no sería oportuno. Cubrió su boca con la mano que le dedo libre, oh joder, incluso el mero acto de intentar ocultar sus sonidos obscenos lo calentaba más. Si que necesitaba ese tipo de atención. La velocidad del vaivén iba variando según como quieras, le resultaba más cómodo así. Ir cambiando las velocidades con sus pensamientos impuros. Tantas poses posibles, los gemidos de los menores, el contacto de sus cuerpos en aquel acto. Era demasiado, necesitaba eso, un poco, se conformaría aunque sea con otro apasionado beso y caricias. Solo demandaba atención carnal, su cuerpo exigía algo así.
¿¡En que momento pasó!? Oh no, pudo ver como Ashy entró de repente, sin tocar ni nada antes. Y él así, mierda, la linda y atrayente inocencia del menor peligraba. La puerta se cerró de un portazo luego de unos segundos de espera, se levantó rápidamente, peor que tener ganas es quedarse con ellas. Se arreglo el pantalón y la o sus manos y cara. ¿Como le explicaría eso al más pequeño? Su rostro lo decía todo. Un gran sonrojo, y cierta inocencia perdida es lo que llegó a ver. No se lo perdonaría, arrebatarle la poca rescatable después de salir del lugar ¡que desastre!
No debería haber preguntado tanto, a medida que el mayor le explicaba esas cosas él no hacía más que arrepentirse. Su sonrojo no tardo en aparecer, que vergüenza ¡y encima tenía esa cosa en su mano? Las dejó rápidamente encima de la cama, ¿se sentía asqueado? Un poco sí, en especial con esa sustancia manchando su mano. Solo iría baño a limpiarse eso, ya ni preguntaría que es lo que tenía que ver más esposas y vendas. Se apresuró en ir al baño sumergido en sus pensamientos, Blush debía estar ahí, pero quizá no le moleste que vaya a lavarse. Lo que no espero fue encontrarlo en una situación tan comprometedora. Nada más abrir la puerta, vio al mayor sentado en el suelo, jadeando sus nombres y y ahhhh. Cerró rápidamente la puerta, no podía creer lo que acaba de ver. Una fuerte ola de calor inundó su cuerpo, otra vez, le recordó a la sensación de aquel lugar. Todo iba tan bien, disfrutaba de los lindos besos, pero no. Tenía que saciar su sed de curiosidad, y ahora Ty estaba incómodo, Blush haciendo cosas de las que el nombre no quería saber y él, él, se sentía como en aquel lugar. Las mismas sensaciones iban creciendo, sabía a lo que llegaría eso. Y no quería, tan bien se encontraban antes. Le gustaría volver a los lindos besos y pequeñas caricias, no a a las subidas de tono..que le hacían sentir tan bien, deseado por otros.. ¡No! Centrarse era difícil, con la imagen del mayor en la cabeza, parecía estar disfrutando hasta que lo interrumpió. Moviendo su miembro rápidamente mientras cubría su boca.. No ¿por que? Quería verlo, quería sentirlo, lo necesitaba cerca. ¿Tan rápido volvió a caer? Si, era débil frente a esa sensación y al estar tan cerca, no quería resistirse. Era como si todo lo hubiera empujado ahí, por favor, si estaban en un cuarto con ese tipo de cosas. ¿Que más perfecto que hacer íntimas cosas que ahí? Maldito motel, que ofrecía ese servicio igual.
Si que se había recuperado fácilmente el pequeño, ventajas de ser un niño sin mucha consciencia de sus actos y entorno, o era lo que suponía.
—El gusto es mío Stains, yo soy Cery. —acepto la mano del menor, le hacia algo de gracia actuar tan formal con el pequeño, pero estaba nervioso no sabía que otra cosa hacer. Si actuaban cortésmente con él, respondería de la misma forma.
Oh, ¿otra vez llorando? Más tensiones en la familia era de esperar, luego del espectáculo que causaron esos dos. Brush estaba con Toffee, le había dejado solo con el menor de la familia. Podía ver como Bon dudaba en algo, que desastre, él no sabía cómo actuar. Quedarse indiferente tampoco sería bueno, así terminó de mal la última vez. Se agacho a la altura del menor, no había mucha diferencia como podría ser con otro de sus hijos. Por sus suerte Stains era pequeño y le hacía ver casi como un adulto.
—He-ey tranquilo, no llores otra vez. —limpio las lágrimas del menor con su manga, se parecían a las suyas. Una más la de agua y caramelo, ¿como podían ser tan parecidos los pequeños? Era su otro padre, pero hasta en esos pequeños detalles se le parecían. Le enternecio el alma, se acerco un poco más al pequeño para evitar que lo que iba a decir lo escuchara su hijo mayor.
—Sí te disculpas con Toffee, te daré algunos dulces ¿vale? —todo aquello empezó por una disputa con esos caramelos. Y aunque le cueste admitirlo, podía entender la razón de los dulces. Si los pequeños se le parecían tanto, entoces podía entender su pasión por las golosinas. También le daría a Toffee si se lo permitía Brush, así tendrían la misma cantidad y no habría que pelar por aquello. Puede que por las cosas destrozadas, pero los dulces ya se quedarían aparte. Esperaba que le mayor le dejara, no quería prometer nada al menor sin asegurarse y manipular al esqueleto de tinta, no era opción. No empezaría tan mala su reconciliación, ¿reconciliación? Si, con sus hijos. ¿Y Brush? ¿Proceso de superarle? Sonaba extraño.
Su padre lo llamó, no quería que lo regalará, ya se sentía suficientemente mal. Por suerte Kaiga llegó a recoger la prende que tiro al sofá, no perdería más ropa y está le daba algo de seguridad para ir con su padre. Se tapo por encima y se dirigió hacia él. Como era de esperar, lo regaño por lo echo, pero no tan brusco. Fue comprensible y amable, se esforzaba mucho en ello, le gustaría prometerle que no volverá a pasar. Pero si se trataba de Stains las promesas no servirían de nada, el pequeño hace lo que quiere sin temor a que lo culpen. Sabía que podía librarse de ellos con solo parecer indefenso, su facilidad para manipular a otros era increíble.
—Perdón papá.. —Era lo único que podía decirle a su progenitor, intentaría llevarse bien con su hermano una vez más. Solo para no molestar tanto al mayor, por lo menos, le consolaba que el pequeño demonio no haya salido impune. Debía estar presente cuando su padre pusiera los castigos, con tal de ver la cara de confusión del menor.
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